viernes, 22 de septiembre de 2023

“SUEÑOS Y ROLEOS”. Libro de microrrelatos de Julia Sáez-Angulo, presentado en Ateneo de El Escorial




L.M.A.

22/9/23.- Madrid.- Carmen Valero Espinosa ha presentado el libro de microrrelatos de Julia Sáez-Angulo titulado “Sueños y Roleos”, publicado por la editorial  Vision Libros. El acto, presentado por Pilar Rodriguez Laserna, directora del Departamento de Literatura del Ateneo, tuvo lugar en el Ateneo de Escurialense en San Lorenzo.

La presentadora, entre otras cosas dijo:

“Sueños y roleos” es un libro de microrrelatos”, ficción narrativa breve, según definición más o menos canónica de la literatura, es decir una narración que conlleva una historia inventada más que real, aunque sea extraída de la realidad, pues como señala la periodista Karina Sáinz Borgo: “La escritura es aquello que se manifiesta tras pasar por la membrana de lo vivido. Y en esa delgada tela intervienen muchas cosas: lo leído, lo dicho, lo presenciado…” 

En el prólogo o isagoge del libro “Sueños y roleos”, la autora hace unas reflexiones sobre el microrrelato que yo les recomiendo que lean, cuando adquieran el libro. Entre otras cosas dice: 

“El microrrelato o minicuento es un género, que puede decir o sugerir más, que una novela de doscientas páginas. Puede resultar más amplio de ambición, más abierto. Respeto mucho la novela, porque es narración de largo aliento. El microrrelato es un género literario, con frecuencia sincopado en sus frases, que se está afincando en nuestra narrativa, al igual que lo han hecho los haikus japoneses en la poesía española actual. Su brevedad va con el ritmo de nuestro discurrir y trae a la memoria la máxima de Baltasar Gracián: lo bueno si breve, dos veces bueno.”

Julia Sáez-Angulo continúa: “Disfruto cada día, que añado un breve cuento al conjunto de microrrelatos en marcha, atesorados en el ordenador. Casi, con disciplina diaria. Los microrrelatos son diversos, dispersos, variopintos… Me propuse escribir un total de alrededor de 200 microrrelatos y ha llegado el momento de editarlos, sabiendo que son variados en temática, ritmo o posición de la voz narradora. La fábula surge al paso de los días, al ritmo de encuentros, conversaciones, sentimientos, contradicciones, recuerdos o pura invención, tras la mirada, provocación, lectura o cierta extrañeza... Las fuentes de los microrrelatos son muy distintas. Escribir es una forma de hacer un dietario. Tras un sueño, un roleo como una voluta de capitel”, tal y como se ilustra en la portada del libro. 

La autora es crítica de arte y por eso ha querido utilizar en el título la palabra “roleos”, que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua define como “voluta de capitel”. La tensión o diferencia, entre la realidad y los sueños, crea roleos en la complejidad de las relaciones humanas.

Maestros de Iberoamérica

Vale recordar en esta presentación a los maestros del microrrelato como género literario, muchos de ellos iberoamericanos. Recordemos el microrrelato más breve de la literatura en español: “Cuando se despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Autor: el guatemalteco, de origen hondureño, Augusto Monterroso. Su relato del dinosaurio ha sido muy comentado en la crítica literaria: ¿a quién se refiere con el dinosaurio? Muchos han acabado por definirlo como una metáfora abierta y permanente a algo que continúa de modo fastidioso, desde un dictador a un acontecimiento molesto. Repito el relato para saborearlo de nuevo: “Cuando se despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. El adverbio de tiempo “todavía” es importante en este microrrelato. 

La virtud indiscutible del microrrelato “El dinosaurio” ha sido el haber originado la vigorización actual del género a partir del interés y el debate que ha suscitado entre tantos lectores y escritores.

El escritor argentino Ernesto Sábato decía que el microrrelato, no por micro, deja de ser grande en la literatura. El microrrelato tiene elipsis y condensación expresiva, que se agudiza en el caso de los relatos brevísimos.

Publicado por Menoscuarto Ediciones, el ensayo El microrrelato. Teoría e historia, del profesor argentino David Lagmanovich, autor de una amplia obra de crítica literaria, es la primera aproximación de envergadura sobre el microrrelato, “con la pretensión de marcar unas elementales estipulaciones canónicas con rigor exento de dogmatismo, y con un planteamiento abarcador de todas las creaciones en lengua española, sin establecer cotos según las fronteras políticas, ni las correspondientes orillas del océano”, según señala el escritor leonés José María Merino, autor él mismo de cuentos cortos y microrrelatos. Tiene razón cuando dice: 

“La invención verbal brevísima es seguramente tan antigua como la ficción –es decir, tan vieja como nuestra especie– y por escrito ya aparece en los imaginarios hindú, chino y egipcio. En España, en Calila e Dimna (1265), que llega al castellano desde el persa, a través del árabe, hay estupendos relatos de poca extensión, y a lo largo de los siglos posteriores, sin hablar de la fábula ni del aforismo, se multiplican las colecciones de relatos muy cortos de autores como Juan Timoneda, Luis Zapata de Chaves, Esteban de Garibay, Juan de Arguijo o Bernardino Fernández de Velasco (…) Sin duda, tales colecciones buscaban esa «sobremesa y alivio de caminantes» que proclama Timoneda en uno de sus libros, y se adscribían al entretenimiento instantáneo, fácilmente comunicable, fomentado por medio de anécdotas chistosas, pintorescas o fabulosas. 

A principios del siglo xx, y en el ámbito hispánico, uno de los primeros escritores que recuperan el gusto por el texto breve es Rubén Darío, precursor en tantas cosas, aunque desde una perspectiva de creación que no tiene ya el gusto directo por el chiste o la anécdota divertida o chocante. A partir de entonces, el cultivo de este tipo de texto sintético, entre lo extravagante, lo misterioso y lo poético, empieza a tener relevancia en el mundo hispanoamericano. Leopoldo Lugones, Julio Torri, Jorge Luis Borges, Augusto Monterroso, Juan José Arreola, Julio Cortázar o Marco Denevi, por no citar sino unos cuantos nombres, sirven de referencia para una manera de escribir textos de muy poca extensión, intensos y significativos en su lenguaje y trama, que apuntan, no tanto el renacimiento de aquellas breves prosas antiguas, sino a la aparición de un género de naturaleza peculiar, diferente, propio de la modernidad. 

“Hasta finales del si¬glo xx, en el espacio de la lengua española y en torno a este tipo de invención literaria, para el que los especialistas no han encontrado todavía hoy un nombre definitivo –microcuento, minificción, microrrelato, relato instantáneo, vertiginoso, ultracorto, hiperbreve, ficción súbita, textículo y otras varias denominaciones se le atribuyen–, fue en los países hispanoamericanos donde la intensidad del cultivo pareció determinar también su exclusividad, y los antólogos que se acercaron a este campo parecían reconocer solamente la obra de los autores latinoamericanos. (…)

Sin embargo, en España habían practicado el género hasta la Guerra Civil Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna y Max Aub, por lo menos, y en la segunda mitad del siglo han ido apareciendo bastantes autores que también lo han atendido. En la actualidad, aunque la producción de relatos muy breves es abundantísima en todo el mundo de habla española, su misma brevedad es también su servidumbre mayor, pues facilita, o estimula, la escritura de demasiados textos inertes que, con el pretexto o la coartada de la pequeña extensión y de su naturaleza escurridiza, aparecen publicados, sin que en ellos se produzca el movimiento dramático que debería ser característica central de cualquier espécimen que quiera formar parte del mundo narrativo. Por otra parte, el microrrelato, que no debe ser la sinopsis de un relato mayor, suele tener puntos en común con el viejo apólogo y con ciertas formas poemáticas, de manera que no resulta fácil establecer claramente cuáles deberían ser sus requisitos sustantivos.” (…)

“El microrrelato tiene «géneros próximos» que Lagmanovich va deslindando: el aforismo, el poema en prosa, ciertas formas y estilos periodísticos, la fábula, la anécdota y el «caso», es decir, una serie de microtextos que no son estrictamente microrrelatos, aunque participen de algunas de sus características.”

