Julia Sáez-Angulo
24.04.2025.- Madrid.- Fernando Saavedra es un apasionado especialista en moda y un renombrado coleccionista de alta costura, cuya impresionante colección abarca alrededor de 900 piezas. Esta vasta colección no solo refleja su dedicación a la moda, sino también su profunda conexión con sus raíces gallegas, perteneciendo a una familia muy vinculada a este fascinante mundo de la alta costura.
Como amante del arte en todas sus formas, Fernando encuentra inspiración en la pintura, la escultura y otras expresiones estéticas, lo que enriquece su enfoque hacia la moda y la alta costura. Su visión única y su sensibilidad artística le permiten ver más allá de las tendencias, valorando la historia y la técnica que cada prenda representa.
Además de su afición como coleccionista, Fernando es profesor universitario, donde combina su vasto conocimiento y pasión por la moda con su compromiso con la educación y la formación. Fernando Saavedra no es solo un experto en moda; es un puente entre el pasado y el futuro, un defensor de la belleza y la elegancia en todas sus manifestaciones. Su vida es un testimonio de la importancia del arte en nuestras vidas y de cómo la moda puede ser una poderosa forma de expresión cultural.
1.- ¿De dónde viene su afición a la moda y a la alta costura?
Desde muy pequeño, mi afición por la moda y la alta costura ha sido una constante en mi vida. Crecí en un entorno mayoritariamente femenino, rodeado de mujeres que no solo apreciaban la estética, sino que también vivían y respiraban la moda como una forma de expresión de su ser. Como dijo el icónico diseñador Yves Saint Laurent: "La moda es una forma de arte, un medio para mostrar al mundo quién eres sin tener que hablar". Esta frase se hace eco profundamente en mí, ya que, desde mis primeros recuerdos, la moda ha sido más que una simple vestimenta; ha sido un lenguaje visual que comunica emociones y estilos de vida.
La educación que recibí en el hogar complementó perfectamente mi entorno. Mis tías, apasionadas por la moda, mi madrina solía llevarme de viaje por la vieja Europa, donde la moda es sinónimo de cultura.
Recuerdo pasear por las calles de París, Roma,Milán,Viena…admirando el arte y la elegancia que permeaban el aire. Estas experiencias me enseñaron que la moda no es solo lo que uno lleva puesto, sino una manifestación cultural; es el reflejo de una sociedad, de su historia y de sus aspiraciones. Coco Chanel decía: "La moda pasa, el estilo permanece" y esta frase captura la esencia de lo que aprendí: la importancia de desarrollar un estilo personal que respete nuestras raíces y nuestra cultura.
Además, Cristóbal Balenciaga, el gran arquitecto de la moda, una figura que considero fundamental en la historia de este arte, nos dejó una inolvidable reflexión: "La moda es un juego que se juega con la vida". Su enfoque innovador y su maestría técnica me han inspirado profundamente a lo largo de mi trayectoria, motivándome a ver la moda como una disciplina que va más allá de la mera confección, convirtiéndose en una verdadera forma de arte.
La estética, el buen hacer y el saber estar son pilares que no solo se valoran en la moda, sino en cada aspecto de la vida. La atención al detalle y la dedicación en cada creación son esenciales, pues solo así se puede apreciar verdaderamente la belleza en la simplicidad o en la complejidad de una prenda. Al final, la moda se convierte en un arte que habla de nosotros, de nuestras historias y de nuestras influencias.
Todo este cúmulo de experiencias, sensibilidad y educación me llevó a profundizar en mis estudios y, finalmente, a obtener un doctorado en Moda hace ya algunos años. Este logro no fue solo un hito académico, sino el resultado de una vida dedicada a comprender y apreciar el arte de la alta costura y cómo este se entrelaza con la cultura de un pueblo. Así, cada prenda se convierte en una obra maestra que, como bien decía el diseñador Christian Dior, "La moda es una forma de arte que se manifiesta no solo en la tela, sino en la vida misma".
En definitiva, mi pasión por la moda y la alta costura es el resultado de un rico entramado de influencias personales, culturales y educativas que han moldeado mi visión del mundo y mi deseo de contribuir a esta hermosa forma de arte.
2.- ¿Cómo, cuándo y por qué nació mi afición a la moda?
Mi colección de alta costura nació en un entorno donde el arte, la moda y la cultura eran los hilos que tejían nuestra vida cotidiana. Desde que tengo memoria, he sido testigo del amor que mi familia sentía por la estética y la belleza; un entorno que no solo me educó en la forma de vestir, sino que también me instruyó sobre la importancia de cada prenda como un testimonio de momentos vividos. Como bien dijo el célebre diseñador Alexander McQueen: “La moda debería ser una forma de autoexpresión, una herramienta para comunicar lo que somos y lo que queremos”. Esta idea se impregnó en mí desde mis primeros años, y fue el germen de lo que eventualmente se convertiría en mi colección.
Fue al finalizar mi bachillerato y comenzar los estudios universitarios cuando decidí empezar a reunir un legado que había sido tejido con amor y cuidado por generaciones. Mi primer vestido, un traje de presentación en sociedad que perteneció a mi madrina, Olga Saavedra, representó para mí más que una simple prenda; fue un portal que me conectó con mis raíces, un símbolo de las tradiciones familiares que dan forma a nuestra identidad. En ese momento comprendí que cada vestido es una narración, una historia que se presenta con cada pliegue y costura.
