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jueves, 13 de febrero de 2025

LA ROSA. Poemas para celebrar San Valentín 2025 y el amor


Rosa en el madrileño Sanatorio del Rosario, donde Juan Ramón Jiménez
 trabajó su libro "Rimas" (1903). El poeta no había cumplido todavía 21 años.


L. M. A. 
        Fotos: Adriana Zapisek

14/2/25.- Madrid.-

EL POEMA

¡No le toques ya más,
que así es la rosa!
Juan Ramón Jimémez
        (Del libro "Piedra y cielo" (1917-18)
(Es el poema más corto y célebre de Juan Ramón, y uno de los más famosos de toda la poesía española. Su sentido último es misterioso, pero parece sugerir un deseo de simplicidad y de brevedad, un anhelo de huir de toda afectación. Y ese ideal puede aplicarse a todo: tanto al estilo de vida como al estilo poético). 

Sol y Rosa

Rosa completa en olor.
Sol terminante en ardor.
Serenidad de lo uno.
(Rompevida del amor).

Tú queriendo y sin poder.
Yo pudiendo y sin querer.
¡Pobre rosa con el hombre!
¡Triste sol con la mujer!
                Juan Ramón Jiménez
*****

A la rosa,
a esta rosa,
a la única,
a esta gallarda, abierta,
adulta rosa,
a su profundidad de terciopelo,
al estallido de su seno rojo.
Creían,
sí,
creían
que renunciaba a ti,
que no te canto,
que no eres mía, rosa,
sino ajena,
que yo
voy por el mundo
sin mirarte,
preocupado
sólo
del hombre
y su conflicto.
No es verdad, rosa,
te amo.
Adolescente,
preferí las espigas,
las granadas,
preferí ásperas flores
de matorral, silvestres
azucenas.
Por elegante
desprecié tu erguida
plenitud,
el raso matinal de tu corpiño,
la indolente insolencia
de tu agonía, cuando
dejas caer un pétalo
y con los otros
continúas ardiendo
hasta que se esparció todo el tesoro.

                                    Pablo Neruda
*****
Una rosa para la mujer que está leyendo.
Te ofrezco una rosa pura,
sin espinas ni tormentos,
un tributo a tu dulzura,
a tu alma y sentimientos.
Es un gesto sencillo,
pero lleno de verdad,
porque en ti, mujer divina,
habita la eternidad.
Eres fuerza hecha vida,
la raíz que todo crea,
el refugio en la tormenta,
la luz que nunca flaquea.
Tu risa es como un río
que despeja el dolor,
tu mirada, un universo
lleno de fe y amor.
A veces callas tus luchas
y las escondes al mundo,
pero en tu silencio habita
un corazón tan profundo.
Mujer, madre, amiga, 
Romántica guía, 
compañera, de la vida,
tu esencia llena el aire
con su magia bendecida.
Por ti florecen los campos,
la luna canta tu nombre,
y el sol besa tu cabello
como un regalo al asombro.
Hoy te ofrezco esta rosa
que es más que un simple gesto,
es un poema que honra
lo que llevas en tu pecho.
Tómala entre tus manos,
déjala acariciar tu ser,
es un símbolo pequeño
de lo grande que eres, mujer.
Nunca olvides que el mundo
gira en torno a tu existir,
porque eres tú la que escribe
el milagro de vivir.
Roberto Khaled

lunes, 23 de septiembre de 2024

“Veinte poemas de amor y una canción desesperada” (1923-19249, de Pablo Neruda, con ilustraciones de Hernán Valdovinos





Julia Sáez-Angulo

23/9/24 .- Madrid,- Ismael Espinosa, editor chileno, ha publicado el libro “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” (1923-1924), de Pablo Neruda, con ilustraciones de Hernán Valdovinos. 

Encuadernado en tela y oro, cada libro va numerado, más allá de los 500 ejemplares, y es todo un homenaje al gran poeta chileno Pablo Neruda, seudónimo y posterior nombre legal de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (1904-1973), premio Nobel 1971.

Veinte poemas de amor y una canción desesperada es una de las célebres obras del poeta chileno, compuesta por veinte poemas de temática amorosa, más un poema final titulado «La canción desesperada». A excepción de este último, los poemas no tienen título. Es un libro de juventud que rompe con el modernismo de sus comienzos.

