martes, 18 de marzo de 2014

Ediciones Cátedra recupera un fragmento inédito de nuestra memoria histórica con la publicación de Las cartas de La Pirenaica




 Un documento excepcional sobre el hambre, la miseria y la represión en la España franquista. 
El 1 de abril se cumplen 75 años del final de la Guerra Civil



L.M.A.


 El 22 de julio de 1941 emitía por primera vez La Pirenaica (Radio España Independiente), la emisora del PCE, que se convertiría en el más potente altavoz del antifranquismo. El programa Correo de La Pirenaica dio lectura a las cartas de los oyentes que desde España o desde los países de la emigración sorteaban la censura o las dificultades de comunicación para contar sus experiencias personales y sus anhelos de libertad. 

Armand Balsebre, catedrático de comunicación audiovisual de la UAB, y Rosario Fontova, periodista, han analizado en este libro, por primera vez en su totalidad, el contenido de las 15.500 cartas que se han conservado en el Archivo Histórico del PCE, fuesen emitidas o no. Estas misivas eran escritas por antiguos combatientes republicanos, exiliados, expresos, obreros, campesinos, mineros, profesores, amas de casa, escritores y estudiantes, personas de todas las clases sociales. En ellas se recoge un largo memorial de agravios y vejaciones que dejaron los vencedores; la peripecia de los inmigrantes que abandonaron sus pueblos, la lucha por la supervivencia en los suburbios y la indignación por la insoportable carestía de la vida. Aunque también encontramos historias de heroicidad, esperanza e incluso, de humor: con Franco como blanco de las mofas. A la redacción de Bucarest llegaban denuncias que ponían nombres y apellidos a verdugos y chivatos. El rastro dramático de la guerra civil es intenso y las cartas trazan un primer mapa de fosas comunes documentado a lo largo de toda la geografía española, además de testimonios de la supervivencia en los campos de concentración y en las cárceles. Escribir a La Pirenaica era un delito, de ahí que algunos corresponsales utilizaran el método de la tinta invisible, el papel de luto, o usaran guantes para no dejar en el papel sus huellas dactilares. 

Son un documento extraordinario de la España del hambre, la miseria y la represión, un registro de los acontecimientos de la vida pública y privada de la España del franquismo, donde están presentes el dolor, la resignación, la solidaridad y el heroísmo de los ciudadanos que prefiguraron la democracia. 


“A La Pirenaica llegaron las cartas de los excluidos, de los silenciados, de los represaliados. 
Sus testimonios conforman un intenso memorial de 
agravios sobre represión y violencia sistemática, 
las armas que utilizó la dictadura contra los que perdieron la guerra. 
Al terror provocado por la violencia incontrolada del conflicto y la posguerra le siguió el miedo a los interrogatorios, 
a las detenciones arbitrarias, a cualquier circunstancia casual que en la vida cotidiana pudiera enfrentarlos con la autoridad. 
Ser tachado de rojo suponía estar en zona de peligro permanente.


El estudio del conjunto documental de las cartas recibidas en 1963 (4.378) y 1964 (3.837) permite afirmar que... la guerra civil no solo no se había olvidado, sino que revivía en cada oyente.


 Es la memoria vindicativa de las víctimas del franquismo. Los hombres y mujeres que vivían condenados a un silencio forzoso desde 1939 comenzaron a narrar a La Pirenaica el sufrimiento padecido.”


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