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viernes, 16 de junio de 2023

Martín Chirino: "Vientos. Un camino en espiral hacia el origen " en el Castillo de la Luz de Las Palmas


 • Tercera monografía de la Enciclopedia Martín Chirino, tras las dedicadas a Reinas Negras y Afrocán


La exposición reúne un corpus de obra, entre esculturas, dibujos y técnicas mixtas sobre papel, lienzos, arqueología y fotografías en torno al viento de Chirino.

Martín Chirino, escultor
Escultura de Martín Chirino

    L.M.A.

        Las Palmas de Gran Canaria, 16 de junio de 2023. - La Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino presenta desde hoy y hasta el 17 de septiembre, en su sede del Castillo de La Luz de Las Palmas, la exposición Martín Chirino: Vientos. Un camino en espiral hacia el origen, comisariada por Fernando Castro Flórez, profesor de Estética de la Universidad Autónoma de Madrid y crítico de arte. Esta muestra, como en los dos años anteriores, coincidirá con la edición de la tercera monografía, en colaboración con la Fundación Azcona, sobre el artista canario, escrita por Castro Flórez y enmarcada como un volumen más de la Enciclopedia Martín Chirino, proyecto de la Fundación que lleva su nombre, de la que ya se han publicado dos anteriores, Reinas Negras por Alfonso de la Torre y Afrocán, escrita por Antonio Manuel González

A través de esta tercera monografía de la ENCICLOPEDIA MARTÍN CHIRINO, nos adentramos en la serie más carismática y particular del escultor, EL VIENTO; tema que comenzó a tratar a finales de los años cincuenta y al que sería fiel durante todo el recorrido de su vida, convirtiéndolo en una constante, y leit motiv de toda su obra, señala el director del proyecto y de la Fundación, Jesús M. Castaño.

En la apertura, junto al comisario, la presidenta y el director general de la Fundación Chirino, Marta Chirino y Jesús M. Castaño, estuvieron presentes la consejera de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Guacimara Medina; la responsable de Acción Social de CaixaBank en Canarias, Olga del Pino; el Ceo de Canaragua, Juan José González; y el arquitecto jefe del Servicio de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas, Juan José Espino Durán.

La exposición cuenta con la colaboración de varias entidades públicas y privadas, entre las que cabe destacar a los Gobiernos de España y de Canarias, el Cabildo de Gran Canaria y el Ayuntamiento de Las Palmas y la aportación de la Fundación “la Caixa”, a través de CaixaBank. En el proyecto expositivo se incluyen un corpus de obras, algunas de gran formato, entre esculturas de Martín Chirino (Las Palmas, 1925-Madrid, 2019) y de otros artistas de su generación como Jorge Oteiza, El Lissitsky, Julio González y Robert Smithson, así como obra sobre papel que ilustran un tema que ha recorrido casi seis décadas de la trayectoria plástica de Chirino. El texto de Fernando Castro Flórez ahonda en la revisión histórico-crítica y bibliográfica de las espirales del viento.

Tal y como escribe a la hora de interpretar la obra del artista: “Dominando el hierro, Martín Chirino impone su voluntad. […] ha entendido que su trabajo tiene que estar sostenido desde la «pura pasión» y así está totalmente confrontado con la «banalización» contemporánea, con una voluntad simbólica manifiesta o […] con el afán de generar una composición de un «cosmos»”.

La mayoría de las obras que forman la muestra proceden de fondos del legado de Chirino, además de la Colección Azcona, del Gobierno de Canarias, así como de otras instituciones públicas como son el IVAM de Valencia, Museo Salvador Victoria y colecciones privadas, entre las que se encuentran algunas representadas por la Galería Guillermo de Osma.

La espiral más temprana de todas las que componen este homenaje a la forma fundamental del viento, que Chirino trabajó durante la mayoría de su carrera, es también la primera que hizo: “El primer Viento de Martín Chirino data de 1958 y lo presentó en su muestra en el Ateneo de Madrid. Desde entonces, realizó casi un centenar de esculturas con esa temática. Una estructura aparentemente simple, una espiral de metal, consigue modularse en impresionantes variaciones, intensificando su potencia estética. El Viento es la manera que tiene la espiral de hacerse tangible”, escribe Castro Flórez.