Poema 1 

 Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,

 te pareces al mundo en tu actitud de entrega. 

Mi cuerpo de labriego salvaje te socava 

y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.


 Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros 

y en mí la noche entraba su invasión poderosa.

 Para sobrevivirme te forjé como un arma, 

como una flecha en mi arco, como una piedra en mi 

    honda. 


Pero cae la hora de la venganza, y te amo. 

Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.

 Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia! 

Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste! 


Cuerpo de mujer mía, persistirá en tu gracia. 

Mi sed, mi ansia sin limite, mi camino indeciso! 

Oscuros cauces donde la sed eterna sigue, 

y la fatiga sigue, y el dolor infinito. 


sábado, 18 de julio de 2020

Federico y Pablo en Buenos Aires El nacimiento de una amistad entrañable


Pablo Neruda y Federico García Lorca



Por Roberto Alifano

19.07.2020.- Buenos Aires. Argentina
Quizá no existen las casualidades y todo lo que nos ocurre obedece a una razón que no está a nuestro alcance conocer. Quizá lo que nos sucede es porque tarde o temprano debería pasar y responde a lo ineludible del destino. Quizá, como pensaba Borges, todo encuentro casual es una secreta cita. Sea lo que fuere, en el año 1933, cuando se conocieron, Pablo Neruda y Federico García Lorca ni uno ni el otro tenían demasiado entusiasmo por estar en Buenos Aires. Neruda, como si fuera una beca para poder dedicarse a su intensa obra poética, ejercía un cargo diplomático que, en un comienzo lo había llevado al remoto Oriente y en ese momento, quería alguna designación que lo llevara a Europa, centro de atracción de todos los artistas de esa época. García Lorca, por su parte, planteó muchas objeciones para viajar a la Argentina: no tenía ganas de hacer una travesía hasta Buenos Aires y se encontraba muy cómodo trabajando y difundiendo su obra por España.
Pero los dioses son imprevisibles y acaso todo está premeditado. En agosto de 1933, sin dejar de mirar hacia el viejo continente como su meta principal, donde finalmente iría a ejercer su función diplomática poco tiempo después, Pablo Neruda asume como cónsul chileno en Buenos Aires. Federico García Lorca, por su parte, luego de varias propuestas, obtiene ventajas y comodidades para su viaje, además de buena paga por la puesta en escena de las obras teatrales y conferencias que brindará en la Argentina; como si fuera poco, Lola Membrives le propone estrenar su tragedia teatral Bodas de sangre. Federico acepta entonces alejarse de España de manera muy conveniente.
Llega a Buenos Aires en un gran transatlántico en octubre de 1933 quedándose impresionado por la acogedora ciudad “que jamás imaginé tan europea y majestuosa” para instalarse en el hotel Castelar de la Avenida de Mayo, uno de los sitios más españoles de la capital argentina. Es un Lorca sumamente seductor, lleno de energía e ideas, de versos y anécdotas. Enrique Amorim, su viejo amigo uruguayo, es el que lo recibe en el puerto y esa misma noche lo lleva a escuchar tangos a un teatro donde cantaba Carlos Gardel con el que luego, en un bar, tiene un diálogo efusivo y afectuoso, y prometen encontrarse en Nueva York. No pudo ser, el cantor argentino falleció en un accidente de avión en 1935. Habrá otros encuentros menos comprobables que míticos, como el que aseguran algunos mantuvo con una jovencísima Eva Duarte, la futura esposa de Juan Domingo Perón, ilusionada por esos días en convertirse en actriz.
Enrique Amorim, también amigo de Pablo Neruda, arregla una cita “con cierto temor” para el día siguiente entre los dos poetas. En verdad “con mucho temor de que no se entendieran estos titanes”, ya que las personalidades de los dos probables amigos eran bastante disímiles. Todos sabemos de un Federico histriónico, dinámico hasta el descontrol y de presencia arrolladora, y de un Pablo, por el contrario, sereno, introvertido, que vivía descontento y malhumorado por su matrimonio con la neerlandesa María Antonia Hagenaar Vogelzang (“Maruca”) y con la burocracia diplomática de la cual se sostenía económicamente. Federico no sabía de problemas materiales y sus padres apoyaban su carrera artística; a la inversa, el padre de Pablo, un rústico maquinista ferroviario, se había opuesto a que su hijo se dedicara a la poesía.
Ambos se habían leído y tenían buena información el uno del otro. A pocos días de su llegada a Buenos Aires, Neruda y García Lorca estrechan sus manos por primera vez no con la mediación del escritor oriental Enrique Amorim, sino durante la fiesta de recepción que el matrimonio Rojas Paz, ofrece a Federico. Hay muchos invitados y, entre ellos Pablo, su mujer “Maruca” y la escritora María Luisa Bombal. Allí, hermanos de poesía y de vida, entre tanta gente, Federico y Pablo se reconocen de inmediato. Surge en seguida entre ellos una fuerte y espontánea afinidad que durará en forma creciente, hasta el asesinato de Federico en 1936.
