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para este país.
CÓLQUIDA
CÓLQUIDA
Tbilisi
02.10.19.- Madrid .- Los primitivos griegos creían
que en el extremo oriental del mundo, cerca de donde nacía el sol, estaba la
Cólquide. El poeta griego Mimnermo (finales siglo VII a.C.) en un fragmento
que, afortunadamente, hemos conservado, decía que el sol guardaba sus rayos en
la Cólquide, en una estancia de oro.
La Cólquide mítica se ubica más arriba de la
frontera noreste de Turquía, exactamente en el territorio de la actual
Republica Socialista de Georgia, independizada de la Unión Soviética en 1991.
En las estribaciones de la actual cordillera
del Caúcaso desembocaba el mítico río Fasis y remontando un poco el Fasis se
llegaba a capital del rey Eetes, la ciudad de Ea (aproximadamente donde hoy
está Kutais).
Eetes fue hijo hijo del dios Helio (el Sol
divinizado). Primeramente fue rey de Efira (antiguo nombre de Corinto), marchó
de allí, se estableció en la Cólquide y fundo la ciudad de Ea. Esta ciudad es
conocida en la Mitología como Ea oriental para diferenciarla de la Ea de occidente, donde reinaba la famosa maga Circe, hermana de Eetes, hija también de
Helio.
Ambas ciudades
Ea estaban en los límites del mundo imaginado por los primitivos griegos:
Ea oriental marcaba el límite oriental, por
allí salía diariamente el sol, ya hemos visto que según Minnermo allí guardaba
sus rayos.
Ea occidental estaba cerca del límite del
mundo los vivos.
En ambas Ea reinaba un hijo de Helio, el Sol
divinizado, que diariamente surge en oriente, recorre su camino hasta occidente
donde se pone, para regresar durante la noche a oriente e iniciar su diario y
eterno recorrido.
La Cólquide es importante en la Mitología griega porque
para llegar a ella tuvo lugar la primera de las tres únicas hazañas colectivas
de los griegos: el viaje de los argonautas.
Es decir, el viaje que, desde
el golfo de Págasas (Tesalia) emprendieron los principales héroes griegos del
momento, bajo la dirección de Jasón, para hacerse con el llamado “vellocino de
oro”,
a saber la piel de oro o dorada de un carnero.
El viaje de los argonautas está preñado de
simbolismos.
Existió un ciclo de canciones
muy antiguo sobre la leyenda de los argonautas en busca del vellocino de oro.
Los textos de Homero y Hesíodo también mencionan este viaje. Asimismo de él
había referencias en obras de Eumelo (siglo VIII a.C.), Mimnermo, Simónides,
Herodoto, Acusilao (siglo VII y VI a.C.).
Posiblemente el primero que hizo un relato
completo del viaje de los argonautas fue Ferecides de Atenas en una obra no
conservada. El relato completo más
antiguo que hemos conservado es el del poeta Píndaro, en la IV oda Pítica.
1. ANTECEDENTES
Los hermanos Frixo y Hele (hijos del rey Atamante, rey de Beocia, y su
primera esposa, llamada Néfele) para escapar de las insidias de su
madrastra huyeron sobre un carnero de dorado vellón y, en la
versión más conocida, volaron sobre el mar. El carnero se lo dio su madre
Néfele, que a su vez lo había recibido
del dios Hermes. En algún texto el carnero era hijo de Posidón y llegó a la
Cólquide atravesando el mar.
Desgraciadamente, Hele perdió
el equilibrio y cayó al estrecho que, desde entonces, en honor suyo, se llamó
Helesponto, es decir "mar de Hele" (el actual estrecho de
Dardanelos).
Frixo llegó a la Cólquide, a la
ciudad Ea, donde reinaba el rey Eetes. Sacrificó el carnero y entregó la piel
al rey. Eetes lo colgó en una encina en el bosque sagrado de Ares.
