Julia
Sáez-Angulo
            05.06.14 .- Madrid .- La
poeta Carmen Pallarés Barquero (Madrid, 1950) es una de las voces poéticas más hermosas y singulares de
la lírica actual en castellano. Su último poemario titulado  Partitura adelante (Requiem, Mozart, KV
626) lo pone de manifiesto. El libro ha sido publicado por IAO Arte Editorial y
está escrito entre el Verano de 2007 y la Primavera de 2010. Una edición
cuidada en rojo, blanco y negro.
            El
argumento, sumamente original, es el de una cantante de coro que comienza a
preparar una partitura del Requiem de Mozart y desde su bisoñez hasta el logro
del deseo va pasando por una sucesión de experiencias en el encuentro,
conocimiento y práctica de la música.
            “Apenas
he caminado y lejos me encuentro” es la cita de Parsifal con que se abre el
libro, a la que se añade la de Gurnemanz : “¿Lo ves hijo mío? Aquí el espacio
nace del tiempo.
            Por
su parte, Carmen Pallarés abre su poemario con estos versos: 
            Monedita de cobre, barco al pairo,/
nueva voz en el coro, voz de lance/ con alma de segundo pentagrama/ en mizo, la
mía: voz sin lustre,/ destinada a la cuerda de contralto.
            El libro se estructura en los siguientes apartados: La Entrada; Los
consejos; La puesta en voz; Los primeros ensayos, y La salida.
            “Y comencé a estimar/ las bellezas diversas
de las dificultades,/ y a reunir talentos y recursos/ con la galantería de la
calma/ para vivir las metamorfosis del canto/ para escandir los acontecimientos
de la obra,/ para atender al pulso de las formas fugadas:/  ¿para apreciar las formas del silencio/ en
las profundidades de mi destino,/ entre la liviandad de mis decisiones,/ el
tono de mi espíritu, las notas/ y las maneras de mi libertad?
            “En concierto” es el título del último poema que cierra el libro, donde
la cantante del coro expande su sentimientos, sus ansias, su ímpetu: Aire arriba, aire arriba, aire adelante,/
partitura adelante y air e arriba/ fue el réquiem por las naves de la iglesia
de Micael, en el concierto, el frío / de febrero en las manos, en la noche/ en
que mi voz cantaba entre dos mundos, / erguida, vigilante, alerta, viva…

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