Los profesores españoles Irene Andrés-Suárez y Fernando Valls también han teorizado con acierto sobre el microrrelato.

A principios de este siglo XXI, en que nos encontramos, el escritor argentino Jesús López Cisneros impartió con éxito cursos de microrrelato en la Fundación FIART de Madrid y él hablaba de las cinco herramientas del narrador: argumentos, personajes, ambiente, manejo del tiempo y punto de vista. Enseñaba a alternar a los personajes o las acciones que llevan a cabo y recordó que la literatura se dirige a las emociones en la lírica; a la realidad inventada, en la narrativa, o a la provocación de reacciones en el teatro y los guiones.

Difusión y certámenes

Pero volvamos al libro “Sueños y roleos” de Julia Sáez-Angulo. Les avanzo que en él van a encontrar ficciones para todos los gustos: realistas, surrealistas, melancólicos, serios, humorísticos, irónicos, satíricos… Algunos tienen cierta raíz autobiográfica y en otros se percibe que vienen de la escucha, en cualquier caso, siempre fabulada. Para los que conocemos a la autora, algunas de estas narraciones se las habíamos escuchado como vivencias propias o ajenas, en ambos casos, cercanas. En suma, el libro contiene micro-cuentos, unas veces cultos, eruditos, cercanos o coloquiales, según el trasunto abordado. Cada tema sugiere una dinámica y estilo de escritura.

En el microrrelato, como en la literatura en general, importa el estilo. Y como creo ya haberles dicho, la frase corta o el ritmo sincopado suelen acompañar a estos microrrelatos que con frecuencia sugieren más que dicen, para dejar volar la imaginación del lector.

  Los certámenes sobre microrrelatos abundan, como el Concurso de microrrelatos Carmen Alborch, que convoca Caixabank; el de Radio Nacional de España o el de la Feria del Libro de Madrid, que suele cambiar de tema cada año. Uno de ellos lo ganó Julia Sáez-Angulo en 2017, cuando el tema era Portugal, como país invitado”. 

PALOMA BRAVO, autora de la novela “Sin filtros”, sobre la amistad entre mujeres




L.M.A.

22/9/23 .- Madrid.- La escritora Paloma Bravo ha publicado la novela “Sin filtros”, sobre la amistad entre mujeres. El libro ha sido editado por Contraluz.

    Sinopsis.- Ana acaba de perder a su padre y escribe compulsivamente textos que no acaba, Elena tararea la música de su adolescencia mientras pelea por el trabajo que merece y Sofía... Sofía, que es más joven, solo intenta mantener la lucidez. Estas tres amigas tan distintas lo comparten casi todo; especialmente, los líos, las risas y la sinceridad.
Las tres tienen más de cuarenta, mucho pasado y un presente intensito: un ex maravilloso y otro tremendamente egoísta; madres mayores y de todos los colores (la libertaria, la reprochona y la que se ha hundido en el duelo) y, sobre todo, una adolescente que... ¿se podría devolver...?
    La maternidad, la pareja, la enfermedad, el edadismo, el desempleo... No se perdonan ni un drama, pero Ana, Elena y Sofía encuentran siempre tiempo para avanzar, para reírse y hasta para montar una revolución.
                           
    Paloma Bravo es autora de La novia de papá, Los cuentos del Koala, Solos, Las incorrectas y Una historia de amores (Contraluz, 2022). Ha estrenado obras de teatro en Madrid y Nueva York, y Solos se está llevando al cine. Sin filtros es su última novela. Su estilo es irónico, conciso, directo, entre la verdad y la carcajada. Por debajo, siempre empatía, ternura y una profunda inteligencia.

YURIHITO OTSUKI. "Ulises", cuadro adquirido por el Museo Pizarro de Trujillo y próxima exposición sobre Carlos Oroza

"Ulises" (2015), (100 x 73 cm., acrílico sobre lienzo, por Yurihito Otsuki

Hernando Orellana-Pizarro, Yurihito Otsuki mostrando el cuadro, Julia Sáez-Angulo y Adolfo Asmat

L.M.A.

    22.09.2023.- Madrid.- El Museo Pizarro de Arte Iberoamericano Contemporáneo, en Trujillo (Cäceres), ha adquirido, para su colección una obra de Yurihito Otsuki, titulada “Ulises” (2015) (100 x 73 cm., acrílico sobre lienzo.         
    Por otro lado, el artista japonés, residente en San Lorenzo de El Escorial, prepara una exposición sobre el poeta gallego Carlos Oroza (1923-2015), en la sede de EVAMEOROZA de Vigo. 
    “Mi exposición de homenaje al poeta Carlos Oroza inaugurará el día 10 de noviembre, el mismo mes que murió Oroza, en la propia casa de Oroza, la sede de Asociación EVAMEOROZA en Vigo. La exposición se titula "En los límites la lucidez - Oroza". 
    “Tomás Paredes, crítico de arte, y yo hemos elegido este verso como título desde un poema de Carlos Oroza. El evento será presentado por el escritor y poeta Tomás Paredes, presidente de honor de la Asociación Española de Críticos de Arte".
    Más información
Otsuki y Orellana Pizarro en el Miranda-Suizo entre Marina y Julia
Marina, Otsuki, Hernando y Adolfo
Pintura de Otsuki sobre Carlos Oroza



El escritor Sánchez Adalid y la película “Libres”, ente los premios “Religión en Libertad”

 

Los ganadores de los Premios Religión en Libertad 2023: Alfonso Bullón de Mendoza, fotograma de la película 'Libres', Josep Miró i Ardèvol, Jesús Sánchez Adalid, Rosario público en la Plaza de España de Madrid. De izquierda a derecha, abajo: Siervas de María Ministras de los Enfermos, Pigi Perini (fundador de las Células Parroquiales de Evangelización), Enrique Solano (presidente de la Sociedad de Científicos Católicos en España), religiosas del Colegio Compañía de María, Ministerio Nacional de Alabanza de la Renovación Carismática.


L.M.A.

        22.09.2023.- Ha tenido lugar la entrega de los VI Premios Religión en Libertad 2023 en un acto público en el Aula Magna de la Universidad CEU San Pablo de Madrid.

Según expresó Álex Rosal, presidente de la Fundación Nueva Evangelización y director de Religión en Libertad, con estos premios y este homenaje se busca "un reconocimiento a las innumerables 'minorías creativas' de la evangelización de las que hablaba Benedicto XVI, que son un motivo de esperanza en medio de esta apostasía silenciosa".

