sábado, 17 de octubre de 2009

Nuria Salvador fabula la Jamaica española del XVII en una novela histórica

EL TABLERO DEL MUNDO
Nuria S. Salvador
Editorial Roca
Barcelona, 2008 (472 pags)


Julia Sáez-Angulo


Una novela histórica que transcurre en la Jamaica española del siglo XVII. El libro comienza con la toma por parte de los ingleses de la isla de Jamaica, en mayo de 1655, lo que provoca que el futuro de la rica niña Inés cambie por completo, al perder hacienda, familia, esclavos. Lo que prometía ser una vida de señorita bien y acomodada pasa a ser una historia de lucha por la vida.
Una historia romántica, bien documentada en el tiempo y en el espacio en el que transcurre. Inés Aranda, una muchacha acaudalada, hija de los dueños de una gran hacienda y plantación, se prepara para casarse. Las pruebas del traje de novia forman parte del primer capítulo. Todo es riqueza y grandes esperanzas de dicha y fortuna, cuando de pronto irrumpen los corsarios y arrasan todo, propiedades y personas... Inés ha de recomponer su vida, aprende a asumir humillaciones y a luchar por la subsistencia. La vida no tiene retorno. El trabajo es la manera redentora de salir adelante. El pasado es sólo una quimera que se fue. El presente se impone con la fuerza de los hechos. Nada es igual porque la vida es un continuo movimiento.

Nuria Salvador (Madrid, 1972), la autora, ha sabido encontrar escenarios hermosos y adecuados para la trama, en el Caribe, Inglaterra y España. Los personajes son atractivos y captan al lector. El vestuario, los objetos, los modos y maneras dieciochescos, están bien tratados con el vocabulario preciso. La escritora ha llevado a cabo un buen trabajo de campo, para contar una historia que gusta, entretiene y documenta. Los cambios sociales en Europa y América son claves en el período que transcurre la novela. La libertad, como conquista necesaria en cada época, se hace patente también en esta.

Escritora joven y prometedora, Nuria S. Salvador ha sabido hacer un libro interesante, con ingenio, dosificando la intriga que va a invitar a los lectores a seguir adelante. Un libro colorista y sensual donde se llegan a percibir los olores y colores de un escenario exuberante. El amor será el cordón umbilical que dé emoción a lo narrado. El amor como motor de vida y redención. Entrañables los personajes de Inés, la protagonista, y de Manini, su esclava negra. Curiosas las relaciones de ambas, anteriores y posteriores a la invasión y captura de los corsarios.

“Cotilla armada de ballenas para aplastar el vientre y los pechos, armazón de madera, alambres y hierros unidos por cintas para realzar exageradamente las caderas; sobre estos, enaguas, polleras y faldas interiores, que se cubrían a su vez con la falda exterior, guardainfantes y jubones de vistosos colores; la valona rodeando en el escote sobre los hombros; los adornos para el pelo y los broches en el vestido complementaban el atuendo que las mujeres de la alta sociedad sufrían. Vestidos que venían de la fría Europa, muy poco apropiados para el asfixiante clima del trópico”. Este es uno de los párrafos de El tablero del mundo, en su primera página, que da idea del cuidado ambiente de la novela.

En suma un libro que vale la pena leer; una novela histórica bien ambientada y documentada en medio de tanta decepción que se encuentra en el género más solicitado en narrativa. Una novela que valdría la pena llevarse al cine.

Paulina Parra indaga en su pintura sobre la Moiras



Paulina Parra, artista visual


Julia Sáez-Angulo

        17.10.09.- Madrid .- De ascendencia colombiana y venezolana, partida de nacimiento en Caracas (1969), doble nacionalidad hispano-colombiana y residente en Madrid, Paulina Parra sorprendió hace unos años en la capital de España con una exposición titulada Estados del corazón en la que ofrecía pintura, dibujos, fotografía, objeto-esculturas, video e instalaciones, con toda clase de soportes y materiales. Su valía de artista emergente pasó a reconocida en la feria internacional de ARCO y en la Tertulia Ilustrada madrileña. Actualmente está ya acendrada su valía como lo pone de manifiesto su presencia en ferias internacionales.

Hace dos años mostró la segunda parte del desarrollo de su serie “Estados del corazón”, al tiempo que su primera se expuso en Barranquilla (Colombia) y se exhibirá en un futuro en el Museo de Bellas Artes de Bogotá y el Espacio BMV de Caracas. Su próxima exposición madrileña tendrá lugar en la galería Tribeca.

“Ahora estoy experimentando con el mundo de los textiles, un territorio donde hay mucho por explorar. América latina es un yacimiento rico en este género”, dice la autora. Ahí están los resultados que logró Anni Albers, mirando los maravillosos tejidos de México o del Perú. La exposición actual de “Textiles paracas” en el Museo de América de Madrid, que antes estuvo en Londres, es una fuente infinita de sugerencias. El interés de paulina va más bien por el tejido que los reposteros o sobrepuestos.

“Tampoco me olvido de la “alquimia” constante en el campo de la fotografía”. El fotoshop le permite manipular las imágenes píxel a píxel como si fuera un pincel, de esta manera se consiguen resultados sorprendentes. También manipulo las fotos con pintura, siguiendo el magisterio de Richter, pero desde otros planteamientos. Confío mucho en esta línea de trabajo. Me estoy centrando últimamente en el tema de las Moiras, las tres diosas griegas del destino: Cloto, Láquesis y Átropos; se les llama también “diosas de la muerte” pues al morir se acaba el destino de las personas.”

Paulina Parra tiene amplio y nuevo estudio fuera de su domicilio, lo que le permite actuar con más holgura. “Me aíslo mejor; trabajo con más comodidad y menos peligro, pues lo hago con mascarilla porque los materiales que manejo son con frecuencia tóxicos y hay que ser prudentes”.



Platón, Pitágoras, Marguerite Yourcenar

Mujer de lecturas, Paulina Parra trabajó en su día con alusiones a la obra de Marguerite Yourcenar y así lo expuso en su primera muestra, o con referencias a las “Cartas a Theo” de Vang Gogh. En una de las series de gran formato de sus comienzos, donde el letrismo y los números tenían protagonismo claro, aparecían palabras alusivas a filosofías y nombres griegos: Platón, Pitágoras... “El artista necesita nutrirse de pensamiento, dialogar con otros creadores, sean escritores o compositores de música, vivir, viajar... todo ello enriquece la creatividad plástica”, explica la autora.

“De mi reciente viaje a Marruecos he traído cientos de fotografías, muchas de ellas referidas a la mujer con velo y sin velo... Hay en ellas un juego conceptual muy sugerente que me interesa y al que iré dando forma definitiva”, añade Paulina Parra. El tema, el asunto o concepto, de la mujer es algo que le seduce partiendo de la condición femenina y de la contradictoria situación social que se encuentra en las diferentes sociedades. La artista muestra con frecuencia sus fotos sobre planchas de aluminio porque le gusta el resultado visual de las mismas.