Apenas dos semanas después, el sábado 28 octubre, tiene lugar el gran banquete de homenaje a los dos poetas extranjeros, organizado por el PEN Club Argentino. La historia de tan singular reunión, incluye diversas versiones; entre ellas, las maniobras de algunos excluidos para impedirlo y el activismo de la mujer de Rojas Paz, la celebre “Rubia” Tornú para asegurarlo. Sin embargo, es ya muy conocida la circunstancia que rodeó a la cena, como también el texto en homenaje a Rubén Darío leído por Pablo y Federico. Según se sabe, la idea de un discurso “al alimón” fue de Federico, puesto que Neruda poco sabía de corridas de toros y tanto menos de esa figura tauromáquica de dos toreros toreando al mismo tiempo: “El divertido Federico, que estaba siempre lleno de invenciones y ocurrencias, me explicó de qué se trababa -recordaría Pablo ante mí-. El asunto era así, dos diestros pueden enfrentarse al mismo tiempo con el mismo toro y con un único capote. Ésta es una de las pruebas más peligrosas del arte taurino y sólo pueden hacerlo dos toreros que sean hermanos o que, por lo menos, tengan sangre común”.
Cuando les tocó hablar, Pablo y Federico se levantaron para agradecer al presidente del PEN Club el ofrecimiento del banquete, lo hicieron al mismo tiempo, cual dos toreros, para un solo toro. Como la comida era en mesitas separadas, estratégicamente Federico estaba en una punta y Pablo en la otra, de modo que la gente por un lado lo tiraba a uno de la chaqueta para que se sentara creyendo que era una equivocación y, en la punta opuesta lo tiraba al otro. Empezaron, pues, hablando al mismo tiempo, diciendo uno: ‘Señoras’ y continuando el otro, ‘Señores’, entrelazando hasta el fin las frases de manera que pareció una sola unidad hasta que ambos concluyeron, celebrados por un cerrado aplauso.
Aquel discurso, “al alimón”, como ya señalamos, fue dedicado a Rubén Darío, porque tanto García Lorca como Neruda, sin que se los pudiera sospechar de modernistas, eran devotos del poeta nicaragüense, uno de los grandes creadores del lenguaje poético en el idioma español. En el texto se exaltaba, con gratitud, el valor de los oradores mismos y a la vez reafirmaba la calidad de la escritura literaria en un mundo que tiende, de hecho, a desconocerla o subvalorarla.
Cuenta Pablo en Confieso que he vivido, sus fundamentales memorias, que Federico tuvo un pre conocimiento de su muerte. Una vez que volvía de una gira teatral y lo llamó para contarle un suceso muy extraño. Con los artistas de La Barraca había llegado a un lejanísimo pueblo de Castilla y acamparon en los aledaños. Fatigado por las preocupaciones del viaje, Federico no dormía. Al amanecer se levantó y salió a vagar solo por los alrededores. Hacía frío, ese frío de cuchillo que Castilla tiene reservado al viajero, al intruso. La niebla se desprendía en masas blancas y todo lo convertía a su dimensión fantasmagórica. Una gran verja de fierro oxidado, estatuas y columnas rotas, caídas entre la hojarasca. En la puerta de un viejo dominio se detuvo. Era la entrada al extenso parque de una finca feudal. El abandono, la hora y el frío, hacían la soledad más penetrante. Federico se sintió de pronto agobiado por lo que saldría de aquel amanecer, por algo confuso que allí, sin ninguna duda, tenía que suceder. Se sentó en un capitel caído y vio salir a un cordero pequeñito que ramoneaba las yerbas entre las ruinas; su aparición era como un pequeño ángel de niebla que humanizaba de pronto la soledad, cayendo como un pétalo de ternura sobre la soledad del paraje, una suerte epifanía. El poeta se sintió acompañado. Pero, de pronto, una piara de cerdos entró también al recinto. Eran cuatro o cinco bestias oscuras, cerdos negros semisalvajes con hambre cerril y pezuñas de piedra. Y Federico presenció entonces una escena de espanto. Los cerdos se echaron sobre el cordero y junto al horror del poeta lo despedazaron y devoraron. Esta escena de sangre y soledad hizo que Federico ordenara a su teatro ambulante continuar inmediatamente el camino. “Transido de horror todavía -cuenta Pablo-, tres meses antes de la Guerra Civil, Federico me contaba esta historia terrible. Yo vi después, con mayor y mayor claridad, que aquel suceso fue la representación anticipada de su muerte, la premonición de su increíble tragedia. Federico García Lorca no fue fusilado; fue asesinado. Naturalmente nadie podía pensar que le matarían alguna vez. De todos los poetas de España era el más amado, el más querido, y el más semejante a un niño por su maravillosa alegría. ¿Quién pudiera creer que hubiera sobre la tierra, y sobre su tierra, monstruos capaces de un crimen tan inexplicable. La incidencia de aquel crimen fue para mí la más dolorosa de una larga lucha.”
Aquel Pablo Neruda siempre inspirado y torrencial escribiría luego, encantado por la magia de su genial amigo, uno de los poemas más conmovedores de la lengua española, la Oda a Federico García Lorca, donde cada verso vibra y vive como si fueran unas cuerdas aceradas de violín o de guitarra.
Si pudiera llorar de miedo en una casa sola,
si pudiera sacarme los ojos y comérmelos,
lo haría por tu voz de naranjo enlutado
y por tu poesía que sale dando gritos.
Porque por ti pintan de azul los hospitales
y crecen las escuelas y los barrios marítimos,
y se pueblan de plumas los ángeles heridos,
y se cubren de escamas los pescados nupciales,
y van volando al cielo los erizos:
por ti las sastrerías con sus negras membranas
se llenan de cucharas y de sangre
y tragan cintas rotas, y se matan a besos,
y se visten de blanco.
Cuando vuelas vestido de durazno,
cuando ríes con risa de arroz huracanado,
cuando para cantar sacudes las arterias y los dientes,
la garganta y los dedos,
me moriría por lo dulce que eres,
me moriría por los lagos rojos
en donde en medio del otoño vives
con un corcel caído y un dios ensangrentado…
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lunes, 25 de abril de 2016

