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martes, 9 de mayo de 2023

MARÍA ANTONIA ROMAN PRADO: El Museo González Robles-Universidad de Alcalá adquiere ocho de sus esculturas


Museo Gonzalez Robles-Universidad de Alcala




Esculturas de Román Prado en mármol blanco


Julia Sáez-Angulo

9/5/23.- Madrid.- El Museo González Robles-Universidad de Alcalá adquiere ocho de sus esculturas, especializado en arte iberoamericano, ha adquirido ocho esculturas de la artista visual puertorriqueña María Antonia Román Prado, que residió y trabajo en Madrid durante cuarenta años.

El nombre de Román Prado ya figuraba en la Colección González Robles, con uno de sus graxbados, por lo que viene a enriquecer sus fondos artísticos,

Cuatro de las piezas adquiridas se exhibirán en el Jardín Botánico, un recinto cerrado de la Universidad alcalaína. Se trata de obras pulidas en mármol blanco de gran belleza.

Las obras fueron donadas en su día por el esposo de la escultora, Héctor Miguel Cavigliasso Baralis, fallecido a primeros de 2023 en Madrid, quien publicó en libro la tesis doctoral de la autora -a ella no le dio tiempo a leerla formalmente- bajo el título de “El arte puertorriqueño y la cultura taína” (2021), editado por Visión Libros. 

Los archivos y documentación sobre la vida y obra de la escultora María Antonia Román Prado se conservan en los Archivos de la Universidad de Navarra.

El Museo González Robles-Universidad de Alcalá,  junto al Museo Extremeño e Iberoamericano y la Fundación Obra Pía Pizarro en Trujilo, cuentan con interesantes colecciones de arte iberoamericano contemporáneo. El de la Universidad de Alcalá unió a sus fondos la Colección del ecuatoriano Solís, en depósito durante diez años, muy cerca de caducar.

El Museo Sofía cuenta también con el depósito de la Colección Patricia Phelps de Cisneros. Se trata de uno de los conjuntos de arte contemporáneo iberoamericano de mayor valor y calado internacional, un grupo de obras que aporta un profundo conocimiento acerca de un período y una zona del mundo ano siempre muy estudiada por la historiografía tradicional.

    La mayoría de estas colecciones de arte iberoamericano contemporáneo, cuentan con muy pocos nombres de mujeres artistas, algo pendiente de

subsanar.

Más información

www.romanprado.com



Esculturas de Román Prado. Mármol blanco



Esculturas de M.A. Román Prado

martes, 14 de diciembre de 2021

“Virgen Madre de Dios y Madre Nuestra”, escultura de María Antonia Román Prado, bendecida por le Padre Goñi

“Virgen Madre de Dios y Madre Nuestra”, escultura de María Antonia Román Prado
Padre Cruz Goñi


L.M.A.

15/12/21.- Madrid.- El padre Cruz Goñi Paternain, párroco emérito de la iglesia Nuestra Señora Madre del Dolor, acompañado del superior de la comunidad de Capuchinos Terciarios, Carlos Sagardoy, ha bendecido la escultura de la “Virgen Madre de Dios y Madre Nuestra”, situada en el jardín de la casa “La Calahorra”, en el madrileño barrio de La Guindalera. 

La obra es de la escultora puertorriqueña María Antonia Román Prado (1948-2015), que residió en Madrid sus últimos 40 años. Está realizada en mármol blanco con vetas grises.

Recientemente se ha publicado el libro titulado "El arte puertorriqueño y la cultura taína" (2021), de María Antonia Román Prado, editado por Visión Libros. Se trata de una síntesis de la tesis doctoral que preparaba la autora.

Escultura en el taller/ estudio de la autora


viernes, 18 de junio de 2021

“El arte puertorriqueño y la cultura taína”, libro de la escultora María Antonia Román Prado




Carmen Valero Espinosa

18/6/21.- Madrid.- “El arte puertorriqueño y la cultura taína” es el libro de María Antonia Román Prado, ilustrado con un amplio cuaderno de imágenes de la esculturas de la autora, que acaba de ser editado por Visión Libros. El texto es una síntesis de la tesis doctoral que Román Prado había preparado antes de su fallecimiento.

Héctor Miguel Cavigliasso Baralis ha escrito una introducción al libro en la que dice:

Pocas veces he visto a una persona tan vocacional en su oficio de escultora, como a María Antonia Román Prado (San Juan de Puerto Rico, 1947- Madrid, 2017), mi esposa. Una profesional tan entregada a su tarea de trabajar y pulir la piedra hasta extraer de ella la forma que llevaba dentro, según el concepto, el pensamiento y la reflexión interior de la autora, desde el mismo momento en que tenía el material pétreo ante sus ojos.

