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martes, 29 de marzo de 2022

“JUANA MORDÓ o el galerismo moderno”, conferencia en el ciclo “Españolas por descubrir” en el Círculo Orellana

Juana Mordó, retrato por Daniel Quintero

Juana Mordó (Legado en el Museo Reina Sofía)


Julia Sáez-Angulo

30/3/22.- Madrid.- “Juana Mordó o el galerismo moderno”, fue el título de la conferencia de Juan Manuel Bonet, dentro del ciclo “Españolas por descubrir” en el Círculo Orellana, que tuvo lugar en el Instituto Cervantes. Ernesto Pérez Zúñiga, jefe de actividades culturales en el Instituto abrió el acto y Leticia Espinosa de los Monteros, fundadora y presidente del citado Círculo, hizo la presentación del conferenciante, escritor y crítico de arte y literatura.

Bonet resaltó la labor de Juana Mordó (nacida Juana Naar Scialon, 1899-1984) como galerista de arte, al trabajar primero como directora en la madrileña galería Biosca, hasta crear la suya propia, que llevó su nombre en la calle Villanueva. “Juana fue la emergencia de un galerismo internacional y capaz de crear coleccionismo de arte en España entre profesionales arquitectos, abogados, médicos… y entre los mismos artistas”, señaló el conferenciante.

La biblioteca de Juana Mordó, en su mayor parte en francés, estaba muy bien dotada. Era una mujer pequeña, pero dotada de una gran energía. Sus archivos se encuentran hoy accesibles en el Museo Reina Sofía y Real Academia de San Fernando. Ella quería que su biografía comenzar desde el momento en que llegó a España en 1943. Falta todavía una buena biografía de la galerista, se dijo en la conferencia. Ella nació en Salónica, era sefardita, y vivió en París hasta llegar a España.

En Madrid estuvo culturalmente en torno a la tertulia de don Eugenio D´Ors, junto a J.L. Aranguren y otros intelectuales del momento, así como en los 50 junto a Rosales, Laín Enralgo, Tovar, Uría.... Por su espacio galerístico pasaron los artistas más conspicuos del momento, entre ellos los del grupo El Paso: Antonio Saura, Millares, Canogar, Suárez, Juana Francés, Rivera, Feito, Enrique Gran, Burguillos, Sempere, Martín Chirino, Manuel Viola, Salvador Victoria… y  Zóbel, Pablo Serrano, Ferrán, Chillida, Gustavo Torner, Gerardo Rueda, Mompó, Farreras, Nadia Huelva, Joaquín Romo, Amalia Ávia, Carmen Laffon, Eduardo Arroyo, Alberto Greco, Guerrero, Teixidor, Iturralde, Juan Martñinez, Daniel Quintero, que le hizo un retrato magnífico a Juana… En suma, la mejor nómina de artistas abstractos y figurativos españoles del momento, con los que acudió a distintas ferias internacionales como la de Basilea, la FIAC de París, Colonia…

Juana Mordó tuvo con el tiempo aperturas curiosas a otros artistas como Miguel Ángel Campano, Pancho Ortuño, Broto, las esculturas sonoras de Baschet. Y de su espacio nacieron coleccionistas como Helga de Alvear, los Huarte, Pilar Citoler, Paco Muñoz, María Corral… Schommer y Luis Pérez Mínguez le hicieron a Juana Mordó buenos retratos fotográficos.

El coloquio estuvo animado con las intervenciones de Juana de Aizpuru, que se considera sucesora del espíritu de Juana como Galerista; María Corral que señaló algunas anécdota curiosas sobre el comportamiento de Juana; Esperanza Parada, que junto a Esperanza Nuere, trabajó para ella; Mayte Spínola que señaló la valentía y generosidad de la galerista, cuando en 1977, en pleno estallido del derrocamiento de Sha, fue capaz de acudir al Museo Nirvana de Teherán con Rafael Macarrón y los GEO, para rescatar las obras de Tápies, Miró, Chillida y la misma Mayte Spínola. 

La otra anécdota fue cuando la galerista le pidió que le acompañara a Palacio Real para recibir la Medalla de Oro a las Bellas Artes, y Mayte Spínola así lo hizo. Juana ya era mayor, le costaba subir y bajar las escaleras de los jardines del Campo del Moro, donde se celebró el ágape, y ella tosía. Mayte le ofreció su pañuelo. Al día siguiente, agradecida, Juana le envió a Mayte como regalo, un bolso de cocodrilo y un pañuelo bordado con encaje de Bruselas.