A medida que comenzaba a incorporar piezas de mi madre, la colección empezó a tomar forma. Recuerdo con cariño el segundo vestido que añadí, un traje de premamá que usó mi madre cuando yo nací. Este vestido, cargado de significado y emociones, fue el inicio de un viaje por mi memoria, en el que cada prenda recogía vínculos, anhelos y recuerdos. Así es como se construye una colección, no solo a través de los hilos y las telas, sino también a través de las historias de amor, sacrificio y celebración que cada pieza encierra.
Poco a poco, mi colección creció al incorporar vestidos de tías, hermanas, primas…. A cada paso, mis amigas, las madres de amigas y hasta las abuelas de estas, al enterarse de mi pasión por la alta costura y mi insaciable curiosidad por la investigación en moda, comenzaron a regalarme piezas que resonaban con historia y belleza.
Cada vestido que llegaba a mis manos era una carta de amor del pasado; era la forma en que las mujeres de mi vida me transmitían no solo un legado, sino también una responsabilidad de mantener vivas estas historias.
Como dijo la gran diseñadora Vivienne Westwood: “La moda es política… es también un arte y una forma de comunicar algo de gran valor”. En efecto, muchas prendas de mi colección son un trozo de historia que me ha permitido entender no solo la evolución de la moda, sino también las dinámicas culturales y sociales que la acompañan.
Con cada vestido que sumo, me siento un poco más en la obligación de honrar su historia y su legado. Así, mi colección de alta costura no es solo una colección de vestidos; es un mosaico de recuerdos, una celebración de mujeres que, a través de la moda, me han enseñado sobre el amor, la identidad y la resistencia. Muchas de las piezas que atesoro lleva la impronta de esas vidas vividas y es, en sí misma, una obra de arte que merece ser compartida y celebrada.
A modo de síntesis, el nacimiento de mi colección fue un acto de amor y un poderoso homenaje a las mujeres que me han precedido, y gracias a ellas, tengo el privilegio de continuar tejiendo mi propia historia en el mundo de la moda, la educación, la cultura y la investigación.
3.- ¿De dónde se nutre fundamentalmente? ¿asiste a subastas?
La esencia de mi colección de alta costura se nutre de un profundo amor y respeto por las mujeres que me han rodeado a lo largo de mi vida. Desde mis inicios, muchas prendas que he incorporado a mi colección son un eco de las historias vividas por mi madre, mis tías, hermanas, primas, amigas, madres de amigas, abuelas de amigas... Cada traje es como un libro abierto que narra un capítulo de nuestras vidas: los momentos de alegría, los sueños y las tradiciones familiares.
Como decía la célebre diseñadora Elsa Schiaparelli: “La moda no es un destino, sino una manera de viajar”. Este viaje, para mí, ha sido una exploración de la identidad y las relaciones que he cultivado en mi entorno. A través del tiempo, mis amigas, así como las madres y abuelas de ellas, han compartido conmigo sus tesoros, y muchas de las piezas que he recibido se han convertido en un ladrillo en la construcción de este maravilloso castillo de recuerdos. Muchos vestidos son un símbolo de conexión, un puente que me une a un legado que me precede y que deseo homenajear con cada presentación.
En efecto, he tenido la oportunidad de asistir a subastas, esos sagrados templos donde las piezas más exquisitas de la moda se encuentran en la vitrina del tiempo. Sin embargo, confieso que a menudo las piezas que me atraen son de tal alto valor que se convierten en tesoros inalcanzables. He tenido el privilegio de adquirir, en ocasiones, obras de arte de grandes maestros como Charles Frederick Worth, el pionero que firmó su trabajo con orgullo, y un fascinante vestido negro cubista de Edith Head, que es un verdadero homenaje a la creatividad y la innovación. Estas experiencias, aunque efímeras, han alimentado mi pasión por la moda y han forjado mi deseo de poseer algo tan significativo.
A pesar de la dificultad de adquirir estas piezas en subastas, mi búsqueda de lo excepcional no termina ahí. He tenido la suerte de encontrar verdaderas joyas en rastros y mercadillos fuera de España, donde las piezas no solo son asequibles, sino que a menudo poseen un valor arquitectónico que deja sin aliento, igualmente me ha pasado en alguna tienda de ropa second hand, tan de moda ahora en nuestra sociedad. Cada una de estas piezas es como una obra maestra, donde la historia se manifiesta a través de la textura y el diseño.
Recuerdo un abrigo que encontré en un pequeño mercado en un rincón olvidado de Europa; su corte y su diseño eran una auténtica sinfonía de elegancia, evocando un tiempo donde la moda era considerada un arte en sí mismo.
Como dijo el influyente modista Pierre Cardin: “La moda es inmortal. Ella no muere, nunca pasa de moda”. Así, cada vez que incorporo una nueva pieza a mi colección, siento que estoy contribuyendo a esta inmortalidad, conservando historias y tradiciones que, de otra manera, podrían perderse en el tiempo.
Considero que mi colección de alta costura es un homenaje a la herencia, una celebración de las mujeres que me han inspirado y una expresión de mi propia búsqueda del arte en la moda. Es un viaje que promete ser eterno, donde cada prenda será no solo un objeto de belleza, sino un testimonio de vida y legado.