Al reconocible perfil se suman unas pequeñas hendiduras en el centro de la pieza, que aportan una textura e irregularidad que más adelante desaparecerán de su producción. Tal y como se recoge en la tercera monografía que acompaña a la muestra: “Chirino, maestro Chirino, maestro de la curvatura, sigue a rajatabla su credo estético del «menos es más», utilizando un mínimo de materia para obtener una mayor expresividad pero, sobre todo, buscando lo poético y sugerente, por medio de un esfuerzo físico; golpeando el martillo en la fragua, dominando la potencia del fuego; consiguiendo que las herramientas del herrero funcionen en beneficio de los fines artísticos más intensos”.

A pesar de la referencia textual en el nombre de todas estas piezas –así como en el título de la muestra– Castro Flórez destaca la importancia de la ausencia de representación del mundo real para Chirino, para quien “la abstracción supone un momento de inflexión histórico-estético que lleva a la creación de un pensamiento puro”; “Las esculturas de Chirino simbolizan el viento con un tono poético-musical que remite tanto a lo aborigen en cuanto dialoga con la modernidad radical”.

En el otro extremo cronológico, el conjunto de piezas más reciente es 4 espirales del viento; un trabajo previo de 2017-2018 con variaciones sobre la versión más compacta de la célebre forma.

Chirino no dejaba de esculpir y grabar espirales, sedimentos visuales que unían lo cósmico y el deseo hermoso de un hombre que tenía la integridad de una roca. Buscaba el origen sin nostalgia, no olvidaba las “pintaderas” del Museo Canario, demostrando que se puede ser universal sin perder el aliento local. Así, en la muestra se expondrán 11 pintaderas cedidas por el Museo Canario.

Ángel Ferrant dijo que “la naturalidad personal de Martín Chirino se transmitió a sus hierros, en los que no hay nada fingido. Suya y de ellos es la sencillez y la austera serenidad que los caracteriza: la efusiva expansión en que se distinguen”. El gesto escultórico de Chirino es, en la estela de Julio González, un “dibujo en el aire”, una expresión de fuerza y sensualidad, donde la continuidad espacial lleva a la mirada más allá de la estricta objetualidad. 


Tal y como dijo Chirino de González: «Ante la obra de Julio González —la delicadeza y la violencia de su poderoso silencio—, mi reflexión primera […] me lleva al entendimiento de la utilización de las herramientas, condición indispensable para llegar a formar parte, con el dominio del oficio, del clan de la fragua, del forjador lector del hierro, del gremio de los herreros».

 

Castro Flórez apela a que recordemos obras ya clásicas de este escultor magistral como El carro (1957), perteneciente a lo que llamó “herramientas poéticas e inútiles” en las que establecía una meditación plástica sobre las formas de relacionarnos con la tierra y de conseguir una fertilidad imaginaria o la esencial Composición. Homenaje a El Lissitsky que le llevó a Javier Maderuelo a establecer la analogía entre el expresionismo abstracto y su action painting, calificada como “escultura de acción”. No es, sin embargo, meramente una emoción del gesto de golpear lo que se hace visible, sino el placer táctil de los plegamientos, la intensidad de la materia sometida a una búsqueda de la armonía. 

Chirino señaló, en La reja y el arado, un texto publicado en el número monográfico que Papeles de Son Armadans dedicó en 1959 a El Paso, que la inspiración está relacionada con las herramientas necesarias y humildes: “Mi escultura se aproxima más a las herramientas en sus orígenes. Está hermanada con el arado o la reja. Mi obra podría tener lo que esos instrumentos tienen de prolongación humana. Unen al hombre a la tierra en una armoniosa y necesaria tarea. Ella también –la escultura– va entrelazada con el espíritu humano en su dimensión más radical, la de los aperos... Están en consonancia con lo útil elevado a rango de símbolo. Los he buscado en el pueblo”.

