05.12.17
.- “Arte y Poder” pudo haberse titulado también esta exposición del Palacio
Real de Madrid, titulada de facto Carlos
III y Ornato en los escenarios del Rey Ilustrado, al decir de José Luis Sancho, uno de los
comisarios de la muestra junto a Pilar Benito y Javier Jordán de Urríes”.
Al
monarca le gustaba a magnificencia y el ornato de la Monarquía más que del
propio Ego. No le gustaba vestir de gala y posar para los pintores; se deshacía
de las vestimentas de gala de inmediato, al terminar la sesión pictórica.
La
exposición en Palacio Real de Madrid viene a conmemorar el tercer centenario
del nacimiento de ese monarca dieciochesco, que fue calificado como “el mejor
alcalde de Madrid” en su historia.
No
olvidemos que el rey Felipe VI escogió un cuadro de Carlos III para su despacho
en el palacio de la Moncloa, todo un símbolo y declaración de admiración e
intenciones. Un óleo de Carlos III con armadura, pintado por Anton Rafael Mengs
en el siglo XVIII.
Anton
Rafael Mengs y Gian Battista Tiépolo fueron los pintores decisivos de la corte
de Carlos III (Madrid, 1716 – 1788), y sin ellos no se entendería a Goya, que
los contempló en su paso por la Corte, según explicó el presidente de
Patrimonio Nacional, Alfredo Pérez de Armiñán.
El
rey Carlos III era consciente de la importancia de la Majestad y el ornato para
la Corona y se preocupó como pocos monarcas de la arquitectura y decoración de
los mismos sitios reales. Carlos III es un rey con paradojas por cuanto era
madrileño que apenas vivía en Madrid, sino en los distintos palacios, según las
estaciones del año; era ilustrado y no leía muchos libros; era religioso y expulsó
a los jesuitas. Estas contradicciones las subrayó en la presentación de la
muestra, Borja Baselga, director general de la Fundación Banco Santander,
patrocinadora de la exposición.
En el
acto de presentación intervinieron también el presidente de Patrimonio
Nacional, Alfredo Pérez de Armiñán y José Luis Díez, director de la Colecciones
Reales.
Felipe VI con el retrato de Carlos III al fondo (no está en la exposición)
Obras recuperadas para Patrimonio
Nacional
Las
137 obras se reparten en distintas salas para mostrar sucesivamente: los Sitio
Reales; El Real Dormitorio de Carlos III; Los tipos populares de Lorenzo
Tiépolo, preciosos pasteles mostrados todos juntos; la pintura mural en sus
bocetos; El Rey “de monte en monte”; Chinoisseries; Reales Fábricas; Las
porcelanas de la Real Fábrica de Su Majestad Católica, y Carlos III y los
talleres.
Obras
en un 86% de Patrimonio Nacional, y el resto del Museo del Prado, colecciones
del Duque de Wellington, de la Fundación Banco Santander, Museo de Copenhague,
Colección Abelló y otros. La política de exposiciones más reciente se centra en
estudiar y restaurar las propias colecciones, lo que no dejar de ser un acierto
en tiempos de presupuestos contenidos.
Se ha
evitado “la obra recurrente, conocida o de manual”, al decir del director de la
Colecciones Reales, José Luis Díez, por cuanto a la exposición actual la han
precedidos otras sobre el mismo monarca. Lo que se ha querido mostrar son los conjuntos
decorativos unidos de Carlos III, que después modificaron sus sucesores, así
como los preciosos textiles de la época, siempre difíciles de conservar y de
mostrar.
Se
muestran también obras recientemente adquiridas, como la de Joli, ya que buena
parte de las colecciones reales se perdieron con la afrancesada napoleónica en
España y en el XIX con las distintas testamentarías de los Borbones. También se
ha recuperado para Palacio Real la obra Lamentación
sobre el Cristo muerto, que pertenecía a Patrimonio Nacional y se
encontraba en el Museo de Cataluña.
Ni
que decir tiene que la visita a la exposición se completa con la del propio
Palacio Real donde se encuentran más obras del momento expuesto.
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