Los Premios ReL constan de un número y categorías variables en cada edición, aunque algunas se van repitiendo. En fechas recientes hemos informado de los criterios generalesque impulsan este acto anual y de los nombres y motivaciones de los homenajeados este año.

Premio "Especial del año": Alfonso Bullón de Mendoza

Como presidente de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) reelegido el pasado 2022, ha coordinado a través de las plataformas anexas a su presidencia (Fundación Cultural Ángel Herrera Oria, el periódico El Debate o la Fundación Universitaria San Pablo CEU o el Congreso Católicos y Vida Pública, entre otras) importantes campañas de comunicación y evangelización nacionales. Destinadas a enfrentar las doctrinas ideológicas dominantes, algunas de especial éxito han sido Cancelados, Vividores, "Rezar frente a las clínicas abortistas está genial"; "Solo un nacimiento ha cambiado el rumbo de la historia. Y no es el tuyo" o "¿Sabes cuál es el BULO más repetido estos 2.000 años? Dios no existe".

Premio "Artes de la imagen": Película "Libres"

Tan solo nueve semanas después de su estreno a finales del mes de abril, este documental dirigido por Santos Blanco ya era de los más vistos en todo España:  atrajo a más de 85.000 espectadores, se "coló" varias veces en el Top10 y llegó a ser el sexto más visto de su género en los últimos 25 años. También se estrenó en Australia y buena parte de Hispanoamérica. El de "Libres" es un mensaje que compraron decenas de miles de personas, pero que se aleja enormemente de los cánones modernos sobre la libertad: a través de un recorrido por 12 monasterios españoles, muestra cómo multitud de hombres y mujeres entregan su vida a Dios desde la vida contemplativa a través de la fe, la belleza y la oración.

 'Libres' es una aproximación de gran belleza visual y profunda espiritualidad a la vida monástica.

Premio "Letras breves": Josep Miró i Ardèvol

En 2001 fundó la asociación E-Cristians para fomentar la presencia católica en la vida pública. Abandonó  la política activa como conseller autonómico de la Generalidad catalana y  portavoz municipal de CiU en Barcelona. En 2008 dejó la militancia en esa formación política por su alejamiento del ideario cristiano. Entre este año y 2017 integró el Pontificio Consejo de los Laicos. En los últimos años ha ayudado a impulsar la Asamblea de Asociaciones Por la Vida y la Libertad. 

Miró ha escrito durante muchos años artículos en La Vanguardia (en 2023 le comunican que ya no le publicarán más). También ha escrito asiduamente columnas y análisis en el digital ForumLibertas.com, y en su blog en esta publicación. ReL se ha hecho eco a menudo en su sección de Opinión. Su objetivo: ayudar a suscitar una "alternativa cultural y política" basada en la "concepción cristiana".

Josep Miró habla en este artículo de su experiencia política, cómo dejó su partido y su recomendación a políticos católicos... y ex-políticos.

Premio "Buenas letras": Jesús Sánchez Adalid

Autor de novelas históricas best seller (El Mozárabe, Las armas de la Luz) el párroco y jurista Jesús Sánchez Adalid ha añadido este año Una luz en la noche de Roma a su largo catálogo de novelas. En ella se explica con todo detalle cómo la labor de la Iglesia en la Ciudad Eterna de la Segunda Guerra Mundial fue crucial para salvar miles de vidas de prófugos y perseguidos por las autoridades. ReL reconoce su trabajo de muchos años llevando a los lectores a distintas épocas con el poder de la imaginación y la novela.


Premio "Audacia ante el mundo": Rosario de la juventud, Rosario de hombres y Rosario por España

Se tratará de un galardón conjunto que recibirán las principales iniciativas de oración pública en España. Entre ellas, se encuentra el veterano Rosario por España, con más de una década rezando en las principales calles y plazas de todo el país los días 12 de cada mes. A él se unen iniciativas más recientes, como el Rosario de la Juventud, que reúne una vez al año a miles de jóvenes en la ciudad de Madrid. También el Rosario de Hombres, que tras sus inicios en Irlanda y Polonia entre 2016 y 2018, llegó a España en 2022, año en que también se extendió por todo Hispanoamérica. Actualmente esta iniciativa -autónoma en cada localidad que se reza- se encuentra preparando una nueva jornada mundial de oración en las calles de todo el globo, prevista para el 7 de octubre.  

Premio "Caridad en acción": Siervas de María Ministras de los Enfermos

Nacidas el 15 de agosto de 1851, las Siervas de María fueron fundadas por iniciativa del sacerdote Miguel Martínez y con María Soledad Torres Acosta como primera superiora. Canonizada por Pablo VI en 1970, su historia y los orígenes de la congregación fueron adaptadas a la gran pantalla bajo el título de Luz de Soledad, estrenada en 2016 bajo la dirección de Pablo Moreno. Más de 170 años después, las religiosas prosiguen ejerciendo su principal misión por todo el mundo, cuidando y sanando a enfermos, abandonados y personas sin recursos y anunciándoles el Reino de Dios.

Premio “Nueva Evangelización”: Células Parroquiales de Evangelización

Se trata de un experiencia nacida en Milán en 1987, actualmente extendida por decenas de países de todo el mundo. Basado en la adoración eucarística, el discipulado y la formación de líderes, esta iniciativa renueva a las parroquias convirtiendo a sus miembros en evangelizadores. A través de pequeños grupos de no más de diez personas, las células se reúnen preferentemente en casas e invitan a los alejados a acudir a ellas para hablar del Evangelio. Cuando se superan los diez integrantes, la célula se "multiplica" y los miembros sobrantes crean otra célula nueva, autónoma y con el mismo objetivo. Al no formar parte de un movimiento de la Iglesia, cualquier feligrés puede integrar fácilmente este proyecto con el objetivo de servir únicamente a su parroquia.

Premio "Ciencia y fe": Sociedad de Científicos Católicos en España

La Sociedad de Científicos Católicos internacional empezó con 6 amigos en EEUU en 2016, y hoy ya cuenta con cerca de 2.000  socios en 55 países. Desde 2022 cuenta con un capítulo español, habiendo celebrado un primer congreso en Pamplona en 2022 y otro que se celebra en septiembre de 2023 en Madrid.  La Sociedad quiere mostrar que el trabajo científico y la fe son plenamente compatibles y que la curiosidad, la inteligencia y el método científico ayudan a profundizar en la creatividad de Dios, y no alejan de Él.

Premio "Educación integral": Colegio Compañía de María (Talavera)

Desde hace más de un siglo, las Hijas de María de Nuestra Señora han educado a varias generaciones de niñas de Talavera. Se trata de un centro privado de educación diferenciada y formación católica, conocido por las vocaciones religiosas jóvenes y por los premios que reciben las alumnas por su rigor académico. Uno de los últimos fue la victoria en el campeonato de España de la Olimpiada EntreREDes, en el que cuatro jóvenes estudiantes de tercero de Educación Secundaria Obligatoria se impusieron por sus conocimientos en los bloques de  Geografía e Historia, Física y Química/Biología, Matemáticas; Lengua y Literatura; y Ocio y Cultura.