Con poliéster, Paulina Parra ha creado sus estados del corazón, algunas veces de apariencia orgánica –nunca pop- a base de alternar el rojo caliente y encendido con el transparente del hielo en metacrilato. Frozen to Death es el apartado II de los estados del corazón, o lo que es lo mismo, “Corazones helados hasta la muerte”. La autora habla del “corazón protegido por la armadura del hielo, del no sentir para no sufrir, sin reparar en que no sentir es no vivir. La vida queda suspendida en el hielo. El latir cesa y el corazón está vivo aunque parezca muerto. Frío, insensible, ausente de la propia vida. Incapaz de dar y recibir. Hielo, armadura de doble filo; protege y mata a la vez”, explica. Metáfora de los sentimientos graduales de los hombres en su paso, decepción y resurrección por la vida. La tercera parte de “Estados del Corazón”, llevará de nuevo a la plenitud y la esperanza; la artista la prepara para más adelante, en medio de un paréntesis que investiga y crea con textiles y fotografía.

Diccionario útil para conocer el Islam, por Luz López García

Diccionario de Islam e islamismo
Luz Gómez garcía
Espasa Calpe; P.V.P. 29,90 Euros
Madrid, 2009 (412 pags)


Julia Sáez-Angulo

El Islam, el islamismo y lo islamista interesan porque se hacen presentes con su historia, emigración, su hermosa cultura y su terrible contracultura, fundamentalmente la terrorista, por ello es muy útil y conveniente este diccionario que aclara todos los términos y vocablos con su ambigüedad o sus matices. La arabista madrileña Luz López García ha sido la autora de este volumen editado por Espasa Calpe.

Mientras en Caixa Forum Madrid se exhibe la exposición sobre los tesoros artísticos del Islam en las colecciones del Aga Khan, que serán el núcleo de un futuro Museo en Toronto, Luz López, especialista en el discurso islámico y sus contextos culturales, nos deja un amplio diccionario que clarifica las noticias de actualidad donde el matiz es la clave.

La idea central ha sido la de proporcionar una perspectiva clara y multidisciplinar del Islam de nuestros días, un mundo complejo y diverso en el que convergen la religión, política, cultura y modos de vida. El Diccionario rellena definitivamente un vacío necesario en el choque de civilizaciones donde el interés y el conflicto se enfrentan y se dan la mano al mismo tiempo.

Las entradas de este Diccionario monográfico viene n de los principales periódicos españoles que, a su vez, proceden de términos propios del cuerpo lingüístico islámico, cuyo significado se ha tomado de las lenguas originarias, principalmente del árabe y del persa.

El Diccionario presentado por orden alfabético, con términos no recogidos por el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, vienen acompañados de la grafía de la lengua de origen. Además, el volumen ofrece una serie de apartados que ayudan al lector en la búsqueda de los temas o épocas de su interés, así como de las fechas, lugares y otras referencias básicas. El primero de los apartados es una completa cronología de los hechos más relevantes de la historia del Islam, desde sus inicios (610 d. C.) hasta nuestros días. El segundo es una bibliografía extensa sobre teología, filosofía, derecho, historia y diversidad cultural, de acuerdo con las distintas áreas geográficas.

Por otro lado, no olvidemos que más de veinte mil vocablos del castellano proceden del árabe, una proporción pequeña respecto al latín, pero interesante a tener en cuenta.



Homenaje al acuarelista Ismael de Osma en el Torreón de Atocha



Ismael de Osma
Julia Sáez-Angulo

       17.10.09 .-Madrid .- El acuarelista madrileño Ismael de Osma (1911 - 2001) ) ha sido objeto de un homenaje con motivo de una exposición de sus acuarelas en el Torreón de Atocha de Madrid. En el acto estuvieron presentes, entre otros personajes de la cultura, Guía Boix, Alfonso Sebastián, Adelina Covián y Alfonso Arteseros. La presentación corrió a cargo de Rafael Flórez, el Alfaqueque de Madrid, que conoció y trató al acuarelista. La hija del artista, Cuchi de Osma, también pintora, agradeció el homenaje a su padre.

Era un esteta. Un pintor cuya técnica preferida era la acuarela. Un artista que, con la acuarela, llevaba a cabo su tarea profesional como diseñador de muebles e interiores y, como dibujante, de los paisajes más interesantes que divisaban sus retinas.

Como diseñador creaba ambientes confortables palaciegos o burgueses. Cuando se miran esos bellos ambientes dibujados e iluminados con su pintura al agua, se contemplan elegantes cortinas; preciosos aparadores, cómodas o mesas de marquetería; cómodos canapés; nunca falta una jamuga, como si este asiento español fuera el sello particular de la firma D´Osma. Todo ello bien situado en un ambiente que envuelve y ambienta el espacio representado. La mirada invita a hospedarse, a habitar la acuarela del pintor Ismael de Osma.

Duques, marqueses, condes y barones se beneficiaron de su buen gusto y, en su ausencia, dejaban seguros los palacios al artista para que trabajara a su gusto, para que renovara el interiorismo con su estilo; para que enriqueciera sus estancias con las telas de cortinajes o tapicerías adquiridas en París, o los muebles supervisados con esmero por él mismo y encargados a sus ebanistas.

Acuarelista de Madrid y sus alrededores

Además están sus acuarelas pintadas libremente, sin la petición de encargo. Pintaba Madrid, su ciudad, y sus alrededores –sobre todo la sierra- con pasión morosa. Buscaba lugares bellos, monumentos históricos, rincones pintorescos… Más que acuarelas de pura mancha, lo eran dibujadas e iluminadas con el color acuoso del pigmento. Allí estaba presente la fuerza y dominio del dibujo ejercitado en sus diseños, la línea que conforma la arquitectura y ayuda a crear volúmenes y perspectiva.

Ismael de Osma era hombre sociable; persona de amigos y de tertulias. Le gustaba compartir encuadres plásticos urbanos o rurales con otros colegas, como Manolo M. Lamadrid, o palabras y risas con Rafael Flórez, El Alfaqueque madrileño que lo recuerda con especial simpatía.

Su propia casa era admiración de amigos y visitantes. Residía en un ático luminoso, -como corresponde a un artista- en el barrio de Chamberí. Llamaba la atención por su novedad respecto a lo habitual en España, por su buen gusto, que recordaba de alguna manera a lo que se veía y se soñaba en las revistas de decoración.

Ismael de Osma fue un personaje exquisito: un esteta, un acuarelista de pro, un diseñador exigente en la belleza y la calidad. Se retiró justo a tiempo, después de una vida creativa. Se retiró cuando empezó a ver que su mundo de belleza se desmoronaba, que la exigencia iba bajando en los clientes, que se acudía al mobiliario de serie sin pudor alguno… Él no había nacido para ver esa decadencia. El “pret-a-porter” de la decoración en las casas chocaba con su alto concepto del estilismo y la belleza. Cerró su establecimiento y sus últimos años fueron dedicados por entero a la pintura. La acuarela de exteriores ganó un maestro. Sus obras lo atestiguan.

