Víctor Morales Lezcano
El 2 de julio se celebró en Casa Árabe (Madrid) un homenaje -más que debido- al periodista y escritor Mohamed Chakor. Tetuaní de origen y madrileño de adopción, Chakor es una de esas figuras destacadas que componen el retablo de lo que han sido los últimos cuarenta años de diálogo hispano-marroquí, en campos como las ciencias humanas, la creatividad literaria, y el entendimiento entre las dos orillas que flanquean el estrecho de Gibraltar.
El homenaje ha sido un éxito para la Concordia, una deidad siempre bienvenida en el espinoso terreno de las relaciones de vecindad, como nos lo confirma la historiografía.
Se nos ocurre que Casa Árabe podría ser la institución adecuada para algún que otro tipo de reconocimiento de los logros alcanzados por personas, colectivos y publicaciones que tienden puentes. El erudito e historiador tetuaní Mohamed Ibn Azzuz Hakim bien podría ser el próximo ciudadano marroquí homenajeable.
Y cuando la Casa de Marruecos abra sus puertas en Madrid, los responsables de la institución, quizá, se decidan a hacer la misma política (reciprocidad obliga), aunque naturalmente vuelta del revés.
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