4.- Ud. es gallego ¿Por qué donó o depositó la colección de Alta Costura en La Línea de la Concepción (Cádiz)?
Mi conexión con La Línea de la Concepción se remonta a muchos años atrás, un vínculo que ha crecido y florecido a lo largo del tiempo. Cuando fui nombrado patrono de la Fundación "UIMP Campo de Gibraltar", di mis primeros pasos en esta tierra tan singular.
Desde entonces, he tenido la fortuna de establecer profundas relaciones personales con la comunidad, destacando a personas extraordinarias como Mercedes Corbacho, la directora del Museo Cruz Herrera. La admiración que siento por ella no solo se debe a su dedicación al arte y la cultura, sino a su habilidad para tejer la rica historia de la región con las diversas expresiones artísticas que alberga su museo.
Como bien dijo el famoso diseñador español Balenciaga: “La moda es un arte que se debe vivir”, y en este sentido, mi colección encuentra su vida en el amor por las historias que se cuentan a través de muchas prendas. Para mí, ser gallego no es solo una cuestión de identidad; es una manera de apreciar el arte y la cultura en todas sus formas. Y si tuviese que escoger un lugar alternativo para nacer, sin duda elegiría ser de La Línea de la Concepción, un lugar donde la calidez humana y la creatividad se dan la mano en cada rincón de su historia.
El alcalde Juan Franco, un hombre de gran visión y compromiso, se ha destacado en su papel como líder, no solo por ser el alcalde más votado de toda España, sino por su profundo amor por su comunidad.
Su ética y dedicación han hecho de La Línea un lugar donde la cultura y la educación prosperan. Junto a su espléndido equipo de concejales, han trabajado incansablemente para impulsar iniciativas que destacan no solo la riqueza cultural de la ciudad, sino también sus potencialidades como un recipiente de creatividad.
En este contexto, la exposición de algunos de mis trajes emblemáticos en el Museo Cruz Herrera se convierte en algo más que una mera muestra; es una celebración de la simbiosis entre el arte del maestro Cruz Herrera y la alta costura que representa mi colección. Como decía el célebre diseñador Christian Dior: “La moda es la arquitectura del movimiento”. En esta exposición, esa arquitectura se manifiesta de manera palpable, revelando la interacción entre forma y función que caracteriza tanto a las obras de Cruz Herrera como a cada una de mis prendas.
Agradezco especialmente a Conchi Simón, el alma de la Fundación UIMP Campo de Gibraltar, quien, siendo también una gallega de pro, ha trabajado sin descanso, junto a cada uno de los directores de la Sede de la UIMP en la Línea de la concepción, como es el caso de la actual directora de la Sede, Felicidad Rodríguez, y su antecesor Antonio Monclus (que junto con su esposa, Carmen Saban, han sido los directores de mi tesis doctoral de moda) para promover la educación y la cultura en esta región. Con su liderazgo, la fundación ha creado un espacio donde las ideas florecen y se transforman en acciones concretas que benefician a nuestra comunidad, fortaleciendo los lazos entre Galicia y Andalucía.
Como dijo también la notable diseñadora española María Escoté: “La moda es una forma de arte en movimiento”. Este movimiento se refleja en la transición entre mis raíces gallegas y el espíritu vibrante de La Línea de la Concepción. Estoy inmensamente feliz de poder compartir mis trajes en el maravilloso Museo Cruz Herrera, un lugar que no solo alberga arte, sino que también respira la historia de su gente y la cultura que lo rodea. Cada visita es una oportunidad para que otros disfruten de esta combinación perfecta y sientan el latido de ambas regiones en cada prenda que traigo a La Línea.
5.- ¿Cuál o cuáles serían sus diseñadores de moda preferidos, español y extranjero y por qué?
Cuando pienso en mis diseñadores de moda preferidos, dos nombres emergen inmediatamente: Cristóbal Balenciaga y Coco Chanel.
Para mí, son las columnas vertebrales de la moda, titanes que, con sus creaciones, han redefinido el significado de la elegancia y la sofisticación. Balenciaga, con su maestría arquitectónica, solía decir: "El diseño debe ser radical. Es la única manera de ser". Este enfoque audaz me habla profundamente, dado que mi propia visión se nutre del deseo de desafiar lo convencional. La forma en que modelaba la tela y el espacio en sus diseños lo convierte en un referente inigualable.
Por su parte, Chanel, con su icónica declaración "La moda es efímera, el estilo es eterno", encapsula la esencia de lo que busco en la moda. Su capacidad para democratizar la elegancia y liberar a la mujer del corsé me inspira; es un recordatorio de que la moda no debe ser un peso, sino una herramienta de autoexpresión y libertad.
En el ámbito español, no puedo dejar de mencionar a Pedro Rodríguez, un pionero en la alta costura que vistió a las estrellas. Mariano Fortuny, con su enfoque casi pictórico del diseño, es catalogado como un verdadero poeta en tela; su obra me recuerda que la alta costura debe ser tanto arte como emoción. Manuel Pertegaz, una leyenda que introdujo la moda española en el ámbito internacional capturó la esencia de la mujer con sus diseños atemporales. Paco Rabanne, con su innovadora utilización de materiales no convencionales, me enseña que la moda es también una forma de tecnología y experimentación. Isabel Lines, con su exquisita atención al detalle y su fuerte conexión con la tradición, aporta una mirada fresca y moderna a la moda española. En palabras de Isabel Lines, "Así como un diseñador da forma a sus creaciones con amor y dedicación, nosotros también moldeamos nuestras memorias familiares con cada abrazo y cada sonrisa compartida". Esta metáfora se hace eco en mi propia filosofía sobre la moda y el diseño, donde cada prenda es un recuerdo y una historia. Por último, Manuel Piña, cuyo estilo vibrante y lleno de historia, resalta la riqueza cultural de nuestro país, es un inspirador recordatorio de cómo nuestra identidad puede ser representada en la
tela.
