sábado, 30 de abril de 2011

Heráclito, un filósofo griego repensado por ángel Cristóbal Montes


“Repensar a Heráclito”
Ángel Cristóbal Montes
Editorial Trotta
Madrid, 2011 (271 pags)




Julia Sáez-Angulo



Heráclito, el sophos de Éfeso, es uno de los filósofos iniciales más singular y provocador, que nos ha dejado intensos y sabrosos apotegmas que llegan a nuestros días. Filósofo presocráticos, los fragmentos de sus obras llegaron tardíamente a través de fuentes clásicas y paleocristianas -san Clemente de Alejandría y san Hipólito fundamentalmente. El profesor de filosofía dialogada Ángel Cristóbal Montes (Zaragoza, 1935) ha repensado sus escritos y ofrece un libro interesante para el pensamiento.

El autor habla en el preliminar del libro “Repensar a Heráclito” de “la especial complejidad y aparente contradicción de su pensamiento, a caballo entre lo profético, lo provocador y lo cabalístico”. La importancia de Heráclito la celebran autores como “Nietzche que ve en el maestro efesio al filósofo más claro y profundo de todos los tiempos Y Heidegger lo considera el mas fascinante de los pensadores griegos tempranos, porque sus frases son como enigmas y sus palabras parecen ademanes”.

El contenido del libro acoge capítulos con algunas de las célebres máximas de Heráclito: “Si no se espera, no se encontrará lo inesperado”; “He mirado dentro de mí”; “Los contrarios concuerdan, y de la diferencia surge la más bella armonía, pues todo lo engendra la discordia”; “Por muchos caminos que recorras no hallarás los límites del alma, tan profundo fundamento tiene”.

Apotegmas, máximas y aforismos


El índice continua con los siguientes apartados, igualmente citas o aforismos del pensamiento heraclitiano: “El hombre prende una luz en la noche cuando su vista se apaga; vivo entra en contacto con la muerte mientras duerme; despierto entra en contacto con el durmiente”. El siguiente es la célebre cita repetida: “No nos bañamos siempre en el mismo río”; “El rayo lo gobierna todo”; “El Señor cuyo oráculo en Delfos ni revela ni oculta, sino tan solo da indicios”.

Son muchos los periodistas, columnistas, tertulianos y comentaristas los que echan mano del pensamiento y dichos de Heráclito por su modernidad. Sus apotegmas son “trallazos espirituales” contra todo lo establecido. Crítico, ácido y corrosivo, “ataca sin piedad al populismo y a los desmanes pseudos-democráticos de su ciudad, a sus regidores y a sus propios compatriotas: “Que no os falte nunca la riqueza, efesios, para que vuestra ruindad destaque” o “bien harían los adultos de Éfeso en ahorcarse y dejar el gobierno de la ciudad a los niños”, se recoge en el Preliminar del libro.

Todos y en especial los políticos harían bien en leer a Heráclito, en empaparse de las páginas de “Repensar a Heráclito”, donde el autor ordena y actualiza el pensamiento espadiano de este filósofo. El elixir y fragancia de los apotegmas que rezuma su mente son manjar exquisito para los audaces.

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