FUNERAL DEL POETA PABLO NERUDA EN CHILE






Theodoro Elssaca Aboid

2 FOTOGRAFÍAS, TOMADAS HOY LUNES 25 DE ABRIL 2016, CONGRESO NACIONAL

Luego de la impactante exhumación del cadáver del poeta -ordenada por un juez-, sus huesos viajaron por América y Europa, no para ser saludados, sino para ser investigados, en busca de los vestigios de la bacteria asesina.

Triple triste trauma.
Hoy se realizó el verdadero Funeral del Poeta... a los 43 años de su enigmática muerte, por primera vez pudimos acompañarlo, escritores, amigos y familiares.

Neruda puso el nombre de Chile, en el centro del mapa geográfico cultural, siendo hasta hoy el poeta más renombrado del siglo pasado... 

Murió un triste día 23 de septiembre de 1973, en medio de un manto de dudas que surgieron de las circunstancias de ese tiempo aciago.

En la fotografía estamos, de der. a izq.: 
Rodolfo Reyes, único sobrino del poeta (Neftalí Reyes-Pablo Neruda, hijo del único hermano de Neruda, del mismo nombre), actual abogado de Codelco y representante de la familia del poeta.

El poeta y diplomático Rafael Pineda, actual Ministro Consejero de República Dominicana y amigo leal, que viajó a Santiago de Chile, para acompañarnos.

Una nieta de Neruda y 
Don Manuel Araya, el legendario chofer y asistente de Neruda, que lo acompañó hasta los últimos minutos.