A nivel internacional, hablemos de aquellos que han brillado como estrellas en el firmamento de la moda. Paul Poiret, un revolucionario que liberó a la mujer del corsé provocó un estallido de fuegos artificiales en el mundo de la moda. "La moda debe ser una forma de libertad", afirmaba, y no hay verdad más grande. Jean Patou, con su enfoque en el lujo y el confort, estableció que la elegancia puede coexistir con la comodidad.
Elsa Schiaparelli, la reina del surrealismo en la moda, demostró que "La moda es un arte en movimiento". Su creatividad no tiene límites, y esta libertad de expresión me inspira a explorar lo inesperado. Charles Frederick Worth, considerado el padre de la alta costura, marcó un estándar por el cual todos los demás son medidos. "La moda es la forma de mostrar al mundo quiénes somos sin tener que hablar", es una lección atemporal de cómo cada prenda cuenta una historia. Siempre recordaré a Balmain, cuyas piezas son sinónimo de glamour y sofisticación; Dior, con su "New Look" , transformó la moda post-guerra y celebró la feminidad, recordándonos que "El estilo es una forma de decir quién eres sin tener que hablar". La visión de Yves Saint Laurent, innovador en la creación de prendas unisex, demuestra que la moda es un campo de juego sin géneros, y como él decía: "La moda no es arte, pero puede dar forma a la vida". Hubert de Givenchy, cuyos diseños han sido un símbolo de elegancia atemporal, nos enseñó que "la moda es una forma de arte" . Courrèges, con su visión futurista, impulsó el concepto de la moda del espacio y rompió moldes con sus creaciones innovadoras. Valentino, conocido por sus icónicos vestidos rojos y su romanticismo, es un referente de la alta costura que perpetúa la idea de que "cuando se ama la moda, se ama la vida" .
Martin Margiela, un creador vanguardista, transforma lo ordinario en extraordinario, y su famosa frase "La moda es un juego de concepción" se hace eco profundamente en mi práctica. La provocación de Alexander McQueen, quien utilizó la moda como un lienzo para explorar la naturaleza humana, y su lema "La moda debe estar llena de esperanza y aspiración" son inspiradores y motivadores.Por último, no puedo dejar de mencionar a Edith Head, quien personificó la moda de Hollywood, afirmando: "La ropa tiene que sentirse como un amor: debe ser cómoda y debe hacerte sentir bien". Y Mary Quant, la madre de la minifalda, quien rompió barreras y trajo la diversión a la moda, asegurando que "La moda es diversión".
Para mí, cada uno de estos diseñadores, con su enfoque único y su indómita creatividad, ha dejado una huella indeleble en mi propia visión del mundo de la moda. Ellos, al igual que la moda misma, son un reflejo de la vida, donde la mezcla de tradiciones y modernidad, arte y ciencia, se unen en una danza eterna. En la tela de la carne y los sueños, debo rendirme ante estos gigantes, quienes me inspiran a seguir explorando el vasto universo de la moda.
6.- ¿Conoce el Museo del Traje, situado en la Universitaria madrileña? ¿Qué opinión le merece? ¿Qué otros museos de indumentaria conoce y/ o le interesan?
Siento un profundo vínculo con el Museo del Traje, situado en la Universidad Complutense de Madrid. Conozco perfectamente su historia y su importancia, pues en la época en que se fraguó la idea de su creación, yo ejercía como representante del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de España en la Fundación Cristóbal Balenciaga y parte integral de la comisión que trabajó para poner en marcha este proyecto, y su inauguración en 2004 fue para mí un momento importante en la historia de la moda en España, aunque no pude asistir en ese momento a la inauguración del mismo.
Sin embargo, a lo largo de los años, he sentido que el museo no ha alcanzado su potencial. Aunque se planteó como un gran museo a nivel internacional, a veces siento que se ha quedado lejos de ser lo que se pretendía originalmente. Me duele la ausencia de trajes icónicos que contaron la historia no solo de la moda, sino de nuestra cultura. Como dijo el renombrado diseñador Yves Saint Laurent: "La moda no es algo que exista en vestidos, es en el cielo, en la calle, la moda tiene que ver con ideas, la manera en que vivimos, lo que sucede". Esta cita la siento en mí cuando pienso en la riqueza de nuestra historia textil que debería estar representada en estas paredes.
La ubicación del Museo del Traje también es motivo de reflexión. Creo que debería estar en el centro de Madrid, en un palacio representativo que resalte la grandeza de la alta costura y de nuestras tradiciones. La moda es arte, y como tal, necesita un escenario que eleve su esencia.
Cada prenda expuesta es como una obra maestra, esperando ser admirada y comprendida en toda su profundidad.
