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jueves, 21 de febrero de 2013




“Esquilo, Sófocles, Eurípides”. Obras Completas en la editorial Cátedra





Julia Sáez-Angulo

         Los grandes nombres de la tragedia griega, creadores de grandes arquetipos literarios, Esquilo, Sófocles, Eurípides, son objeto de las Obras Completas que ha publicado recientemente la editorial Cátedra, dentro de su biblioteca Aurea.

         Los nombres míticos de Prometeo, Hipólito, Medea, Edipo, Antígona, Alcestes, Heracles, Ifigenia, Hécuba, Agamenón, Helena, Orestes, Andrómaca, Electra…arquetipos magníficos, muchos de ellos femeninos –los mejores de la literatura, pese a ser cultura de hegemonía del varón- que no han sido superados por Shakespeare o Calderón.

         Emilio Crespo es el coordinador del gran trabajo en el que participan los traductores José Alsina (Esquilo), José Vara Donado (Sófocles) y Juan Antonio López Férez y Juan Miguel Labiano (Eurípides). En edición, introducción, notas y apéndices figuran Luz Conti, Rosario López Gregoris, Luis M. Macía y María Eugenia Rodríguez. Más de mil quinientas páginas para un libro magno.

 Esquilo

         Carlos García Gual, gran conocedor de los clásicos ha dicho: “Los héroes de los mitos, figuras que la escena trágica reincorpora con una nueva iluminación, problemáticos, tremendos, son dignos de comprensión y compasión, más que de elogios”.

         El teatro occidental nació en Atenas, la gran patria de Occidente. “Todos somos griegos en el exilio”, decía el escritor Jorge Luis Borges con acierto. Conocer las tragedias griegas es clave de conocimiento de nosotros mismos, porque los arquetipos cristalizan las conductas humanas.

         El libro de Cátedra es total al comprender todo el teatro griego. Un libro que es un paso adelante, volumen bello e ilustrado en blanco y negro con fotografías de representación artística y de lugares. Para los que aman la cultura clásica,  Esquilo, Sófocles, Eurípides. Obras Completas, en un libro excelente.







domingo, 13 de marzo de 2011

“Heroínas”, un exposición sobre el papel de la mujer en la Historia

Heroínas
Museo Thyssen-Bornemisza
Fundación Caja Madrid
Madrid
Del 8 de marzo al 5 de junio de 2011





Julia Sáez-Angulo


Se quiso inaugurar el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, esa fecha que conmemora la ignominia de unas mujeres muertas abrasadas por su resistencia y reclamación de igualdad laboral. Las Fundaciones Thyssen y Caja Madrid han querido recordar esta fecha con una exposición, no de tesis alguna, sino de visualidades a lo largo de la Historia del Arte. Una muestra de atracción de público, comisariaza por Guillermo Solana, conservador jefe del museo Thyssen-Bornemisza.

Los apartados de la exposición se denominan en el Museo Thyssen: Soledad; Campesinas, Cariátides; Ménades y Bacantes; Cazadoras y Atletas; Vírgenes acorazadas y El retorno de las amazonas. En la Fundación Caja Madrid: Magas, Mártires y Místicas; Lectoras y Ante el espejo. En total 120 obras para documentar a propuesta.

El recorrido es inmenso, desde la mitología greco-romana y del santoral cristiano, a las fotografías provocadoras y subversivas de artistas feministas de hoy. Los personajes míticos, religiosos, literarios, artísticos o documentales van desde Ifigenia a Frida Khalo, pasando por Penélope, Atenea, Artemio, Atalanta, Circe, Medea, Safo de Lesbos, Juana de Arco, Santa Catalina de Siena, Santa Eulalia, Santa Teresa de Jesús, María Magdalena, Artemisa Gentileschi...

La mujer y su imagen. Las mujeres (en gran mayoría visitantes de los museos respecto al hombre según las estadísticas del Ministerio de Cultura) estarán encantadas con esta exposición que les ofrece en su mayoría la visión masculina en el arte sobre la condición de mujer relevante. “Ciudad de las mujeres”, la han calificado los textos del museo, con afirmación exagerada. La exposición, salvo alguna excepción recorre el siglo XIX hasta nuestros días. Una visión por tanto cercana al período de la modernidad, en el que la mujer se iba imponiendo paulatinamente por los empeños y necesidades de la Historia.