Otra nieta del poeta.
Theodoro Elssaca, que realizó los Homenajes a Neruda, en 1983, a diez años de la muerte del poeta de los bosques lluviosos del sur de Chile.


jueves, 19 de marzo de 2015

Pablo Neruda, Poemas inéditos en el libro “Tus pies toco en la sombra”









Julia Sáez-Angulo

         Siempre es comprometido publicar los textos inéditos de un escritor que no o hizo e vida porque no pudo o porque no quiso. Tus pies toco en la sombra y otros poemas inéditos es el libro del poeta chileno Pablo Neruda, publicado en Seix Barral, con introducción de Darío Oses y prólogo de Pere Gimferrer.

         El libro Tus pies toco en la sombra y otros poemas inéditos ofrece una edición facsimilar muy bien hecha y una serie de notas aclaratorias de los distintos poemas que han planteado dudas o controversia.

         Pablo Neruda, pseudónimo de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (Chile, 1904 – 1973) obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1971 y el Lenin de la Paz, por su condición de comunista en la Cultura. De 1966 a 1973.

Neruda estuvo casado con Matilde Urrutia, a la que dedica algunos de sus versos amorosos más notables. El libro que nos ocupa contiene veintiún poemas de amor. Para Gabriel García Márquez. el escritor chileno es “el poeta más importante del siglo XX en cualquier idioma”.

“Los numerosos poemas en verso corto, al modo de las Odas elementales, prueban, una vez más, que proceden de la fragmentación de endecasílabos a la italiana, a los que, en cualquier momento, dentro de un mismo poema, puede volver Neruda”, escribe Gimferrer en el prólogo.

Los poemas provienen de las numerosas cajas que se encontraban en la casa de Neruda y hoy en la Fundación Pablo Neruda, que escaparon a las primeras revisiones de los originales. Fueron escritos en programas musicales, menús de comensal, o escritos en avión. Van desde los años 50 hasta poco antes de su muerte.

Las Notas del final del libro son tan analíticas que ofrecen claves interesantes sobre la poesía de Neruda y su inserción en la literatura del poeta, en cuanto a ubicación y datación.

Pablo Neruda fue un poeta de inmensos recursos léxicos y sensoriales. Encontrar obras desconocidas suyas en borradores constituyen un verdadero hallazgo, que bien merecerían una exposición en la Biblioteca Nacional.



jueves, 18 de abril de 2013




Pablo Neruda, Antología de versos en “La piel extensa”





Julia Sáez-Angulo

         Mientras se analizan los restos mortales de Pablo Neruda en los Estdos Unidos, para saber si fue asesinado o no poco antes del golpe de Estado por militares chilenos, sale a la luz una antología de sus poemas en una selección de Gerardo Beltrán y Abel Murcia. Las ilustraciones corren a cargo de Adolfo Serra. La publicación es de la editorial Edelvives.

         El libro, de pasta dura,  divide los poemas en diversos temas: El Amor, La Poesía, El mar, El Tiempo, Un espacio para los sentidos, La Naturaleza en vuelo, y, Y al final, unas preguntas.

         Premio Nobel de Literatura en 1971, Pablo Neruda (Chile, 1904 – 1973) está considerado como una voz poética cumbre en la literatura en lengua española. Su reconocimiento por diversas universidades de prestigio es una realidad y entró en el célebre y discutido canon de Harold Bloom. Su poemario escrito a los diecinueve años, titulado “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” es uno de los libros más leídos.



Nablo Neruda

“Para mi corazón basta tu pecho,/ para tu libertad bastan mis alas./ Desde mi boca llegará hasta el cielo/ lo que estaba dormido sobre tu alma”, dicen unos de sus versos amorosos.

         “Siempre tuve confianza en el hombre. No perdí jamás la esperanza”, dijo el poeta comprometido políticamente desde el partido comunista. “Sólo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres. Así la poesía no habrá cantado en vano”, concluyó su discurso al recibir el Nobel.

         Así dice su poema “El mar”: “Un solo ser pero no hay sangre./ Una sola caricia, muerte o rosa./ Viene el mar y reúne nuestras vidas/ y sólo ataca y se reparte y canta/ en noche y día y hombre y criatura./ la esencia: fuego y frío: movimiento.

            Interesantes las ilustraciones de Adolfo Serra. La portada, con una mujer sin brazos, pudiera hacer alusión a la colección de mascarones de proa que tenía Pablo Neruda.