A lo largo de mi vida, he tenido la fortuna de visitar numerosos museos de indumentaria alrededor del mundo, cada uno con su propio encanto y narrativa. Algunos de mis favoritos incluyen el Palais Galliera en París, donde cada exhibición es un tributo a la elegancia atemporal; en Londres, el Museo V A es una joya que abarca la historia del arte y la moda de manera sublime. En París, el Museo Yves Saint Laurent me recuerda la revolución que este gran diseñador trajo a la alta costura, desafiando las normas y ofreciendo un nuevo paradigma de elegancia. No puedo dejar de pensar en el Museo FIT en Nueva York, donde la moda se estudia y analiza a fondo, destacando su papel integral en la sociedad contemporánea.
Asimismo, estoy fascinado por el Museo Christian Dior en Granville y el Museo Cristóbal Balenciaga en Getaria, donde la herencia de estos maestros de la moda brilla intensamente. Luego está el MoMu en Amberes, que es un punto de encuentro para la moda contemporánea, siempre empujando los límites del diseño. En otras partes del mundo, el Museo de la Moda y el Encaje en Calais y el Museo Salvatore Ferragamo en Florencia son tributos a la herencia cultural y artesanal de cada región. Me intriga la propuesta del Museo de la Moda de Santiago de Chile, que destaca la diversidad cultural en la indumentaria.
No puedo olvidar mencionar el Bunka GakuenCostume Museum en Tokio, donde la moda es tanto tradición como innovación, y el Museo Automovilístico y de la Moda de Málaga, que celebra la intersección del diseño en distintas esferas. O el Museo del Diseño de Barcelona, que es un testimonio del legado creativo español. Como bien dijeron los diseñadores Víctor Horsting y Rolf Snoeren "La moda es un arte performático", y cada uno de estos museos representa una escena en la gran obra de la moda mundial. Cada exhibición, cada prenda, es una representación de la vida, de nuestras historias, nuestros sueños y aspiraciones.
La moda es un lenguaje sin palabras, una narrativa visual que, como los grandes diseñadores han expresado, está intrínsecamente ligada a nuestra cultura. Como español, el Museo del Traje, aunque puede haber tropiezos en su camino, sigue siendo un faro de esperanza para aquellos que creen en la narrativa de la moda. Espero que, con el tiempo, este museo cumpla con su promesa de ser un referente nacional e internacional, celebrando la riqueza de nuestro patrimonio textil.
7.- ¿Se viste bien en España? ¿Qué falta y que sobra al modo de vestir en nuestro país? ¿Dónde estarían los principales errores?
Cuando se trata de la moda en España, es innegable que, en general, se viste bien. Podríamos compararlo con una melodía bien compuesta en la que cada nota tiene su lugar y su valor. Sin embargo, al observar el panorama general, me atrevería a decir que hay áreas donde nos falta armonía y otras donde, quizás, nos sobrecargamos con elementos innecesarios.
En líneas generales, España se distingue por su diversidad cultural y regional, lo que se refleja en la forma de vestir de su gente. Desde los trajes tradicionales andaluces, llenos de color y movimiento, hasta la elegancia sofisticada de los vascos y la sobriedad de los gallegos. Cristóbal Balenciaga, un maestro indiscutible del diseño, afirmaba: “La moda debe ser una forma de vida”, y esta premisa se refleja en cómo los españoles interpretan la moda en su día a día.
En particular, el norte de España destaca por su elegancia y buen gusto. Los multicolores paisajes verdes de Galicia y el País Vasco se traducen en una estética más sobria y refinada, donde la calidad de los tejidos y el corte de las prendas priman sobre las tendencias efímeras. Como dijo Yves Saint Laurent, "La moda no es solo una cuestión de vestirse, sino de ser uno mismo", y es en esta autoexpresión donde los habitantes del norte parecen encontrar un equilibrio perfecto.
Sin embargo, no podemos ignorar algunos errores comunes en nuestro vestir. A menudo, las personas en las ciudades españolas se dejan llevar demasiado por las modas pasajeras, buscando impresionar en lugar de encontrar su propio estilo. En palabras del ganador del Premio Nobel, Gabriel García Márquez, “Lo más importante no es lo que tienes, sino lo que eres”. Esta sabiduría se aplica de manera contundente a la moda: no se trata de seguir la corriente, sino de aceptar quién eres y vestirte en consecuencia.
Otro error común es el uso excesivo de marcas y logos. A menudo, la moda se confunde con el consumo desmedido, lo que puede llevar a una falta de autenticidad. Cada prenda debería ser un reflejo de nuestra esencia, no una etiqueta que debe ser llevada solo por su nombre. Coco Chanel advirtió: "La elegancia no consiste en poner cosas nuevas, sino en quitar lo superfluo". Esta frase hace eco profundamente en nuestra cultura, donde a veces nos aferramos a elementos que no aportan nada significativo a nuestra vestimenta.
Además, otro aspecto que podría mejorarse es una mayor atención a la sostenibilidad. La moda rápida está proliferando y raramente se discute el impacto ambiental que esto acarrea. Aquí, lecciones de diseñadores como el canadiense Erdem Moralıoğlu se convierten en necesarias. Él ha expresado que “la moda debería ser algo eterno”. Hay un clamor creciente entre los consumidores por un enfoque más consciente, tanto en términos de producción como de compra de prendas.