Santiago Barrio, investigador de vidrieras antiguas





Julia Sáez-Angulo

Vive en lo alto de los montes de la sierra de la Demanda, en la Rioja. Un paraje paradisíaco a las afueras del municipio de Estollo, donde la casa, el taller y la sala de exposiciones ocupan un amplio espacio, en medio de una fértil vegetación y el silencio circundante que invitan a Santiago Barrio a la creatividad como artista vidriero. Son centenares los vitrales de catedrales, iglesias, ermitas, palacios y casonas que han pasado por sus manos, unas para restaurar y otras para reponer. Del arte del vidrio lo sabe todo y eso se refleja en sus archivos bien argumentados, acordes con su excelente biblioteca especializada. Se considera "el último discípulo de la escuela francesa de Maumejean".

El trabajoque le absorbe más tiempo en estos momentos es la localización, inventario y catalogación de todas las Vidrieras de La Rioja, por encargo de la Consejería de Cultura. “Es una tarea que llevo a cabo siguiendo los valles de los ríos que atraviesan la región”, explica el artista vidriero, orgulloso de algunos de sus hallazgos como la vidriera renacentista del convento de monjas en Casalarreina. “Se trata de un escudo heráldico de cardenal con el capelo y las cuatro borlas, con el apellido de los Velasco, jaquelado de cinco y siete órdenes, ocho de oro y siete de veros. Es una rareza y un milagro que se conserve. Me eché a llorar de la emoción cuando la vi”

A Santiago Barrio (Villafranca de los Montes de Oca. Burgos, 1949) le ayuda su hijo Nuño con el que actualmente trabaja en una gran vidriera de nueva creación sobre San Blas, obispo de Sebaste, porque este año es el prior de la cofradía del santo. Junto a ella, en otra mesa, restaura una vidriera neoclásica de la logroñesa iglesia de San Bartolomé, de la que resalta la perfección del dibujo de los rostros en el vidrio. “Miré: la fechoría un tiro de perdigón”, se lamenta.

Barrio ha expuesto sus obras en sitios de prestigio como el Centro Internacional de Vidrieras en Chartres Francia), la Real Academia de San Fernando (Madrid), la catedral de Santo Domingo de la Calzada –que en 2009 celebra año jubilar-; en el monasterio de San Millán, en la Fundación Santander... El gran teórico de la vidriera en España, el historiador Víctor Nieto Alcalde, cita a este artista vidriero como uno de los mejores de la escuela centroeuropea

“La vidriera es cristal y plomo y hay que dar protagonismo a ambos materiales. Los modernistas catalanes esconden el plomo, pero yo no porque ayuda a mejor dibujar y sostener. Siempre huyo del perifollo mediterráneo; mi formación es más centroeuropea”, aseguro Barrio al tiempo que muestra sus piezas abstractas en la sala de exposiciones que tiene en su propiedad. “Son abstracción de lo concreto”, subraya. Recientemente ha trabado en un biombo de encargo para unos norteamericanos de Colorado. También en dos homenajes, uno a Matisse y el otro a los viejos vidrieros. El primero surgió a raíz de la contemplación de un retrato fauvista del francés en el Museo del Hermitage en San Petersburgo.

“Rouault era un artista hijo de vidriero, como yo, y eso se nos nota a la hora de trabajar. Hay que tener arte y oficio para que las obras sean de uno al cien por cien”, recuerda Santiago Barrio, para quien la restauración de vidrieras históricas es sagrada: “Ha que actuar con espíritu de conservador y mantenimiento para al menos otros doscientos años, sin añadir nada propio porque iría contra la lectura histórica. En la vidriera, el aporte es la misma obra, el pasado”.

“El modernismo llegó a las vidrieras de La Rioja a través de la filoxera y, por tanto del vino. La mayoría de las vidrieras que se conservan son del XIX o principios del XX, de las escuelas francesas de Maumejean (Pau) y Dagrande (Burdeos)”, explica Barrio, orgulloso de su arte y oficio. “Un trabajo de cientos de años que ha dado joyas en la Historia del Arte”.


Gabino Amaya y Rencoret pintan la mitología grecolatina



Julia Sáez Angulo

Dos artistas españoles de nuestros días, Gabino Amaya (Madrid, 1961) y Juan José Rencoret Establiet (Sanlúcar de Barrameda, 1967) abordan la mitología greco-romana desde parámetros diferentes en su respectiva pintura. Ambos han expuesto recientemente en Madrid y Andorra respectivamente. Dos nombres más que se incorporan a la generosa nómina de artistas seleccionados por la profesora de Latín, Dolores Gallardo, de la Universidad Complutense, que imparte la asignatura de Mitología en Artistas Contemporáneos y prepara un libro al respecto.
Rencoret ha mostrado una serie con los grandes dioses del Olimpo, en los que las figuras son retratos de diferentes modelos de su entorno, por lo que la obra tiene un valor referencial al tiempo que plástico. Los cuadros de gran formato –superan el metro y medio de altura- están pintadas al óleo y se caracteriza por ser muy dibujísticas con infinidad de detalles que van haciendo guiños al espectador con los distintos símbolos de la divinidad o anécdotas de tipo humorístico. La exposición tuvo lugar en el Espacio del Teatro Alcázar a través de la galería riojana Martínez Glera.

La serie pictórica se denomina En el espejo de los dioses y representa a Cronos, Zeus, Atenea, Ares, Apolo, Artemisa, Afrodita, Hestia, Deméter, Poseidón, Hades, Hefesto y Dionisos. Un amplio catálogo con ficha catalográfica de cada uno de los cuadros ilustra sobre estas deidades que han caído en desuso de creencias pero que guardan todo su valor iconográfico y simbólico. No olvidemos que la mitología es la cristalización de las conductas de los hombres y la grecorromana, en su riqueza, registra todos los sentimientos y actuaciones posibles.

Gabino Amaya por su parte, ha llevado a cabo cuadros de mayor formato (200 x 200 cm.) en los que representa fábulas clásicas de la mitología de Hesiodo como “Las tres Gracias”; “Las edades de Baco”, “Ícaro y Dédalo”, “Concierto para Venus”, etc. Su admiración por la pintura del siglo XVII, venida de sus numerosas visitas al Museo del Prado, hace que su pincelada sea sabia y jugosa; brillante, su sentido ocupacional del cuadro; audaz, la aplicación del color. Su gusto por el desnudo hace que cuide con verdadero esmero las carnaciones de sus figuras, esencialmente femeninas. Gabino Amaya –nieto del escultor del mismo nombre- tiene obras, no precisamente mitológicas, en el Museo de la catedral de la Almudena en Madrid.

La mitología greco-romana ha dado y sigue dando gran juego iconográfico en el mundo de las Bellas Artes; un cordón umbilical que no se acaba nunca y al que no escaparon las vanguardias históricas de primeros del XX, no en balde nuestra civilización tiene raíces greco-latinas y judeo-cristianas que se entrecruzan

Más información: http://www.gabinoamaya.blogspot.com/
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Pedro Sandoval y su sólida colección de arte latinoamericano




Julia Sáez-Angulo

Pedro Sandoval, nacido en Caracas y residente en Madrid con su doble nacionalidad hispano-venezolana, es un cotizado pintor abstracto que cuenta a su vez con una importante colección de arte latinoamericano en la capital de España. Buena parte de la misma la hizo en su país de origen y ahora continúa incrementándola en Madrid.