        

        

        


viernes, 30 de abril de 2010

El director del Museo Reina Sofía, miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias





L.M.A.


El director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, ha sido designado miembro la American Academy of Arts and Sciences (Academia Americana de las Artes y las Ciencias). Se une así a una inmensa lista de personalidades célebres, que han pertenecido (la Academia se creó en 1780) o pertenecen a la prestigiosa organización: John Adams, James Bowdoin, Benjamin Franklin, Thomas Jefferson, George Washington, Alexander Graham Bell, Charles Darwin, Albert Einstein, John F. Kennedy, .

Los miembros, según la Academia, “han destacado por su pensamiento innovador en todo tipo de materias y profesiones; entre ellos se incluyen más de doscientos cincuenta premios Nobel y Pulitzer”. A la hora de elegir un nuevo miembro, la Academia tiene en cuenta, y así rezan sus estatutos, su aportación de cara a “la innovación intelectual, con el fin de preservar el arte y la ciencia y que ello represente un avance para la independencia, y la dignidad social”.

La Academia Americana de las Artes y las Ciencias, con sede en Cambridge (Massachussets, EEUU), fue fundada en 1780. Es un centro de investigación independiente que lleva a cabo estudios multidisciplinarios sobre problemas complejos y emergentes. Los miembros electos son personalidades de reconocido prestigio en diversas disciplinas: las artes, las ciencias y los asuntos públicos.

La Academia tiene varios objetivos: La promoción de acciones y el estudio mediante el análisis de críticos e intelectuales de cuestiones sociales y el desarrollo de alternativas de política práctica; fomentar la participación pública y el intercambio de ideas a través de reuniones, conferencias o simposios, aportando perspectivas para el examen de cuestiones de interés común. Asimismo, se interesa por la creación y promoción de una nueva generación de estudiosos y pensadores a través del Programa de Investigadores Visitantes y del Programa de Becas Hellman

.

martes, 13 de abril de 2010

Miguel Hernández, "Obra Poética Completa", publicada por Alianza editorial



Obra poética completa
Miguel Hernández
Edición revisada por Jorge Urrutia
Alianza Literaria. Madrid, 2010 (830 pags)


Julia Sáez-Angulo

Con una interesante Introducción, estudio y notas de Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia, Alianza editorial ha publicado la “Obra poética completa” del escritor Miguel Hernández (Orihuela. Murcia, 1910 – Alicante, 1942). Se trata de un libro ambicioso en medio de los numerosos actos celebrados en el centenario de este escritor.

“En un poeta como Miguel Hernández la vida influye profunda y fundamentalmente. Y la vida es lo que nos pasa y lo que nos hace pasar. Desde los grandes temas: el amor o la muerte, hasta los más menudos, la cotidianidad o los enigmas del paso del tiempo” se dice en el prólogo del volumen.

“Todos los biógrafos han resaltado la importancia del paisaje, así como el medio ambiente en que se desenvuelve la vida de Miguel Hernández, y muchos acuden a los textos de Gabriel Miró, el gran estilista de Alicante, en cuyas novelas del primer cuarto de siglo se captan las esencias tradicionales y el colorido barroquizante de Orihuela”, se dice en la Aproximación a la figura de Miguel Hernández, de los autores mencionados.

“Si en el joven Miguel influyen la luz y el color de la huerta, influyen también las costumbres y la tradición levítica”, continua diciendo el texto. “Ciudad jerarquizada y católica, en la que su familia ocupaba un modestísimo lugar en torno al quehacer paterno, en una humilde casa”. Después estudió con los jesuitas y sus sucesivos contactos cultivados le fueron abriendo horizontes a su vocación de artista.

La amistad de Ramón Sijé fue primordial para el poeta, como lo sería más tarde el conocimiento de Pablo Neruda y Maruja Mallo –con la que sostuvo un tórrido affaire en Madrid-, además de Concha Albornoz o Ernesto Jiménez caballero.

Sus títulos “Perito en lunas” (1933), “El rayo que no cesa” (1936), “Viento del pueblo. Poesía en la guerra” (1937) y los que siguieron, no han hecho sino aumentar el reconocimiento literario y la fama del poeta autor de la célebre “Nana de la cebolla”, que cantara Juan Manuel Serrat, cantautor que este año ha editado otro disco en honor del poeta de Orihuela.

