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lunes, 1 de junio de 2020

Mi amiga Helena Paz Garro

 Helena Paz Garro en París
Helena Paz Garro, escritora (1940 -2014)


Julia Sáez-Angulo

           02.06.2020.- Madrid .- El pintor Juan Soriano en 2002, que obtendría el primer Premio Velázquez a un autor hispanoamericano en 2005, fue quien me presentó a Helena Paz Garro en su gran apartamento estudio de París, situado en la avenida Republique, donde el artista mexicano vivía con su pareja y ayudante el polaco Marek Keller. Estábamos esperando a “la Chata” para la cena, Juan Soriano, una funcionaria de la UNESCO, también mexicana, el pintor español Bonifacio Alfonso y su esposa Mercedes, que dirigía el Instituto de México en la capital del Sena, y yo. Era hacia finales de los 80.
            Helena Paz Garro, -a quien familiarmente llamaban la Chata-, avanzó con su figura delgada y movimientos elegantes provenientes de sus jóvenes estudios de ballet, y se me antojó una figura del pintor neerlandés Kees van Dongen, por su traje de chaqueta de falda recta con variados colores sin estridencia, que animaban su flaca silueta y sobre todo por su pelo rubio, su naricilla chata y los encendidos labios rojos que resaltaban en su tez pálida.  Juan Soriano, buen amigo de Octavio Paz el padre de Helena, la recibió alborozado, con grandes aspavientos de afecto.
            Después de su llegada, Marek se levantó y dijo: Disculpadme, pero voy a matar al pollo. Efectivamente, al poco rato, nos sentamos a la mesa y cenamos pollo al curry.
            Helena Paz y yo conversamos bastante durante la cena y me contó que trabajaba en el Consulado de México en París y vivía con su madre, la escritora Helena Garro y Jesús Garro, un primo materno, en un apartamento del Paris XVI, dato que subrayaba que era en el París elegante que representa tal distrito. Le mostré mi deseo de entrevistar a su madre y quedó en consultarle. Se llevó la tarjeta con mis coordenadas, al decir de los franceses. Al terminar la cena, Helena Paz se excusó, pues debía irse pronto a casa, ya que esperaba una llamada de teléfono importante.
            Juan Soriano le picó un poco diciéndole que una llamada importante solo puede ser de amor… o de tu papá, añadió sonriente. Ni de una cosa ni de otra, replicó ella, mientras se abrochaba la chaqueta del traje. Al irse, la funcionaria de la UNESCO preguntó a Soriano por la relación de padre e hija. Ha mejorado, pero siempre con altos y bajos, contestó el pintor. La Chata tenía que haber seguido con el marido alemán, con el que se casó en 1964, y que la quería llevar a Alemania, pero la madre, Helena Garro y ella se enzarzaron en la rebelión política estudiantil en México en el 68 y eso lo cortocircuitó, añadió el artista. Helena Paz estaba divorciada.
            En aquella tertulia después de la cena también se habló de María Zambrano y su hermana Araceli, cuidadoras nutricias de numerosos gatos, en su barrio de Roma, para enfado de muchos vecinos, que las denunciaban a la alcaldía por aquella comida y desperdicios de basura que organizaban. Al fin y al cabo la ciudad Eterna cuenta con la Torre Argentina donde se acogen los gatos abandonados en la capital de Italia. Soriano hablaba con gran admiración de la filósofa malagueña.
            Helena Paz y yo quedamos varias veces en el café La fourmie ailée de París para tomar un café y a conversar de literatura. Era una mujer culta y erudita, llena de lecturas, experiencias viajeras y de encuentros interesantes con personajes de la política, la diplomacia, la literatura, el cine… Había estudiado en un internado suizo -donde su padre prohibió que estudiara religión- y en la Universidad de México. Hablaba el francés a la perfección, contaba que le chocaba el español cuando regresaba a México y lo escuchaba en la calle, pues el español acabó siendo para ella la lengua materna y del interior de la casa en los numerosos países en los que residió con los desplazamientos diplomáticos de su padre. Solo la lectura de la literatura española le mantenía en un nivel de lengua más allá del doméstico y sobre todo en un nivel más elevado, así como las tertulias con intelectuales hispanos en su casa. En realidad era una mujer políglota, pues también sabía inglés y alemán, no al nivel de francés o del español, e incluso llegó a aprender japonés siendo niña. 
     Helena me mostró algunos poemas suyos que me gustaron. No tendrás dificultad en publicarlos, le dije pensando que eran buenos, pero ella me malinterpretó:
-Lo dices por la influencia de mis padres, pero yo nunca recurriría a ellos para publicar y ellos tampoco me apoyarían motu proprio. A veces le dedico a mi madre algunos poemas y se los doy a leer, pero no le gustan o no quiere que se los dedique, unas veces, dice, porque son tristes o porque hablan de la muerte.
    Helena era muy aficionada al tarot y me enseñó el juego de la Biblia, que practicaban los escritores rusos como Dostoievski y que yo desconocía: abrir al azar una página, poner el dedo índice encima y leer el primer versículo a la vista tras pensar en una persona. Me dijo que al hacer la prueba con un escritor mexicano, que no recuerdo el nombre, salió una clara mención al diablo.