Premio "Música católica": Ministerio Nacional de Alabanza de Renovación Carismática

El Ministerio Nacional de Alabanza de la Renovación Carismática Católica en España surge en octubre del año 2000 con la misión de evangelizar desde el arte, a raíz del llamado de Juan Pablo II en su carta a los artistas. Con música y danza evangeliza en retiros, asambleas y parroquias de toda España, con niños y mayores, laicos y sacerdotes. Sus músicos han compuesto a lo largo de los años canciones que se cantan luego en toda España y América Latina. Durante la pandemia musicaron los salmos y los difundieron por Internet. En mayo estrenaron su primer videoclip, Te alabaré por siempre, compuesto por Víctor López Cercas. Buscan siempre difundir el don de la alabanza a través de una música "cantada desde el Espíritu Santo" para "experimentar a Jesucristo vivo y resucitado".


jueves, 21 de septiembre de 2023

Jahel Sanzsalazar, “La Mort à l’Honneur. Sénèque et Marsyas, dos cuadros de Wautier reencontrados”

Fragmentos traducidos al español, extraídos del artículo publicado por Jahel Sanzsalazar, “La Mort à l’Honneur. Sénèque et Marsyas, deux tableaux des Wautier retrouvés”, Bulletin de l’Institut Royal du Patrimoine Artistique, Bruselas, n° 38, 2023, pp. 36-59. 

Fig. 1. Charles Wautier. La Muerte de Séneca. Lienzo, 234 × 171 cm (Viena, Kunsthistorisches Museum, inv. 2929). © Kunsthistorisches Museum.

Fig. 2. Michaelina Wautier, Marsyas desollado por Apolo. Lienzo, 205 × 140 cm (Reino Unido, colección privada). © Colección privada.


Versión original completa en https://independent.academia.edu/JahelSanzsalazar


 por Jahel Sanzsalazar


        21.09.2023.- La exposición sobre Michaelina Wautier (Mons, 1604-Bruselas, 1689) celebrada en Amberes en 2018, permitió devolverle a esta artista el reconocimiento que le había negado la historiografía. La calidad de sus pinturas, la variedad de géneros, el talento y la originalidad con que trata todos los temas, hacen de esta pintora un caso verdaderamente singular en el panorama artístico del siglo XVII. El evento contribuyó en enorme medida a profundizar en el conocimiento de esta artista, caída en el olvido y redescubierta recientemente. Al mismo tiempo despertó interés su hermano, Charles Wautier (Mons, 1609−Bruselas, 1703), cuya obra tampoco es aún lo suficientemente conocida. La producción de los dos pintores aún está en proceso de reconstrucción, sus obras se encuentran todavía ocultas bajo otras atribuciones y en el anonimato. Michaelina y Charles vivieron y trabajaron juntos la mayor parte de sus vidas. Su estilo, a juzgar por el cuadros firmados, está tan cerca que resulta aún difícil separar su producción. La colaboración entre ambos tuvo que ser cosa habitual; cabe imaginarlo sobre todo en las obras de gran formato. Además, y gracias a las numerosas versiones de la Vocación de San Mateo que hemos encontrado, ha sido posible demostrar que los Wautier tenían un taller activo, empleando colaboradores que produjeron versiones de sus pinturas con variable fortuna. 

Nuevas pinturas identificadas desde entonces permiten comprender mejor el estilo de los Wautier y confirmar la importancia de su clientela, ampliando sus vínculos con la élite militar de la época, la nobleza y los príncipes. Sin embargo, y aunque hay consenso en observar mayor perfección en las obras de Michaelina, distinguir su trabajo del de su hermano Charles continúa siendo una cuestión problemática para la crítica.

A Charles Wautier restituimos hace años una obra de gran formato, representando la Muerte de Séneca (Viena, Kunsthistorisches Museum; fig. 1), que había sido atribuida tanto a Jan van den Hoecke (Amberes, 1611-1651) como a Jacob Van Oost (Brujas, 1603-1671). En efecto, su estilo permite hacer conexiones con varios pinturas de la producción de Charles Wautier, particularmente con la Vocación de San Mateo ya citada,

que está firmada “C. Wautier”, pero también con el Profeta o Apóstol firmado y fechado en 1652, o con el Milagro de San Eloy, firmado y fechado en 1659. La atribución de la Muerte de Séneca a Charles Wautier propuesta en 2013 sería ratificada posteriormente por la documentación; la pintura podría corresponder a una obra perdida desde 1764, cuando quedó registrada en la colección de Pierre De Doncker (1697?-1764), escultor, arquitecto y controlador de las obras de la ciudad de Bruselas (1750), cuyos bienes se pusieron en venta tras su muerte en 1764. En el catálogo de su venta se cita: “Un cuadro representando a Séneca pintado por el mismo [Wautier} alto 9 pies largo 5 pies 10 pulgadas”. Tras la exposición sobre Michaelina el museo vienés juzgó conveniente restituir oficialmente la autoría de la pintura a Charles Wautier.  

Sabíamos que este mismo coleccionista poseía un segundo cuadro de Wautier que hasta ahora no había sido identificado. Se describe así, lote número 1 de dicho catálogo de 1764: “Un cuadro representando Midas desollado por Apolo, pintado por Wautier alto 10 pies ancho cinco pies”. Obviamente la identificación con Midas es un error: sólo puede ser Marsyas desollado por Apolo. Recientemente pudimos detectar el lienzo en cuestión (fig. 2).  Procedente de una colección siciliana, estaba catalogado como ‘anónimo holandés siglo XVII-XVIII’. En nuestra opinión se trata del otro cuadro de Wautier que poseía Pierre De Doncker en Bruselas, inventariado en 1764 y perdido desde entonces. 

Tanto por su gran tamaño como por la monumentalidad de las figuras, la composición es imponente. Todo está dominado por el cuerpo desnudo de Marsyas. Se representa el momento en el que Apolo comienza a desollar al sátiro, que está atado a un árbol por su brazo derecho. El peso del cuerpo de Marsyas, con las piernas dobladas en bies, cuelga de este brazo atado y cae sobre un tronco cortado en el suelo, sobre el cual apoya el brazo izquierdo. La mano abierta, con los dedos extendidos y crispados, expresa por sí misma toda la tensión imaginable en tal tortura. Marsyas dirige una mirada penetrante al espectador. Su boca entreabierta deja aparecer los dientes y el labio inferior cadente dibuja una mueca de dolor contenido. A su lado está, bello e impasible, el dios Apolo arrancándole la piel del brazo, cuchillo en mano, vestido con un rico paño que ondea al viento. En el suelo en primer plano está la flauta que desencadenó la disputa entre ambos. Con este rústico instrumento Marsyas se había atrevido a desafiar a Apolo, dios de la poesía y de la música que tocaba la lira, a un duelo musical. En consecuencia de su derrota en la competición, Marsyas debe sufrir el martirio de ser desollado vivo.

Desde la antigüedad, el desollado formaba parte de los ritos báquicos. Marsyas, como sátiro que acompaña Baco, es descrito como Sileno o ‘asno divino’. La naturaleza primitiva de Marsyas sería la de un asno o mula divina; su leyenda vendría, según Salomon Reinach, de un antiguo rito religioso según el cual se sacrificaban asnos como ofrenda a Apolo. En la pintura, Marsyas aparece con orejas de burro, única alusión a su naturaleza salvaje. Se omiten las patas de cabra que encontramos en la mayoría de las imágenes anteriores del sátiro; la piel de animal que suele vestir, se percibe, apenas, camuflada en una monocromía sobre el tronco a su izquierda. Es lo único que nos recuerda la condición bestial de Marsyas, que no se muestra como un ser híbrido sino como un auténtico hombre. Se destaca la belleza de su cuerpo, escultural, atlético y armoniosamente equilibrado, los músculos vigorosos y secos, la piel brillante y broncínea, resaltada por la luz.

