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miércoles, 24 de enero de 2024

El Museo de los Pizarro en Trujillo adquiere cinco esculturas de Pedro Monago

"El parto", escultura de Pedro Monago, en madera de nogal

Pedro Monago y Julia Sáez-Angulo, en la cafeteria del Museo Reina Sofía

Julia Sáez-Angulo

24/1/24 .- Madrid.- El Museo de los Pizarro en Trujillo adquiere cinco esculturas de Pedro Monago: “Dama con pendiente” en bronce; “Guadiana”, en madera de sipo; “Km cero” en madera de nogal; “Niño con sandía”, en madera de haya, y “El parto”, en madera de nogal. Lamentablemente le robaron días antes dos esculturas de su estudio en obras: “Menina patinada en azul” y “Liberación de la mujer”. La denuncia a la policía no se hizo esperar.

Pedro Monago (Villanueva de la Serena (Badajoz), 1939, desde corta edad, se aficiona al dibujo y a modelar en barro, trabaja de ebanista y estudia dibujo lineal . Se establece de tallista y alterna la talla con la escultura que modela en yeso para después pasar a madera. Licenciado en Bellas artes, cursa estudios de decoración en la Academia de Fomento de las Artes Estéticas, FAE. En 1974, empieza una nueva etapa como industrial en la fabricación de muebles en Madrid. Actualmente se recrea en la escultura tallada como pasión y en el dibujo y en la pintura como sentimiento. Es exigente y atento durante todo el proceso de creación: dibujo, modelado y talla, pues para él lo que cuenta es la expresión o la belleza de la obra de arte.

Pedro Monago suscribe al completo la afirmación de Van Gogh: “El que ama vive”. Su obra se encuentra actualmente en varios museos: Bellas Artes de Badajoz, Olivenza, Don Benito, Gudalcanal de Segura, ONCE de Madrid, u Obra Pía de los Pizarro en Trujillo.

Hombre cordial y sociable, durante su larga trayectoria artística, Pedro Monago ha sostenido buenas relaciones con colegas como el canario Reyes (Félix José), Eduardo Naranjo, Víctor García Ochoa, Venancio Blanco (con el que intercambió experiencias sobre fungicidas y poliuretanos, a la hora de tratar la madera), José Luis Fernández, Guillermo Mingorance, o los críticos o historiadores de arte Luis Hernández del Pozo, Ricardo Hernández Megías, Román Hernández Benavides, Miguel Ángel Vallecillo, Miguel Moreno, Julián Coca, Mayte Aguirre...

    Pedro Monago, 85 años, va recordando datos de su trabajo, durante la entrevista sostenida en el Museo Reina Sofía: “El 90% de la figura que yo he tallado o modelado, son mujeres”. “De joven fui un hombre inquieto, pues me movía mi ambición profesional más que por dinero. Trabaje para 22 empresas; fui cambiando a medida que encontraba otro espacio donde aprendiera más y mejor como en Herráiz, donde se trabajaba con un diseño extraordinario y con un perfeccionismo absoluto”. “En mi empresa he contado siempre con oficiales de primera línea, porque trabajábamos piezas de mobiliario de altura. Yo hacía los diseños y los oficiales los interpretaban perfectamente. Yo hasta los envidiaba. Trabaje varios años para “El Corte Inglés.” 

    “Tengo muy buena memoria, sin sacar fotografía alguna reproduje una boa en madera, que vi de joven el Museo de Arte Contemporáneo en la Ciudad Universitaria de Madrid, y que encantó a una galerista. También en París: vi a una mujer joven sentada antes de cruzar uno de los puentes del Sena, y quise sacarle una foto para esculpirla más adelante. Mi mujer me lo impidió, por si la foto nos acarrearía problemas en un país extranjero. Pues, aunque no saque la foto, meses más tarde hice una escultura con es mujer sentada en un banco. La titulé “La espera”.

        "Pese a todo llevo conmigo siempre un lápiz y un papel, para apuntar las ideas que me llegan a la mente".