“El arte latinoamericano ha dado figuras clave en el arte del siglo XX y de una manera muy particular en Venezuela, con un nombre singular y decisivo como Armando Reverón, el “inventor de la luz” del que hoy día no es fácil conseguir obra”, dice Sandoval. “A este artista hay que sumar los nombres decisivos del constructivismo como Jesús Rafael Soto, Carlos Cruz Díez, Omar Carreño o Pedro Barreto, de Venezuela o Julio Le Parc de Argentina. En el cinetismo también hay nombres fundamentales latinoamericanos”.

El artista señala con orgullo una gran escultura en madera de Pedro Barreto, así como otras dos en bronce del cubano Agustín Cárdenas y del argentino Antonio Seguí. “Putita con carterita” es el título de una escultura de Fernando Botero, también en la colección de Pedro Sandoval.

No conviene hacer guetos

Sandoval no es partidario de que los artistas latinoamericanos se presenten aislados en un museo como si fuera un gueto, sino dentro de las corrientes y movimientos del arte contemporáneo que les corresponda, pero sí entiende que algunos coleccionistas puedan reunir conjuntos regionales como es el caso de América Latina. De hecho, las subastas neoyorquina suelen hacer lotes aparte con los artistas latinoamericanos porque hay colecciones especializadas en este sentido. El escritor argentino Damián Bayón fue un buen teórico del arte latinoamericano.

Los nombres de la colección latinoamericana de Sandoval se suceden: Agustín Cárdenas; Juan Cárdenas, “de este tengo un gran autorretrato en mi dormitorio”; Héctor Poleo, “otro artista venezolano ilustre”, Mateo Manaure; Jacobo Borges “con su nueva figuración” José Luis Cuevas; Jesús Guerrero “con su particular abstracción”; Adonay Duque; Rufino Tamayo… Junto a todos ellos un buen Dalí, en este caso, español. Una colección envidiable de arte latinoamericano que se va enriqueciendo paulatinamente.

“Blanco frágil” es el hermoso graffiti que puede leerse en uno de los cuadros blancos pintados últimamente por Pedro Sandoval, dentro de su serie sobre la fragilidad del hombre. El artista que alterna su trabajo entre Berlín y Madrid, se ha sumado por derecho propio, no sólo al arte venezolano contemporáneo sino al internacional por la grandeza de su obra que alcanza siempre una escala grandiosa. Recientemente expuso en la célebre Casa de Vacas del parque del Retiro madrileño.






Bernardo Sánchez adapta al teatro "El pisito" de Rafael Azcona

Teatro Marquina
Madrid

Julia Sáez-Angulo 

     17.10.09.- Madrid.- El escritor Bernardo Sánchez Salas, junto a Juanjo Seoane, ha adaptado para el teatro la novela del desaparecido Rafael Azcona. La puesta en escena en el Teatro Marquina de Madrid ha resultado un éxito en las voces de Pedro Olea, Asunción Balaguer, Teté Delgado y Pepe Viyuela. En la gran pantalla fue interpretada en su día por José Luís López Vázquez, Mari Carrillo Concha López Silva, en un guión del propio Azcona. “El pisito” viene a ser la producción numero cien de Juanjo Seoane, por lo que ha querido fijarse en una pieza singular para celebrarlo. Bernardo Sánchez cuenta qué supuso la adaptación: “ Rafael Azcona me pidió que trabajara a partir de las dos escrituras de su novela El pisito, la original de 1957 y la reescritura de 1999. Intenté, de entrada, elegir los personajes y las situaciones que más posibilidades teatrales tenían a la hora de fabricar escenas; dar con una especie de desglose básico. Como me sucedió con El verdugo, gracias a la extraordinaria construcción de las figuras y espacios que realizaba Rafael, lo fundamental ‘sale’ necesariamente. Y desde luego vi que el centro de la acción de la acción debía ser el salón, es una especie de ‘teatro de mesa camilla’, pero lo que rodea la periferia de esa mesa es un mundo doméstico amargo, paradójico, tragicómico. Y universal: El pisito que hemos adaptado Juanjo Seaone y yo podría suceder aquí, o en Inglaterra (y sería una Comedia Ealing), o en Nueva York (y sería una especie de Arsénico por Compasión, pero también podría recordar a El apartamento. Yo siempre he pesando que El pisito de Azcona era el Apartamento español, y de igual calidad dramatúrgica). Ha supuesto conocer a un director, como Pedro Olea (que había trabajado en el cine en varias ocasiones con Rafael), y a una Compañía de cómicos formidable, enamorada de su trabajo. Y ha supuesto trabajar la versión definitiva en colaboración con Juanjo Seoane, impulsor del proyecto, veteranísimo productor (ésta es su producción número 100) y también adaptador de otras funciones anteriormente. Y ha supuesto, sobre todo, recordar que Rafael Azcona vive, que sus fábulas no tienen fecha de caducidad, y que nos contienen en cada diálogo o escena. El escritor asegura que la obra tiene vigencia “absoluta. No ha hecho falta tocar la fecha de la acción –la España de finales de los cincuenta- porque el problema de la vivienda se actualiza solo. Y más en estos tiempos: crisis del ladrillo, aumento de los embargos, hipotecas para toda una vida (incluso para una muerte), dificultad de acceso a la primera vivienda…. El tema no caduca porque consiste en el problema de buscar un lugar para estar en el mundo, y para amarse. El precio de éste y de otros muchos pisitos es la vida. El día del estreno, en un restaurante, una camarera nos dijo que iba a intentar ¡por tercera vez! casarse. Había tenido que anular antes dos veces las boda porque al final no llegaba para la hipoteca. Y estamos en 2009. Rafael también se basó en un caso real ocurrido en Barcelona para escribir El pisito.
Contar de nuevo la historia Sánchez Salas explica qué ofrece el teatro que no lo haga la novela o el guión de cine: “En éste caso, contarles a muchos espectadores y lectores españoles de varias generaciones que ni vieron la película de Ferreri, ni leyeron la novela –y son la inmensa mayoría- una historia que alucinan cuando la ven y la oyen. Y recordarles que España fue así hace dos horas, y que un señor como Azcona la contó en novela y en cine, con dificultades, con suspicacias oficiales, con poco público. Y luego hay unos espléndidos actores que se la representan en vivo, a la cara. A cada escena de El pisito, el público piensa que no se puede ir más lejos: que Rodolfo y Martina no ser casarán, pero cuándo los ven casados se preguntan ¿y qué pasara ahora? ¿y serán capaces de….? Todo son vueltas de tuerca de… la realidad”.
Como profesor de Teoria de la Literatura en la Universidad de la Rioja le pregunto qué opina del enfoque de la literatura por comunidades autónomas. “No sé a qué enfoque exactamente –si idiomático, editorial, premios, etc--- se refiere la pregunta. Pero es algo a lo que no le presto atención. A mí, la literatura me interesa libro a libro, al margen de cualquier otra consideración o circunscripción”.

