sábado, 5 de marzo de 2011

Irene Iribarren presenta el gran cuadro de Santa Teresa de Jesús a escritores y artistas





Santa Teresa, por Irene Iribarren



Julia Sáez-Angulo

Se trata de un cuadro de gran formato sobre la santa castellana Reformadora del Carmelo, Teresa de Cepeda y Ahumada, mujer inteligente donde las haya y de las pocas doctoras de la Iglesia. La pintora Irene Iribarren López-Rubio (Valencia) la ha pintado, “retratado” escribiendo al aire libre, en un exterior del jardín, quizás su convento de la Encarnación, con las murallas de Ávila al fondo.

La pintora ha querido mostrarlo en su estudio al mundo de la cultura, escritores y artistas fundamentalmente, ante de entregarlo al propietario José Gárate y Murillo (Madrid, 1939), que se lo encargó para colgarlo a la entrada de la biblioteca del castillo de Castilnovo (Segovia, un lugar de cultura, ocio y esparcimiento.

“He querido situar a la santa escritora fuera de su celda y ante una mesa, tal y como la presenta la iconografía habitual, por eso la he pintado sentada al aire libre y escribiendo en un libro apoyado en un almohadón sobre su regazo, con un cálamo de caña en la mano. Tampoco he querido ponerle la pluma de ave habitual”, explicaba Irene Iribarren a los presentes.

El cuadro de 170 x 140 cm. muestra una Teresa de Jesús absorta en la escritura, con un semblante sereno y una belleza de cierta joven madurez sin entrar en la vejez. La caida y los negros o grises del hábito son muy bellos (sorprende quizás que no haya utilizado el hábito marrón de las carmelitas). Una paloma, con un suave halo sobre su cabeza posa junto a ella en la hierba del suelo.

Pie desnudo, murallas y espadaña

Un pie desnudo avanza en la figura, que trae a la memoria el de la estatua de Bernini en la iglesia de la Victoria en Roma. Un pie desnudo que dialoga con la carnalidad de sus manos y su rostro, que son las únicas partes que asoman fuera de su hábito y tocas. Las murallas de Ávila, con una sugerente espadaña sobre la que posan dos nidos de cigüeña circundan en fondo de la figura. Una muralla que arroja una breve sombra frente al sol dorado de una tarde que la enfoca y reverbera en las mejillas de la santa. Una nube blanca, un cirro castellano da cuerpo al cielo azul.

“La escena era de paz y sosiego y yo no quería que la paloma del Espíritu santo revoloteara sobre la tranquilidad de la santa”, explica la autora del cuadro
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La pintora Irene Iribarren reside en Madrid desde que hiciera sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, es una reconocida retratista, que ha representado en sus cuadros, entre otros a los presidentes americanos Buch, padre e hijo, al Nuncio Monseñor Monteiro, a la magistrada Milagros Calvo, al príncipe de Asturias, a los políticos Mariano Rajoy y Pérez Rubalcaba, etc.

Entre los asistentes al acto de presentación se encontraban María Fraguas, que prepara una exposición para la Casa de Cantabria titulada “La luz de Luz de Alvear”; José Manuel Gil Querol, que dice que ha bajado en cuantía su producción pictórica; María Robles, siempre llena de proyectos; Pilar Sagarra, que expone en Espacio Abierto de Madrid; Maribel Andrade, en una pausa en Madrid desde su domicilio actual en la Ile de Saint ouis en París; Pedro Luzón; Mariluz Galicia, melancólica y bella; Rafael Botí y Deli, los mejores coleccionistas de Vázquez Díaz; Belén Leice; Ignacia Iribarren, amable y servicial como siempre; Elena Sánchez Cenarro y otros más celebrando el cuadro de Santa Teresa.



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