jueves, 10 de noviembre de 2016

Autoentrevista de Isabel Bernardo solicitada por "La Mirada Actual"



Isabel Bernardo



L.M.A.

Isabel Bernardo (Salamanca, 1963) En la actualidad escritora, poeta y columnista de prensa. De los estudios de Medicina a los de Retórica y Oratoria, y de ahí a la gestión de empresa, sin perder nunca de vista todo lo relacionado con la Cultura. De hecho fue concejal de Cultura del Ayuntamiento de Salamanca y actualmente coordina la comisión de Cultura del Casino de Salamanca. En el género de cuento infantil tiene publicados: “El cuento de los duendes” (2001), “El burro Serafín” (2001), “Cuentos de Mariseca” (2010) y “Nomellamesbobamellamobaba.com” (2011). Su obra poética publicada: “Sur” (2009), “Tiempo de migraciones” (2014), “Caballos sobre el viento” (2015), “Flores del fuego” (2015), “Salve, hijos de Eva” (2016) y “Para que calle el viento”, obra con la que logró el XXXIV Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística.

Columna de prensa, literatura infantil, poesía… ¿en qué género está la verdad más pura y literaria de Isabel Bernardo?
Si lo pensamos con detenimiento los seres humanos estamos hechos de un conjunto de partes, muchas de ellas antagónicas, que sorprendentemente se complementan. Los escritores, como seres humanos que somos, también. Pero además somos muy mendelianos, genética pura, y tenemos caracteres dominantes y otros que están más detrás de nosotros pero que de cuando en cuando necesitan su protagonismo y su tiempo. Mi primera palabra escrita -y esto creo que viene de herencia paterna- estuvo en un poema, la segunda en una narración, los sueños los dejé para los cuentos infantiles, y a la columna de prensa llegué después de mucha reflexión y siempre con un infinito pudor. Uno tiene que tener bien claro que la opinión siempre es subjetiva y que somos sujetos llenos de contradicciones. En este conjunto de partes está Isabel Bernardo, aunque si tuviera que decidir mi yo más íntimo, este dejaría al descubierto mi corazón de poeta. 

¿Cómo es la jornada diaria de un escritor?
Eso ha dependido de cual era mi actividad principal en ese momento. Cuando era empresaria no tenía realmente un tiempo concreto destinado a escribir. Apenas unas pocas reflexiones escritas o pequeños poemas en ratos libres. Cuando se es joven empresaria como era yo, lo que realmente te preocupa es pagar los créditos. Actualmente la promoción de actividades culturales y escribir es mi trabajo, y a ello le dedico todo mi tiempo. Soy muy disciplinada. En este oficio cuando no se tiene “musa” cabe la posibilidad de leer, de corregir, de documentarse… de conversar incluso. Presumo de formar parte de magníficas tertulias, muy plurales, que aparte de ser muy divertidas son una fuente inagotable de conocimiento. Cuanto más y mejor conozcamos el mundo, más y mejor sabremos escribirlo.  

La naturaleza es una constante en su poesía. ¿De dónde nacen tantas imágenes, metáforas y símbolos?
Soy alguien de una curiosidad desmedida por todo mi alrededor y especialmente muy observadora de la naturaleza. De ella arranco las imágenes más puras, más hermosas y más llenas de significado. La naturaleza es una metáfora inabarcable. La tierra posee tanta armonía intrínseca, tantos registros, tantos símbolos… Creo que nunca hubiera sido poeta si la vida me hubiera negado la proximidad con ella. Además vivo muy en contacto con el campo y es natural que eso se haga notar en mi poesía.

El silencio, la soledad, el dolor, la muerte… están también de forma recurrente en su quehacer poético. ¿Qué significan para usted?
Todos ellos caben en el mismo círculo de pensamiento porque el hombre constantemente se pregunta. Para mí como poeta, estas cuestiones muchas veces son un punto de partida. No debemos huir de lo que realmente nos preocupa por dentro. Enfrentarse a ello puede ser doloroso pero también nos permite conocernos mejor y “exorcizar” -si se puede decir así- muchos miedos que sería muy peligroso dejar enquistados en el alma.
En diciembre de 2014 se alzó con el XXXIV Premio Mundial Fernando Rielo de Poesía Mística. ¿Cómo responde a quienes le preguntan cómo se puede ser poeta mística en el siglo XXI?
Yo soy una mujer corriente y moliente, extrovertida, moderadamente feliz, que no quiere renunciar a sus apetitos terrenales, y que no ha tenido ni aptitudes ni intención de emprender vía purgativa alguna como la de los grandes místicos. Llegué a la poesía mística escribiendo y pensando al hombre y al mundo. Cuanto más se escribe, más necesidad hay de escribir. Cuanto más se piensa, más necesidad hay de pensar. Y si hay algo que le preocupe al hombre desde que fue capaz de pensarse y tener conciencia de sí mismo, es su trascendencia. Sean cuales sean los tiempos y su generación. Por desgracia nuestro tiempo es hostil al trato con lo sagrado. Aun cuando esta sociedad no hace más que hablar y defender todo tipo de libertades, la libertad de Dios está estigmatizada y es observada con antipatía, burla o menosprecio. De todos modos esta cuestión nunca me ha preocupado. Si algo procura el ejercicio poético, místico o no místico, es un hermoso tiempo de soledad, único e incompartible, que solo puede ser plenamente comprendido por los poetas.

¿Qué le falta por leer y escribir?
Es tanto, que lo que me falta es tiempo.

Isabel Bernardo Fernández
Salamanca, noviembre 2016
 


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