Julia Sáez-Angulo
Ana
Queral, pintora hispano-mexicana, nacida en La Habana, y residente en Madrid,
prepara una gran exposición sobre Las
Moradas de Santa Teresa, en el Centro Teresiano de la localidad de
Villanueva de la Jara (Cuenca), que depende del monasterio de monjas
carmelitas, décimo tercera fundación de la Santa reformadora. La muestra,
repartida en siete espacios, en correspondencia a las siete moradas, será
inaugurada el 21 de febrero de 2015 y se inscribe dentro de la celebración del V
centenario del nacimiento de la santa.
María
Dolores de Cospedal, presidenta de la Comunidad de Castilla-La Mancha, visitó
el lugar donde ya se ha comenzado a pintar los espacios e instalar algunas
obras. La presidenta saludó a la artista Ana Queral Quesada (La Habana. Cuba, 1950) y ambas hicieron el
recorrido conjunto previo a la inauguración.
Las
carmelitas del lugar contemplan la posibilidad de dejar la instalación
artística en las siete estancias y constituir allí un museo teresiano.
Recordemos que fue la venerable Ana de San Agustín, fiel colaboradora de Santa
Teresa, quien consolidó la fundación de la Santa Madre en Villanueva de la
Jara.
Artista interdisciplinar, Ana
Queral Quesada está en continuo contacto con el monasterio
carmelita, del que depende el Centro Teresiano, así como con el párroco de
Santa Ana y los arquitectos Manuel
Cuadrado y Luciano Moreno que están llevando a cabo las restauraciones en el Centro
y en el monasterio.
La autora está orgullosa de
este proyecto artístico de gran plasticidad, pues abarca dibujos, pinturas,
esculturas, instalaciones… trabajo que le ha llevado un año intenso, pero que
da por bueno, ya que es una gran entusiasta de la obra de santa Teresa de Jesús
en la que se ha metido a fondo. Queral ha incorporado algunas obras existentes
en el monasterio de Fray Pedro de la Virgen del Pilar o del gran escultor local
Luis García Codina, que realizó una escultura sobre Teresa de Jesús.
Cada
objeto y cada color en la instalación tiene un profundo sentido simbólico, al
tiempo que se alternan con citas teresianas escritas en los muros, frases que
invitan a la meditación entre los visitantes. Hay que llegar a la “habitación
de oro” que es la séptima estancia en e recorrido del castillo interior, para
estar cerca de Cristo.
Visión
espiritual por la artista hispano-mexicana
Ana Queral explica así su visión
particular de la lectura del libro teresiano:
Ejemplo de
camino espiritual santificante es el libro de Las moradas de Santa Teresa de Jesús, fundadora y doctora
de la Iglesia y que vivió en carne propia estos estados del alma
hasta llegar a ser una con Dios. Lo escribió por obediencia en 1577 para sus
monjas Carmelitas Descalzas y bajo la inspiración del Espíritu Santo.
Para poder
explicar estos estados de gracia, la Santa utilizó muchos signos
tangibles, los cuales he tomado para representar su obra en estas
ambientaciones.
La Primera
Morada presenta la oración, una puerta
de entrada al castillo interior de nuestra alma, bella como un
diamante o una perla oriental. Allí hay muchos aposentos.
En Jn.14-2 dice: En la casa de mi Padre hay muchas moradas y,
según la Santa, en el centro está Dios, como un Sol que
alumbra a todas sus criaturas.
A la
derecha están representadas las almas en estado de gracia. Para
comenzar a vivir las Siete Moradas es necesariotrabajar libremente como las
abejas, para el bien de todos, e iniciarse viéndose a si mismos. Viven
libremente en la naturaleza divina. Así está el árbol plantado que se sustenta
de agua viva y da buenos frutos.
Al
contrario, las almas en pecado mortal no gozan de la gracia de
Dios. Es como colocar un paño negro para evitar ver la luz de
Dios. Sus aguas oscuras y de mal olor no dan frutos y, si los
dan, viven sumergidos en la confusión, en la desolación y en la angustia.
Mueren en un mundo de mentira y falsedad y roídos por las sabandijas y
alimañas del demonio y están fuera del Castillo.
En la
Segunda Morada vemos las almas que aún no dejan las cargas del pecado
venial, pero reciben la gracia deescuchar la palabra del Señor y
deciden seguir Su luz. Muchas se quedan cautivas,
sordomudas y tullidas por las tentaciones del demonio.
Otras luchan contra este y lo vencen con la mejor arma que es la
Cruz de Cristo y que comienzan a cargar con la
determinación de reconocer en si mismos, sus pecados y sus virtudes.
La Tercera
Morada representa El Camino de Liberación. Allí llegan las
almas que se liberan de sus cargas y deciden seguir el camino de la
Verdad y de la Vida. Los ermitaños del Monte Carmelo ya
sabían la necesidad de despojarse de las cosas del mundo y de sí mismos para
vencer las tentaciones del demonio y tener a Dios en el centro del alma.
No pasó así con el joven rico del Evangelio, un creyente que deseaba seguir a
Jesús, pero su corazón estaba en otras cosas. Quizás no recapacitó que todo en
este mundo se acaba y sólo Dios permanece.
En la
Cuarta Morada comienzan las cosas sobrenaturales. Aquí
llegan las almas que disfrutan de la oración de recogimiento y
experimentan los principios de las influencias divinas. Las potencias se
sienten atraídas a lo interior con un llamamiento especial de Dios. Se deleitan
pensando en Él y en Sus misericordias. Si la respuesta es sincera, sus almas
trascenderán la materia despreciando las cosas que no son de
Dios. En la oración de quietud se deleitan en
alabar a Dios y trabajan para Él, por Él y con Él. Como La Virgen, son
fuentes de agua viva por donde se desborda el Amor.
La
Quinta Morada está reservada para las almas escogidas a quienes Dios
otorga el don de la oración de unión, por medio
de la voluntad, el entendimiento y los sentimientos. Dentro de un
mundo repleto de creación vital, el alma goza de sabiduría y fortaleza
para arrepentirse profundamente por haber ofendido a Dios en su
vida. Se reconoce insignificante. Como un gusano construye su
capullo para interiorizarse y procesar ese tesoro escondido en su alma. Es un
proceso de contemplación-concentración. Después del tiempo necesario, saldrá de
la crisálida convertida en una mariposilla blanca llena de Espíritu Santo.
La
Sexta Morada parece ser el proceso más largo, pues Santa Teresa le
dedica once capítulos. Dice que esta experiencia sobrenatural es para las almas
privilegiadas. Son situaciones delicadas y tan elevadas que conllevan grandes
trabajos interiores y exteriores. Es como una la Noche Oscura donde
Dios y el alma se juntan en un Compromiso Espiritual. Dios le
comunica gracias maravillosas de éxtasis y arrobamientos, hablas interiores,
vuelos de espíritu, abrazamientos de amor divino y visiones intelectuales.
La
Séptima Morada es la “habitación de
oro”, donde se da el matrimonio espiritual con Cristo. Allí hay dos corazones
que laten. La persona ya está equilibrada después de haber pasado por las otras
moradas purificadoras.
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