Ciria expone sus pinturas en un Museo de Arte Contemporaneo en Chile



Julia Sáez-Angulo

El pintor español José Manuel Ciria (1960) expone sus últimos trabajos en pintura bajo el título de “Rare Paintings” en el Museo de Arte Contemporáneo de Chile hasta el 22 de noviembre próximo. El artista está llevando a cabo una muestra itinerante de su obra por diversos museos de América Latina. Hasta ahora lo ha hecho en Buenos Aires y Santo Domingo. La exposición se ha la llevado a cabo en colaboración con la Fundación FIART de Madrid; el curador de la misma es Carlos Delgado

De los artistas surgidos en los 80, Ciria es el más versátil y proteico. Basta seguir el pulso y el ritmo de sus series pictóricas para ver como va mutando en una particular metamorfosis, en la que la abstracción y la figuración se van envolviendo, dando la mano, desgajándose en una suerte de movimiento perpetuo. Formas y color se debaten en sus cuadros; figuras alusivas a la realidad o formas sin referencia alguna que combaten por ocupar el protagonismo del cuadro. Una pintura, la misma pintura de autor, que se va fragmentando en sucesivos cuadros, en diferentes versiones y visiones de una creatividad continuada y casi infinita, como los pliegos del gran mapa del cuento de Borges, de aquel personaje cartógrafo que, en busca de la perfección de su mapa, necesitaba ser cada vez más precso para envolver con él todo el planeta.
La personalidad del pintor Ciria, se traviste en el juego de su pintura; aparece y desaparece en su propia dinámica, con una energía que se traduce en un trabajo indagador y constante, casi como el de un niño juguetón e hiperactivo que temiera la huida de lo entrevisto -por su gran capacidad intuitiva, investigadora y creativa- y lo atrapara de inmediato en la superficie del soporte, lienzo o papel.
¿Que mueve a Ciria a esta elaboración gozosa de la pintura? A la vista atenta y despaciosa de sus cuadros, se intuye que es el íntimo gozo de pintar, su gusto por la elección del color, el arrebato por la aplicación del pigmento o el desahogo en la factura del gesto controlado en las formas. Los temas o trasuntos pictóricos de sus series dinamizan el punto de partida para extraer, de uno o varios aparentes iconos, una morfología de manchas singulares y frenéticas que se turnan, alternan o invaden sin caer jamás en lo modular o la fácil plantilla única.

De la silueta humana a la abstracción

La figura, la silueta del cuerpo humano fue punto de arranque en la obra de Ciria y, aunque en los 90, su paso a la abstracción se hizo rotunda, en algunos de sus cuadros no abandona la idea de la figura humana a base de formas que aluden a masas corporales, homínidos, personajes, muñecos u elementos formales, que insinúan por fuerza al hombre, al cuerpo o al ser humano como elemento de sugerencias. Así sucede, por ejemplo en su cuadro “Figura. Máscara desocupada”, donde se aprecia con claridad un rostro con ojos, boca y orejas algo alarmantes, que mira entre inquieto y asustado. Quizás en este campo se haga realidad lo que algunos historiadores han calificado como la nostalgia del cuerpo humano o la ausencia del hombre en el repertorio del arte contemporáneo.
El cromatismo de Ciria sigue restallando en sus diálogos de rojo y negro junto al blanco y a los ocres matizados. Una suerte de puntillismo, fruto de una sacudida controlada de pincel, a modo de “azar controlado”, suaviza y envuelve la composición, al tiempo que evita la sensación de formas rotundas, recortadas, solas y frías sobre el soporte.
En suma, nos encontramos ante un pintor/pintor. José Manuel Ciria es un artista que apuesta por la pintura, porque cree y ha creído en ella, porque con ella ha sido capaz de atravesar con holgura los escollos duros que trataban de derrocarla. Sabe a fondo de su lenguaje, de sus posibilidades de dicción, de su capacidad de metáfora y de sugerencia cromática, de su eventualidad de trasvase, de sus dotes para el drama, incluida la abstracción... La pintura no morirá mientras haya artistas inteligentes que la practiquen.
Vista su fecunda trayectoria de casi tres décadas en el circuito artístico, de su afirmación gozosa y libre ante cada obra, de su seguridad conceptual, formal y alusiva, para no repetirse en cada cuadro, una se ve tentada a llamar a Ciria el sabio defensor de la pintura o, con más propiedad aún, “el señor de la pintura”, capaz de ejecutar el gran libro o el enorme mapa de la pintura a base de las páginas singulares y diferentes, con sus distintas series y cuadros. En suma, un pintor inagotable.



Ocho artistas, espejo del arte


Galería Paz Feliz
Villanueva, 28
28001 Madrid
Hasta el 31 de octubre de 2009


Julia Sáez-Angulo

Octubre, 2009 .- MADRID .- Es gratificante una exposición colectiva cuando, como en este caso, ofrece un panorama variado del trabajo plástico de los autores que la integran. Los ocho artistas presentes en la Galería Paz Feliz constituyen un Espejo del Arte. Seis pintores, una escultora y un grabador, con resultado artístico muy diferente e igualmente valioso. Todos ellos pertenecen al Grupo Pro Arte y Cultura, un equipo creativo, libre y bien consolidado; un grupo en el que las figuras consagradas apoyan los valores noveles.

Mayte Spínola ofrece su pintura gestual, su caligrafía pictórica propia con expresivas manchas informalistas y corazones; Paloma Porrero de Chávarri, su realismo sabio e impoluto en verdes y frondoso boscajes de kentias o cactus; María Robles, su realismo luminoso y, con frecuencia, fantástico en personajes insólitos, sobre todo los niños; Solange Da Costa, su visión particular de las figuras, verdaderas metáforas visionarias; Noel Vanososte, su particular constructivismo geométrico; Liane Katsuki, su personal interpretación del espacio en la escultura; Fernando Garrido, con sus imágenes marianas entronizadas en soberbias arquitecturas y Juan Gómez Acebo, sus singulares e inquietantes dibujos esquemáticos a tinta china.

El arte es lenguaje, comunicación y creación. Sólo el arte nos abstrae de la vida cotidiana y por ello se hace cada día más necesario. El arte abre horizontes en el barbecho de lo cotidiano; es lo único capaz de romper la uniformidad de la globalización.

La exposición contó con la presencia de la Infanta doña Pilar de Borbón, madre de uno de los artistas, Juan Gómez-Acebo.


Koldobika Jauregi, Joyas escultóricas en plata y oro

Galería Arte Contemporáneo. Madrid
Colmenares, 11; Madrid 28004



Julia Sáez-Angulo


Discípulo predilecto del escultor Eduardo Chillida, del que llegó a decir: “Koldobika Jaregui tiene algo que es necesario en este país, su obra es poderosa y fuerte; fuerte, rápida y constructiva”. Ahora, el escultor vasco ha presentado una amplia y varia relación de joyas en la galería madrileña Arte Contemporáneo. Collares, colgantes, broches, anillos, pendientes… todo ello en plata y oro, en un paralelismo total con los grabados que cuelgan en la pared, donde reluce el pan de oro. Su esposa es la orfebre de todas sus creaciones.

Plata vieja o mate sobre la que destacan los dibujos en oro, con formas abstractas que se acercan a elementos florales, lunas, estrellas, mariposas, figuras humanas primitivas... Siempre en formas delicuescentes. Nada más atractivo que la realidad pasada por el propio trazo; los seres vivos esquematizados en un gesto artístico. Los dibujos en las joyas de Jaúregi hay una mezcla de alusiones orientales y vascas de gran singularidad. El autor reconoce que busca el espíritu en su creatividad plástica.

