Reparto: María Hervás, Ana Torrent, Marta Poveda, Lara
Grube, Ana Vayón, María Besant, Lola Baldrich, Alexandra Calvo, Badia Albayati,
Sara Moraleda y Miguel Ángel Cazorla
Fernando Arrabal
Julia
Sáez-Angulo
31/05/15.-
Es escritor Fernando Arrabal ha tomado en esta ocasión a las mujeres del ámbito
familiar de don Miguel de Cervantes y de sus obras literarias, para su obra
dramática Pingüinas. La
representación, dirigida por Juan Carlos Pérez de la Fuente, ha tenido lugar en
la Sala Fernando Arrabal, que el Teatro Español ha dedicado al autor nacido en
Melilla (1932) y residente en Francia, en Destierrolandia, según sus palabras
del autor.
Fernando
Arrabal estuvo presenciando Pingüinas en
la función del 30 de mayo de 2015. Una obra donde estaca la puesta en escena,
con un espléndido movimiento escénico y escenografía de Marta Carrasco. El eco
de Salvador Tavora planeaba en todo ello.
Diez
personajes femeninos, moteras, dervichas,
guerrilleras, escritoras, cervantinas, bombones… el desbordamiento, el dios exceso se da
siempre cita en esta obra, en la escritura en general de Fernando Arrabal. El
reino del dios Pan donde el absurdo es el humus de su concebido sentido de la
libertad, no tan cervantino como algunas presentaciones de Pingüinas quieren hacernos creer.
Cultismo,
culteranismos, lugares comunes, repeticiones, sinónimos y palabras coloquiales
más o menos sonantes y malsonantes se dan cita en la obra como en una olla
podrida. El resultado es azaroso –aunque la casualidad y el azar no existan
como dice uno de sus personajes. Arrabal logra momentos brillantes, estelares y
otros arrabaleros –en el sentido del diccionario- y previsibles.
Hay
grandeza en esta obra de Pingüinas y
por ello sobrarían en mi opinión esas frases y acentos costumbristas, sevillanos,
trianeros, quizás melillenses, sobre todo de uno de los personajes,
Torreblanca, la abuela. El acento andaluz castizo le sobraría en mi
sensibilidad, pero está claro que no en la de Arrabal, que desea mezclar el
paisanaje, restándole quizás universalidad.
Cuando
veo teatro de Arrabal no puedo menos que hacer el paralelo con Becket o Ionesco
y estos me parecen siempre más literarios y universales en el lenguaje. Cierto
que el teatro del absurdo no funciona con los mismos parámetros que el pánico
de Arrabal, pero es evidente que tienen un gran parentesco.
Las
mujeres de Cervantes, el misterio de Cervantes, los escarceos con la mancebía,
la pobreza y la miseria, que llevan a justificar su hipotética conducta… Todo
envuelto en el exceso pánico verbal que resta coherencia lógica y tiene su por
qué final que no desvelaré. Interesante el juego visual final del baile de las
dervichas.
Arrabal
como Buñuel vienen del surrealismo español y las alusiones al catolicismo no
pueden faltar. En Pingüinas, es el elemento femenino el que manda y define
la escena. Las mujeres son siempre más verbosas que los hombres. Miho, el
personaje masculino vuela por los aires como un ángel de Pan o sufre los barrotes
de una cárcel. No habla, solo sugiere a las mujeres que viven por él como
referencia.
Almudena
Rodríguez Huertas ha hecho el diseño del vestuario, rico, variado, vistoso,
desde las moteras a los vestidos blancos de las dervichas.
Teatro de Fernando Arrabal
puesto en escena con lujo y derroche de medios. Puede estar contento el autor.
Todo un espectáculo de palabras, gritos, coloquialismos, sinónimos excesivos, tacos,
exabruptos… La libertad pánica de su autor a rienda suelta, más que la mesura irónica
de Cervantes. No funciona la equivalencia comparativa de ambos autores, por más
que algunos se empeñen y repitan. Arrabal es la desmesura pánica.
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