“No necesito boceto previo para empezar a trabajar”, decía María Antonia con frecuencia, lo llevo dentro o lo veo nada más tener el mármol ante mí”. Efectivamente, ella se dejaba guiar por una u otra veta de la piedra, más clara o más oscura y según su consistencia, y, como diría Michelangelo Buonarroti, extraía de ella la escultura sepultada o secreta. Ella sabía lo que había dentro.

Le gustaba pulir bien las esculturas, porque decía que así atrapaban mejor la luz y las hacía más “transparentes”, si bien, de vez en cuando dejaba algunas de sus piezas en su apariencia mate y sin brillo.

La escultora era laboriosa y obstinada hasta lograr la forma entrevista a base de tallar y pulir hasta lograr el brillo o el mate que le correspondía. Se embutía en una buena escafandra con guantes, y, con ella, trabajaba con seguridad y sin miedo al polvo o las esquirlas. Cuando terminaba y se quitaba la escafandra, sus manos y uñas cuidadas estaban impolutas. Acostumbrada a mover pesos, su capacidad para levantar o mover esculturas era asombrosa. 

A María Antonia le gustaba trabajar con todos los materiales, pero prefería el mármol blanco, el rosa de Portugal o la piedra negra y cristalina de Calatorao (Zaragoza). Todas estas piedras las adquiría en proveedores de la Comunidad de Madrid, donde residía. También trabajaba el cemento, sobre todo para piezas al aire libre. Y por supuesto la escayola, llevada después a bronce, para hacer las diversas medallas con las que concurrió al concurso de medallística de la Casa de la Moneda en Madrid.

Era una autora celosa de la conservación y transporte de sus obras, para las que exigía las máximas medidas de seguridad y mejores condiciones de embalaje.

Le escuché en más de una ocasión que ella era la representante o continuadora del arte taino de Puerto Rico, su país natal, si bien lo hacía de manera libre, abierta y siguiendo la estética del tiempo que le había tocado vivir. Sentía una gran admiración y devoción por el arte taíno al que dedicó su tesis doctoral, que finalmente no pudo leer ante tribunal público universitario, porque le sorprendió la muerte.

María Antonia Román Prado era una artista visual perfeccionista, exigente consigo misma y dotaba de una espiritualidad a su obra que se observa en el recorrido pausado de la misma. Su escultura no es abrupta en su ejecución, se revela suave y sin aristas, por lo que invita a un tacto silencioso.

Una de sus mayores satisfacciones estuvo cuando en 1pudo mostrar buena parte de sus esculturas juntas en el Centro Washington Irving de Madrid, dependiente de la Embajada de los Estados Unidos de América, en 1992.

Algunos datos biográficos

 María Antonia Román Prado (San Juan de Puerto Rico, 1947 –Madrid, 2017) estudió Bellas Artes en San Juan de Puerto Rico y amplió estudios a España en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, ciudad en la que se instaló y residió durante 40 años, casada con el ingeniero Héctor Cavigliasso Baralis (Buenos Aires, 1945).

    Como escultora, trabajaba con la piedra, el mármol fundamentalmente. La abstracción era el mundo más visitado de la escultora, una abstracción con vagas alusiones figurativas o metafóricas. 

    Román Prado bebió en las fuentes de maestros como Henri Moore, Jean Arp y el arte taíno, dando una vuelta de tuerca a su arte de la tercera dimensión.  En 1992 hizo una gran muestra retrospectiva y antológica de su obra en el Centro Washington Irwing de la Embajada de los Estados Unidos en Madrid.

Los archivos documentales de la escultora puertorriqueña figuran hoy en Pamplona, en los Archivos Generales de la Universidad de Navarra.

Más información

https://romanprado.com. 


domingo, 11 de abril de 2021

María Antonia Román Prado, escultora vocacional

María Antonia Román Prado, escultora


12.04.2021.- Madrid

Pocas veces he visto a una persona tan vocacional en su oficio de escultora, como a María Antonia Román Prado, mi esposa. Una profesional tan entregada a su tarea de trabajar y pulir la piedra hasta extraer de ella la forma que llevaba dentro, según el concepto, el pensamiento y la reflexión interior de la autora, desde el mismo momento en que tenía el material pétreo ante sus ojos.

“No necesito boceto previo para empezar a trabajar”, decía María Antonia con frecuencia, lo llevo dentro o lo veo nada más tener el mármol ante mí”. Efectivamente, ella se dejaba guiar por una u otra veta de la piedra, más clara o más oscura y según su consistencia, y, como diría Michelangelo Buonarroti, extraía de ella la escultura sepultada o secreta. Ella sabía lo que había dentro.

La escultora era laboriosa y obstinada hasta lograr la forma entrevista a base de tallar y pulir hasta lograr el brillo o el mate que le correspondía. Se embutía en una buena escafandra con guantes, y, con ella, trabajaba con seguridad y sin miedo al polvo o las esquirlas. Cuando terminaba y se quitaba la escafandra, sus manos y uñas cuidadas estaban impolutas. Acostumbrada a mover pesos, su capacidad para levantar o mover esculturas era asombrosa. 