VIAJE A TEHERÁN CON LOS GEO

Mayte Spínola (que inaugura su exposición retrospectiva en el Espacio Mira de Posuelo, el 5 de abril próximo) guarda muchas anécdotas de Juana Mordó, porque acudía periódicamente a las tertulias de artistas que tenían lugar en su galería, y llegaron a tener una buena amistad. Mayte lo cuenta así:

Reunión en su Galería pidiendo el Nobel de La Paz para el Rey Juan Carlos. De su puño y letra y con el marchamo de la Galería. Éramos unos 20 artistas los que firmamos junto a ella. En torno a Miró, que no estaba presente, pero se sumaba a la petición. Tuvimos muchas vivencias juntas. Antes de asociarse con Helga, al no tener ni hijos ni parientes decidió, dejar su colección en alguna parte de relieve y yo propuse lo hiciera en el Monasterio de Guadalupe. Fuimos con Graciliano Barreiros, mi marido, y un crítico de arte al monasterio dos veces. Acogieron la idea muy bien. Miró donaba una obra; Claudio Bravo, otra y así completaba el monasterio su carencia de arte contemporáneo. Hubiera sido un museo moderno junto a lo extra de casullas y Zurbaranes. Un triángulo extraordinario. Muy avanzado todo. Cambiaron al prior y el proyecto se fue al traste. Era donación. No venta ni préstamo. De ahí, de esta experiencia, nace la idea mía de ir haciendo museos, por varios países, y de don Joan Miró, que me pidió un cuadro en donación para el Museo de la Solidaridad de Salvador Allende en Chile. 

Este fin de semana pasado estuve en Cáceres viendo el museo de Helga de Alvear. Fantástico.  Y recordé el fracaso del proyecto de Juana en Guadalupe. Pero Helga lo logró en la misma región y provincia. Sí. Yo también expuse en su Galería Juan Mordó el año 1978. Ella y yo fuimos grandes amigas. Me la presento el crítico de arte Moreno Galván y su esposa Carola Torres, cuando se hacia la selección para el museo de Teherán. 

Habría que hacer una buena biografía de Juana. O al menos una semblanza más amplia. Gran Mujer. La admiré y quise mucho y ella a mí también. Me lo demostró, pidiéndome la acompañara a Palacio Real, cuando le dieron su medalla de Oro en las Bellas Artes. Fue el año antes de morir, en 1983. Dios la tenga en su gloria. Le encantaba la poesía y a mí me hizo una, a propósito de uno de mis cuadros sobre gaviotas.

    Para Mayte Spínola, Juana Mordó era una mujer enigmática y con gran personalidad.

    Entre las asistentes al acto: Ioana Zlotescu, Cecilia de Lassaletta, Águeda de la Pisa, Marie Claire Decai, Eduardo Alaminos, Castillo...

viernes, 28 de enero de 2011

Rafael Canogar expone su Pintura en la galería ArtePaso de Madrid



Rafael Canogar: Pintura
Galería ArtePaso
Bárbara de Braganza, 10
28004 Madrid
Enero - Febrero, 2011
www.artepaso.com


Julia Sáez-Angulo


Es uno de los artistas fundadores más relevantes del célebre Grupo El Paso (1957 – 1960), que en los años 60 renovó la pintura española con la abstracción, auspiciado por la madrileña galería Juana Mordó. Ahora Rafael Canogar expone sus últimos trabajos pictóricos en la galería ArtePaso, con nuevas abstracciones de pequeño y mediano formato.

Rafael Canogar (Toledo, 1935) presenta una serie de obras de en las que el rojo, negro y blanco dominan en cromatismo, si bien hay hermosos azules en una alternancia de ritmos y barridos. Geometrías y gestos definen estos últimos trabajos del pintor toledano afincado en Madrid, que mereció en su día la medalla de oro de su tierra, la Comunidad de Castilla La Mancha.

Actualmente se está llevando a cabo el catálogo razonado de la obra de Rafael Canogar (info@rafaelcanogar.com) y se trata de localizar toda la obra de este sabio y prolífico autor, que ha pasado por etapas muy diferentes que abarcan la abstracción y el realismo de denuncia más feroz en tiempos de la dictadura.

El historiador académico Víctor Nieto Alcalde (Madrid, 1940) ha escrito un libro titulado “Rafael Canogar. El Paso de la Pintura”, editado por Nerea en 2006 en el que analiza y reflexiona sobre la obra del artista.

“Las pinturas de Canogar no son una sucesión de etapas que se van acumulando en el tiempo sino una suma de experiencias que alteran el contenido de todo lo anterior y, a la vez, desarrollan cuestiones que, de una forma consciente o inconsciente, habían quedado suspendidas en la conciencia del pintor”, dice Nieto Alcaide.

La búsqueda de un lenguaje propio



“La obra de Canogar es un incesante buscar y horadar en sí mismo para dar respuesta a los estímulos e impactos de la realidad exterior. Muchas de estas respuestas resultan afirmaciones compactas y contundentes; otras quedan como sugerencias, como apuntes apartados y durmientes que con frecuencia son despertados como réplicas de un problema plástico e ideológico que los suscita de nuevo”, añade el autor.

El libro acoge los apartados: Los cambios y el tiempo; Una poética fragmentada; Inicio en la modernidad; La orilla otra; Poética del compromiso; Retorno al orden; El cuadro, el muro, la pintura.

La forma de entender la pintura “se halla en clara correspondencia con la personalidad humana de Rafael Canogar. Pintor cargado de inquietudes, dotado de una sorprendente actividad y con un entusiasmo propio de un artista joven, que se inicia en la lucha constante para encontrar un lenguaje propio, es un hombre sosegado dotado de una profunda humanidad, lleno de un impulso vital y equilibrado”, concluye Nieto Alcaide.