En la estética de Martín Chirino es fundamental, sin ningún género de duda, la forma en espiral que evoca el viento. “En el año 59 –señala Martín Chirino– hice la primera espiral erguida, después de convivir con las formas espiraliformes durante toda mi infancia, descubriendo el viento en los rincones de mi tierra y en las culturas milenarias. La espiral es una concepción mítica, principio y fin de la vida. He forjado formas en espiral que, lógicamente, se han ido transformando en mi taller y poco a poco, han venido enriqueciendo su significado iniciático. Al principio eran vestigios, elementos de la naturaleza que descubrí en las culturas milenarias. Concepción mítica de principio y fin de la vida para los primeros hombres y mujeres de mis ancestros. La espiral hoy es, o puede ser, una galaxia, una estela, un sentimiento que ha pasado de lo físico a lo espiritual. Un gesto inquietante de origen oscuro, que emerge de la memoria de civilizaciones hoy olvidadas para convertirse en enseña de la antigua patria de estos pueblos y razas”. 


Ese mismo año Millares dirá que “Martín Chirino reflexionaba entre lo breve o lo interminable «lo finito y lo infinito; el vuelo del ave o el peso de una piedra»”

Como recuerda Fernando Castro Flórez en su texto, Juan Eduardo Cirlot destacó “el lirismo del gesto” en las obras de Chirino y añadía que reconstruye el símbolo de la espiral para concluir que en ella surge el intento por conciliar la rueda de las transformaciones con el centro místico y el motor inmóvil o, al menos, constituye una invitación a esta penetración hacia el interior del universo, esto es, en pos de su intimidad.

En la exposición sobre las espirales de Vientos de Martín Chirino se incluye un conjunto de esculturas en torno a la espiral, de las que veinte de ellas salieron de la mano de Chirino, en las que se aprecia la importancia de esas formas en su larga producción artística. Junto a esas esculturas, dibujos y collages se pueden  contemplar algunos ejemplos de uno de sus artistas seminales, Julio González, del que se exhiben cuatro esculturas –Main, hacia 1937; La chevelure, 1934; Busto llamado ”El Apostol”, hacia 1933-1934, y Le rêve (Le baiser), hacia 1934, todas procedentes de la Colección Azcona–; de Jorge Oteiza – Construcción vacía con módulo de luz, 1957, Colección Azcona– al que le unía la importancia del vacío–; de El Lissistky; y de Robert Smithson –Espiral perforada, 1973, Colección IVAM–, entre otros, unido a una serie de dibujos y documentos que ayudan a contextualizar su singular modo de esculpir el viento. 

Chirino fue un creador que reconoció, en su imaginario, que la espiral y el viento son indisociables. Para él, el espiral remite a las islas en un doble sentido: por un lado, es motivo iconográfico de la cultura aborigen –de las pinturas que se conservan en el Museo Canario–, pero es también la consistencia del viento que tensa y comba las plantas, sus ramas, que riza las olas, que estalla contra las rocas.

Tal vez los vientos del ensueño de su infancia, cuando dibujaba espirales en la arena, sinteticen sus más de cinco décadas interpretando este elemento; algo que no se ve, pero que él esculpió incluso en los últimos años de su trabajo en el taller, cuando seguía latiendo su anhelo de libertad y un deseo de ligereza de plasmar los vientos alisios y solanos, que no dejan de ser los ritmos de la existencia y la búsqueda de la armonía.

Más información 2025 : https://exitmedia.net/destacado-semana/martin-chirino-en-canaria/?mc_cid=59230d652a&mc_eid=699bb972c1

domingo, 26 de marzo de 2023

FERNANDO CASTRO FLÓREZ: “Picasso, modelo del deseo. El voyeurismo desvelado”. Conferencia en el Ateneo

Fernando Castro Flórez, profesor de Filosofía y Teoría de las Artes 
Oscar Mariné, José Rayos y Fernando Castro Flórez

Julia Sáez-Angulo

Fotos: A.Zapisek y M. Saslovsky

            26/3/23.- Madrid.- La Sección de Ciencias Históricas del Ateneo de Madrid organizó la conferencia “Cincuenta aniversario. Pablo Picasso: modelos del deseo”, impartida por Fernando Castro, profesor de Filosofía y Teoría de las Artes de la Universidad Autónoma de Madrid. Introdujo el acto Oscar Mariné, presidente de la Sección de Artes Plásticas del Ateneo y presentó José Rayos, Secretario de la Sección de Ciencias Históricas