Con motivo del 14 de abril, algunos colectivos republicanos han querido unir la defensa de la República y el homenaje al poeta para una rentabilidad equívoca.


domingo, 24 de enero de 2010

Juan Alcalde y Pablo Carnero, Encuentro y diálogo sobre la Pintura



Pablo Carnero, pintor



Julia Sáez-Angulo


        24.01.10.- Madrid.- Dos pintores, el nonagenario Juan Alcalde  y el joven Pablo Carnero (Zamora, 1972) han llevado a cabo un encuentro en el céntrico estudio madrileño del primero, con un diálogo singular de pintura y palabras. Alcalde prepara un tercer libro de recuerdos, entre ellos los de su estancia durante diez años por Venezuela y dos por la República Dominicana.

Juan Alcalde Alonso (Madrid, 1918) tuvo que salir de España muy joven, tras la guerra civil de 1936-39. Estuvo viviendo en un campo de refugiados francés “más bien un campo de concentración en el que sobreviví gracias a un perro que encontré y con el que compartía el condumio. Me contagió una enfermedad y me ingresaron en un hospital. Esto me salvó, porque hubo españoles que no pudieron soportar la dureza del campo después de una guerra”, cuenta el artista.

En la localidad francesa de Mauntoban, el cónsul mexicano le encargó que hiciera un retrato post mortem a Manuel Azaña, ex presidente de la II República española, tras morir en un hotel de la ciudad. Hizo un dibujo a lápiz, que hoy se conserva en el Archivo Histórico Nacional de España.

Con su esposa Conchita viajó a Venezuela y en Caracas tuvo contacto con distintos intelectuales, de los que conserva fotografías y retratos a lápiz, algunos de los cuales figuran en su libro.

Un viaje de dos años a Santo Domingo

“Traté mucho al pintor venezolano Héctor Poleo (1918 – 1989) y a Iván Petrovsky, de origen húngaro. El poeta español Pascual Pla y Beltrán también estuvo muy cerca. En cierta ocasión cenamos todos juntos con el poeta chileno Pablo Neruda, que fue a dar un recital en Caracas. Fue una noche memorable que perdura en una simpática foto”.

Juan Alcalde recordó al diplomático venezolano Rafael Ángel Insausti, que siempre le animó y ayudó porque admiraba su pintura. Él también figura en el libro con sumo afecto.

Después de Venezuela, donde Alcalde pintó numerosos temas del Museo Colonial de Caracas (algunas obras todavía figuran en su colección), el artista madrileño viajó a Santo Domingo, como jefe de fila de otros artistas españoles, para trabajar en tiempos del presidente Trujillo. “Lamentablemente en Venezuela no había buen mercado del arte y mi mujer, Conchita, y yo tuvimos que dejar ese país donde por otro lado, estábamos muy a gusto”

El libro de Juan Alcalde ofrece igualmente dibujos con la cabeza del escritor argentino Borges o del filósofo alemán Nietsze y, sobre todo, varias cabezas de Marcel Marceau, su gran amigo francés, gran artista del mimo. “Era impresionante verle maquillarse o trabajar. Su casa estaba llena de espejos en los que se estudiaba hasta el más mínimo detalle del hueco entre las manos y el rostro. Era muy exigente consigo mismo y se irritaba cuando le decían que había estado muy bien y él creía que había fallado en algunas cosas”

“Yo vi su última actuación en Madrid, poco antes de morir y era asombroso ver a Marceau durante dos horas sin decir una sola palabra y llevándote a donde él quisiera con sus gestos. Si cogía una supuesta mariposa en el aire, tú veías una mariposa”, comentó el pintor Pablo Carnero.

En Pintura, siempre hay que arriesgar

Cuando hablan de pintura, el maestro Alcalde advierte a Pablo Carnero sobre el peligro de la facilidad a la hora de pintar. “Hay que arriesgar siempre y no conformarse con el camino en el que uno sabe que siempre acierta. Cuando uno se conforma porque está pintando bien, puede llegar la obstrucción del pensamiento”.

Alcalde muestra la serie de vasijas de todo tipo y forma, que se alinean en una vitrina y que de vez en cuando le sirven para componer un bodegón y pintar.