España tiene un potencial inmenso en el ámbito de la moda, un mosaico cultivado de estilos y tradiciones que, cuando se aprecian (y se llevan) adecuadamente, pueden crear un espléndido tapiz de creatividad y autoexpresión. Si bien vestimos bien en general, la clave está en encontrar un balance, en suprimir lo superfluo y en recordar que cada prenda que elegimos debe contar una historia, reflejar quiénes somos y celebrar nuestra rica herencia cultural.
Con una voz joven y audaz, podemos aspirar a un futuro de moda que no solo sea bello, sino también consciente, auténtico y, sobre todo, nosotros mismos.
8.- ¿Quiénes son las mejores gurús que marcan tendencia al vestir en España?
Cuando se trata de identificar a las mejores gurús que marcan tendencia en el vestir en España, es fundamental reconocer que la moda es un campo en constante evolución, donde la influencia puede provenir de diversas fuentes: desde diseñadores consagrados hasta personalidades mediáticas. En este contexto, algunas figuras brillan con luz propia, guiando el camino de miles de seguidores hacia un estilo auténtico y contemporáneo.
Una de las figuras más destacadas en la moda española es, sin duda, la influencer y diseñadora Dulceida. Su impacto en el mundo de la moda va más allá de las simples siluetas; ella ha sabido transformar su presencia en redes sociales en una plataforma inspiradora. Al decir que “la moda es la expresión de lo que sientes”, encapsula perfectamente su enfoque sobre cómo la vestimenta puede ser un reflejo del estado emocional de una persona. Dulceida no solo ofrece estilo, sino que también transmite autenticidad, recordándonos que cada uno de nosotros debe encontrar su propia voz en el vasto universo de la moda.
Otra personalidad que marca tendencias es la bloguera y empresaria Sara Carbonero. Su estilo fresco y natural ha conectado con el público, convirtiéndola en un referente de elegancia que desafía lo convencional. Como ella misma ha manifestado: “La moda no tiene que ser un peso; debe ser un juego”. Esta reflexión subraya su enfoque relajado y accesible hacia la moda, mostrando que el verdadero estilo no se trata de seguir reglas estrictas, sino de divertirse y experimentar.
No podemos olvidar a Ana de Armas, cuya ascendente carrera en el cine también ha estado acompañada de un notable sentido de la moda. Desde sus apariciones en la alfombra roja, hemos podido apreciar su capacidad para mezclar lo clásico con lo contemporáneo. Yves Saint Laurent dijo acertadamente: “La moda es arte y, como tal, debe evacuar los sentidos”, y Ana ha logrado capturar esto a través de su elección de vestidos que no solo son visualmente impactantes, sino que también cuentan historias.
En el ámbito de la moda más tradicional, Cristina Rodríguez es otra gurú que merece ser mencionada. Su papel como jurado en programas de televisión y su trabajo como estilista han sido esenciales para educar al público sobre el buen vestir. Su mantra, “La moda es la mejor arma para expresar quién eres”, invita a todos a ver la vestimenta como un medio mediante el cual pueden exhibir su esencia personal.
La icónica Paloma Cuevas, conocida por su estilo elegante y sofisticado, representa el ideal de la mujer española que se viste con gracia y elegancia. Como dijo Coco Chanel: “La moda es arquitectura: es una cuestión de proporciones”, y Paloma ha encarnado perfectamente esta máxima, creando looks que resaltan la figura con una elegancia atemporal.
Por último, no podemos ignorar el impacto de las casas de moda españolas, como Balenciaga (actualmente del grupo Kering, propiedad de François-Henri Pinaud) y Delpozo, cuyos diseñadores crean tendencias que no solo marcan la pauta en España, sino que trascienden en todo el mundo.
A modo de conclusión, cabe decir, que las gurús de la moda en España son figuras que no solo se preocupan por las tendencias, sino que también educan y empoderan a sus seguidores para que encuentren su propio estilo y voz. Como el famoso diseñador Alexander McQueen afirmaba: “La moda debe ser un refugio para el rebelde”, y estas inspiradoras personalidades son prueba de que la moda es, en efecto, un vehículo para la autoexpresión y la autenticidad. Cada una de ellas, a su manera, se convierte en un faro de luz en el vasto océano de la moda, guiando a otros hacia nuevas y emocionantes formas de vestirse y presentarse al mundo.
9.- ¿Se atreve a mencionar nombres de personas que considere elegantes, tanto mujeres como hombres?
La elegancia puede adoptar muchas formas; a menudo se manifiesta a través de la moda, pero su verdadero significado se encuentra en la capacidad de impactar y transformar la vida de los demás. Para mí, tres mujeres brillan como ejemplos claros de esta elegancia profunda y auténtica: la madre Teresa de Calcuta, la Princesa Diana de Gales y la Reina Fabiola de Bélgica. Cada una de ellas, a su manera, ha encarnado un ideal de gracia, compasión y dedicación a la humanidad.
La madre Teresa de Calcuta, con su inquebrantable compromiso hacia los menos afortunados, nos enseñó que la verdadera elegancia reside en el servicio y la dedicación al prójimo. Su famoso hábito blanco con bordes azules no solo era un símbolo de su orden religiosa, sino que también representaba su misión de amor y servicio. Este atuendo, austero y sencillo, comunicaba un mensaje profundo de humildad, recordando que la elegancia no proviene de la ostentación, sino de la pureza de corazón. Ella decía: "No siempre podemos hacer grandes cosas en la vida, pero sí pequeñas cosas con gran amor". Cada gesto, cada acción, vestida con esa simplicidad, llevaba consigo una grandeza que impactaba a todos los que la rodeaban.