El punto común que une a Séneca y Marsyas es la muerte. Aunque Séneca la eligiera para no plegarse a la tiranía y Marsyas la tuviera como castigo, hay que reconocer en su provocación a duelo contra Apolo una intención casi suicida. Reviviendo los principios de Séneca, el neo-estoicismo de Justus Lipsius ve el suicidio como medio legítimo para escapar de la esclavitud de la tiranía y conquistar la libertad. Marsyas era considerado en la antigüedad un símbolo de libertad. Su estatua en el Fórum de Roma, lugar favorito de Séneca - era conocida como “indicium libertatis”; Servius la describe con el brazo derecho alzado en símbolo de la libertad de los ciudadanos. 

En De Providentia, Séneca se pronuncia sobre la legitimidad de compararse con los dioses (precisamente, lo que hace Marsyas), concluyendo que es posible superarlos logrando la virtud estoica. La pintura pone en escena la estoica entereza del sátiro, evitando cualquier expresión de agonía o tortura. Como la de un filósofo, la muerte de Marsyas se muestra dignificada, es tan estoica como la de Séneca por la ausencia de pathos, por el dolor contenido y el esplendor de la anatomía. Nada sorprendente acercar el contenido de estas pinturas al neo-estoicismo, cuando conocemos la repercusión sobre la pintura del siglo XVII de esta corriente filosófica fundada por Justus Lipsius. La bibliografía relacionada con la obra de Peter Paul Rubens es abundante. 

La parte superior del cuerpo de Marsyas, con el brazo derecho levantado, recuerda el famoso Laocoonte, cuya imagen se conocía ampliamente a través de grabados. Los Wautier pudieron verla en el Segmenta nobilium publicado en 1638 por François Perrier, un volumen que reunía grabados de estas esculturas antiguas; quizás también en el Speculum Romanae Magnificentiae de Lafreri (1573), donde también se encuentra esta escultura reproducida. El préstamo de Laocoonte es más discernible en Séneca. Su cuerpo conserva de hecho una cierta rigidez que recuerda a la piedra. Nada de esto en Marsyas, la anatomía es natural e impecable. Parece probable que un modelo real sirviera de base, en combinación con elementos de escultura. 

El tema de la muerte de Séneca, con la composición de Rubens como ejemplo más famoso, es más común en la pintura flamenca que el de Marsyas. Explorando los inventarios artísticos de Amberes del siglo XVII, observamos que los ejemplos son muy raros. Encontramos algunos “Marsyas” citados en las colecciones de los pintores Jan van Balen (1654) y Erasmus Quellinus (1679), que los tenían como modelos en escayola y una copia en pintura. Jacob Jordaens trató el tema del desollamiento de Marsyas alrededor de 1625. Pero la interpretación de los Wautier escapa tanto a los procedentes flamencos conocidos como a la mayoría de los italianos. Poco tiene que ver la representación con las de Tiziano, Rafael, Domenichino, Veronés o incluso con la del carvaggista Jusepe Ribera, que trato el asunto en 1637 y cuya influencia es palpable en la producción de los Wautier, como señalamos en 2018. 

Sin embargo, un cuadro del Palacio Pitti de Florencia ofrece una comparación sorprendente. Se atribuye a Govanni Bilivert (Florencia, 1585-1644), pintor de origen flamenco, nacido y formado en Florencia, particularmente sensible a Caravaggio durante su época romana. Esta pintura sigue un esquema análogo al Marsyas de Wautier. Ignoramos si se trata de simples coincidencias o del uso de fuentes comunes, o si deberíamos considerar un posible conocimiento por parte de los Wautier de este cuadro, en la colección Médicis por entonces. 

La mano izquierda de Marsyas, extendida en escorzo perfecto, invade el plano del espectador. Es un elemento crucial en la emoción que transmite el desollado. Pensamos que el detalle podría derivar de Guido Reni, del que se conocen dos cuadros del mismo tema, en Toulouse y Múnich, al margen de numerosas copias. En el ejemplar de Múnich (fechado en 1622), vemos la mano izquierda del sátiro abierta, con los dedos crispados de manera similar a nuestra pintura. El Marsyas de Reni fue visto por Sandrart en el Castillo de Schlessheim y reproducido en grabado por Crispijn van de Passe alrededor del 1652-53. 

Estas discretas influencias responden a una forma de hacer que ha sido reconocida como típica en la producción de los Wautier. Acuden a una sorprendente multiplicidad de fuentes, sin contentarse con préstamos serviles. Al estudiar la influencia de los otros en su trabajo, pudimos observar en qué medida utilizan sus influencias de manera sutil, transformándolas. Más bien, se trata de observaciones tomadas aquí y allá sin adherirse a una sola tendencia, combinando varias tradiciones con un estilo extremadamente original y personal. 

La proximidad de las figuras de tamaño natural nos convence con gran efectismo de la realidad de la escena, al igual que la Bacanal de Michaelina (fig. 3), donde encontramos correspondencias decisivas. La reunión de los cuerpos semidesnudos permite reconocer la misma concepción de la anatomía, tanto por la constitución atlética de las proporciones, como por el tratamiento de la piel y la plasticidad de las formas modeladas en claroscuro. Las dos escenas tienen lugar en un terreno similar, de una tierra ocre salpicada de piedras, que se ilumina en primer plano y contrasta con la sombra que, intensa y fuerte, proyectan las figuras con precisión en el suelo. A la cabeza de la procesión bacanal, tirando del carro del dios, hay un sátiro cuyo rostro recuerda fuertemente el de Marsyas, la mejilla hundida, las arrugas horizontales en la frente, el cabello a mechas canosas y un idéntico rictus en la boca, entreabierta, con el labio inferior caído. 

El torso de Marsyas recuerda al del joven Baco de la Galería de Praga, firmado y fechado por Charles Wautier en 1652, pintura que deja a la crítica circunspecta. Si la “C” de Charles no fuera tan clara en la firma, se podría creer que se debe al pincel de su hermana. En la situación actual, y aunque el ambos firmaron obras individualmente, sería necesario considerar que los cuadros con la firma de Michaelina son de su mano, sin excluir su autoría en determinadas obras firmadas por su hermano. 

En cuanto a Apolo, su perfil con los ojos dirigidos a lo alto recuerda el Estudio de muchacha o santa de la Fundación Phoebus de Amberes. La comparación con la serie de los Cinco Sentidos firmados por Michaelina en 1650, permite reconocer el mismo modelo utilizado en el Oído, con las características manos, comparables en morfología y ejecución en los cuatro lienzos de la serie; diferentes de las de Charles, que tienen una apariencia mas acartonada. Las de Séneca están de nuevo en el Profeta o Apóstol de Cambrai (1652) y en el Milagro de San Eloy,  en otras pinturas firmadas por él. 