A María Antonia le gustaba trabajar con todos los materiales, pero prefería el mármol blanco, el rosa de Portugal o la piedra negra y cristalina de Calatorao (Zaragoza). Todas estas piedras las adquiría en proveedores de la Comunidad de Madrid, donde residía. También trabajaba el cemento, sobre todo para piezas al aire libre. Y por supuesto la escayola, llevada después a bronce, para hacer las diversas medallas con las que concurrió al concurso de medallística de la Casa de la Moneda en Madrid.

Era una autora celosa de la conservación y transporte de sus obras, para las que exigía las máximas medidas de seguridad y mejores condiciones de embalaje.

Le escuché en más de una ocasión que ella era la representante o continuadora del arte taino de Puerto Rico, su país natal, si bien lo hacía de manera libre, abierta y siguiendo la estética del tiempo que le había tocado vivir. Sentía una gran admiración y devoción por el arte taíno al que dedicó su tesis doctoral, que finalmente no pudo leer ante tribunal público universitario, porque le sorprendió la muerte.

María Antonia Román Prado era una artista visual perfeccionista, exigente consigo misma y dotaba de una espiritualidad a su obra que se observa en el recorrido pausado de la misma. Su escultura no es abrupta en su ejecución, se revela suave y sin aristas, por lo que invita a un tacto silencioso.

Una de sus mayores satisfacciones estuvo cuando pudo mostrar buena parte de sus esculturas juntas en el Centro Washington Irving de Madrid, dependiente de la Embajada de los Estados Unidos de América.

Héctor Cavigliasso Baralis

Ingeniero Quimico

Héctor Cavigliasso Baralis, ingeniero químico


jueves, 18 de febrero de 2021

Los archivos de la escultora puertorriqueña María Antonia Román Prado ingresan en la Universidad de Navarra, donación de su esposo Héctor Cavigliasso

María Antonia (dcha) junto a Julia Sáez-Angulo (2006) ante el "Guernica" de Picasso. Museo Reina Sofía

María Antonia entre las pintoras Luz de Alvear (dcha) y Begoña Izquierdo


Julia Sáez-Angulo

18/2/21 .- Los archivos profesionales de la escultora puertorriqueña María Antonia Román Prado (1947-2017), han ingresado en el departamento de Archivos de la Universidad de Navarra, por donación de su esposo argentino/español, el ingeniero químico Héctor Cavigliasso Baralis (1945), ambos residentes en España durante cuatro décadas. 

Los archivos de la escultora recogen, además de sus papeles pesonales, el desarrollo de sus investigaciones para llevar a cabo su tesis doctoral “Relaciones entre el arte indígena puertorriqueño y las vanguardias históricas”, cuyo compendio figura en la página Web de la escultora https://romanprado.com.

María Antonia Román Prado (San Juan de Puerto Rico, 1947 –Madrid, 2017) estudió Bellas Artes en su país y vino a ampliar estudios a España en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, ciudad en la que ha residido durante 40 años.

Como escultora, trabajaba con la piedra, mármoles fundamentalmente. Los artistas de su generación, como el escultor Francisco Leiro o Pilar Carpio recuerdan a la puertorriqueña trabajando concienzudamente en la Facultad. La abstracción era el mundo de la escultora, una abstracción con vagas alusiones figurativas o metafóricas.

    Sus grandes amigas artistas visuales eran las pintoras Luz Alvear, Begoña Izquierdo y Carmen Lastra, además de Julia Sáez-Angulo, crítica de Arte.

Román Prado bebió en las fuentes de los maestros Henri Moore, Jean Arp y el arte taíno, dando una vuelta de tuerca a su arte de la tercera dimensión.  Expuso en su día en el Centro Washington Irwing de Madrid, en una espléndida muestra antológica de su creación plástica.

La galería Javier Aguado prepara una próxima exposición de las esculturas de Román Prado en Madrid.  

Más información

https://romanprado.com 

https://lamiradaactual.blogspot.com/search?q=Mar%C3%ADa+Antonia+Rom%C3%A1n+Prado

Esculturas de María Antonia Román Prado



esculturas de Román Prado


María Antonia y Begoña Izquierdo junto a esculturas de la autora


María Antonia Román Prado (Toledo, 1985)

María Antonia Román Prado y Julia Sáez-Angulo ante un cuadro de Andy Warhol

Begoña Izquierdo, pintora; María Antonia Román Prado (escultora); Julia Sáez-Angulo (crítica de arte) y la niña Cristina Lisbona en la exposición retrospectiva 1976-1992 de M. Antonia en el Centro Washington Irving de Madrid.

Exposición de M Antonia Román Prado en el Centro Washington Irving de Madrid

lunes, 25 de enero de 2021

"RELACIONES ENTRE EL ARTE INDÍGENA PUERTORRIQUEÑO Y LOS PROBLEMAS DE LAS VANGUARDIAS ESCULTÓRICAS", tesis doctoral de María Antonia Román Prado


L.M.A.

