Julia Sáez-Angulo
Fotos: Luis Magán y Adriana Zapisek
20/1/24 .- Madrid.- Manuel de Segura, folkórico, canzonetista, coplero…, es el último cancionero, al decir de Miguel de Molina, al que le ofreció un recordatorio en una actuación en la Casa de Granada en Madrid, junto al guitarrista Pablo San Nicasio. En el evento estuvo presente el argentino Alejandro Salade, director de la Fundación Miguel de Molina y sobrino nieto del mismo. Durante la actuación se proyectaron carteles publicitarios del artista Miguel de Molina, coleccionados por Manuel de Segura.
La Casa de Granada ha organizado un ciclo de conciertos “Manuel de Falla”, música de cámara y flamenco. Actualmente se han centrado en “La canción española-La Copla III". En la actuación de hoy se recordó la vida de Miguel de Molina (1908-1993), perseguido en la España de la posguerra civil y exiliado a la Argentina donde triunfó con sus canciones.
El salón registró un lleno completo y la función se repetirá el próximo 8 de marzo. El público conectó con el artista, ameno en su narratividad de anécdotas y sobre todo con sus canciones: La Trinidad, Ojos verdes, La bien pagá, Triquitraque, Suspiros de España… Casi dos horas en el escenario.
“En la actualidad hay muchos que cantan copla, pero no cancioneros que se atengan al vestuario, al estilo de Miguel de Molina. Yo soy el último cancionero”, aclaró con orgullo Manuel de Segura en el escenario y lo demostró en su desfile de vestuario, con diversas chaquetillas cortas, regalos de distintos famosos, entre ellos su madrina, la tonadillera Lolita Sevilla. Chaquetillas negras, rojas, con alamares, cortas, ornadas, bien ajustadas… En lo de cancionero, el Diccionario Historico de la RAE va por un lado en la primera acepción, pero por canzonetista en la segunda.
Manuel de Segura, levantino que pronuncia las “c” correctamente, emula al andaluz Miguel de Molina en vestuario: pantalón negro ajustado; camisas de manga farol; camisa blanca con chorreras en pecho y mangas; botones de brillantes; pañuelos de lunares; anillos en dedos corazón, anular y meñique; sombrero cordobés; tacones de zapateado… Todo dice, todo suma. Manuel maneja muy bien los pitos sonoros con los dedos. Quizás le sobren unos kilitos. Domina el escenario.
Entre las anécdotas que contó Manuel están las de que trabajó tres años de gira con Luis Aguilé y que es un capillitas, que viaja con varios santos a los que invoca en el camerino. Lolita Sevilla, su madrina le dijo: "El artista que no está nervioso antes de actuar, es que no siente la responsabilidad de hacerlo bien ante el público".
Pablo San Nicasio, guitarrista, sorprende en el escenario con su fisonomía ascética y su indumentaria formal, encorbatado de oficina. Atento y bien sincronizado con el coplero Miguel, termina muchas de coplas como procede: con un chimpún.
Velada grata con la copla y su intérprete Manuel de Segura y su guitarrista. Habrá otra segunda oportunidad el próximo día 8 de marzo, en la misma Casa de Granada, porque buena parte del público se ha quedado sin entrada.
Entre los asistentes, Mercedes Ballesteros, Pablo Reviriego, Mayka de la Fuente y Cesar Casanova, buenos aficionados a la copla, canción transgresora en los primeros años en que se desarrolló, a partir de 1930, donde no faltan la casas de mancebía, el amor, el desamor y los celos. Tampoco las metáforas de contar las arenas del mar o los brillos de faca.
Los nombres de copleros más granados en la Historia: Pedrito Rico, Concha Piquer, Juanita Reina, Rocío Jurado o Isabel Pantoja… Otros y otras cantan copla, pero no se aderezan de cancioneros.
Alejandro Segade cuenta que la película “Las cosas del querer”, sobre Miguel de Molina, con Ángela Molina está bien y despertó de nuevo el interés por la figura de su tío abuelo y la copla, pero carece de rigor histórico. Segade es hoy productor de actuaciones de flamenco, campo que Miguel de Molina respetó, pero no entró, aunque, a veces, sus canciones las aflamencara.
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