Aunque el catálogo de la colección de Pierre de Doncker (1764) solo menciona el nombre ‘Wautier’, sin especificar si se trata de Michaelina o  de Charles, el estudio estilístico comparado nos invita a considerar Marsyas desollado por Apolo de la mano Michaelina Wautier, en superioridad cualitativa sobre la Muerte de Séneca de su hermano. No sabemos si De Doncker era consciente de esto o si los creía, como el catálogo elaborado a su muerte pintados “por el mismo”. Nada confirma quién habría sido el primer destinatario de estas dos pinturas inventariadas juntas más de medio siglo después de la muerte de los Wautier. Estaban en el salón del palacete de De Doncker en Bruselas, conocido como “Het Conick palleis” (El Palacio Real) por su espléndido gabinete de pinturas, en cuyo listado se encuentran mencionados los dos lienzos en primer lugar. 

El hallazgo de estas dos pinturas perdidas, nos lleva de nuevo a la cuestión de la relación artística y profesional de Michaelina con su hermano Charles. Reflejo de su profunda fusión, en la vida y en el arte, su obra es víctima de una amalgama ya presente en el pasado. Queda por ver si Michaelina y Charles no habrán provocado un quiproquo a su conveniencia, dependiendo de cada caso y circunstancia, en función de los requisitos vinculados a cada encargo y en pro del buen funcionamiento del taller. 

Fig. 3. Michaelina Wautier, Bacanal o El Festín de Baco. Lienzo, 270 × 354 cm (Viena, Kunsthistorisches Museum, inv. GG 3548). © Kunsthistorisches Museum.


A PROPÓSITO DE LA NOVELA COLONIAL SOBRE EL DESIERTO SAHARIANO: EL OASIS PERDIDO, DE R. FRISON-ROCHE








                                                                                            por Francisco Manuel Pastor Garrigues

                                                                                   A A mis padres y a Víctor Morales Lezcano
          

    21.09.2023.- Alicante.- El golpe de Estado efectuado durante este verano de 2023 en la república de Níger me ha hecho recordar el contenido de una novela francesa de corte colonial leída con gusto y aprecio a lo largo de los meses de julio y agosto, cuya acción transcurre –en gran parte- en lo que luego devino como territorio nacional de este país africano. Se trata de la obra del novelista R. Frison-Roche que nos hace recorrer a lo largo de las páginas de su libro, el desierto del Teneré. 
          Dentro de la literatura de aventuras, la que aborda total o parcialmente la cuestión del colonialismo occidental a caballo de los siglos XIX y XX en la zona norteafricana y en particular, en el desierto del Sahara ocupa una parcela del género harto atractiva. En lo tocante a las publicaciones al respecto que  están a la venta en nuestro país, podemos señalar el arranque cronológico de este tipo de novelas  en Los ladrones del desierto del germano Karl May; en esta obra, el protagonista se mueve por el desierto argelino, imbuido de la necesidad de rescatar a un joven europeo,  y conociendo en el transcurso de esta misión a un compatriota, bávaro, antiguo miembro de una unidad de caballería del ejército colonial galo, los Cazadores de África y asimismo ex-legionario de la Legión Extranjera francesa. Mayor calidad literaria posee la obra de la hoy prácticamente olvidada Ouida (1839-1908), seudónimo de María Louise Ramé, en su día una de las escritoras más populares de la era victoriana, además de un personaje peculiar cuyas actitudes independientes, carácter hedonista, amén de amistades intelectuales y artísticas, la señalan como  verdadero ejemplo de mujer independiente, adelantada  a su época, por encima de tópicos o etiquetas. De entre su amplia obra, cabría destacar Under two flags (Bajo dos banderas, 1867), pionero ejemplo de aventura romántica colonial, desarrollada en el desierto sahariano, que influiría decisivamente en los continuadores del género, de Salgari a P.C. Wren y Pierre Benoit. La obra pivota tanto como un romance trágico y comedia de enredo como una aventura bélica e imperial. Su escenario convencional es el apuntado, un África del norte donde, al igual que en la novela de May, la Legión Extranjera francesa, en concreto en la época del Segundo Imperio, defiende los intereses del régimen de Napoleón III y de los europeos en general frente a tribus y grupos árabes y beréberes rebeldes. Bajo dos banderas en nada decepcionó al público lector de su tiempo, ajeno a polémicas anticolonialistas y a las obras de Edward Said, satisfaciendo posteriormente incluso a un crítico tan poco complaciente como el mismísimo Graham Greene. Leída hoy, mantiene todas sus virtudes como melodrama romántico desatado en escenario exótico, donde los aspectos más duros de la novela se compaginan y alternan con un panorama de seducciones, celos, traiciones, secretos y mentiras en el que se sirve la tragedia, condimentada con elementos cómicos y románticos encuentros a la luz de la luna africana, bajo las palmeras y en antiguas ruinas, dignas de un grabado de David Roberts
          La tercera novela de la que nos ocupamos es Los bandidos del Sahara, de Emilio Salgari. A lo largo de esta deliciosa obra, la tradición, las costumbres y el atavismo, ocultos en el misterio del desierto, asoman su rostro y dejan percibir la sensibilidad que se evapora en la cabalgata sobre la arena candente y descubren el hechizo que lo desconocido ejerce sobre sus personajes. El argumento del libro se inspira en concreto, en hechos históricos acontecidos a finales del siglo XIX, pero también se nutre de la novela de Karl May antes citada. En 1881, la expedición, organizada por el gobierno republicano francés y dirigida por el coronel Flatters con el propósito de llevar a cabo en el desierto, unos estudios preliminares a la ejecución del ferrocarril transahariano fue asaltada y destruida por los tuareg. Poco después comenzaron a circular rumores anunciando que el coronel Flatters seguía vivo y prisionero en la mítica ciudad de Tombuctú. Hacia ella se encaminan el italiano marqués de Sartegna, enrolado en el ejército republicano, dentro del cuerpo de los spahis, un veterano en las luchas coloniales contra los resistentes argelinos y su asistente Rocco, con el fin de liberarlo.
          En el campo de la literatura sobre el desierto sahariano, requiere una mención relevante la figura del escritor británico Percival Christopher Wren, cuyo tratamiento sobre el tema arranca con la novela Beau Geste, publicada en 1924. Siendo uno de los clásicos de la novela de aventuras coloniales, coincidente en alguna de sus propuestas temáticas con Las cuatro plumas de A.E.W. Mason, Beau Geste es sobre todo una historia de fraternidad marcada por una intriga digna de Agatha Christie,  poniendo el texto el acento en el fin de los valores de la era victoriana, convirtiendo a los protagonistas, los tres hermanos Geste, en detentadores de un espíritu de clase y forma de vida descritos por Wren con cierta melancolía. El libro incide finalmente en una característica que, en líneas generales, le proporciona uno de sus mayores rasgos de singularidad, una  inquietante serenidad, presente en casi todos los momentos de su desarrollo, aportando en algunos un aire casi feérico,  en particular cuando la acción se traslada desde la villa inglesa de Brandon Abbas a Francia, de allí a Argelia y luego al fuerte Zinderneuf, una fortificación destacada en medio del desierto, guarnicionada por un pequeño destacamento de la Legión Extranjera francesa y luego atacada por los tuareg. Wren prolongó el tratamiento sobre la novela del desierto con otros tres libros. Beau Sabreur, Beau Ideal  y El salario de la virtud. Bajo la premisa de una propuesta de aventuras coloniales, dentro del contexto de la escritura de dicho género, estas cuatro novelas, empero, esconden una mirada personal y llena de personajes con aristas, inmersos en la densidad dramática propia de la literatura de P.C. Wren, resultando el conjunto, un producto atractivo, repleto de sugerencias, y expresado en el papel con esa serenidad consustancial a su escritura, que en modo alguno impedía que sus pasajes estuvieran repletos de matices, sugerencias y velados mensajes. Sin lecciones morales, las cuatro novelas del autor británico suman a su vigorosa narración y el medido sentido de la aventura una oda a la amistad, el compañerismo y el aprendizaje vital con sus errores y equivocaciones, por encima de los valores patrióticos o la fidelidad a las normas castrenses. Sus protagonistas, los tres hermanos Geste, Hank y Buddy,  John Bull, el Bucking Bronco, Otis Hankinson o Reginald Rupert se mueven más por su instinto humano y su sentido del deber personal para ayudar a los que les rodean que por las categorías militares y las estrategias políticas.  Sin buscar la épica de los héroes, ni ensalzar los valores militares per se, Wren elabora una serie de emocionantes aventuras en base a las debilidades tanto como a las fortalezas de sus personajes, a su honestidad y su sentido de la amistad. En todos estos libros, gran parte de la acción transcurre obviamente en el desierto y sus protagonistas son miembros de la Legión Extranjera y si cabe destacar uno de ellos, en particular, sería el tercero y último de la saga de los Geste, esto es, Beau Ideal; en las dos primeras partes de la novela, la acción es trepidante, los escenarios van cambiando vertiginosamente, de capítulo en capítulo, desde el desierto a Brandon Abbas o desde la misteriosa y peligrosa población de Zaguig a Londres, la aventura deriva hacia la tragedia y luego hacia el melodrama, y junto con ello, las tonalidades cambiantes de la naturaleza geográfica, ambiental conforman una serie de secuencias singulares, emocionantes y tensas. Wren completó sus narraciones sobre los legionarios con tres libros de relatos cortos, ambientados en gran medida también en el desierto sahariano, Los hijastros de Francia, Filos Mellados y El puerto de los desaparecidos. Los personajes que los protagonizan son muchas veces siempre los mismos, apareciendo reiteradamente una y otra vez en los relatos, hombres de distintas  mentalidades, de estamentos sociales muy distintos que han tenido importantes problemas, conflictivas vivencias, mediatas o inmediatas, y que tratan en los cuarteles legionarios, al verbalizarlas y socializarlas a sus compañeros de milicia,  de meditar y poner en orden sus conciencias; estos personajes van  protagonizando las historias o simplemente narrándolas, interactuando entre ellos, para después reaparecer en otros fragmentos o no,  y luego desapareciendo tras dejar al lector transido de emociones, confuso y a veces (frecuentemente) con zozobra y anonadado ante la tragedia expuesta. Cada una de estas historias posee interés por sí misma y su tratamiento resulta, la mayoría de las veces, complejo, barroco, alambicado, nada superficial. Se advierte que Wren trató de hacer una obra profunda, muy cuidada en la forma y de directa acción sobre los lectores; la belleza de muchos párrafos, la efectividad de algunas escenas nos ofrecen un conjunto de indiscutible valía. 
          Cabría citar, asimismo, la novela L´Atlantide, que el francés Pierre Benoit publicó en 1919 y que valió a su autor el Premio de la Academia francesa; un libro con pasajes de extraordinaria calidad literaria, y en el que la mano inspirada del autor nos hace penetrar en el mundo misterioso y fantástico de Antinea, la soberana del continente perdido bajo las arenas del desierto africano. En realidad, el hecho de que sea la Atlántida el mundo perdido que encuentra el teniente francés Saint-Avit es poco relevante, porque el centro de toda la novela, de donde emana su encanto y su atractivo se sitúa en la reina Antinea, un personaje que bebe de Ayesha, la protagonista de la novela  de Henry Rider Haggard, Ella (She, 1886, editada en castellano por Valdemar).
   
