jueves, 21 de octubre de 2010

LAS SUPUESTAS EQUIVOCACIONES DE CRISTÓBAL COLÓN





Joan Oliver i Torrents


Repasemos un poco de historia e intentemos responder con ella a las preguntas;
¿Se equivocó en sus cálculos? ¿Lo equivocaron o estaba en lo cierto y utilizaba las cifras a su conveniencia?

Para los griegos, de la época homérica, la tierra era un disco cóncavo, como un plato hondo, en cuyo centro se encontraba el mar y por cuyas vertientes se deslizaban los ríos en busca de su desembocadura al mar central. El torrente Océano circundaba la tierra por su parte exterior. Muchos pensadores disintieron de esta teoría, proponiendo otras, a cual más absurda, hasta que Pitágoras cinco siglos y medio antes de Jesucristo afirmó que la tierra era redonda y que ocupaba el centro de un sistema estelar formado por el Sol y cinco planetas, teoría sostenida por Platon, siglo y medio más tarde, y muy divulgada.

Aristóteles y sobre todo Eratóstenes, dos siglos y medio antes de Cristo, sostienen la esfericidad de la tierra.
Eratóstenes midió con exactitud la inclinación de la eclíptica, el grado del meridiano y la circunferencia de la tierra.
Eratóstenes de Cirene, en el siglo III a. C. efectuó la primera medición de la Tierra, repetida después en muchas ocasiones por griegos y árabes. El valor que le atribuye es de 252.000 estadios griegos, es decir, 39.600 Kms. Este cálculo, el más aproximado a los 40.076 Kms. de circunferencia que hoy conocemos, parecía enorme. Tolomeo en su “tratado de geografía”, calculó el valor en 180.000 estadios egipcios, es decir, 37.800 Kms. Este cálculo no fue menos discutido. Los tratados árabes, ampliamente traducidos y difundidos en la España medieval, calculaban unos 33.000 Kms. de circunferencia terrestre, y la mayoría de sabios cristianos pensaban que la Tierra no superaba los 30.000 Kms. La importancia de este debate era crucial: cuanto mayor fuese la esfera, menor era el riesgo de caer en el abismo al alejarse de las tierras emergidas situadas en el extremo superior.


Anotemos: 1 estadio griego equivalía a 157 mts.
1 estadio egipcio equivalía a 210 mts

.

Eratóstenes fue el primero, que, fundándose en la esfericidad de la tierra índico la posibilidad de llegar a las Indias, desde las costas de la Península Ibérica. También afirmaba que era posible el que en esta ruta –hacía las Indias- se hallaran partes habitadas.

Estrabón, (64 a. C. -21 a.C.) en su “Geografía” retoma, profundiza y basándose en los trabajos de Eratóstenes, dice:
“Si no fuese un obstáculo la colosal extensión del Océano Atlántico, se podría llegar fácilmente por mar, siguiendo el mismo grado de latitud, desde la Península Ibérica hasta las Indias. La parte media de este grado comprende más de una tercera parte de la circunferencia terrestre”

“En el año 150, de nuestra era, Tolomeo trazó en veintisiete mapas el primer atlas del mundo, que dividió en líneas horizontales, y señaló ocho mil puntos que podía localizar en latitud y longitud según las referencias dadas por navegantes antiguos. Trescientos cincuenta de estos puntos constaban de manera segura, según el cálculo de coordenadas astronómicas. El ecuador era para Tolomeo el grado cero de la latitud, según la observación de los astrónomos griegos que establecieron que el Sol, la Luna y los planetas pasan aproximadamente por encima de la vertical del ecuador. En lo que respecta a la longitud, Tolomeo tenía total libertad para decidir el punto desde el cual contarla, e hizo pasar la primera línea vertical por las Islas Afortunadas, hoy llamadas Canarias, situadas frente a las costas de África…” (p. 309. El Maestro Cartógrafo. Pascale Rey)

San Ambrosio y después San Agustín decían que “la tierra tenia seis partes de tierra firme y una de mar océana” Con está idea, posiblemente, recogida del “libro de Esdras”, el Océano Pacífico no existía para ellos.
Esta corriente la siguieron otros pensadores judeo-cristianos y D’Ailly.

En el siglo XI filósofos, teólogos y hombres de ciencia habían asegurado que la Tierra era plana como un disco y estaba limitada por un mar infernal que se extendía, al oeste, más allá del cabo Finisterre y del estrecho de Gibraltar, situados en los extremos occidentales del mundo conocido. Éste océano, afirmaban, no era navegable, y todo aquel que se aventuraba por sus aguas no regresaba nunca, engullido por sus terribles abismos o devorado por los numerosos monstruos que lo poblaban.
La interpretación de estas teorías son los “mapas conventuales” o “mapas O en T”, del siglo XI: Mapa “Beato de Liébana”, mapa de la “catedral de Osma”, etc.

Ramón Llull ya indicó la posibilidad de ir a las Indias por poniente, desde la Península Ibérica.

1298. Marco Polo dicta en la cárcel, a Maesse Rustichello de Pisa, su famoso libro “Viajes”. El Almirante leyó y debió tomar debida nota del mismo, por los muchos apuntes que hizo en el libro.

Jaume Ferer, navegante mallorquín, fue, se cree, el primer europeo en llegar en 1346 a Cabo Bojador, Cabo Verde y río de Oro, hoy costa de Gambia. Los portugueses lo hicieron a partir de 1434.

Mapamundi de Cresques Abraham. Palma de Mallorca 1375: En este mapa, página 1, se indica que “el meridiano terrestre mide 180.000 estadios que son 20.052 millas”.
Nos da la misma cifra que Tolomeo, por lo que debe referirse a estadios egipcios y sigue las medidas árabes.
En el mapa aparece, por primera vez, el nombre de La Gomera a una isla canaria. Nombre que proviene de La Gummara, La Gumara o La Gomera, castillo-fortaleza de los templarios en Palma de Mallorca, popularmente llamado del Temple.