    Entre el 16 de marzo y el 5 de octubre, Pablo Picasso (1881-1973) realizó (asistido por el estampador Piero Crommelynck) 347 grabados, en los que encontramos desde escenas circenses a imágenes de intenso tono erótico. La Suite 347 se presentó en 1968 en la galería parisina de Louise Leiris, para viajar posteriormente al Art Institute de Chicago. Picasso realizó los grabados de la Suite 156 entre enero de 1970 y marzo de 1972 (si bien retomó dos obras anteriores de 1968 y 1969) y también fueron expuestas en la misma galería cuando todavía el artista estaba vivo en 1973. Cinco años después, al presentarse esas piezas, en la Kunsthaus de Zurich, se reconoció que eran obras fundamentales que tenían algo de testamentario. 50 años después de la muerte de Picasso podemos revisar sus “modelos del deseo” a partir de esas impresionantes series de grabados realizados en sus últimos años de vida, cuando parecía sublimar la impotencia; aunque el artista era ya un anciano no dejaba de re-imaginar obsesivamente el encuentro erótico, consciente de que el arte puede ser una promesa de felicidad o, por lo menos, un instante para recordar el placer.

Castro Flórez dijo que volvía al Ateneo de Madrid después de su conferencia a los 18 años, cuando él era antipicassiano furibundo, porque estaba más bien adscrito a las nuevas vanguardias conceptuales. El estudio, investigación posterior, le hizo reconocer a Picasso como cabeza de las vanguardias históricas de los años 20, más que de las radicales, a partir de los 50-60, de las que esa cabeza estaría en Marcel Duchamp. Nombres como Paul Klee, Mondrian o Malevich, también serían claves en el arte del siglo XX. Castro Flórez es autor del libro “Picasso, rey de los burdeles” (2008).

Señaló que la fuente del antipicasianismo estaría en el libro de su ex pareja Françoise Gilot “Vida con Picasso” sobre sobrevivir a artista malagueño.

Para el conferenciante, Picasso es un grabador de primer orden, que echó un buen pulso a Goya Y Rembradt , y en el dibujo lo hizo a Rafael y a Ingres. Ciertamente superó a su padre, profesor de Dibujo en Bellas Artes. Castro Flórez habló del interesante “estilo tardío” de Picasso y otros artistas, donde dan el do de pecho o canto del cisne en su obra. En los dibujos, grabados y pinturas de su última etapa, Picasso fecha las obras, como si fueran páginas de un diario. Los grabados son una biografía. Su vida sepultada en la pintura. Como la obsesión del protagonista de la obra de Balzac, “La obra maestra desconocida”.

En la conferencia se habló de la obsesión de Picasso con Matisse, por la elasticidad de sus ritmos y sobre todo por el color. La angustia de las influencias. Picasso buscó la luz del Mediterráneo como Matisse, pero no la encontró, sí encontró la sombra. “El arte es un proceso de espiar el sueño del otro mientras duerme”, recordó y así se manifiesta en algunos grabados de Picasso, donde la obsesión del pintor por la modelo, es una manera de referenciar su impotencia frente a la juventud. La relación de Apolo y Dionisos, Acteón y Diana, el Minotauro, previo al “Guernica”... Picasso pinta el paso del tiempo, dinámica de la metapintura... La mitología fue importante para Picasso, “artista de finales del XIX”, al decir del conferenciante en cuanto a temas. Conoce bien las “Metamorfosis” de Ovidio. Picasso, como maestro de la vanguardia, fue siempre figurativo, narrativo obsesionado por la figura y la vida.

Para el artista “el arte es un completo inacabamiento. Hay muchas piezas inacabadas en su obra”.

