Julia
Sáez-Angulo
Más de un centenar de prosas poéticas constituyen el libro Jesús Cobo, Para consuelo de los muertos, editado por Almud Ediciones de
Castilla- La Mancha, en la colección Biblioteca Añil literaria.
Hombre culto, erudito, crítico de arte, Jesús Cobo (Toledo
1950) fundó y dirigió la revista Calandrajas
(1985-1993) y recibió el XXI premio Cerdan de Oro, entre otros. Ha escrito los
libros Veinte cuentos a deshora y Alejandra y otros temas becquerianos. Es
miembro numerario del Instituto de Estudios Toledanos.
Para consuelo de los
muertos es un libro de reflexiones poéticas en torno a la emoción, el sentimiento
o la mirada del autor hacia los hechos y las cosas. No busca la narratividad
sino la concatenación de ideas de pensamientos, de sucesión en lo mirado o
contemplado.
El título de cada prosa poética, filosófica con frecuencia,
se encadena con negrita a la escritura que ocupa siempre el comienzo de una
página sin apenas llegar a la mitad. Prosas breves, directas, sugerentes…
“Ante el misterio,
la expectación. Puertas que no se abre, ventanas que no existen, ruido de agua,
rumores. Ante el misterio, el asombro. Costumbre del asombro, incertidumbre de
la paz. Y, ¿qué esperan los árboles? Salto mortal del pensamiento, un día se
nos cierran los ojos. Y vemos”, dice una de las prosas poéticas de Jesús Cobo,
que bien podrían ir en versos por línea.
“Mal año para Don Quijote…” recuerda Cobo con humor.
“Para consuelo de los muertos” es un título que sacude. El
libro termina con una explosión de júbilo y esperanza en la prosa titulada “Mañana fulgurante, sol de junio. ¡Luz,
luz! (…) Discretean lejanas las campanas de la ciudad. Y se pierden los
pensamientos entre tanta armonía”. Para
los que contemplamos en figurativo, se nos antoja la ciudad de Toledo al fondo.
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