Al fin, Helena me dijo que su madre, la escritora Elena Garro, me recibiría en su apartamento el sábado por la tarde. Era un principal espacioso y algo sombrío de una casa señorial, con pocos muebles en el interior. Elena Garro me recibió muy cordial y conversamos sobre sus libros, mientras acariciaba un gato y tomábamos el té. Estaba escribiendo un libro sobre la revolución rusa, en el que estaba empeñada durante varios años. Me chocó que se interesara por ese tema a la altura de casi los 90, cuando la revolución soviética de 1917 ya era el pasado contestado y el marxismo, obsoleto. Era un prejuicio mío. El afecto entre madre e hija -Elena Garro y Helena Paz- se palpaba al dirigirse una a la otra. Ambas se parecían físicamente, adoraban los gatos y contaban que se iniciaron en ese afecto debido a la escritora española María Zambrano, a la que Octavio Paz y Elena acogieron en su casa junto a su hermana durante algún tiempo.
            Hay gatos en la narrativa de Elena Garro y en la poesía de Helena Paz. Ambas adoraban a los felinos domésticos.
            Apareció por el salón Jesús Garro, el primo materno del que me había hablado Helena sin mucho entusiasmo, pues me aseguró que las tenía atemorizadas a ambas mujeres, pues había noches en que él había tomado en exceso y les gritaba, amenazaba o rompía muebles, hasta el punto de que los vecinos llamaban a la policía para poner orden y reclamar silencio.  En una ocasión les pusieron una multa, que afortunadamente no prosperó, imaginaba que por influencia de su apellido o de su padre.
Me sorprendía el porte que tenía Helena Paz y como diferenciaba a la gente con la que hablaba. Tras una divertida cordialidad conmigo en la escalera de su apartamento, apareció la portera y su trato se convirtió de inmediato en amable, pero distante, al dirigirse a Madame la Concierge; lo que llaman los ingleses, to talk down, hablar desde arriba hacia los de abajo posicionándose en el propio estrado. Resultaba curioso en una mujer que apelaba siempre al pueblo, cuando conversaba sobre política social.
Helena me hablaba de sus padres con afecto y naturalidad entre nuestras conversaciones literarias o de actualidad. De ella recuerdo el comentario de que su padre nunca quería que le contara nada de la vida personal o casera, pues le atajaba al momento diciendo: no quiero saber nada de chismes, ni de líos domésticos. A Mari-José Tramini, esposa de Octavio Paz la detestaba. Me ha humillado en varias ocasiones en que he ido a pedir ayuda a mi padre, llamándome tontita, tontita, con mucho desprecio… He sufrido mucho con la separación de mis padres, se lamentaba Helenita con frecuencia al hablar de sus progenitores.