Koldobika Jauregi (Alkiza, 1959) se inserta en la gran tradición de joyas de escultor, que va más allá de las llamadas joyas de autor. Existe una célebre nómina de autores que miran la joya como ornato personal y como pequeña escultura al mismo tiempo.


Entre los autores españoles que han hecho joyas destacan: Paco Durrio, Julio González, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Eduardo Chillida, Carmen Zulueta, Francisca Blazquez, etc. Recientemente en España, el escultor británico Anthony Caro ha llevado a cabo una exposición singular realizada junto a un orfebre madrileño en la galería Grassy.

Más información a.c.artecontemporáneo@telefonica.net


Arte Nigeriano en la Academia de San Fernando


Dinastía y Divinidad
Real Academia de San Fernando
c/ Alcalá, 13. Madrid
Hasta el 13 de diciembre de 2009




Julia Sáez-Angulo

Bajo el título “Dinastía y Divinidad”, el Ministerio de Cultura español ha organizado la primera exposición que explora, en profundidad, la cultura y el arte de la civilización Ife, una de las ciudades-estado africanas cuya fundación se remonta al primer milenio de nuestra era, y que tuvo su apogeo en Nigeria entre los siglos XII y XV. En la actualidad, la ciudad de Ife sigue siendo el centro espiritual de los yoruba, y la dinastía de sus gobernantes permanece intacta. La escultura mostrada en esta exposición es de las más bellas que ha creado África y está despertando un gran interés entre los escultores que la visitan. No olvidemos que e cubismo es un arte blanco de las vanguardias del XX fecundada por el arte negro de la máscara.

En la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, se exhiben, tras su paso por la Fundación Botín de Santander, 109 de las piezas más valiosas que se conservan de esta civilización subsahariana que han sido cedidas, para su itinerancia por Europa y Estados Unidos, por la Comisión Nacional de Museos y Monumentos del Gobierno de Nigeria. Se incluyen en la exposición exquisitas miniaturas; figuras en terracota y piedra; un ejemplar de los monumentales menhires de granito; la máscara de Obalufón; figuras imaginarias… destacando un grupo de impresionantes cabezas en cobre. Todas ellas de una gran fuerza visual, complejidad icónica y audacia técnica, que permite al visitante comprender la profunda importancia del arte como testimonio histórico.

La muestra está producida por la Fundación Marcelino Botín y el Museum for African Art de Nueva York, con la colaboración de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos de Nigeria, y está comisariada por Enid Schildkrout, conservadora del Museum for African Art. La exposición se completa con un catálogo en el que el Dr. Joseph Eboreime, Director General del NCMM (Comisión Nacional de Museos y Monumentos de Nigeria) ofrece una nueva visión del antiguo arte Ife. La exposición permanecerá abierta hasta el 13 de diciembre de 2009.

Son muchos en Europa los coleccionistas de arte africano, que ven en él una esencialización de la formas, motivo de inspiración por ello a diversos movimientos de las vanguardias históricas.

Colegio Estudio, aventura pedagógica de posguerra en Madrid

El Colegio “Estudio” Una aventura
Pedagógica en la España de posguerra
Residencia de Estudiantes
Pabellón Transatlántico
c/ Pinar, 23. 28006 Madrid
Del 11 de septiembre al 8 de noviembre


Julia Sáez-Angulo


Tres mujeres lo fundaron después de la guerra civil de 1936-39, retomando la filosofía de la Institución Libre de Enseñanza creada en 1876. Jimena Menéndez-Pidal (1901-1990), Ángeles Gasset (1907-2003) y Carmen García del Diestro (1908-2001) fueron las creadoras del Colegio “Estudio”, del que se celebra una exposición conmemorativa en la Residencia de Estudiantes, organizada por la Fundación Estudio y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, bajo coordinación del Ministerio de Cultura. Su comisarios Elena Gallego, María Luisa Martín de Argila y Juan Manuel Bonet, todos ellos antiguos alumnos de la institución.

Setenta años han pasado desde que esas tres mujeres de la Generación del 27, formadas como maestras en el Instituto Escuela, siguieran después de la contienda con la antigua pedagogía de formación de los alumnos en los valores educativos que mantuvieran la neutralidad filosófica, política y religiosa en las circunstancias difíciles de posguerra. Un lugar que, en los años 40, “se estudiaba a los autores de la Generación del 27, algo que no tenía lugar en otros colegios españoles en aquellas fechas”, explica la comisaria Elena Gallego.

La muestra se articula en torno cinco salas en las que se puede contemplar un centenar de piezas, entre ellas un busto de Jimena que le hiciera el escultor Julio Antonio; algunos cuadros de autores de la Escuela de Cuenca con los que se relacionó Carmen Gasset o el vestuario de la representación del Auto de Navidad escrito por Jimena Menéndez Pidal en 1940, inspirado en las iluminaciones de los Beatos medievales. El Auto es una compilación de textos clásicos de la literatura castellana, con música de Magdalena Rodríguez Mata.

En 1947, con el asesoramiento de Ramón Menéndez-Pidal y María Goyri –padres de Jimena-, que habían dedicado su vida a la creación del Archivo del Romancero, se escenifica la Historia del Romancero. En 1950 se puso en escena Manto, tabiques y balcones. El teatro fue uno de los empeños más característicos del Colegio “Estudio”, que también incidió en el campo de la educación física y las excursiones, sobre todo a la sierra del Guadarrama.

Fotografías, maquetas, documentos, fichas escolares, dibujos –algunos de ellos muy similares a los que hiciera garcía Lorca… todo ilustra lo que ha sido el Colegio “Estudio”, reconvertido en Fundación Estudio a la muerte de Jimena, en un deseo de que se perpetúen sus mismo ideales educativos. Un Colegio que se ha hecho “mítico” en el imaginario de sus ex alumnos.

La exposición se completa con un documental audiovisual al público y un catálogo en el que participan con ensayos los tres comisarios y Elvira Ontañón entre otros.



Josefina Figueras, Moda y Valores

Moda y Valores. El desafío de lo nuevo
Josefina Figueras
Ediciones Internacionales Universitarias
Madrid, 2009; 217 pags





Julia Sáez-Angulo


Directora de AS MODA, la periodista Josefina Figueras, especializada en el mundo de la estética de moda, figura como editora del libro “Moda y valores. El desafío de lo nuevo” -publicado por Ediciones Internacionales Universitarias-, en el que se recogen las entrevistas llevadas a cabo con una treintena de diseñadores que reflexionan sobre el fenómeno de la moda como lenguaje y arte de vestir, sobre la elegancia y el estilo, sobre los valores que laten en una u otra elección de conceptos, materiales y formas.