           El oasis perdido*
          Frison-Roche en su obra evoca la historia de una dramática expedición militar francesa acontecida en el verano de 1928, dirigida por el teniente Beaufort y el suboficial Franchi, contando con la presencia del científico Lignac, que cruza desde Argelia, desde las cumbres azules del Hoggar hasta los confines del Sudán, pasando por los vastos desiertos pedregosos y por el laberinto de las dunas.  Sobre aquellas soledades, pobladas antaño, que fueron ruta de las grandes caravanas transaharianas, se cierne hoy el misterio, mientras el autor, con su apuesta, da forma al escenario del desierto como campo de expresión de la aventura, de una aventura trascendente, algo que quizás había propuesto en tonos diferentes y, desde ópticas más metafóricas El desierto de los tártaros (Dino Buzzati, 1940).
          Se trata, en primer término, de una obra que podríamos calificar como un pequeño estudio de personajes casi strindbergianos, en el sentido de que está centrada en cómo un reducido grupo de personas aisladas revelan teatralmente su personalidad en una situación tensa e incluso trágica. El entorno exótico sobre el que se desplazan los militares franceses no es concebido sólo como un territorio de aventura, con una serie de peligros que acechan a los viajeros y que conforman algunos de los mejores fragmentos de la novela: una sucesión de escenas de viaje, inclemencias meteorológicas y violentos ritos de paso, producidas con un sentido de la atmósfera magnífico, merced a la minuciosidad y detallismo en la descripción de los parajes recorridos con volúmenes y superficies muy precisos que delinea perfectamente la mano del escritor. Pero es que además el desierto sahariano está descrito como un infierno casi metafísico, el paisaje queda encuadrado, en ocasiones,  como una especie de territorio apocalíptico, apenas un puñado de montañas y dunas indistinguibles, intercambiables, recortadas contra un cielo intensamente azul. La novela, que plantea la cuestión de las diversas formas de mando de la expedición, de hecho, no idealiza el liderazgo con los pies en la tierra del sargento Franchi frente al teniente Beaufort,  sino que resalta, precisamente, lo complejo que resulta gestionar las tensiones y los conflictos de un grupo humano sometido a semejante prueba de resistencia, cruzar el Sahara, el Teneré. Frente a Franchi, Beaufort, el joven teniente, experimenta el proceso, a lo largo de la expedición, de su conformación como un excelente oficial, Se da cuenta de la necesidad de llevar a cabo el intento de incrustar su conocimiento, el pensamiento humano, en la vida a través no de lo personal como individuo sino a través de la existencia entendida en el sentido de Heidegger, “común vivencia”; como alguien que medita, Beaufort se da cuenta que su método de conocimiento no ha variado con respecto al pasado, y se encuentra con la solución de que sólo ligándolo a lo personal obtendrá la respuesta: al final del libro, Beaufort sabe cómo unir Verdad y Vida, entiende que la aventura vital es una aventura de salvar el abismo entre su vida y su ideal. Pero no nos ciñamos sólo a Beaufort; tanto para el teniente como para el científico, Lignac, el viaje por el Teneré supone un hito muy interesante en sus existencias. Representa un gran esfuerzo por desprenderse de los grandes prejuicios que hasta entonces les habían atenazado de una manera ridícula e incluso irritante. El recorrido por el desierto supone el intento de ambos personajes de asimilar todo lo que ven y a lo que se enfrentan, de digerirlo y de estar atentos a todo aquello a lo que se  confrontan, pero esto, para los dos jóvenes significa vivir en la frontera y esto es tan peligroso como prometedor. Para ello se requieren estructuras fuertes y convicciones débiles porque tienen que estar dispuestos a cambiar constantemente de pensamiento y que este pensamiento evoque la gran dinámica de los acontecimientos. En este sentido, la mirada de ambos sale de unos ojos particularmente ávidos, infatigablemente curiosos, ojos de alucinados, pero también de detectives.
          El contrapunto sentimental en la obra viene marcado por un fascinante personaje, la  hermosísima targuia (=femenino de targuí, a su vez singular de tuareg) Tamara, una cortesana en pleno desierto sahariano y esposa del suboficial Franchi, que hace recordar en el lector no sólo a los personajes femeninos de las mejores novelas de Alejandro Dumas hijo, sino también a la impresionante figura de la bailarina Zazá Blanchefleur, personaje capital en la novela de P.C. Wren, Beau Ideal, evocada en la novela del autor británico cuando el coronel francés Levasseur y el narrador, el norteamericano Otis Hankinson realizan un sugerente y atractivo, a la vez que peligroso, paseo nocturno por la rebelde población de Zaguig:
           “En aquella extraña calle en la que reinaba un silencio de muerte, mas, sin embargo (…) despierta y vigilante como la Vida (…), existían ojos, puertas abiertas que miraban como las bocas de las tumbas, y en aquellas negras sombras, en la luz de la luna y hasta en el mismo aire, había misterio y malignidad. Cuando pasábamos por delante de la primera puerta abierta (…) en el fondo, y en la oscuridad, contra la cual luchaba débilmente una lamparilla indígena, estaba sentada una figura inmóvil (…), adornada, enjoyada, en actitud rígida. Ni el menor movimiento (…) alteraba los reflejos de las brillantes joyas, del oro resplandeciente o del centelleante tejido de plata, así como tampoco se oía el más ligero ruido de las pesadas ajorcas, de las cadenas, de las pulseras, del cinturón o de los colgantes de toda clase, pero mientras pasábamos, los ojos nos siguieron con brillo siniestro”. 
          Tamara no es un personaje, empero romántico. Se trata de una joven promiscua que intenta retener junto a sí al suboficial Franchi para que éste no la abandone por recorrer el Teneré; es una mujer marcada, no tanto por las cicatrices del amor, sino por la fatalidad y deviene en un personaje carente de piedad que emprende el viaje por el desierto, junto con un tuareg rebelde a las autoridades militares francesas, con objeto de alcanzar a la expedición Beaufort-Lignac, y dar muerte a los que, a su modo de ver, retienen a su marido. 
          De este modo, El oasis perdido se va elevando como no sólo un libro de aventuras sino como un melodrama espectacular y elegante, terriblemente entretenido y magistralmente redactado. Desde el punto de vista de la creación estética y literaria no existe ni un pero que reprochar a una novela poseedora de una redacción y de una puesta en escena magnética que hace gala de unos personajes, espacios geográficos y situaciones tan hipnóticos como ostentosos, alternándose pasajes rebosantes de alegría y buen humor, en paralelo con la felicidad que empapa a los personajes de este viaje, al descubrir restos de antiguas civilizaciones que tamizan las rutas caravaneras antaño existentes en el Teneré, como otros fragmentos oscuramente crepusculares y decadentes, mimetizándose con el dolor y tinieblas que hacen penar al ser humano cuando el futuro parece estar pintado exclusivamente con el color de la desesperanza y la derrota. 