Después de nuestros encuentros en París, nos seguimos escribiendo y viendo en los viajes de Helena Paz a Madrid. Al contrario que a mí, a ella le gustaba el género epistolar y era capaz de enviarme hasta tres folios escritos, aunque no los cuarenta que le llegó a enviar al escritor Ernst Junger. Con el escritor alemán Helena se escribía periódicamente desde muy joven y esta correspondencia era un orgullo para ella. Lo citaba con verdadera veneración y decía que sus libros le habían salvado la vida en una fuerte depresión. Estaba orgullosa de esa amistad epistolar, que logró por sí misma.
En una de las cartas que a mí me dirigió aseguraba que Clara Janés -con la que también se escribía- y yo éramos sus mejores amigas en España, amigas claras y sinceras como buenas españolas, no como en México donde había mucha hipocresía. Siempre andaba con penuria económica, y se quejaba de ello. Un escritor que la conocía bien me advirtió un día: Ten cuidado, que cualquier día Helena Paz te da un sablazo. Helena nunca me pidió dinero. Una vez Clara Janés, en un acto cultural, me comentó: Helena Paz no está muy bien. No supe si de salud o de dinero, que era lo habitual. Estaba ingresada en una residencia de Cuernavaca, bajo la supervisión de su primo Jesús, que iba de albacea de los derechos literarios de Elena Garro.
Cuando Helena Paz Garro publicó sus Memorias en México, en 2003, Clara Janés y yo nos pasamos el libro muy interesadas siempre en las andanzas y la escritura de esa mujer a la que apreciábamos y que nos había seleccionado como sus apreciadas amigas españolas. Supuse que esas Memorias serían un alivio económico para la autora, que entonces vivía en una casa con jardín en Cuervaca, junto a su primo, y se quejaba de que no podía sostener los gastos con el dinero dejado en fideicomiso por su padre.
En 2007 Helena Paz publicó al fin La rueda de la fortuna, su primer libro de poemas, prologado por el escritor alemán Ernst Jünger. Ella decía con humildad, que el prólogo valía más que sus poemas, pero hay que decir que sus versos tienen una frescura y una sencillez alada de gran belleza y sugerencia. Me alegré mucho por ella. Cuando vi su foto en la prensa, me asombré de lo mucho que había envejecido; en paralelo, lo mismo que yo, supongo, me dije de inmediato. Pero a mi recuerdo llegaba la silueta de una mujer alta, de 1,70 cm, delgada, rubia y de labios maquillados muy rojos, de ademanes ligeros como en un ballet… ¡una modelo hermosa y expresionista de van Dongen! Por lo menos nos quedaría la satisfacción de haber tenido unos buenos veinte años, cosa que no todos pueden decir, me consolé.
            Fue Clara Janés quien me dio la noticia de la muerte de Helena Paz Garro en 2014, por si no tenía noticia de la misma. Fue a través de un correo electrónico y se lo agradecí, porque efectivamente no me había enterado, si es que algún medio español se hizo eco de la misma. Helena contaba 74 años.

Helena Paz Garro fue un personaje singular, por ser hija de dos gigantes de la literatura mexicana. Dos gigantes que la aplastaron con su peso intelectual y literario. Ella estaba demasiado unida a su madre, Elena Garro, a la que admiraba como narradora -y era para hacerlo- y eso no la favoreció. Su padre, Octavio Paz, un genio literario, un hombre severo y mandón, no le permitió la expansión afectiva que ella hubiera precisado, pese a que se querían y él la protegió a veces de sí misma. Ella, Helena Paz Garro, una joven hermosa, inteligente, pero con una salud golpeada por temprano cáncer de matriz, amén de una fuerte depresión, no pudo despegar con fuerza en la vida. Pero ahí está lo que pudo dar: unas memorias amenas sobre sí misma y sus padres, junto a un libro de poemas prologado por Jünger, el escritor filósofo que la atendió, la escuchó y a ella le sirvió como de padre idealizado.
En 2019, se publicó un libro con la correspondencia de Helena Paz y Ernst Jünger: Helena, la soledad del laberinto, un epistolario de 1962 a 1996, con ocho cartas y varias postales enviadas al escritor germánico desde Francia, España, los Estados Unidos o México, y respondidas en tiempo y forma, que se diría en Derecho.

Helena Paz Garro niña entre sus padres Octavio Paz y Elena Garro

 Helena Paz Garro y Ernst Jünger
 Elena y Helena
 Madre e hija

martes, 17 de marzo de 2015

Andrés Sánchez Robayna y Frederic Amat, Enuentro en el Instituto de México








L.M.A.

El repentino cuerpo del instante. Este verso, tomado de uno de los últimos poemas de Octavio Paz –en el que reaparecen dos de las constantes esenciales en su obra poética: tiempo y eros–, da título a este encuentro –entre el poeta y ensayista Andrés Sánchez Robayna y el artista Frederic Amat– que cierra los actos conmemorativos de los cien años del nacimiento del poeta mexicano. Aurelio Major hará balance del Centenario Octavio Paz en España. 

La embajadora de México, Roberta Lajous, desvelará la placa que dará el nombre de Octavio Paz a la Biblioteca del Instituto, abierta a investigadores e interesados en la cultura mexicana. Asimismo, el director de IME, Pablo Raphael, hablará del proyecto de una Cátedra Octavio Paz en España.

Este acto que CLAUSURA el año Paz, quedamos a vuestra disposición para cualquier información adicional que pudierais necesitar.


lunes, 17 de noviembre de 2014

Homenaje a Octavio Paz en la Biblioteca Nacional de España


Mañana, día 18, con la participación de Luis María Ansón y Tulio Demicheli



L.M.A.