La Princesa Diana de Gales, conocida como la "Princesa del Pueblo", personificó la bondad y la empatía, y su guardarropa se convirtió en un símbolo de su carácter. Entre sus prendas icónicas, se destaca el vestido negro "veneno" que lució en 1994, un espectacular traje que transmitía el mensaje de que no se quedaría sentada frente a las acciones del entonces príncipe Carlos, que transformó su imagen de realeza a un símbolo de poder personal. La forma en que combinaba elegancia clásica con toques de modernidad reflejaba su espíritu fuerte y su deseo de conectar con la gente común. Diana, a menudo, optaba por vestidos que realzaban su figura y facilitaban su conexión emocional, recordándonos que "Hago lo que puedo, con lo que tengo, donde estoy".
Por su parte, la Reina Fabiola de Bélgica también dejó una huella imborrable en la moda y la elegancia. Su estilo era conocido por ser un bello equilibrio de tradición y modernidad. En particular, el vestido de seda que lució en su boda con el Rey Balduino en 1960 es un excelente ejemplo de su elegancia atemporal. Este vestido no solo simbolizaba su papel como reina, sino también su compromiso con el legado cultural belga. En sus palabras: "La belleza del corazón es una joya que nunca se pierde", se refleja su creencia de que la elegancia se asienta en la bondad y la autenticidad.
Juntas, la madre Teresa, la Princesa Diana y la Reina Fabiola representan tres facetas de una elegancia que trasciende la moda. Son ejemplos perdurables de cómo la verdadera belleza radica en actos de amor, en la dedicación al servicio y en un compromiso sincero hacia los demás.
Sus vidas nos enseñan que el impacto duradero que dejamos a nuestro paso es, en última instancia, lo que define nuestra elegancia. A través de sus acciones y palabras, cada una ha tejido un legado de inspiración.
Como afirma la madre Teresa: "La paz comienza con una sonrisa", recordándonos que cada pequeña acción cuenta. Diana nos recuerda que el amor y la humanidad pueden transformar nuestro entorno, mientras que Fabiola nos enseña que la elegancia va de la mano con el compromiso social. Estas tres mujeres, con su autenticidad y fuerza inquebrantable, son el verdadero epítome de la elegancia que nos inspira a todos a aspirar a ser mejores, a vivir con propósito y a servir con amor. En sus vestimentas y en sus corazones, llevan una narrativa que todos debemos recordar y celebrar.
Entre las mujeres más elegantes también se encuentran Audrey Hepburn, cuya elegancia radicaba tanto en su estilo icónico como en su compromiso humanitario. La forma en que personificó la gracia y la gentileza me inspira a apreciar la belleza interna. Coco Chanel revolucionó la moda al introducir un estilo que enfatizaba la comodidad y la libertad, recordándome que la verdadera elegancia reside en la autenticidad y la innovación.
La Reina Letizia, con su sofisticación y estilo contemporáneo, combinados con su enfoque en causas sociales, representa una elegancia moderna que admiro profundamente. Maria Vidaurreta inspira a ser creativa y auténtica en mi propia forma de vestir al mezclar lo clásico con lo contemporáneo. Grace Kelly, con su belleza clásica, y Jacqueline Kennedy Onassis, con su estilo atemporal y gracia natural, son íconos que me inspiran a valorar la elegancia que viene con la confianza.
La Begun Salima, con su estilo único e innovación en la moda, reflejaba un enfoque audaz que me motiva a ser valiente en las elecciones. Bette Davis, Princesa Beatriz de Orleans, Michelle Obama, Carla Royo Vilanova, Carolina Andrada,
Penélope Cruz, Ana Patricia Botín, Paloma O Shea, Pilar De Gregorio, Sara Carbonero y Wallis Simpson, Duquesa de Windsor, son también ejemplos de elegancia que reflejan la diversidad de estilos y la belleza interna.
En cuanto a las mujeres menos elegantes, considero a Camilla, actual esposa del rey Carlos de Inglaterra, cuyo estilo a menudo se siente forzado y carece de la autenticidad que considero esencial en una figura pública.
La Reina Isabel II de Inglaterra, aunque su longevidad fue admirable, su elegancia dejaba mucho que desear. Belén Esteban se enfoca más en el espectáculo que en la sustancia. Tamara Falcó y las hermanas Campos, junto a María del Monte, Kim Kardashian, Lady Gaga, Cristina de Borbón, Marta Sánchez, Cristina Pedroche, Mila Ximénez y Victoria de Marichalar, son figuras que, aunque tienen su propio estilo, a menudo carecen de la autenticidad necesaria para representar la verdadera elegancia.
Respecto a los hombres más elegantes, George Clooney, Leonardo DiCaprio, Iker Casillas, David Beckham, Jaime de Marichalar y el Rey Eduardo
VIII, Duque de Windsor, son ejemplos de cómo la elegancia puede ser atemporal y auténtica.
En contraste, entre los hombres menos elegantes se encuentran Kiko Rivera, Pocholo Martínez Bordiu, Bertín Osborne, David Delfín, Miguel Bosé, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Donald Trump, Rey Carlos Ill de Inglaterra, Boris Johnson, Elton John e Iñaki Urdangarin, quienes a menudo carecen de la sofisticación que considero esencial para la elegancia.
