sábado, 18 de octubre de 2014

Jesús Sevilla Lozano publica un libro de entrevistas con el arquitecto Miguel Fisac




Iglesia de los PP Dominicos (Alcobendas. Madrid)



Julia Sáez-Angulo


         No es una biografía en sentido canónico del género literario, sino un libro periodístico hecho de sucesivas entrevistas en 1997 con el arquitecto Miguel Fisac. Su autor, Jesús Sevilla Lozano (Daimiel, Ciudad Real, 1940); su título Miguel Fisac ¿Arquitecto de Dios o del diablo?, editado por Nueva Utopía.

         La amistad y el interés periodístico movieron al autor a recopilar una serie de entrevistas de Miguel Fisac Serna (Daimiel, Ciudad Real, 1913 – Madrid, 2006), arquitecto y urbanista notable,  que ha dejado obras en Madrid como  el convento de los Dominicos en Alcobendas (1955) Colegio de la Asunción (1965), Centro de Cálculo (1966)… así como laboratorios y numerosas viviendas en La Moraleja o Somosaguas. El edificio de oficinas de los Laboratorios Jorba, denominado La Pagoda (1999) fue derruido en medio de una polémica mediática.

En sus últimos años Miguel Fisac se dedicó a pintar y a exponer en la galería Peyroncelli, donde, ante la dificultad de las ventas, decía con humor a las galeristas: “Decid que voy a morir pronto y que mi obra se va a revalorizar”.

Laboratorios Jorba (La Pagoda)



         Miguel Fisac fue miembro numerario del Opus Dei durante diecinueve años (1936-1955). En 1955 conoció a Ana María Badell, con la que se casó en 1957 y tuvo dos hijos. El arquitecto dejó el Opus Dei, lamentablemente como un “rebotado” es decir, que ha arremetido continuamente en sus declaraciones contra la institución religiosa a la manera de un resentido (Gregorio Marañón describió  de manera espléndida el resentimiento en su libro sobre Tiberio).

La manía persecutoria de Fisac tiene el paralelo en sus mismos ataques sistemáticos a la Obra, simplificando de manera pueril las denominadas normas de piedad que se practican en la institución. Su reduccionismo de las cosas en este campo resulta realmente patético. Ciertamente si las normas de piedad son mera rutina, no sirven de nada, mientras que si se realizan con fe, esperanza y caridad, son un tesoro del espíritu. A Fisac le ha faltado ecuanimidad en este campo.

El carácter de Fisac era ciertamente atrabiliario, el propio autor Sevilla Lozano escribe en la introducción al libro:  “Muchas de sus declaraciones en las entrevistas, manifiestan, por su carácter tan avinagrado, una animadversión hacia el Opus Dei, acentuada con el paso de los años, olvidando todo lo que recibió de formación y de oportunidades profesionales que las consideraba suficientemente compensadas por las aportaciones económicas que hacía. Yo personalmente creo injustos su juicios tan negativos pues el mismo reconoce repetidas veces que lo que recibió, además de una buena formación, fue cariño, mucho cariño”.

En suma, un libro singular el de Miguel Fisac ¿Arquitecto de Dios o del diablo?, escrito por el amigo periodista y médico Jesús Sevilla Lozano. En las escuelas literarias no recomiendan titular con interrogaciones, porque hay que presuponer que el autor del libro explica con claridad la tesis, puesto que se le supone más avezado en el tema que el lector. Sevilla Lozano, lúdico y provocador, ha querido poner esa duda de la interrogación, quizás porque no ha llegado del todo a dilucidarlo. ¿Quién conoce el corazón humano sino sólo Dios?, dice el salmo con acierto e igualmente con interrogaciones.

El lector se pregunta también si cambiaría o  Fisac desde 1997 en que se hicieron las entrevistas y 2006 en que falleció el arquitecto.

        










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