L.M.A.
5-feb-18 .- MADRID .- Hasta el 18 de
marzo podrá contemplarse la exposición presentaron “Fortuny (1838-1874)”, que está teniendo una
gran afluencia de público y que coincidirá con las fechas de ARCO 2018, la
Feria de Arte Contemporáneo en Madrid que se abre del 21 al 25 de este mes de
febrero.
El Museo del Prado y la Fundación
AXA presentaron “Fortuny (1838-1874)”,
la primera exposición antológica que el Prado dedica al artista español del
siglo XIX con mayor proyección internacional y un verdadero renovador en todas
las parcelas del arte que cultivó.
La muestra, que se exhibe en las
salas A y B de edificio Jerónimos, tiene un carácter rigurosamente excepcional
e irrepetible, ya que recorre las diversas etapas de la producción del artista catalán
como pintor, acuarelista, dibujante y grabador e incluye, como novedad
relevante, su faceta como coleccionista de antigüedades, en íntima relación con
la búsqueda de las calidades, el color y la luz en sus pinturas.
Así, se han reunido 169 obras, una
treintena de ellas de la excelente colección del Prado y el resto de grandes
colecciones y museos de Europa y Estados Unidos que en raras ocasiones han
salido de sus lugares de procedencia, y de otras particulares. 67 de estas
obras no habían sido nunca expuestas fuera de sus colecciones y museos de
procedencia, siendo 12 de ellas totalmente inéditas hasta el momento. Además,
en el catálogo se reproducen casi 400 imágenes, 70 de ellas por vez primera.
Dentro de la línea de actuación
iniciada hace ya varios años en la revisión de los grandes maestros de la
pintura española del siglo XIX, el Museo del Prado presenta la gran exposición
antológica “Fortuny (1838-1874)”, patrocinada
por la Fundación AXA y con la colaboración especial del Museo Fortuny de
Venecia y el Museu Nacional d´Art de Catalunya.
Dedicada a uno de los artistas
españoles del siglo XIX que ha gozado hasta nuestros días de una valoración más
sostenida de su arte y de una mayor repercusión internacional, destacándose
entre las figuras capitales del arte español de todos los tiempos, la
exposición podrá visitarse en las salas A y B del edificio Jerónimos del 21 de
noviembre de 2017 al 18 de marzo de 2018.
Aunque la figura de Fortuny ha sido
celebrada desde antiguo por parte de la bibliografía especializada y a través
de las numerosas exposiciones e iniciativas de diversa calidad e interés que se
le han dedicado en las últimas décadas, su talla como artista y su profundo
arraigo con la más genuina tradición de la gran escuela española argumentan la
atención del Prado hacia este gran maestro con la misma ambición y
envergadura que viene dedicando a los pintores más sobresalientes que integran
sus colecciones.
La exposición, comisariada por
Javier Barón, jefe de Conservación de pintura del siglo XIX, se estructura en
un recorrido articulado de forma cronológica por las aportaciones de Fortuny
como pintor, acuarelista, dibujante y grabador. Junto a ellas se exhiben
ejemplos de la extraordinaria colección de antigüedades que atesoraba en
su atelier: preciosos objetos, algunos de ellos
conservados hoy en las más importantes colecciones arqueológicas del mundo, que
demuestran su interés por la observación detenida y explican el extremado
refinamiento en la captación de las calidades, el color y la luz en sus propias
creaciones artísticas y el asombroso virtuosismo de sus obra, que extendieron
rápidamente su fama entre los grandes coleccionistas de Europa y Estados Unidos.
La primera sección de la exposición,
dedicada a su formación en Roma, incluye ya ejemplos de madurez tanto en sus
academias a lápiz como en sus trabajos a la acuarela (Il contino) y al óleo (Odalisca). Si bien
se trasladó a África para pintar los episodios de la guerra hispanomarroquí (La batalla de Wad-Ras), le atrajeron en cambio los
tipos árabes y sus costumbres (Fantasía árabe), que
nutrirían toda su carrera posterior y confirieron singularidad a su aportación
al orientalismo europeo.
Entre 1863 y 1868 abordó el retrato
(Mirope Savati, no expuesto antes en Europa), el
gran cuadro decorativo (La reina María Cristina y su
hija la reina Isabel pasando revista a las baterías de artillería, mostrado
ahora en su posición original) y las copias de maestros del Prado (el Greco,
Ribera, Velázquez y Goya), que contribuyeron a dar a su arte mayor profundidad
y alcance. Su obra triunfó en los años finales de la década de 1860 a través de
óleos y acuarelas de motivos del siglo XVIII (El aficionado a las
estampas y La vicaría) y árabes
(Jefe árabe, Un marroquí, El vendedor de tapices, Calle de
Tánger y El fumador de opio).
Esta última vertiente tuvo un desarrollo especial durante su estancia en
Granada entre 1870 y 1872. Allí también abordó escenas de género en marcos
arquitectónicos compuestos (Pasatiempos de hijosdalgos,
Almuerzo en la Alhambra y Ayuntamiento viejo de Granada).
La mayor novedad deriva de sus trabajos del natural ante objetos, figuras (Viejo desnudo al sol), jardines y paisajes tanto al
óleo como a la acuarela, la tinta y el lápiz. Obras como La Carrera del Darro, nunca vista fuera del British
Museum, revelan su capacidad para la captación del ambiente con un color nuevo
y fresco.
De vuelta a Roma, en 1873 trató los
temas árabes con una ejecución más sintética (Árabe apoyado en un tapiz y Fantasía árabe ante la puerta de Tánger), atendió a la
vida cotidiana en Carnaval en el corso romano y
en 1874 finalizó cuadros de género iniciados antes, como La elección de la modelo. En ese año una estancia en
Portici supuso una inmersión en la naturaleza que le hizo plenamente consciente
del color local y de las sombras coloreadas en sus pinturas de desnudos de
niños en la playa, de los que se incluye un grupo de cuatro, dos de ellos
inéditos, y en sus paisajes, como Calle de Granatello en
Portici y Paisaje napolitano,
recién adquirido por el Prado. Su trabajo a la acuarela dio entonces sus
mejores frutos en los dos ejemplos de Paisaje de Portici –uno
presentado por vez primera– y en sus retratos de Cecilia de Madrazo y Emma
Zaragoza.
Grandes instituciones de todo el
mundo han permitido que esta muestra pueda celebrarse del mejor modo. Singular
relevancia, por la amplitud de su préstamo, ha tenido la especial colaboración
del Museo Fortuny de Venecia y del Museu Nacional d’Art de Catalunya.
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