D’Ailly, Teólogo, cosmógrafo y prelado francés, cardenal en 1414 y legado pontificio en Aviñon en 1418, hizo notar que un pasaje del “Libro de Esdras” afirmaba que seis partes del globo eran habitables y sólo la séptima estaba cubierta de agua. Testimonio que Colón leyó y consideró significativo.

Cristóbal Colón, franciscano de la Tercera Orden, a confirmar, poseía una gran confianza en los santos y pensadores cristianos.

Con lo anterior, imaginemos lo que podía pensar el nauta:


1º.- Por Eratóstenes sabía el valor de la circunferencia terrestre, la posibilidad de tierras entre Europa y las Indias, y con el Mapamundi de Cresques Abraham conocía
“la ruta” a seguir para llegar al Nuevo Mundo.

2º.- Con el “Libro de Esdras”, San Ambrosio, San Agustín y el “viaje” de Marco Polo, podía suponer que la tierra era más pequeña; 6 partes de tierra firme y 1 de mar océana. La medida de estas 6 partes –Libro de Esdras-, desde la Península Ibérica hasta la India, la sabía por la narración de Marco Polo. Con “la ruta” del Mapamundi, de los Cresques, podía atravesar el océano, que era la parte de mar océana que indicaban los pensadores judeo-cristianos, y llegar a la India

3º.- Ramón Llull le aseguraba la redondez de la tierra y que la ruta de poniente le llevaría a las Indias.

4º.- Con Estrabón y sólo con las mediciones de la circunferencia de Eratóstenes, debería pensar que la distancia de la Península Ibérica a la India era insalvable para los navíos de la época, como así suponían la mayoría de científicos.

5º.- Mediante el Mapamundi de Cresques Abraham, información de marinos y científicos mallorquines y de “sus protectores”, sabía la “ruta y distancia” al Nuevo Mundo.

Con estos conocimientos, utilizó, en su interés, las diferentes medidas y argumentos que le interesaba dar a conocer, callando lo que no quería que supiesen, y así tener en su poder la información que sólo a él podía llevar al Nuevo Mundo.

Para quitar valor a la gesta de Cristóbal Colón, y así demostrar que era genovés, bodeguero, lanero, inculto, autodidacta, etc., se argumenta que se equivocó en su viaje. El Almirante tenía completa información. Había leído a Aristóteles, Eratóstenes, Tolomeo, San Ambrosio, San Agustín, Ramon Llull, D’Ailly, Marco Polo, tratados árabes (él escribía los números arábicos cuando sólo lo hacían en algunos monasterios y eran los número romanos los utilizados comúnmente), también utilizó muchas fuentes informativas, entre ellas La Historia rerum ubique gestarum del Papa Pío II; Imago Mundi, del Cardenal francés Pierre d’Ailly, el libro de “Viajes”, de Marco Polo, etc. etc.

Sus conocimientos eran muy amplios. No se equivocó en la distancia, en el rumbo, ni en los días de navegación. Cristóbal Colón sabía donde iba y que iba a encontrar.
Las famosas Capitulaciones de Santa Fe, firmadas antes del viaje de Descubrimiento dicen: “… en alguna satisfacción de lo que ha descubierto en las Mares Océanas…”.

En el libro “La Ruta T. y D.”, Dn. José Antonio Hurtado García, estudia el camino seguido por Cristóbal Colón, y científicamente demuestra que utilizó el descrito en el Mapamundi de Cresques Abraham (Atlas catalán), Ciutat de Mallorca 1375. No el de Toscanelli.

“Les di a algunos d’ellos unos bonetes colorados (gorro o cubrecabezas clásico del marinero del Mediterráneo español) y unas qüentas de vidrio que se ponían al pescueço,
Y otras cosas muchas de poco valor, con que ovieron mucho plazer y quedaron tanto nuestros que era maravilla. Los quales después venían a las barcas de los navíos a donde nos estávamos nadando, y nos traían papagayos y hilo de algodón en ovillos y azagayas. Y otras cosas muchas, y nos las trocavan por otras cosas que nos les dávamos, como cuentecillas de vidrio y cascaveles”. (Diario del primer viaje)

Baratijas que Cristóbal Colón embarco al Nuevo Mundo, para negociar con sus habitantes. De saber que se encontraría en la Corte del Gran Khan, con una sociedad desarrollada y rica (Libro de Marco Polo), sus objetos o mercancías hubiesen sido otras, siempre en relación a la sociedad con la que hubiese tenido que negociar el trueque por oro, plata, especias, etc.

En el transcurso de su segundo viaje hace jurar, a sus acompañantes, que Cuba era Tierra Firme. Si él, en un principio, estaba convencido de haber llegado a las Indias, tenemos que interpretar que la influencia en su saber, le venía de sus creencias religiosas. Daba mayor crédito a la información del Libro de Esdras, de San Ambrosio, de San Agustín, de Ramón Llull, del Cardenal D’Ailly, que a la de Eratóstenes, Tolomeo o Estrabón, a pesar de conocerlas todas.

Colón sigue los apartados 2º, 3º y 5º y sus creencias religiosas.

Sabía dónde iba, como ir y que iba a encontrar.





1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Cómo es posible llegar a la afirmaciòn de la importancia de sus creencias religiosas?. Es un texto, sin duda ilustrado, pero llega a una conclusión sin que aporte elementos que la puedan confirmar. Es una opiniòn, si más. Respetable, pero una opinión,tal como pudiera ser la contraria.