Cierto que la moda no es inocua, que revela el pensamiento y el arte de vivir (así definía la cultura el ex ministro francés Jacques Lang) y cada diseñador tiene sus planteamientos estéticos y por ende éticos. Elio Berhanyer; Lydia Delgado, Juanjo Oliva; Ana Locking; Manolo Blhanick; Purificación García; Lorenzo Carile; Alma Aguilar; Oscar de la Renta; Carmen march; Roberto Tortea; Chus Burés; Enrique Loëwe; Alfredo Cruz Prados; María León; Ágata Ruiz de la Prada; Miguel Palacio; Amaya Arzuaga; Antonio Pernas; Modesto Lomba; Adolfo Domínguez; Francis Montesinos; Ales Vidal; Roberto Verino; Miriam Ocáriz; Ailanto; Juan Duyos y Teresa Helbig, son los creadores de moda entrevistados en la primera parte del libro, titulada “Cara a cara”.

En la segunda parte son “25 puntos de vista” en que diferentes autores, periodistas, ensayistas, filósofos o sociólogos, reflexionan sobre la moda. En ella figuran las firmas de Josefina Figueras a Pilles Lipovestky, Pedro Narváez, Marinella Calzona, Patricia Sañes, Carmen Llovet o Mercedes Ezpeleta. “La moda se ha posicionado en el exclusivista terreno del arte: los museos le han abierto las puertas y se reclama su puesto entre las corrientes artísticas del momento”, dice Figueras. “A pesar de que hoy en día, la elegancia está menos considerada, hay una mayor profundización en la valoración estética y en la originalidad creativa”.

“Estamos ante una nueva era, la era hipermoderna, propia de nuestra sociedad contemporánea, que se refleja en la moda”, dice el profesor Lipovetsky, Vivimos una nueva edad histórica de la moda paralela a la globalización de nuestro mundo. Antes reinaba la alta costura, con su centro hegemónico de París, pero ya no existe un solo centro, sino que hay varios núcleos... Londres, Nueva York, Milán, Ámsterdam. Se han multiplicado las “fashion weeks”, estamos ante una multimoda, policéntrica y multicultural”.

Las afirmaciones de los creadores de moda convergen y divergen según los casos: “Los diseñadores debemos presentar un look total”, dice Torrtta. “La moda es manifestación externa de algo más profundo: los valores”, afirma Loëve. “La moda está muy ligada a la antropología”, asegura Carmen March. El dominicano Oscar de la Renta declara que su afición a la moda le vino de España. A Lydia Delgado le gusta “convertir los sueños en realidad”. Caprile reconoce que “hay una dicotomía entre las pasarelas y el mundo real”. Juan Duyos se decanta por “mujeres de belleza atípica” y que a Doña Leticia, princesa de Asturias le falta algo de audacia en el vestir. Vidal busca en sus colecciones “elegancia y refinamiento"; Adolfo Domínguez “sencillez y funcionalidad”; Montesinos asegura que “la tradición está en la base de su moda”... Mucho para leer y disfrutar, asentir y rebatir, admirar y discrepar. De la moda siempre se hablará.


"Yo fui ministra en España", libro sobre las ministras, por Cristina Larraondo

Yo fui ministra 
Cristina Larraondo 
Editorial Plaza y Janés Barcelona (271 pags) 


Julia Sáez-Angulo

    17.10.2022.- Madrid.-  Ser ministra en España comenzó con Soledad Becerril en la cartera de Cultura, por nombramiento del presidente de gobierno Leopoldo Calvo Sotelo en 1981. Desde entonces a hoy, más de una veintena de mujeres han pasado por un departamento ministerial con diferente reconocimiento. 
Con el segundo gobierno socialista se impuso la paridad de hombres y mujeres, tema que despertó polémica ya que muchas féminas quieren acceder al poder por méritos propios y no por cuota de 50 por ciento. 
La periodista Cristina Larraondo (Bilbao, 1963) ha escrito un libro bajo el título de Yo fui ministra donde cuenta los avatares de unas mujeres que desempeñaron el poder en un Ministerio con distinto resultado de eficiencia e imagen. 
 Las ministras de tres legislaturas, las de los presidentes Calvo Sotelo, Felipe González y José María Aznar desfilan por las páginas de este libro, a la espera de que las de la última legislatura terminen su mandato. 
    Sus nombres: Soledad Becerril, Rosa Conde, Matilde Fernández, Carmen Alborch, Ángees Amador, Cristina Alberdi, Esperanza Aguirre, Loyola de Palacio, Isabel Tocino, Margarita Mariscal de Gate, Celia Villalobos, Pilar del Castillo, Ana Palacio, Anna María Birulés, Ana Pastor, Elvira Rodríguez y Julia García-Valdecasas
    Adolfo Suárez, primer presidente de la democracia española no contó con ninguna mujer en su gabinete, pero paulatinamente los nombres femeninos se fueron instalando con mayor número a medida que se renovaba el equipo de Gobierno. La autora del libro dice que “todas ellas me han confesado que han tenido que luchar con dificultad añadida de ser mujeres en una sociedad que hasta hace dos días apenas había oído hablar de conciliación laboral y familiar, ni del reparto de las tareas domésticas”. 
 “Resulta todavía difícil a las mujeres consolidar liderazgos”, reconoce Carmen Alborch, en sus declaraciones. Ella fue una ministra de Cultura muy mediática y ha escritos tres libros sobre la situación de las mujeres titulados Solas, Malas y Libres (Editorial Planeta). Es una mujer que ha luchado mucho tiempo por la igualdad de las mujeres. Es consciente de que ellas hoy en día salen bien preparadas para ejercer cargos públicos y aplaude su presencia en el Gobierno. 
     Isabel Tocino, fue ministra de Medio Ambiente con Aznar, es una mujer de expediente profesional brillante en el mundo del Derecho, profesora titular en la Universidad Complutense y hoy consejera de distintas entidades financieras privadas. Con ella se hizo el Libro Blanco del Agua y un Plan Hidrológico Nacional que el presidente de Gobierno no se atrevió a poner en marcha por su impopularidad en algunas zonas de España, máxime con las elecciones en ciernes. 
     Pilar del Castillo ocupo dos carteras refundidas, las de Educación y Cultura. Se le criticó mucho por su forma de vestir –campo que focaliza la atención hacia las féminas en el poder- y curiosamente creó el Museo del Traje, una institución que ha logrado gran éxito, pues ocupa el cuarto lugar de museos más visitados, después del Prado, el Reina Sofía y el Thyssen. 
     Elvira Rodríguez, otra ministra de Medio Ambiente de Aznar, no sostenía el estereotipo de mujer alta, delgada, rubia y con pañuelo de firma. Era una mujer rellenita, sonriente y licenciada en Ciencias Económicas. El chapapote del Prestige, un petrolero que perdió su carga en las costas de Galicia, y el hostigamiento de la oposición minó la política de su Gobierno y, después de 365 días de trabajo, tuvo que abandonar el cargo. 
     Trabajo, luchas, avatares, incomprensiones... todas tuvieron que luchar para desempeñar su tarea, para hacerse respetar en el desempeño de su ministerio porque sabían que una lupa mayor de críticas iba a caer sobre sus cabezas en caso de deficiencias. 
    El libro de Cristina Larraondo ilustra muy bien la sociología del país para encarar a estas mujeres bien preparadas que fueron ministras.

