jueves, 16 de abril de 2020

La exposición virtual "Ante el umbral" nos acerca a las imágenes tomadas por el fotógrafo Clemente Bernad durante el estado de alarma

Con motivo de la celebración del Día Mundial del Arte


  • Reúne las 30 fotografías tomadas en Madrid por el fotográfo desde que se estableció el estado de alamar a causa del coronavirus (COVID-19)

Clemente Bernad. Serie Ante el umbral, Madrid, 2020

17.04.2020

La página web del Museo Reina Sofía nos acerca, con motivo del Día Mundial del Arte, a la exposición virtual Desde el umbral, una muestra que recoge las 30 imágenes que el fotógrafo Clemente Bernad ha tomado de la ciudad de Madrid desde que entraran en vigor las medidas de confinamiento causadas por la pandemia del coronavirus (COVID-19).

Desde que la pandemia se instaló en Madrid y obligó a la gente al confinamiento, el fotógrafo Clemente Bernad ha realizado a diario el mismo ritual: cruzar el umbral de su puerta, recorrer la ciudad, fotografiar lo que en ella encuentra y regresar a casa con imágenes del exterior. Esta práctica, que en un contexto normalizado no tendría mayor relevancia, se convierte en estos momentos en una especie de viaje al inframundo. Las calles que hoy transita Bernad no son las de ayer. Aunque parezcan las mismas, hay una atmósfera que ha transformado un ámbito familiar en un lugar extraño. Observamos esa extrañeza al ver espacios habitualmente llenos convertidos en zonas por completo vacías, como si el tiempo de una larga noche hubiera anidado en las entrañas de la ciudad y no la soltara. El fotógrafo camina entonces por paisajes conocidos como si estuviera pasando por un arrabal o un callejón oscuro, un territorio donde los límites y las distancias se desdibujan y se vuelven amenazantes. Es por eso que cruzarse con alguien bajo este estado de ánimo genera síntomas de sospecha y miedo, movimientos corporales hacia el repliegue o la huida. La ciudad convertida en umbral. En esta situación se huye o se deambula, pero nunca se pasea. Y deambulan aquellos que quedan cuando ya no queda nadie, los que viven arropados entre cartones, con las puertas de su rellano siempre abiertas. Cuerpos solitarios que en una urbe vacía recuerdan a los restos de un naufragio. Junto a esos cuerpos, los otros, los que flotan en el asfalto también sin destino, aquellos guantes que primero sirvieron para salvarnos de nosotros mismos y que ahora, abandonados y mutilados sobre las aceras, evocan a todos los cadáveres sin duelo que está dejando esta pandemia. El fotógrafo los examina con detenimiento, encontrando en ellos la forma precisa para representar un dolor que pueda ser visto y compartido… lejos de cifras y de números. Entre seres invisibles, enmascarados, deambulantes, abandonados vaga Clemente Bernad como un fantasma que merodea por esa especie de atmósfera o laguna estigia en la que ha quedado convertida la calle en esta muestra virtual, comisariada por Jorge Moreno Andrés.

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