PREFACIO Y ANTECEDENTES

Este texto es un compendio de la TESIS DOCTORAL (inédita) "RELACIONES ENTRE EL ARTE INDÍGENA PUERTORRIQUEÑO Y LOS PROBLEMAS DE LAS VANGUARDIAS ESCULTÓRICAS", elaborada por la Licenciada en Bellas Artes, especialidad Escultura, Dña María Antonia ROMÁN PRADO (San Juan (PUERTO RICO) 1947-Madrid (ESPAÑA) 2017).

El Arte Indígena Puertorriqueño es poco conocido por lo que es necesario recurrir a otras fuentes, que permitan acceder a su comprensión para esclarecer su evolución.

Se expone cómo, mediante investigaciones arqueológicas, antropológicas y etnográficas, es posible llegar a determinar las características del ARTE TAÍNO, sin disponer un lenguaje escrito, que narre los acontecimientos durante la trayectoria de los indígenas puertorriqueños o de los TAÍNOS, los habitantes precolombinos en Las Antillas Mayores (Puerto Rico (Borinquén, llamada así por los indígenas), La Española o Santo Domingo, Cuba –parte-, Jamaica –parte-), en una amplia zona del Mar Caribe, desde hace 7.000 a 3.000 A.D. Se trata de un pueblo que llegó procedente de América del Sur, específicamente de la desembocadura del río Orinoco, Venezuela, pasando de isla en isla. 

Grupos taínos a la llegada de los europeos, al final del siglo XV. En verde, ubicación de los caribes, pueblos belicosos de origen arahuaco como los taínos.

En el momento de la llegada de Cristóbal Colón en 1492, había cacicazgos taínos, cada uno dirigido por un cacique principal (jefe), a quien se le rendía homenaje. Puerto Rico también fue dividida en cacicazgos, viviendo en bohíos rectangulares en lugar de ovalados que los pobladores habitaban. Los taínos competían tradicionalmente contra sus vecinos: las tribus caribes, otro grupo originario de América del Sur, que vivían principalmente en las Antillas Menores, pueblos belicosos de origen arawaks (arahuaco) como los taínos.

En el siglo XVIII, la sociedad taína había sido devastada por enfermedades introducidas tales como la viruela, así como otros factores como los matrimonios mixtos o interraciales, que favoreció el mestizaje y la asimilación forzada a la economía de plantación que los conquistadores impusieron en sus colonias del Caribe.

Algunos historiadores piensan, erróneamente, que los habitantes de la ETNIA TAÍNA del Caribe fueron completamente aniquilados tras la llegada de los españoles, pero los estudios resientes de ADN mitocondrial (ADNmt) en Puerto Rico señalan que hay un 31.1% de personas con ADNmt de origen amerindio, 5.4% de origen africano subsahariano y 64.5% con ADNmt de ORIGEN europeo, podrían ayudar a esclarecer las migraciones precolombinas. En definitiva, cerca de un 10 a 15% del ADN total de los puertorriqueños es de origen taíno según un estudio realizado por la revista NATURE. Según ANASTACIA GUBIN, los portorriqueños mantienen en su ADN un 15% del GENOMA de los TAÍNOS. (LaGranÉpoca.com. 19 de octubre de 2011) 

RECONSTRUCCIÓN DE UN POBLADO TAÍNO

La estructura socio-política se organizaban en cuatro clases sociales: las NABORIAS, los NITAÍNOS, los BOHÍQUES y el CACIQUE. El de carácter teocrático-guerrero, era asumido por el cacique y el bohique representan los poderes sobrenaturales del día y la noche. El cacique era el jefe, cuyo poder era limitado a un yucayeque, caserío. Los taínos estaban divididos en gran número de cacicazgos de desigual extensión, a veces unos tributarios de otros. Los caciques taínos recibieron pacíficamente a los conquistadores, al supuestamente considerarles, como dioses llegados del cielo.

Sin embargo, ante el mal trato que recibieron por parte de los recién llegados, los caciques organizaron a sus hombres y repelieron las agresiones que tenían el propósito de someterlos y esclavizarlos. Las modernas armas de los conquistadores (arcabuces, ballestas, cañones), sus petos y armaduras, fueron las claves de una lucha desigual que llevó a la derrota de los caciques taínos.

 Los invasores españoles hallaron a los hombres cubiertos con un simple taparrabos, y a las mujeres casadas con un delantal llamado naguas. Las mujeres solteras andaban desnudas. Ambos sexos se aplicaban pintura corporal negra, blanca, roja y amarilla. Decoraban sus cuerpos con tatuajes religiosos para protegerse de los malos espíritus, y horadaban orejas y labios con oro, plata, piedra, hueso y concha.