Cuadros llamativos y hermosos


Hay cuadro hermosos y singulares como el célebre Caravaggio de Santa Catalina de Sinea, joya de la Colección Thyssen que ha “viajado” a la Fundación Caja Madrid. El esplendor de la composición de este cuadro es sólo comparable a la “Magdalena” de Ribera del Museo del Prado.

Curioso el mundo de las mujeres lectoras de cartas o libros (también la estadística oficial la pone por delante de los hombres en lectura de narrativa), con cuadros hermosos como el de Gerhard Richter de 1994 o la de Gustav Adolph Henning de 1928. No podía faltar el “Autorretrato” femenino, con la archi-presente mexicana Frida Khalo a la cabeza, ya que, con frecuencia, se ha criticado a la mujer creadora, por tomarse a sí misma y a su mundo como motivo de su expresión. El cuadro de Berthe Morissot de 1885 es otra obra deliciosa de esta impresionista que dio presencia femenina al movimiento junto con Mary Cassat.

Curioso el cuadro “Ifigenia” (segunda versión) de 1871 de Amselm Feuerbach, donde la mujer espera mirando al mar, sin duda en Taúride esperando al hermano, frente a la representación habitual de esta figura como sacrificio de una mujer joven que sale al encuentro de su padre.

Interesante la “Pietá” de Marina Abramovic de 2005 en la que invierte los papeles del género y es el hombre el que sostiene en sus brazos a una muchacha guerrera; ambos ataviados con armaduras. También “Juana de Arco” de Rossetti, con la belleza helénica de Jane la célebre modelo del grupo prerrafaelita. Hermosos igualmente los cuadros de Alma Tatema.

En suma, una exposición para ver, disfrutar y quizás reflexionar sobre la mirada que se hace sobre la mujer en la Historia y otros campos.



miércoles, 12 de enero de 2011

PLACIDO DOMINGO ES ORESTES

DOLORES GALLARDO LÓPEZ


A punto de cumplir los 70 años, Plácido Domingo vuelve al Teatro Real el papel de Orestes de la ópera Ifigenia en Táuride.

Ifigenia en Tauride relata la última parte de la larga serie de tragedias que ensombrecieron la casa real de Micenas: Agamenón, rey de Micenas y general en jefe del ejército griego que debía dirigirse a Troya para traer de regreso a la adultera Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta y hermano de Agamenón, sacrificó a su hija pequeña, Ifigenia, a la diosa Ártemis a fin de que las naves griegas, detenidas en Aúlide por la falta de viento, pudieran hacerse a la mar.
En el último momento la diosa sustituyó a la joven por un cervatillo y la llevó con ella a Taúride, donde se convirtió en su sacerdotisa.

Tras regresar victorioso de Troya, Agamenón fue asesinado por su esposa Clitemnestra y por su amante, el joven Egisto.

Tiempo después Orestes, hijo de Agamenón y Clitemnestra, instigado por su hermana Electra, asesinó a Clitemnestra y Egisto. Pero las Erinias, vengadoras de la sangre que se derrama, en especial de los parricidios, lo persiguieron y enloquecieron. Finalmente en Atenas, por intercesión de la diosa Atenea, fue perdonado por las Erinias, que a partir de ese momento en la ciudad de Atenas se convirtieron en Eumenides “Bienhechoras”.

Ifigenia en Táuride presenta el viaje que emprendió Orestes, junto con su inseparable amigo Pílades, y que acabo en naufragio en las costas de Táuride.

El rey del lugar quiso matar a ambos jóvenes sin embargo consiguieron salvarse gracias a la sacerdotisa de Ártemis –Ifigenia- que enseguida reconoció a su hermano y a su vez se dio a conocer. Los tres escaparon en el barco que había llevado a Orestes y Pílades y regresaron a Micenas. El poeta trágico griego Eurípides (480 -406 a.C), uno de los tres grandes poetas trágicos griegos, dio forma a esta tragedia.

La ópera que desde hoy hasta el próximo 27 de enero se representa en el Teatro Real de Madrid es de Christoph Willibald Gluck, compositor alemán del siglo XVIII pero que en palabras de P. Domingo "podría ser un compositor de nuestros días".

