miércoles, 12 de mayo de 2010

Vives Fierro pintor de ciudades, expone en el Centro Galileo de Madrid



"Urbs picturata". Ciudad Pintada
Centro Cultural Galileo. Madrid
Mayo - Junio 2010

L.M.A.


El pintor catalán Antoni Vives Fierro expone su obra en el Centro Cultural Galileo de Madrid, bajo el título de “Urbs picturata. La ciudad pintada”. Julia Sáez-Angulo, crítica de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, escribe sobre el pintor en el catálogo de la muestra:

“Érase una vez un pintor inteligente y culto, que conoció y vivió la bohemia y el tiempo agitado del París de los 60, después de su aprendizaje y formación como artista en Barcelona y antes de emprender, años más tarde, su trayectoria profesional imparable en los circuitos internacionales del arte.

Se llamaba, y se llama, Antoni Vives Fierro, un enamorado de las ciudades hermosas a las que visita una y otra vez como un urbanita infatigable, para mirarlas, contemplarlas –templarlas con óleo, papeles, cartones o fotografías- hacerlas suyas y arrancar de ellas las mejores vistas para plasmarlas en sus cuadros.

El autor catalán no se limita a repetir las vedutte monumentales o tradicionales de los viajeros románticos del XIX en ciudades pintorescas con pasado de leyendas. Toni Vives Fierro es un hombre del siglo XX y ha buscado las ciudades vibrantes de color y de música, de mestizaje y clarinetazos de jazz.

El pintor urbanita es sabio y comprende –como hoy se desprende de buena parte del arte contemporáneo- que la realidad no es lineal o superficial sino fragmentaria, que, con la mirada sólo percibimos la epidermis de las personas, la carcasa de los edificios y el envoltorio de las cosas. Tenía que ir al interior de la mirada, más allá de la apariencia de las cosas y esto sólo lo podía ofrecer la pintura que trascendiera la simple capacidad ilusionística. Una pintura de simultaneidad de tiempo y espacio en la que convergen diversas escenas.
Maestro del color y del collage

El parpadeo de las luces de neón y la agitación del color en la gran ciudad está hablando del devenir de las cosas, del pasado que se hace presente en sus huellas y vestigios; del presente que se hace futuro de inmediato porque la vida fluye en sucesivos instantes fugaces. La pintura también, por eso el pintor urbanita la hace fluyente y contemporizadora.

Toni Vives Fierro hace una pintura vivaz, parpadeante y realista al mismo tiempo. No olvidemos que buena parte de las obras del “Nouveau realisme” francés de los años 60, que hoy se exhiben en los museos, están concebidas a base de desgarros y jirones de carteles de publicidad arrancados a los muros de la urbe.

Nuestro pintor ofrece espacios habitados de la gran ciudad –Barcelona, Madrid, Londres, Nueva York o La Habana-, espacios vivos hechos de movimiento de formas y del color extraído de papeles impresos, manipulados a su vez por el pigmento que el artista considera necesario para completar la escena pictórica, para que el cuadro adquiera su plenitud estética.

El collage fue una de las vanguardias creada por Pablo Picasso en 1910, después de que el mismo malagueño hubiera inventado el cubismo en 1907. No olvidemos que el fauvismo, el color salvaje, precedería a ambos movimientos en 1905. Pues bien, Antoni Vives Fierro acude con sabiduría al collage como el mejor método para reflejar la fragmentación de la realidad y la existencia, junto al imparable ritmo del color.

El pintor urbanita nos hace visibles las ciudades, anti-parafraseando a Ítalo Calvino con sus “ciudades invisibles”. Vives Fierro nos da la crónica pintada de la ciudad elegida, primero por el viaje y después por el pincel. No necesariamente busca los “topos” más socorridos de cada una de las urbes visitadas, sino los lugares de vida que se le antojan más sugerentes para sus obras. No olvidemos que el pintor no pinta para reflejar tan sólo lo que abarcan las retinas, sino que busca una realidad más profunda en el tiempo, que ha de revestirse de armonías vibratorias en el cuadro.

La obra del pintor urbanita está habitada por personajes que viven una historia, aunque la pintura no sea exactamente narrativa. Eso queda para la libre imaginación del espectador. Pero lo cierto es que al pintor catalán, como a Boecio, todo lo humano le interesa y lo plasma en sus cuadros donde, con sus pinceladas, nos habla de la condición humana en las ciudades de sus amores
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