“Todos los artistas tenemos algo de Diógenes para guardar cosas que nos interesan o puedan servir para nuestro arte”, comentar el artista zamorano. Pablo Carnero expone actualmente en el espacio de Caja Ávila en la citada ciudad; su obra figurativa tiene acentos metafísicos en la que se aprecia la captación del vacío y el aire. El magisterio de Velázquez late muy cerca.

“El pintura puede haber poesía o metafísica, pero no, literatura", dice Juan Alcalde. "Lo obvio no me interesa. Cada mañana salgo en busca de tipos distintos en los cafés donde desayuno; allí me fijo en la nariz de la gente. Hay millones de narices diferentes en el mundo. Cuando observo la nariz de mi madre en las fotos, observo que era judía, como Marcel Marceau. Si se lo hubiera dicho en vida, me hubiera maldito. Recuerdo que cuando yo era niño, en mi barrio humilde de la Corredera madrileña, se descalificaba a otro niño haciendo la señal de la cruz en la boca, escupiendo y llamándole “judío”.

El escritor Buero Vallejo le hizo notar un día al pintor Alcalde de su gran parecido con el humorista Charles Chaplin y le ayudó a maquillarse como tal, “desde entonces he coqueteado con esa idea apasionante” escribe el artista al pié de una fotografía en Venezuela disfrazado de Charlot.

El artista nonagenario pinta algunas escenas taurinas porque le interesa ese “mundo de gloria y muerte; de dinero y muerte, de éxito y muerte... en suma, de coqueteo con la muerte, que es lo más cabal de la vida”.

Juan Alcalde y Pablo Carnero han quedado para verse más adelante y posar uno para el otro en un retrato recíproco.

jueves, 21 de enero de 2010

Pablo Neruda, Éxito de su "Colección de caracolas" en el Instituto Cervantes



J.S.A.


Más de 25.000 personas han visitado la exposición "Amor al mar. Las caracolas de Neruda" desde que se abrió en el Instituto Cervantes, en Madrid, el pasado 2 de diciembre. Esta muestra de 400 conchas coleccionadas por el premio Nobel chileno se convierte así en la más visitada de cuantas se han organizado en la sede central de la institución. Esta tarde se celebra un debate a cargo de José Carlos Rovira, Darío Oses, Carlos Franz y Pedro Núñez.

El próximo domingo 24 de enero se cierra al público la muestra, que a continuación viajará a Valparaíso (Chile) para exhibirse en el marco del V Congreso Internacional de la Lengua Española que coorganiza el Instituto Cervantes y en el que se rendirá homenaje a Neruda (1904-1973).

Hoy se celebra la penúltima de las múltiples actividades culturales que han complementado la exposición de caracolas. Se trata de un debate titulado "Pablo Neruda, poesía y naturaleza", en el que intervendrán José Carlos Rovira (de la Universidad de Alicante), Darío Oses (Fundación Pablo Neruda, de Chile), Carlos Franz (escritor y agregado cultural de la Embajada de Chile en España) y Pedro Núñez (comisario de la muestra y artista plástico). Se celebrará a las 19:30 horas en la sede central del Instituto Cervantes (c/ Alcalá, 49, Madrid).

Desde el 2 de diciembre, el número de visitantes a la muestra ha crecido de forma imparable. El pasado domingo, en sólo tres horas vieron la exposición un total de 1.600 personas. La totalidad de los catálogos se han vendido, por lo que se ha encargado una nueva edición. También se han celebrado varios encuentros literarios y talleres infantiles, así como numerosas visitas guiadas de grupos.

Pasado mañana sábado concluirá el programa de actos culturales sobre Pablo Neruda con un taller infantil que dirigirá el bailaor Antonio Canales, titulado "Pablo, el farero de las caracolas". Canales leerá un cuento escrito por él mismo, acompañado por un percusionista, un guitarrista y un cantaor, e iniciará a un grupo de niños de 4 a 10 años en las técnicas de percusión.

"Amor al mar. Las caracolas de Neruda" ha sido organizada por el Instituto Cervantes, la Embajada de Chile en España y la Universidad de Chile, con el patrocinio de la Fundación ENDESA. El conjunto de caracolas, de una extraordinaria belleza, testimonia la conocida pasión marinera y el afán por el coleccionismo del autor de "Confieso que he vivido". Neruda donó la colección en 1954 a la Universidad de Chile, pero sólo ahora se ha exhibido al público, por primera vez, una parte de aquel ingente patrimonio.