Para finalizar quiero añadir que la elegancia es un concepto subjetivo cuyo significado puede variar según la cultura y las percepciones individuales. Estas listas representan opiniones comunes en el ámbito cultural y mediático, pero cada figura mencionada tiene su propio valor y merece respeto. La moda es un medio de expresión personal y, al final, todos tenemos nuestro propio estilo.
10.- ¿Tiene planes de seguir aumentando su colección de alta costura? ¿Dónde considera que se encuentran las lagunas en su colección actual?
Desde mi trayectoria en el mundo de la alta costura, he tenido la suerte de reunir una colección que ahora asciende a cerca de 900 piezas, muchas de las cuales encierran una historia única, una emoción vibrante y, en muchas ocasiones, una conexión personal. A medida que miro a mi alrededor, cada vestido, cada traje, se convierte en un portal al pasado, un eco de épocas y emociones que me han formado a lo largo de los años. Pero la búsqueda de la excelencia no se detiene aquí; mi deseo por añadir piezas a esta colección es tan ardiente como el primer día que empecé.
La alta costura es un arte íntimo, una danza de hilos y telas que desafían las corrientes del tiempo. Como bien dijo el célebre diseñador Yves Saint Laurent: "La moda es un lenguaje que crea un sentido de pertenencia". Así, cada prenda en mi colección es más que un simple objeto; es la voz de aquellos que la han vestido, un testimonio de su historia, de sus vivencias y de un camino recorrido. A pesar de haber acumulado una variedad notable de creaciones, reconozco que aún hay lagunas en mi colección que anhelo completar.
Entre estas lagunas se encuentran piezas icónicas que no solo son representativas de momentos en la historia de la moda, sino que también son símbolos de innovación, ruptura y cultura. Christian Dior decía: "La moda es la imprenta de la historia" y es a través de piezas como un vestido de la famosa colección "New Look" de Dior o una obra de Balenciaga que se puede rastrear la evolución del estilo y la liberación femenina. Cada una de estas prendas icónicas tiene el potencial de aportar un nuevo capítulo a mi propia historia en la moda.
Sin duda, algunos de los nombres que más admiro en este ámbito han creado obras que son verdaderas joyas. Por citar a Coco Chanel, su frase: "La moda pasa, el estilo permanece" se hace eco especialmente en mí. Ser capaz de atesorar y preservar estas piezas es como tener una colección de recuerdos vivos que nos informan y nos inspiran, manteniendo la esencia de aquellos que han hecho avanzar la moda.
Al continuar mi búsqueda, me siento como un explorador en un vasto océano de creatividad e historia, donde cada nueva adquisición no solo es una adición a mis recursos, sino también una ampliación de mi mundo. Gabriel García Márquez, el Nobel de literatura, dijo: "El corazón tiene más cuartos que un hotel". De manera similar, mi corazón está lleno de habitaciones donde cada traje cuenta su propia narrativa, y cada nueva pieza que añada será un nuevo huésped en este hotel de recuerdos.
Sé que hay muchas direcciones en las que puedo ir. La alta costura es un campo vasto, con diseñadores contemporáneos que también están dejando una marca indeleble en la historia. En estos momentos, miro con especial interés las obras de diseñadores emergentes, quienes, al igual que los grandes maestros, están desafiando las normas y creando un lenguaje nuevo en la moda. La incorporación de estas piezas contribuirá a que mi colección no solo sea una representación del pasado, sino también una ventana al futuro.
El arte de la moda es una conversación continua, y al seguir aumentando mi colección, creo que no solo estoy haciendo un trabajo de curaduría de arte, sino también un esfuerzo por rendir homenaje a la evolución de la humanidad a través de la indumentaria. Las lagunas que espero llenar son, en esencia, oportunidades para seguir aprendiendo y creciendo.
Con cada prenda que sumo, no solo estoy construyendo un legado, sino también transmitiendo un mensaje. En palabras de Isabel Allende, "La historia se cuenta a través de historias". Al continuar aumentando mi colección de alta costura, espero contar una historia rica y multifacética sobre la moda y su impacto en nuestra sociedad, una historia que trasciende el tiempo y las tendencias, y que celebre la belleza de la autoexpresión.
Así, mi viaje en el mundo de la alta costura continúa, con la emoción de los descubrimientos que están por venir, y la promesa de que cada nueva pieza que añada a la colección será un capítulo más en esta narrativa vibrante y cautivadora que he tenido el privilegio de escribir.
Vestido de gala en raso grueso azul violáceo. Bordados en pailletes nacaradas y perlas. Diseñador: Cristóbal Balenciaga. Año: C. 1.963
Falda pareo en organza blanca con bajo con greca adornada con bordados e incrustaciones de strass blanco. Blusa en organza con asimetrías. Diseñador: Gianfranco Ferré. Año: C. 1.992
Vestido de cocktail en raso azul cobalto con “mandil” a juego. Falda evasé con gran
volumen de frunces en la espalda. Diseñador: Christian. Dior. Año: C. 1.947
Traje de noche para presentación en sociedad de tul ilusión blanco. Escote barco ,
cuerpo drapeado con ballenas forradas de tul en trenza a juego con el escote. Falda con
cuatro capas de tul. Diseñador: Isabel Lines. Año: C.1.953.