-17 de noviembre de 2014- La Biblioteca Nacional de España ofrecerá, el próximo martes, 18 de noviembre, a las siete de la tarde, un homenaje al poeta mexicano Octavio Paz (Ciudad de México, 31 de marzo de 1914-19 de abril de 1998), con motivo del centenario de su nacimiento. En el acto, La obra y figura de Octavio Paz en la prensa española, participarán el académico Luis María Anson y el periodista Tulio Demicheli.
El encuentro se centrará en la recepción de la obra y figura de Paz en los medios españoles, que tuvieron una influencia decisiva en la difusión en España de la obra del autor azteca.
En los años que estuvo al frente del diario ABC, Luis María Ansón dio especial relieve a la obra y a los reconocimientos internacionales y nacionales que se le otorgaron a Paz, ofreciendo un amplísimo despliegue en las páginas y en los suplementos del periódico a sus múltiples facetas artísticas e intelectuales.
En el caso de Demicheli, fue redactor jefe de la revista Vuelta, a las órdenes de  Paz, entre 1981 y 1986.
Dadas las difíciles circunstancias por las que atraviesa la prensa escrita, este coloquio incidirá también en la necesaria y decisiva función que cumplen los medios en la continuidad de las manifestaciones culturales.
Experimentación e inconformismo son dos de las palabras que mejor definen la labor poética del homenajeado. Con todo, es un poeta difícil de encasillar. Ninguna de las etiquetas adjudicadas por los críticos encaja con su poesía: poeta neomodernista en sus comienzos, más tarde existencial, y, en ocasiones, con tintes de surrealismo. Ninguna etiqueta le cuadra y ninguna le sobra, aunque él mismo reconoció que en su formación fueron "fundamentales los surrealistas, con quienes hice amistad en el año 46 o 47, que en esa época estaban más cerca de los libertarios".

En realidad, se trata de un escritor que no echó raíces en ningún movimiento, porque siempre estuvo alerta ante los cambios que se iban produciendo en el campo de la poesía, y  experimentando, de modo que su obra, como toda poesía profunda, acabó por convertirse en una manifestación muy personal y original.


viernes, 14 de noviembre de 2014

La obra y la figura de Octavio Paz en la prensa española. Encuentro entre Luis María Anson y Tulio H. Demicheli




Martes, 18 de noviembre
19 horas
BIBLIOTECA NACIONAL
Pº de Recoletos, 20-22, Madrid

L.M.A.

Nos complace haceros llegar nuestra más cordial invitación a este diálogo en torno a presencia de Octavio Paz en la prensa española, que reunirá a los periodistas Luis María Anson, quien hizo una importante contribución al conocimiento de Paz, primero al frente de la Agencia Efe, y más tarde desde el diario ABC y las páginas de El Cultural, y Tulio H. Demicheli, colaborador de Paz como redactor jefe de la revista Vuelta entre 1981 y 1986.

En la confianza de vuestro interés por este encuentro, que se enmarca en el programa conmemorativo español del Centenario Octavio Paz, quedamos a vuestra disposición para cualquier información adicional que podáis necesitar.

Lola Ferreiralolapferreira@gmail.com
Isabel Lerma, ilermabal@gmail.com

Arturo Girón, arturo.giron@bne.es


Programa conmemorativo en España
Comisario
Aurelio Major

Promovido y organizado por

Embajada de México · AECID · AMEXCID · Atalanta · Biblioteca Nacional de España · Casa de América · Casa Amèrica Catalunya · Casa del Lector · Centro de Estudios Mexicanos - UNAM España · Círculo de Lectores · CONACULTA · Consulado General de México en Barcelona · Feria del libro de Madrid · Fondo de Cultura Económica · Gaiás-Cidade da Cultura de Galicia · Galaxia Gutenberg · Institut Ramon Llull · Instituto Cervantes · Instituto de México en España · Letras Libres · Real Academia Española · Residencia de Estudiantes · Secretaría  de Relaciones Exteriores de México · Secretaría General Iberoamericana · Seix Barral · Senado de la República · Televisión Educativa Iberoamericana · Universidad de Alcalá de Henares · Universidad Complutense de Madrid


viernes, 27 de junio de 2014

"CIEN AÑOS DE OCTAVIO PAZ" EN LOS CURSOS DE VERANO DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE




DEL 30 DE JUNIO AL 4 DE JULIO

Director: Carlos Granés. Cátedra Vargas Llosa
Secretario: Ramón González Férriz. Escritor y periodista
Coordinadora: Sofía Diéguez Patao
Patrocinan: Fundación Vargas Llosa y revista Letras Libres


L.M.A.