La principal actividad económica de los taínos era la agricultura; para lo cual construían sembrados que llamaban CONUCOS. Cultivaban mandioca o yuca en sus variedades dulce y amarga, para lo cual empleaban abonos y sistemas de riego; otros cultivos importantes eran: maíz, cacahuate (o maní), pimienta, piña, cacao, algodón, patata y tabaco. Cazaban pequeños roedores como las jutías, iguanas, algunas variedades de pájaros como la higuaca, y serpientes; pescaban con varias técnicas empleando anzuelos, redes, veneno, etc.

 En cuanto a la religión, los taínos creían en el politeísmo, en la montaña actualmente llamada El Yunque, hacían las ceremonias principales para su Dios, el nombre actual se deriva del nombre "YUKÉ", que era el nombre que los taínos le daban. El rasgo más característico de la mitología taína fue considerar a los espíritus respecto a los hombres y animales, plantas y seres inanimados.

Su diversión era el baile, la música y el juego de pelota (BATU) que practicaban en sitios llamado BATEY; llamó la atención que la pelota era de goma y rebotaba, algo desconocido en Europa.

ARTE TAÍNO 

Al complejo de instituciones políticas, con su sociedad jerarquizada y las creencias mágico-religiosas que regían su vida, se debió el surgimiento de una rica expresión artística cuya principal manifestación fue el arte escultórico. El arte en las Antillas no se inicia, sin embargo, con los taínos. INDIOS ARCAICOS, recolectores y cazadores que poblaron algunas de las islas hace más de siete mil años ya tallaban objetos ceremoniales de piedra y madera y hacían pinturas rupestres en las que se manifestaban sus aptitudes artísticas. Poco antes de la Era Cristiana ya las Antillas Menores y Puerto Rico habían sido pobladas por indios SALADOIDES o INGERÍA, provenientes de la América del Sur. Los SALADOIDES produjeron la más bella cerámica de las Antillas, en ocasiones policromada, así como delicados adornos corporales tallados en piedra y en otros materiales. 

El ARTE de los INDIOS TAÍNOS como el de todos los pueblos aborígenes refleja su particular concepción del mundo. Los TAÍNOS creían en espíritus superiores que controlaban, a veces caprichosamente, la naturaleza humana y el mundo. A estos espíritus el hombre debía halagar, apaciguar o neutralizar por medio de ritos y ceremonias sagradas. El ARTE TAÍNO, encarnación de dichas creencias, se expresaba, con relativo o absoluto dominio técnico en agradables formas convencionales, elaboradas con los más diversos materiales.

    Pocos objetos de valor artístico se salvaron de la destrucción sistemática, llevada a cabo por los misioneros y colonizadores, de todo lo que, para ellos, tenía significación mágico-religiosa, es decir los ídolos y otros objetos de uso ceremonial. De la destrucción, que obedecía a las ideas religiosas de la época, sólo se salvaron aquellas que se enviaron, como objetos exóticos y que serían, siglos más tarde, re-descubiertos por arqueólogos y campesinos, y aquellos que, a tiempo, lograron esconder los indios en cuevas y otros lugares inaccesibles para los conquistadores, Las investigaciones arqueológicas también han redescubierto otros objetos que ya habían sido desechados por los taínos siglos antes de la conquista.

    Lo que hoy podemos denominar ARTE TAÍNO no es otra cosa que la expresión simbólica y estética de su sociedad, de sus necesidades, y, sobre todo, de sus creencias y prácticas mágico-religiosas. Es dentro de esta realidad que podemos apreciar e interpretar sus diversas expresiones, es necesario desechar muchas de las ideas preconcebidas sustentadas por la tradicional evaluación del arte occidental.

    Las creencias taínas en la magia simpática, así como en seres espirituales capaces de controlar la naturaleza, permeaban y moldeaban su cultura. Para el indio la naturaleza estaba animada de poderes sobrenaturales con los que los BOHIQUES o CHAMANES, y los CACIQUES podían comunicarse a través de estrictas y elaboradas prácticas y ritos ceremoniales, Fray Romón Pané (1974, Cap. XIX).

    Este sentimiento de hermandad con la naturaleza, típico de los pueblos aborígenes, produce en el artista taíno un profundo respeto por los materiales con los que plasma sus obras. La piedra, la madera, el hueso, la concha de caracol, no sólo representan el medio sobre el cual ha de trabajar sino la identidad existente entre esa materia y el espíritu mismo de la deidad que en la obra ha de plasmarse. Sólo diestros artífices eran capaces de elaborar los ídolos y demás objetos del culto mágico-religioso. 

    La celebración de los ritos y ceremonias taínas, tales como los AREYTOS y la COJOBA (inhalación de los polvos alucinógenos), conllevaban toda una serie de expresiones artísticas, manifestadas a través de un rico y vistoso despliegue de cantos, danzas, música, indumentarias, objetos sagrados y adornos personales. En esta forma rendía homenaje la sociedad indígena a los dioses y espíritus tutelares; requería, mediando ruegos y ayunos, su protección y ayuda y así lograba conocer sus mandatos y decisiones.