    Pedro Monago dice que, ahora, la artrosis le impide modelar con facilidad, por lo que se dedica más al dibujo, a base de lápiz, pastel o acuarela.


"Guadiana"
"Niño con sandía"

miércoles, 29 de junio de 2022

Pedro Monago, escultor, dona una de sus obras al Monasterio de Guadalupe en Extremadura

 


Pedro Monago ( a la dcha.), junto a la escultura donada


J.S.A.

            29.06.2022.- El escultor extremeño Pedro Monago (Villanueva de la Serena, Badajoz, 1939) ha donado una de sus obras a la colección de arte del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe en Extremadura.

El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe es un monasterio del s. XIV situado en la localidad española de Guadalupe, en la provincia de Cáceres. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993. En su interior se aprecia el estilo gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico. 

Más información

https://lamiradaactual.blogspot.com/2015/12/pedro-monago-artista-entre-la-escultura.html

Pedro Monago , escultor, ante su obra en el Monasterio de Guadalupe




jueves, 19 de enero de 2012

Pedro Monago, exposición en Milán y escultura para el Museo de Bellas Artes de Badajoz

Pedro Monago, escultor ante una "Menina velazaqueña"




Julia Sáez-Angulo
        19.11.12.- Madrid.- Pedro Monago García (Villanueva de la Serena. Badajoz, 1939), que acaba de exponer sus esculturas sobre la obra de Luis Chamizo en Guareña (Badajoz), es actualidad por dos noticias: su próxima exposición de su obra en Milán y la entrega de una escultura titulada “Amanecer” al Museo de Bellas Artes de Badajoz, una pieza que representa a una doncella que comienza a vestirse en la mañana, como promesa ante una nueva jornada.
    “Amanecer” en madera, de 66 cm de alta se ha realizado en madera de haya vaporizada y antes de llegar a su destino oscense, el escultor Pedro Monago ha querido mostrarla a los medios culturales del circuito artístico madrileño. El artista trabaja en dos series de seis piezas cada una: Bailaoras de Flamenco y Suertes taurinas.
    La obra formará parte del fondo de artistas extremeños del citado museo que contiene obras de Gabino Amaya, Gabino Amaya Junior, Juan de Ávalos, Eduardo Naranjo y otros.
    Monago, excelente dibujante de formación en la Escuela de Artes y Oficios, llegó muy joven a Madrid donde realizó su trabajo en el campo del diseño industrial y la publicidad, pero su verdadera vocación estuvo en la escultura, que retomó en cuanto su economía familiar se lo permitió.
    Modela el barro, talla la madera y funde en bronce. Le gusta seguir el lento proceso que exige el arte de la tercera dimensión hasta llegar a la pieza perfecta. “Hay veces que logras enfocar la escultura en medio día, mientras que otros cuesta mas trabajo y hay que desechar la primera idea”, declara Pedro Monago, que se confiesa exigente y perfeccionista con su obra.
    “La escultura tiene que hablar, tiene que transmitir emociones o sentimientos, de lo contrario no sirve. Tengo una escultura que representa a una mujer que transmite placidez y tranquilidad; me adormece cuando la contemplo. La escultura tiene su propio lenguaje y hay que respetarlo”, añade el autor.
    Conoce la textura y ductilidad de las distintas maderas africanas a a la hora de trabajar. Habla de nogal español, brasileño, cerezo, haya… Cada tacto y cada color facilitan un tema u otro.
    Monago ha representado la obra del escritor extremeño Luis Chamizo “La nacencia” en doce esculturas, que se presentaron en el centro cultural de Guareña, donde espera que el conjunto quede definitivamente algún día. El poema de Luis Chamizo está escrito en castúo, fabla local, y el escultor ha plasmado las escenas más entrañables del mismo.
    Con motivo del festival gatronómico de Madridfusión, Monago ha presentado dos esculturas en dos escalas, tituladas “Niño con sandia” en las galerías las galerías Amador de los Ríos y Alfonso XIII. El artista expuso el pasado año en el Museo de la ONCE en Madrid.