Picasso era un maníaco-depresivo, que practicaba el dicho de Plinio: “Nulla dies sine línea”, si un solo día sin pintar o dibujar. Le atraía el rostro y, sobre todo, la mirada; le atraían los ojos, lo mágico… de ahí su preferencia por las máscaras africanas, oceánicas y el arte íbero, así como las imágenes, retratos de los sarcófagos de El Fayum… Ahí está su relación de autorretratos con miradas poderosas, el cuadro sobre la Celestina…Picasso creía en las presencias y fantasmas, como le sucedió en su estudio de la calle parisina des Grands Augustins...

En su serie “Las Meninas”, Picasso engrandece la figura de Velázquez, del pintor y la pintura, la obsesión de Picasso. Eros y Thánatos en su obra. El rostro y su descomposición en el siglo XX. “El rostro humano se propone como lugar electivo de todas las perturbaciones. En el espejo aparece la fealdad invertida”.

“Entre el elogio y el vituperio hay un paso”, concluyó Castro Flórez. En el cincuentenario de la muerte de Picasso es tiempo para estudiar, investigar y criticar, que no es descalificar. 

        No olvidemos que el Museo del Prado y el Museo Reina Sofía, se diferencian por una fecha clave: la del nacimiento de Picasso, 1881. Algo ciertamente singular.



Ante el cuadro de Picasso "La sombra"

miércoles, 18 de enero de 2023

MANUEL OYONARTE. “Realidades sin nombre”, libro presentado por Fernando Castro Flórez y Enrique Maeztu en la Galería Bat



Amparo Ayllón, Oyonarte, Rosa Moreno de Castro y Julia Sáez-Angulo



Julia Sáez-Angulo

18/1/23.- Madrid.- Fernando Castro Flórez y Enrique Maeztu presentaron el libro del pintor Manuel Oyonarte “Realidades sin nombre”, El viaje de un artista en busca de lo propio del arte. Ambos participan con sus textos en el libro. El acto, que ha tenido lugar en la madrileña Galería Bat, estuvo muy concurrido de oyentes, principalmente artistas, y fue abierto por el galerista Alberto Cornejo.

Enrique Maeztu recordó a Manuel Ortega, padre de Oyonarte, quien resaltaba el romanticismo del genio y la importancia del artista, que debía desconfiar siempre de las modas en el arte y en el mercado, porque cada artista es solo él mismo, que encuentra un lenguaje, pero tampoco se aferra a él para no repetirse. En Manuel Oyonarte ha habido siempre una constante: la investigación artística y filosófica, la necesidad de expresarse, dejándose llevar por su propia reflexión interior. En la actualidad ha abandonado la figura y la representación.

Castro Flórez, crítico de arte, subrayó la obsesión filosófica de Oyonarte a lo largo de su trayectoria y en el amplio texto que recoge el libro “Realidades sin nombre”, para fijar sus meditaciones sobre el arte y la pintura. Recordó las conversaciones de Francis Bacon con Silvester sobre composición pictórica y subjetividad, ideas que igualmente interesan a Oyonarte. El tema de la realidad es algo importante para el pintor, algo que está más allá de los algoritmos. La realidad fenoménica, la estética como teoría de la sensibilidad.

El pensamiento de Kant y Schopenhauer están muy presentes en las reflexiones de Oyonarte. El mundo como voluntad y representación, influido por el pensamiento de Oriente. “La filosofía no viene de Grecia, sino de Jonia”, señaló Castro Flórez. De Oriente. Lo pulsional interviene creando la realidad como drama y angustia, dinamiza la actividad.

“Cuando no soy consciente de lo que ha sucedido es que la obra es muy buena”, señala Oyonarte en el libro. Una relación entre el inconsciente y la profundidad. “Lo más profundo es la piel”, señalaba Valery. 

Oyonarte escribió su tesis doctoral “El objetivo bipolar de Jorge Oteiza”, un artista muy interesado en Martin Heidegger y su obra “Ser y tiempo”, por la mística del vacío de Eckhart, “el vacío como plenitud” que señala el zen. Oyonarte proyecta su vida en la pintura.

Manuel Oyonarte cerró la presentación diciendo que “Realidades sin nombre” es tres libros en uno: pensamiento estético y filosófico; la acogida de la obra actual, como catálogo, y el viaje del pintor a lo largo de los últimos ocho años, según lo había estructurado Marina Ortega.