    El AREYTO, ceremonia celebrada por diversos motivos y con actividades desde festivas hasta luctuosas, ejemplifica la unión de las distintas expresiones artísticas al servicio del grupo.

    El ARTE DE LOS TAÍNOS, conceptual y a la vez, utilitario, refleja, antes de nada, su visión mágico-religiosa, del mundo. Sus obras de arte están representadas por una vasta gama de objetos de uso personal y doméstico, y, en particular, por un rico repertorio ceremonial. La variedad y cantidad de estos objetos, constituyen la más fehaciente de su innata inclinación artística.

    Las formas abstractas, naturalistas o estilizadas de estos objetos eran tradicionales y estereotipadas, por lo cual podemos distinguir verdaderas series de objetos similares en las diversas islas habitadas por los taínos o en aquellas a las que llegaba su comercio. Esta producción representa un arte conceptual al servicio de la sociedad taína a la vez que refleja una fuerte voluntad artística y una decidida intención mágico-religiosa. En algunas ocasiones los taínos se veían obligados a alterar las formas convencionales para adaptarlas al material o campo decorativo disponible, lo que hacían verdadera habilidad y sentido estético.

 DUJO DE PIEDRA, BIEN PULIMENTADA, FIGURA ZOOMORFA El ARTE TAÍNO logra sus más bellas expresiones plásticas en el medio escultórico. Con el propósito de lograr su objetivo artístico.

Los taínos utilizaron las duras piedras como el granito, la diorita, el basalto y otras más fáciles de tallar como el mármol y la serpentina. En muchos casos el color de la piedra, las vetas de la misma y el pulimento que lograba darle facilitaban y enriquecía la obra artística.

 DUJO DE MADERA También se hacía uso de las bellas y duras maderas de los bosques tropicales como el guayacán, el moralón y el capá. El hueso del manatí, el mamífero de mayor tamaño en la fauna antillana, le proveyó de material para algunos de los más bellos artefactos de uso ceremonial, así como para tallar idolillos.

El hueso humano, en particular el fémur y el cráneo también le ofrecían la oportunidad de grabar representaciones antropomorfas de carácter mágico-religioso y adornos ceremoniales.

    Otra importante materia prima de que disponían, los artistas taínos era la concha de caracol, elaborados por los más diestro artífices para usos ceremoniales y como adorno corporal. Entre ellos descuellan las pequeñas guaizas o máscaras. Imágenes de animales vinculados a su mitología como la rana, el perro, los peces y distintas clases de aves, eran cuidadosamente tallados en concha de caracol, medio que también se utilizaba para la talla de los pequeños trigonolitos o ídolos de tres puntas.

CEMÍ. IMPORTANTE ESCULTURA ABORIGEN ANTILLANA, TALLADA EN GUAYACÁN NEGRO, 92 CENTÍMETROS DE ALTO. TRIGONOLITO O ÍDOLO DE TRES PUNTAS.

    Hilaban el ALGODÓN NATIVO, que tejían con gran destreza y les proveía la materia prima para hacer las telas, los taínos también hacían uso de plantas textiles como el MAGUEY y de diferentes clases de BEJUCOS para tener hamacas, canastas, adornos y otros objetos de uso diario, pero de gran belleza. De los causes acuosos (ríos y arroyos) les proveían de pepitas o granos de oro, que luego con pesados martillos de piedra transformaban en láminas que usaban cómo adorno en sus objetos. Utilizaban las plumas de múltiples colores que les proporcionaba la rica fauna avícola, con ello confeccionaban bellas capas y adornos de cabeza hechos de plumas de colores.

    La rápida desintegración de la sociedad aborigen, el clima tropical tan devastador para muchos de los materiales utilizados por los taínos para expresarse artísticamente; la falta de interés de los colonizadores para conservar estas manifestaciones de la cultura aborigen, ha sido responsable de que hasta nosotros sólo haya llegado una fracción de los objetos representativos del ARTE TAÍNO.

    El inventario y la descripción de estos objetos obtenidos por Colón e incautados al cacique CANOABO, nos ofrece de la CULTURA TAÍNA, una nueva y amplia visión que ni la arqueología ni las crónicas pudieron establecer. Muchos de esos objetos, enriquecidos con adornos de oro, revelan la riqueza ceremonial de la sociedad indígena. Es posible que los inhaladores descritos en el Inventario de Colón fueran de madera.

    En las colecciones arqueológicas abundan los majadores o trituradores, tallados en piedra con representaciones antropomorfas o zoomorfas. Constituyen una de las expresiones más interesantes del ARTE ESCULTÓRICO TAÍNO. Otra importante expresión artística de los tainos, que iconoglifos, o grabados en las piedras. En las Antillas Mayores, especialmente en Puerto Rico, los taínos dejaron sus petroglifos en los monolitos que delimitan las plazas o bateyes para el juego de pelota, en las grandes piedras en el cauce de los ríos y arroyos, en las paredes de las cavernas.