El vellón de ese carnero es conocido en
la Mitología como el vellocino de oro. Recuperarlo dará motivo para la
primera de las empresas colectivas de los griegos: la leyenda de los argonautas
Eetes concedió en matrimonio a
Frixo su hija Calíope
2. JASÓN Y LOS ARGONAUTAS
Jasón, tras ser educado por el centauro Quirón, regresó a la ciudad de Iolco, donde reinaba Pelias,
hermanastro de Esón, el padre de Jasón, al que había despojado del reino. Tras
regresar, Jasón reclamó el trono de su padre.
Para
recuperarlo Pelias le impuso una condición prácticamente imposible de cumplir:
que primero trajera de la lejana Cólquide el vellocino de oro.
Por toda Grecia se difundió la
noticia de la expedición a la Cólquide. Bajo la dirección de Jasón los héroes
que quisieron participar se embarcaron en la nave Argo y, saliendo del golfo de
Págasas, pusieron rumbo a la Cólquide. Los héroes que embarcaron en la nave
Argo son llamados argonautas, es decir “marineros de la nave Argo”.
La nave fue
construida en Págasas con madera del
monte Pelio. Una vez construida la diosa Atenea colocó en la proa un madero
procedente de un roble del santuario de Zeus en
Dodona. Debido a ello la nave podía hablar y profetizar.
Esta nave a veces ha sido interpretada
como la radiante nave de la luz que pone rumbo a la tierra luminosa donde nace
el sol y después regresa, es decir realiza a la inversa el recorrido diario del
sol.
Argo fue el constructor del barco, que
por él fue llamado Argo nombre que también sugiere una característica
del navío, pues significa algo así como “el rápido”
Tifis, el timonel, poseía profundos
conocimientos de los vientos y de los astros que le había enseñado la misma
diosa Atenea. Tifis nunca aparece en escenas de combates en tierra firme.
El número de argonautas es relativamente
fijo -entre cincuenta y cincuenta y cinco- pero el catálogo de los héroes que
embarcan es variable: Los
aedos viajeros que recorrían Grecia cantaban de memoria y suplían con otros los
fragmentos que olvidaban. También, posiblemente, para halagar a los oyentes del
lugar donde cantaban, mencionaban entre los argonautas a algún antepasado
ilustre.
Las dos listas más conocidas son la de la Biblioteca
de Apolodoro y la del poeta latino Valerio Flaco, autor del poema Las
Argonauticas.
Los nombres más significativos -aparecen en
ambas listas- son, además del de Jasón, que mandaba la expedición: Acasto, el
hijo del rey Pelias; Argo, el constructor; Tifis, el timonel, el músico Orfeo;
los gemelos dióscuros Cástor y Pólux; Idas y Linceo también gemelos y primos de
los anteriores; Cálais y Zetes, los alados hijos del viento Bóreas, Teseo y su
amigo el lápita Pirítoo; Peleo y su hermano Telamón, Admeto rey de la ciudad de
Feras; el adivino Idmón (pese a que profetizó su muerte
-que ocurrió en una cacería en el país de los mariandinos, antes de llegar a la
Cólquide- sin embargo se unió a la aventura. Algún testimonio mitográfico lo
hace llegar hasta la Cólquide). Heracles en algunas versiones embarca pero
abandona la nave en Misia, en otras versiones
Heracles no participa en la expedición por coincidir con el tiempo en el que
era esclavo de la reina Ónfala.
Algunos héroes intervienen activamente en las
aventuras de esta expedición, los restantes son simples comparsas.
La expedición partió del puerto de
Págasas. Su desarrollo es sumamente complejo y lleno de hazañas. Algunos poetas latinos consideran la nave
Argo la primera que surcó el mar. Es una licencia poética, pues la Mitología
griega nos informa de otras navegaciones de época anterior a ésta.
Tras muchísimas hazañas antes de llegar a su
destino, ya en la Cólquide, Jasón pudo superar las duras
pruebas que le impuso el rey Eetes y recuperar el vellocino gracias a la ayuda
de la maga Medea, hija del rey, que se enamoró de Jasón y volvió con él a
Iolco. El regreso también estuvo lleno
de hazañas.
Medea, por su gran crimen posterior -matar a sus
hijos al ser abandonada años después por Jasón para contraer nuevo matrimonio-
se ha convertido en uno de los grandes personajes trágicos de la Literatura,
protagonista de numerosas tragedias.
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