Más información

miércoles, 30 de marzo de 2011

Pedro Monago, expone sus esculturas de madera en el Museo Tiflológico de la ONCE

Pedro Monago, escultor, ante una de sus obras

L. M. A.
      31.03.11.- Madrid .- El escultor extremeño, residente en Madrid, Pedro Monago García, (Villanueva de la Serena. Badajoz) expone una veintena de esculturas en el Museo Tiflológico de la Organización Nacional de Ciegos ONCE de Madrid, en una muestra coordinada por Miguel Herrero Torbellino. Julia Sáez-Angulo, vicepresidenta de la Asociación Madrileña de Críticos de Arte de Madrid, AMCA, escribe en el catálogo:

"Tiene el convencimiento de que la madera es un ente mágico, material noble y cálido que se aviene como ningún otro a la escultura. Su textura es una tentación al tacto. En realidad, toda la escultura que se precie es una invitación a ser palpada, acariciada y mimada. Los que carecen de luz saben ver con las manos lo que el vidente no “ve”.

Madera de nogal autóctono o americano, de caoba brasileña, de cerezo español, de tilo, de pino de Balsaín... algunas de estas maderas muy codiciadas, caras, casi inencontrable, dan acogida a la veintena de esculturas de Pedro Monago en esta exposición, donde la mujer es tema predominante, símbolo o alegoría del pensamiento del autor.

En su trayectoria artística (que comenzó muy joven como dibujante, modelador y tallista, interrumpido en el tiempo por su labor de diseño industrial y trabajo empresarial), le hemos visto series escultóricas coherentes sobre la memoria de Luis Chamizo, el poeta rustico de su tierra, o de Tauromaquia, con las diversas suertes del toreo.

Ahora Monago nos ofrece una sucesión de personajes que cuentan historias concentradas en el bulto redondo de la escultura. Cada una de las piezas es la narración de una invención, que va desde la soberbia Menina velazqueña, hasta la Venus del Espejo, pasando por la maternidad expectante, Penélope, Geisha con pamela, Muchacha afligida, Dama con pendiente, Beso de la pareja, El jornalero o las garzas, una de ellas en un sutil móvil sobre bandas de metal, para aludir al vuelo del ave.

Mención aparte merece la pieza titulada El declive, en la que un atleta -el capital- que sujeta a duras penas la obra donde el dolor, llanto, lamentos y esfuerzo, quedan reflejados en el bajorrelieve de la parte inferior. Toda una alusión a la situación socio-económica de de nuestro tiempo.

Cuidar el proceso hasta la última pátina
        Pedro Monago no busca el realismo naturalista en las caras sino que ofrece cabezas o fisonomías abiertas a la interpretación del espectador; lo que sí busca con ahínco es lograr el movimiento, la tensión, el esfuerzo o el reposo que cada figura requiere según el tema representado.
    El escultor siente el apremio del tiempo y su trabajo es paciente a la vez que incansable para recuperar la dedicación que la vida profesional restó a su entrega al arte. Consagración, entrega y entusiasmo no le faltan. Sorprende tanta energía ante la talla de la madera a la que dota de permanencia “eterna”, para ello la talla y la trata a la vez de modo artístico y científico. No quiere que el tiempo la deteriore. Investiga de continuo sobre las distintas pátinas que habrán de proteger y embellecer el acabado final de la pieza. “El tacto es la mejor pátina para la escultura”, afirma el autor.
    Pedro Monago, escultor laborioso –también pintor-, es exigente y atento durante todo el proceso de creación: dibujo, modelado, pantógrafo y talla directa. Él sabe que poco importa el esfuerzo de la ejecución, porque al final lo que cuenta es la expresión o la belleza de la obra de arte. La pieza única e irrepetible que condensa su creatividad de artista".
    En la inauguración estuvieron diversas personalidades, como Justo Reinares Díez, director de Cultura y Deportes de la ONCE y artistas y críticos como Agustín Sanz, Hector Delgado, Víctor Ochoa, Víctor García, Gianna Prodam y otros.