Esta obra es uno de los jalones decisivos en la reforma de la ópera que llevó a cabo Gluck en su búsqueda de la serena belleza y la sobriedad del teatro clásico y el alejamiento de los excesos de la ópera del Barroco.

Placido Domingo cantará el papel de Orestes. El papel de Ifigenia lo canta la mezzo norteamericana Susan Graham y el de Pílades el tenor, tambien estadounidense, Paul Groves.

El espectáculo está dirigida escénicamente por Robert Carsen y musicalmente por Thomas Hengelbrock, experto en el repertorio del XVIII y que con esta producción debuta en Madrid.

El Teatro Real rendirá un hermoso y merecido homenaje a Plácido Domingo con motivo de su 70 aniversario

miércoles, 6 de octubre de 2010

Rosa Yagüe, “Trípticoteando”, exposición sobre Rostros de Mujeres



Dibujos/Pintura 2000-2010
Sala de la FJC, Rambla 10 de Barcelona
Del 7 de octubre al 6 de noviembre de 2010


L.M.A.

       06.10.10 .- Barcelona .- Occidente narra con Plinio el nacimiento del dibujo y la pintura, el día en que una muchacha corintia, hija del alfarero Butades de Sición, dibujó el perfil de su enamorado en el muro de su casa, siguiendo los rasgos que proyectaba la sombra a la luz de una vela. El tema ha sido llevado a los cuadros con asiduidad, alternando el título de “nacimiento del dibujo” o “nacimiento de la pintura”. Resulta curioso que uno y otra se fundan en esta fábula, que si no es cierta está bien contada por el autor latino.

Rosa Yagüe (Barcelona, 1947) nos presenta una serie de obras de cierto tamaño, en los que la idea del dibujo y la pintura se funden sin solución de continuidad. Hay trazo y hay color; hay línea y hay valores pictóricos; hay grafito y lápices de colores, junto a texturas de oro y plata, de piedras o espejos; hay trazos y sombras; hay tinta china a pluma de ave y pigmentos cromáticos que encienden la forma sobre el soporte... Hay blancos, negros, amarillos, ocres... que distribuyen en la geometría del soporte con ritmos matemáticos.

¿Dibujo?, ¿pintura?... Yo diría que Dibujos/pintura o Pinturas/dibujo, porque los géneros se mezclan y funden en la obra de esta artista versátil y proteica, que no se atiene a un solo material sino que los conjunta con armonía en piezas sorprendentes y sabias. Dibujos únicos como caligrafías de autor; pinturas especiales en las que el concepto se impone a la par que la forma.

Dibujante, pintora, grabadora, ceramista, instalacionista... para Rosa Yagüe no caben los límites en el arte sino la hibridación y fecundidad. En esta muestra, la autora se ha centrado en los dibujos/pinturas para ofrecer una serie singular en la que ha trabajado con ahínco, con la maestría de quien indaga y se deja sorprender por la forma y el color que nacen de sus manos hasta decir ¡Eureka!, para afirmar junto a Picasso: “Yo no busco, encuentro”.

Mujeres de la Historia, la Mitología y la Literatura

Y en su indagación e investigación casi automática, Rosa Yagüe se ha encontrado con rostros enigmáticos a los que ha reconocido de inmediato y les ha puesto nombre, porque sabe, como señala la Kábala, que la tarea de poner nombres corresponde al último acto del creador.

En la obra de Yagüe leemos títulos como “Zenobia de Palmira”, la reina sometida por Aureliano cuando entró con sus tropas en Siria; a “Ifigenia”, la hija de Agamenón y Clitemnestra; Minerva, Terpsicore…; Mujeres relevantes de la historia, la mitología o la literatura; mujeres víctimas de su propio destino, reivindicadas en estos dibujos/pinturas.

Títulos, nombres, figuras, personajes... que aparecen como fantasmas liberados de su leyenda para cobrar protagonismo plástico. Como decía el pintor Henner: frente al lenguaje escrito, que sólo nos ofrece el concepto “casa”, el dibujo o la pintura nos entregan la visión retiniana concreta y cercana de una “casa”.

Para Rosa Yagüe pintar, dibujar... son claves en su vida, por eso ha querido titular la exposición “Trípticoteando, después de la marea”. Ahora es tiempo de esta serie de cuadros con visiones, formas y sugerencias muy particulares, rebosantes de maestría, de plenitud en su fecunda carrera de artista.