Información Cultural sobre Arte, Libros, Literatura, Teatro, Moda, Cine, Danza, Ópera, Conferencias, Gastronomía y Opinión
Información Cultural sobre Arte, Libros, Literatura, Teatro, Moda, Cine, Danza, Ópera, Conferencias, Gastronomía y Opinión
2 comentarios:
Cuando veo las viñetas de Juan Diego me imagino como un niño viviendo en un bosque profundo, en sus claros, con mi pueblo, y a donde todas las semanas viene la carreta con su guiñol y su fiesta, y con sus retablos y pliegos cuenta de una forma descarada, divertida, muy directa la crónica de lo que acontece más allá del río serpiente de la frontera innombrada. En sus tablones colgados en la carreta rodante se dibuja el melodrama ideológico de la caída resistente de la izquierda monocorde vendida a la derechona más chatarrera de una región del país por un puñado de votos, tan sólo siete. Tan ridículo acontece que en función de su exigencia lo que se ha dicho, no vale hasta que lo supervisen y, si es menester, se vuelve a decir lo que no se podía haber dicho.
Es un caso muy preciso de retorcimiento de la realidad, más grave aún: de la ley; de la forma de gobernar, al albur de sus conveniencias. Es como restaurar una ciudad de futuro con chatarra, realidad mustia que JD retrata a lo bruto, a lo bestia, como cuando de niños calificábamos el exabrupto espontáneo y brutal del otro: “Hala, qué bestia!!!”
Es el estilo de la política reinante, falta finezza, sobra lo bestia
Mi nombre es Marcial Ronero
Publicar un comentario