Señaló que su obsesión había sido encontrar el ”límite de la subjetividad y hallar lo propio del arte”. “La razón en el arte puede llevar a la banalidad y me quedé con el inconsciente próximo. Todo un camino que hay que recorrer. Un recorrido a través de ti mismo, hasta llegar a lo propio del arte. Se trasciende al artista y se llega a lo común, al todos. Trabajo con todo lo que no soy yo, y los cuadros van funcionando solos. Cuando dejas de ser tú, y de ser todo sin necesidad de lucha. No hay que librar batalla y es entonces cuando se gana la batalla al arte”.

Oyonarte y Ángela Palomeque

jueves, 17 de febrero de 2011

Anaisa Franco, Premio Arte Electrónico en ARCO por la obra “Expanded Eye”



L.M.A.


BEEP en colaboración con ARCOmadrid, en su afán de difusión y desarrollo del arte electrónico, ha convocado por sexto año consecutivo el Premio ARCOmadrid/BEEP de Arte Electrónico con motivo de la celebración la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO)

El premio ha sido fallado por un jurado internacional formado por Roberta Bosco, Fernando Castro Flórez y Marie-France Veyrat, Vicente Matallana de La Agencia actuó como secretario del Jurado. La obra ha sido seleccionada entre un total de 67 trabajos presentados al certamen.

Anaisa Franco es una artista brasileña que en 2010 ha hecho una residencia en HANGAR, Barcelona donde desarrolló Rutina Alienada y otra en Taipei Artist Village en Taiwán, desarrollando proyectos. En 2009, realizó Realidad Suspensa en la residencia del LabMIS en San Pablo. En 2008, la escultura interactiva Expanded Eye en MediaLab Prado en Madrid durante Interactivos Juegos de la Visión. En 2007-08 obtuvo el premio de la beca “Proyecto Expansión Digital” de MECAD en Barcelona para desarollar Connected Memories, allí participó en clases, conferencias y artículos. En 2006 fue premiada con la beca Alban para hacer el Master en Digital Art and Technology en la Universidad de Plymouth, Inglaterra, UK, en el mismo año participó y desarrolló Controlled Dream Machina en Medialab Prado en Madrid. En 2004 se graduó en Artes Visuales en FAAP, San Pablo donde obtuvo beca por el mejor trabajo en la 34 Anual de Arte. Ha participado en exposiciones internacionales como la 5th Seoul International Media Art Bienalle, Korea o la Fusion Folks, Taiwán. También en la Píxel 08, Noruega, la Vision Play, en Medialab Prado, Madrid, en FILE, São Paulo, en Continuum Electrónica, Galeria l'Estruch en Barcelona, en Netmage Festival en Bologna, Italia, en Move Digital, A Coruña, España y en SLOW, Plymouth Art Centre, Inglaterra, entre otras.

Anaisa Franco ha estado desarrollando a lo largo de su carrera esculturas robóticas que interconectan lo físico y lo digital en forma de animaciones e intensidades, buscando una química entre los materiales. Ella provee de imaginación y sentimientos a sus esculturas usando conceptos oníricos de psicología.

La obra ganadora, EXPANDED EYE, es una escultura interactiva compuesta por un ojo gigante transparente que mira al usuario con una cámara infraroja y proyecta sus ojos dentro de la escultura. La escultura invita a la gente a mirar para dentro y jugar con la visión en un contexto mágico donde la percepción se une con la autorreflexión y la observación. Expanded Eye es un complejo proyecto de investigación y creación desarrollado en Media-Lab Prado durante interactivos 08, en colaboración con Jacqueline Steck, Alvaro Cassinelli, Carles Gutiérrez y Oswald Aspilla Pérez.

El Premio ARCOmadrid/BEEP de arte electrónico es una muestra más de como, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo ARCOmadrid, está en proceso de renovación constante e incorpora cada vez con más fuerza las creaciones de artistas que utilizan las nuevas tecnologías como una herramienta más para la expresión, creación e investigación.

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