viernes, 25 de diciembre de 2020

Noche de Paz, amistad, arte y gastronomía en Madrid, en casa de Mercedes Ballesteros y Pablo Reviriego


Pablo Reviriego y Adriana Zapisek

Pablo Reviriego y Ugo Re


L.M.A.

Fotos: M. Saslovsky

25/12/20.- Madrid.- Noche mágica y sublime la Noche Buena, la de la llegada del Niño Dios a la tierra para los cristianos, en la que los hombres y mujeres de buena voluntad lo celebran por todo lo alto, porque es una noche de paz, amistad, arte y gastronomía, al menos en casa de los pintores Mercedes Ballesteros y Pablo Reviriego, junto a los hijos José Ángel y Bernar, a los que se unieron la artista visual Adriana Zapisek y su marido el mecenas de arte Mario Saslovsky, la crítica de arte Julia Sáez-Angulo y el gestor de mercados Ugo Re.

    Una apertura de balcón permitía ventilar bien la casa de los posibles aerosoles que se generan al hablar. La seguridad, ante todo.

Después de una atenta y respetuosa escucha del discurso del Rey Don Felipe VI en la televisión, a la que todos concluyeron unánimes con una aprobación y aplauso, y una bendición de acción de gracias a Dios, comenzó la gozosa cena de Noche Buena a base de nécoras, jamón y lomo ibéricos -únicos-, anchoas de Santoña, pan de semillas, sopa de almendras… siguieron unas alcachofas rellenas de gambas que quitaban el hipo. Vinos de Rioja y Lambrusco se disputaban los gaznates.

    Seguidamente una merluza a la vasca que motivó un debate gastronómico apasionado entre la anfitriona Mercedes Ballesteros, capaz de recorrer tres mercados madrileños para encontrar la mejor materia prima para la mesa y Mario Saslovsky, que no le va a la zaga, ante el asombro de los presentes. 

    Las virtudes y diferencias entre la merluza negra chilena y la de pincho del Cantábrico llevó un tiempo entre ambos chefs y gastrónomos, para quieres la compra es tan importante como la cocina. Se intercambiaron recetas para lograr un marisco de centollos, nécoras y cangrejos en su punto. Les animamos a ambos poner un restaurante, pero Mario alegó que es tarea sacrificada.

    Tarta, miguelitos, bombones, mazapanes y otras dulces delicias llegaron a la mesa, seguidas de la sorpresa de una genuina anguila toledana, de la que Adriana Zapisek aseguraba ser su repostera. No coló. Lo suyo es la pintura abstracta, pero no la repostería.

    Entre medias, Adriana y Ugo descubrieron que tenían madre y padre italianos respectivamente. El Lambrusco estaba cerca para celebrarlo.

    Llegó la hora de los regalos de Navidad y el arte se hizo presente con su magnificencia. Las perfectas acuarelas de Pablo Reviriego se fueron entregando a los invitados. Las había de playa, de campo y sol y de nocturnos. ¡Una belleza! Los agraciados elogiaban su propia pieza como la mejor respecto a las otras. Todos contentos.

    La velada terminó con mascarillas de nuevo, distancia y música como corresponde a una casa donde hay compositores como José Ángel Martínez y expertos. Raphael estuvo de fondo tenue durante la cena, pero después llegaron André Riu y cantantes nórdicos a la pantalla de mano del disc-jockey Bernard Martínez Ballesteros. Todo un lujo que nos hará recordar esta Noche Buena 2020, pese a que el annus horribilis ha sido la nota. Mercedes Ballesteros sabe dar calor de hogar a las cosas.

    

Cena en casa de Mercedes Ballesteros 2020

Pablo Reviriego y Julia Sáez-Angulo

1 comentario:

Juana Mari Herce dijo...

Que Noche Buena tan guay,asi cualquiera y que guapos estáis todos.
Un saludo desde Benalmádena.