En 2014 se cumplen los cien años del natalicio del poeta y ensayista mexicano Octavio Paz, uno de los escritores e intelectuales más influyentes de las letras hispanoamericanas del siglo XX, reconocido con el Premio Nobel de Literatura en 1990. Con este motivo, la Cátedra Vargas Llosa y la revista Letras Libres reunirán a un grupo de especialistas en la obra del intelectual mexicano para evaluar sus aportaciones y la vigencia de su legado.

Octavio Paz fue un escritor que participó en todos los debates políticos y culturales de su tiempo. Su amplia obra desborda las fronteras de la poesía y del ensayo literario, y se interna en cuestiones artísticas, ideológicas y sociales. Revisar sus escritos es rastrear las fuerzas culturales y políticas que moldearon las sociedades occidentales contemporáneas. Y nadie mejor para realizar esta labor que los intelectuales que colaboran con la revista mexicana Letras Libres, heredera de la revista Vuelta, fundada por el propio Octavio Paz en 1976.

A lo largo del curso analizaremos todas las facetas de Paz: su obra poética, desde luego, pero también su pasión por el ensayo y su permanente interés por la política de México y los principales debates ideológicos del siglo XX.

PROGRAMA   

Lunes, 30 de Junio
10.30 h Inauguración. Carlos Granés, director del Curso: Paz y el arte

12.00 h. Ramón González Férriz: La visión de la historia en Octavio Paz

16.30 h. Mesa redonda: Paz, el arte del ensayo
Participan: Carlos Granés, Ramón González Férriz y Camilo Hoyos, subdirector académico del Instituto Caro y Cuervo

Martes, 1 de Julio
10.00 h. Camilo Hoyos: Paz y el surrealismo

12.00 h. Vicente Molina Foix: Octavio Paz: la ilusión teatral

16.30 h. Mesa redonda: El legado de Paz
Participan: Camilo Hoyos, Vicente Molina Foix y Fanny Rubio, profesora de la UCM

Miércoles, 2 de Julio
10.00 h. Enrique Krauze, director general de Letras Libres: Perfil político de Octavio Paz

12.00 h. Conferencia extraordinaria abierta a todos los participantes

16.30 h. Mesa redonda: Recordando a Octavio Paz
Participan: Enrique Krauze y Mario Vargas Llosa

Jueves, 3 de Julio
10.00 h. Christopher Domínguez Michael: La poesía de Octavio Paz

12.00 h. Juan Malpartida: El itinerario de Paz

16.30 h. Mesa redonda: Las revistas culturales
Participan: Ramón González Férriz, Juan Malpartida y Christopher Domínguez Michael

Viernes, 4 de Julio
10.00 h. Fanny Rubio: Octavio Paz y la poesía española

12.00 h. Clausura


miércoles, 25 de junio de 2014

Octavio Paz, autor del poemario “Libertad bajo palabra”, editado por Cátedra






Julia Sáez-Angulo

         Es por encima de todo poeta al escribir poemas o prosa, poemarios o ensayos. La mente y agudeza de poeta filósofo y ensayista Octavio Paz ( México D.F. 1914 – 1998) se aprecia en el libro Libertad bajo palabra, que ha sido publicado por la editorial Cátedra, en edición de Enrico Mario Santí, que lleva a cabo una amplia introducción, estudio de la obra del poeta mexicano.

         Libertad bajo palabra es un libro escrito y ajustado a lo largo de cincuenta años, por lo que en él se aprecia todo un destilar de pensamiento y estética. Abarca diferentes textos en verso y en prosa.

         “El volumen consta de 207 poemas, algunos de ellos entre los más conocidos de su obra y de toda la poesía hispánica, como Entre palabra y flor, “Himno entre las ruinas”  y Piedra de sol”, se recuerda en la introducción.

         Más de 40 poemas que han sido revisados a lo largo de la vida por su autor. “La cronología adquiere ahora mayor importancia que el criterio estético. A su vez la definición de obra poética adquiere otro matiz: mayor fidelidad a la cronología, a la que la estética ayuda.”, se añade.

         “Libro de libros pues, que resume los primeros treinta años en la carrera de Octavio Paz, libro total que, a su vez, se autolimita en el tiempo, deliberada  y sucesiva revisión de un ciclo en la vida y obra de un poeta; cadena de palabras que eslabonan el paso de ese poeta en el tiempo; viaje circular que termina en donde empieza: el regreso a una unidad originaria que es, al mismo tiempo, revelación de nuestra condición original, “el desamparo que es el hombre”; hallazgo de la “puerta del ser”: transcendencia, por instantes, de la soledad”.

         En suma, Libertad bajo palabra es un tomo básico de la poesía contemporánea y del pensamiento de Octavio Paz.