    Las mejores manifestaciones de la escultura taina son los ídolos de la COJOBA. Estos representan figuras antropomorfas masculinas, generalmente acuclilladas, en lo que parece ser una posición ceremonial. Sobre la cabeza, directamente o sostenido por una pieza de madera que salía del dorso del ídolo, figura un plato circular, ligeramente cóncavo, en el que colocaba el polvo alucinógeno que aspiraba el oficiante de la ceremonia.

MÁSCARA - CULTURA TAÍNA

 YOCAHÚ, DIOS DE LA YUCA  

ESPÁTULA VOMITIVA DE HUESO DE MANATÍ  

CEMÍ, CON INHALADOR DE COHOBA

    Lo que hoy podemos denominar ARTE TAÍNO no es otra cosa que la expresión simbólica y estética de su sociedad, de sus necesidades, y sobre todo, de sus creencias y prácticas mágico-religiosas. Es dentro de esta realidad que podemos apreciar e interpretar sus diversas expresiones.

     CEMÍ TAÍNo ARTE TAÍNO.ÍDOLO

 DUJO EN PIEDRA

    Los ídolos en el que aparecen dos figuras humanas acuclilladas sobre un dujo, con el platón ceremonial sostenido sobre sus cabezas por una pieza vertical. Incrustaciones de oro o algún otro material debieron haber enriquecido los ojos y la boca de las figuras.

    Otra importante expresión escultórica de los TAÍNOS son las llamadas MÁSCARAS antropomorfas de piedra, con tradicionales rasgos de grandes y expresivos ojos y boca abierta en rictus ceremonial. Estas MÁSCARAS talladas en un nódulo de piedras son de forma ovoide y con la parte posterior ligeramente convexa y sin pulimento. En su estado original aparentemente debieron mostrar incrustaciones en los ojos y la boca.

    Fuentes etno-históricas también hablan de otros objetos de interés escultórico, que desafortunadamente han desaparecido. Entre ellos figuran los propulsores de dardos tallados en madera y enriquecidos con incrustaciones de oro; elaborados bastones de mando tallados en las duras maderas tropicales; máscaras ceremoniales de madera con incrustaciones de otros materiales; ídolos, posiblemente de madera, recubiertos con lámina de oro; trompetas primorosamente talladas con diseños simbólicos y, por último, las canoas de los caciques, cuya rica y elaborada decoración llamaba la atención de los conquistadores españoles.

María Antonia Román Prado, escultora. Nueva página Web con su tesis doctoral sobre el arte taíno y las vanguardias históricas

María Antonia Román Prado, escultora puertorriqueña residente en España (c. 1980)



Julia Sáez-Angulo

    25/1/21.- Madrid.- La nueva página Web https://romanprado.com de la escultora puertorriqueña María Antonia Román Prado, que residió cuarenta años en Madrid, está enriquecida con su tesis doctoral sobre el arte taíno, propio de una tribu laboriosa y artística del Caribe, frente a otras tribus vecinas y caníbales. Una tesis que la autora no pudo leer por su enfermedad y posterior muerte.

La página Web fue concebida por su esposo el ingeniero químico Héctor Miguel Cavigliasso Baralis y ejecutada por Alonso de Sousa. Una página Web informativa, clara y elegante.

            María Antonia Román Prado (San Juan de Puerto Rico, 1947 –Madrid, 2017) estudió Bellas Artes en su país y vino a ampliar estudios a España en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, ciudad en la que ha residido durante 40 años.

   Como escultora, trabajaba con la piedra, mármoles fundamentalmente. Los artistas de su generación, como el escultor Francisco Leiro o Pilar Carpio recuerdan a la puertorriqueña trabajando concienzudamente en la Facultad. La abstracción era el mundo de la escultora, una abstracción con vagas alusiones figurativas o metafóricas.

           Román Prado bebió en las fuentes de los maestros Henri Moore, Jean Arp y el arte taíno, dando una vuelta de tuerca a su arte de la tercera dimensión.  Expuso en su día en el Centro Washington Irwing de Madrid, en una espléndida muestra antológica de su creación plástica.

            En su estudio, situado junto al frondoso parque de la Fuente del Berro, se la pudo ver metida en su escafandra blanca cortando, puliendo y limando el duro material de sus piezas en piedra de Calatorao, mármol de Carrara o de Macael, travertino de Almería, etc. Cuando salía de su “burka” profesional podíamos contemplar su melena rubia dorada y sus largas uñas pintadas de rojo.

    La galería Javier Aguado prepara una próxima exposición de las esculturas de Román Prado en Madrid.  

Más información

https://romanprado.com

https://lamiradaactual.blogspot.com/search?q=Rom%C3%A1n+Prado

Escultura de M.A. Román Prado

María Antonia Román Prado, escultora puertorriqueña (c. 1980)


domingo, 26 de febrero de 2017

MARÍA ANTONIA ROMÁN PRADO: UNA TRAYECTORIA ESCULTÓRICA




L.M.A.