R. Frison-Roche, El oasis perdido, Barcelona, Editorial Juventud, 1952







miércoles, 20 de septiembre de 2023

MATHIEU PERNOT, exposición de fotografías “Documento/Monumento” en la Fundación MAPFRE

Mathieu Pernot, fotógrafo

Fotografía de Mathieu Pernot


L.M.A.

        20/9/23.- Madrid.- La exposición Documento/Monumento abarca más de treinta años de trabajo de Mathieu Pernot, una amplia selección desde principios de los años noventa hasta la actualidad. Esta muestra, su primera retrospectiva en España, se plantea de manera diferente a otras anteriores, pues en ella se relacionan corpus elaborados en temporalidades distintas y que en algunos casos nunca se habían visto. Destacamos las imágenes realizadas en los clubes de boxeo de Marsella en 1994 y la serie más reciente hecha hace unos meses en Melilla por encargo de Fundación MAPFRE. 

    También se exponen por primera vez las fotografías de los edificios destruidos de Beirut en 2000, después de la guerra civil libanesa, que veremos en esta exposición situadas cerca de las de voladuras controladas de edificios en suburbios franceses. La serie «Los que gritan» se exhibe junto al material gráfico procedente de la cárcel parisina de La Santé. La selección incluye «Los Gorgan», uno de los trabajos fundamentales que acompaña a Pernot desde los inicios de su actividad fotográfica hasta ahora. 

    La familia Gorgan está presente en distintos espacios de la exposición y protagoniza varias series. Sus miembros se han convertido en las figuras principales del discurso artístico de Pernot, tanto por su magnetismo y el poder de encarnación de sus integrantes como porque sus vidas se cruzan con la historia de la comunidad gitana a lo largo de los siglos. Los libros de Pernot tienen un papel destacado en su trayectoria, pues cuenta con casi una veintena de títulos publicados hasta la fecha. 

    Esta faceta de editor también se pone de relieve en la exposición con una selección de sus principales proyectos, concebidos de manera diferente y complementaria a las propuestas expositivas. 

RECORRIDO FOTOMATONES, 1995-1997 

    Desde que comenzó sus estudios en la École Nationale Supérieure de la Photographie de Arlés, Pernot entró en contacto con la comunidad romaní de la ciudad. Sería el inicio de una relación que perdura hasta el presente. Estas fotografías fueron realizadas en un fotomatón de la estación de tren de Arlés, próxima a un campamento gitano. El autor aprovechó la obligación que tienen sus miembros de contar con este formato de fotografía para su documentación y, a modo de juego, situó a los niños frente a este dispositivo al servicio de las necesidades de la Administración. 

    En este caso, las actitudes y los gestos de los modelos buscaban subvertir las convencionalidades de este tipo de fotografías producidas por el dispositivo automatizado del fotomatón. Mathieu Pernot Fotomatón, 1995-1997 Fotografía de fotomatón en color. Copia cromogénica Centre Pompidou, Paris. Musée national d’art moderne - Centre de création industrielle. Don de la Société des Amis du Musée national d’art moderne, Groupe d’Acquisition pour la Photographie, 2016. N.° inv.: AM 2016-682 (1-24).

LOS GORGAN, 1995-2023 

    Mathieu Pernot conoció a la familia Gorgan en 1995, cuando estudiaba en Arlés. Comenzó entonces un trabajo que lleva realizando desde hace casi treinta años y que ha ido evolucionando con el tiempo para convertirse en un gran álbum familiar. El mundo del pueblo gitano ha sido un tema recurrente desde los inicios de la fotografía. Pernot es consciente de ello, pero su aproximación es muy diferente y está totalmente alejada de las imágenes que tradicionalmente muestran a esta colectividad. 

    En este proyecto, el autor no pretende representar a una comunidad, sino el destino singular de cada uno de los miembros de una familia. Si en las primeras imágenes en blanco y negro su mirada parece distante y documental, su relación con la familia ha evolucionado su visión para integrar progresivamente numerosos nuevos puntos de vista, así como materiales propios y ajenos.