María Antonia Román Prado (San Juan de Puerto Rico, 1947 - Madrid, 25 de febrero de 2017)

Catálogo de su exposición retrospectiva en 2013:

    26.02.17.- Madrid.- Las esculturas en piedra -preferentemente mármol- de María Antonia Román Prado, transmiten sensibilidad, armonía, humanidad y ternura. De su demostrado espíritu creador, pueden esperarse muchas cosas exquisitas, casi mágicas –– así describió Santiago de Santiago en el Correo  del Arte, al referirse a la exposición retrospectiva en el Centro Washington Irving ––.

    La retrospectiva a su trayectoria refiere a un camino que comenzó a los cinco años de edad obtuvo el “Premio de Dibujo” en su colegio, más adelante, cuando culminaba el bachillerato, la “Medalla de Arte” obtenida por entonces confluyó en una vocación inconfundible: el amor por las artes plásticas. Así, por las sendas plásticas, recorrió la pintura, dibujo, grabado (litografía, aguafuerte, xilografía), diseño, mosaico, caligrafía, artesanía, vidrieras y escultura. Fue esta última la que atrapó definitivamente sus inquietudes.

    Si acaso se considerasen épocas de su trayectoria hay que reconocer en sus primeras manifestaciones cierto realismo escultórico, donde predomina la figura humana descripta en diferentes concepciones. Luego devendría su andar por las formas abstractas, sin que pueda entenderse como una ruptura sino una evolución caracterizada en las tres dimensiones de la figura.

    La escultora va buscando una expresión cada vez más serena en la que se conjugan un extraño hermetismo con una específica tensión demostrativa de las preocupaciones intelectuales estéticas que presiden la obra –– de esta forma opina Raúl Chavarri, al comentar su Exposición Antológica, en el Centro Cultural de los Estados Unidos de América, en Madrid ––.

    Su obra artística, el fruto de una labor de sincera vocación, de meditado y silencioso estudio, con sensible intuición –– dice Francisco López Hernández, con motivo de su exposición en las salas del entonces Centro Iberoamericano de Cooperación, y agrega –– la causa de una forma concreta, la razón que crea y mueve un volumen, una curva, una arista, o el pulido de una superficie es la obra escultórica surgida de un sentimiento interior, alejada de toda representación de la realidad, que habla con la voz y la palabra del silencio, es el lenguaje, la poesía pura y sin palabras de la forma en el espacio.

    Su concepción escultórica no es sólo un juego de perfiles, sino de luces que describen la conjunción entre la armonía de las formas y el colorido del material y sus vetas, los relieves y oquedades aportan ese misterio que mimetiza la comunicación entre la creación y la artista.

    Su escultura podría definirse como una bella y rotunda abstracción en el mármol, en las que el hueco y el vacío cobran el mismo protagonismo que la masa. –– Así comentó Valva Rioja en un artículo “Escultora del mármol y la abstracción”, publicado en la revista Crítica de Arte, con motivo de su participación en la Feria Internacional Inter–Art de Valencia y en la exposición en el Museo Luis González Robles,  y concluye –– Escultura con vocación de permanencia, con una estética refinada que nace de la talla bien delimitada y cuidada. Sus acabados son perfectos y hermosos; invitan al tacto... La escultora indaga en el bloque que tiene delante y extrae de él la forma que dormía en su interior.

    La obra escultórica de María Antonia Román Prado son piezas únicas. Su espíritu creador dirige sus manos para que así sea.

    En palabras textuales de Antonio Cobos, comentarios sobre la exposición en el Club Financiero Génova, en la sección “Revista de Arte” del periódico YA –– María Antonia Román Prado muestra una obra seria y poderosa. Pertenece a esa rara especie de escultores – actualmente en trance de extinción – que, desdeñando ayudas ajenas de sacadores de puntos y fundidores, labra directamente los mármoles.



CONTENIDO:

q  SELECCIÓN  FOTOGRÁFICA  DE  LA EVOLUCIÓN  ESCULTÓRICA TALLAS  EN  MÁRMOL.
q  SELECCIÓN  DE:  REVISTAS;  CATÁLOGOS;  DICCIONARIOS.
q  CATÁLOGOS  DE  EXPOSICIONES INDIVIDUALES  EN  ESPAÑA.
q  FUNDACIÓN ÁLVARO MUTIS.
PREMIO A LAS ARTES PLÁSTICAS 2006. POR SU EXCELENTE TRAYECTORIA EN LA ESCULTURA DE VANGUARDIA.
q  ANTECEDENTES PROFESIONALES:  CURRICULUM VITAE.
q  CATÁLOGOS DE EXPOSICIONES INDIVIDUALES EN PUERTO RICO Y  PERIÓDICOS.


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