Ana María Navales y Escritores Latinoamericanos del XX


Los senderos que se bifurcan
Escritores hispanoamericanos del siglo XX
Ana María Navales
Prólogo de Marta Agudo Ramírez
Ensayo Editorial Calambur



Julia Sáez-Angulo


Dedicada a la docencia de Literatura latinoamericana durante un período prolongado en la Universidad de Zaragoza, Ana María Navales, premio de las Letras Aragonesas 2001, recientemente fallecida ha publicado el libro de título borgiano Los senderos que se bifurcan, en el que recoge una antología de textos informativos, analíticos y críticos sobre autores y creación literaria de la América que escribe en español. La autora no se detiene en los autores del boom latinoamericano, fruto de coyunturas varias, entre otras, la consagración no precisamente desinteresada que les hizo el escritor español Carlos Barral en su editorial Seix/Barral y la revolución cubana que hoy cumple 50 años y que tantas frustraciones de libertad, literaria precisamente, ha provocado, sin que los sectariamente beneficiados hayan lanzado un mea culpa.

Ana María Navales ofrece en este libro un mosaico de crónicas ensayísticas que documentan puntualmente sobre un campo inmenso, que va desde los “abuelos”: Leopoldo Lugones, José Martí, Roberto Arlt, Miguel Ángel Asturias o Jorge Luís Borges, hasta las voces más jóvenes de la actualidad, incluidas las femeninas que suelen quedar fuera de las antologías, y por supuesto los consagrados del boom: Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Guillermo cabrear Infante o José Donoso. Algunos de estos últimos acabaron despegados de la revolución cubana y hasta mordieron la dureza del exilio.

Algunos de los artículos ensayísticos – a la manera de El Espectador de Ortega- en el libro que nos ocupa hablan del centenario de Lugones; el recuerdo de Mariano Azuela; Rómulo Gallegos y la novela de la tierra; José Martí en Zaragoza; En busca de Roberto Arlt; El cine según Carpentier; Encuentro con José Donoso en Calaceite; Álvarez Gardeazábal en la nueva novela colombiana; Evocación de Alfredo Bryce Echenique; José Roberto Cea, poeta salvadoreño; La audacia de Nivaria Tejera; Releer a Peri Rossi; El loro de Dickens (Armonía Somers), El profesor feminista (Escritoras guatemaltecas); Lo previsible (Marcela Serrano); Luisa Peluffo; Bolaño, etc.

El libro acoge al final una serie de “Contextos” sobre el Ensayo hispanoamericano; Fuentes literarias de Martín Fierro; Acercamiento al barroco de Hispanoamérica; La novela hispanoamericana en relación con la nuestra; Poesía latinoamericana, o El compromiso del escritor.

Navales conoce bien el campo en que se mueve y abre su libro con el pequeño ensayo titulado “El inmortal” dedicado al argentino Jorge Luís Borges, cuya figura literaria se agranda con el tiempo, pese a no haber recibido el premio Nobel o haber tenido que compartir el primer premio Cervantes con Gerardo Diego. En suma Los senderos que se bifurcan es un libro interesante y útil para aquellos que deseen abordar el tema de la literatura latinoamericana del XX.

Corpus Bargas, Cesar Vallejo y Pablo Picasso

Corpus Barga. Periodismo y Literatura
Edición de Arturo Ramoneda
Colección Fundamental
Fundación Banco Santander (377 pags); 20 Euros




Julia Sáez-Angulo

Murió en Lima en 1975, después del exilio de la guerra civil española de 1936-39, durante la que fue activista republicano para comprar aviones a Francia, país al que tuvo que salir acompañando al poeta Antonio Machado hasta la muerte de este poeta en Collioure. La Fundación Santander ha editado una interesante selección de sus textos, donde se pone de manifiesto el elogio que le hizo el premio Nobel Juan ramón Jiménez: “parece que escribe con sarmientos, con yerbas, con agua, con carbón, con hormigas, con escoria, con rocío”.

Andrés garcía de Barga y Gómez de la Serna había nacido en Madrid en 1887 dejó sus estudios de Ingeniería de Minas para dedicarse por entero al periodismo en el que logró altas cotas de prestigio. Era un intelectual relacionado con Picasso, Cocteau, Satie, Miró, Thomas Mann, Modigliani, Francisco Ayala, Rodin o Bergson. Era tío del gran Ramón por antonomasia, el autor de “Ismos”.
Cuando en 1948 se instaló en la capital peruana, dirigió la Escuela de periodismo de la Universidad de San Marcos, al tiempo que colaboraba en numerosas revistas que seguían defendiendo la II República española, por la que había combatido. Sus memorias las escribió en el libro titulado “Los paso contados”, donde da cuenta de todos los avatares de su vida.
“Cesar Vallejo indescifrado” y “Picasso en Buenos Aires” son algunos de los temas seleccionados por el libro que nos ocupa. Del primero dice: “La oscuridad de Mallarmé está en como hace adivinar poco a poco el objeto. La de Góngora en cómo lo esconde. La de Vallejo, en las palabras en lo que ahincadamente con que lo muestra, parece que no encuentra las que necesita (...) Vallejo no podía escribir “Sin dolor somos”. Ha escrito “Dejadme doler” (...) Cesar Vallejo era un poeta muerto que escribía”.
Respecto a la exposición de Picasso en Buenos Aires, Vallejo recuerda que el pintor universal no es profeta en su tierra porque todavía no ha expuesto en ella. Eran los tiempos del franquismo. “Picasso da nombre a una época y la personifica. Combatido con acritud insólita, exaltado con vehemencia no menos inusitada dio nuevas direcciones al problema pictórico de nuestros días y tuvo el mérito incontestable de haber obligado a mirar con ojos nuevos el are de ayer y de hoy”, dijo en aquel momento el diario La Nación de la capital argentina.
Corpus Barga señaló también lo tarde que llegaron a triunfar en España, hijos creadores ilustres como el pintor Ignacio Zuloaga o el músico Isaac Albéniz. España ha tenido algo de madrastra para sus hijos, reconocidos con frecuencia mucho antes en América latina que en su suelo, aunque felizmente pasaron esos tiempos.

Fantin-Latour en la Fundación Thyssen-Bornemisza

Fantin Latour (1836 – 1904)
Fundación Thyssen-Bormenisza. Madrid
Paseo del Prado, 6
Comisario: Vincent Pomarède
Del 29 de septiembre al 10 de enero de 2010



Julia Sáez-Angulo

Se trata de la primera muestra de este artista francés en España, en las salas de la Fundación y Museo Thyssen-Bornemisza en Madrid. Henri Fantin-Latour (1836-1904), discípulo del gran Courbet, como artista tuvo un talante conservador en sus planteamientos pictóricos y no quiso sumarse a los planteamientos impresionistas del momento, por lo que los nombres de Degas, Whistler y sobre todo Monet, lo eclipsaron. La infanta Pilar de Borbón, la baronesa Thyssen y la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde recorrieron la muestra el día de su inauguración.

Un total de 70 piezas, entre pinturas, dibujos y grabados procedentes de distintos museos e instituciones, que revelan el gran amor que el pintor tenía a la música, lo que se tradujo en cuadros homenaje a algunos de los compositores de su admiración.

Retratos, alegorías, fantasías musicales, naturalezas muertas y flores constituyen el grueso de la exposición, ciertamente interesante pero con certero perfume decimonónico sin modernidad alguna. Fantin-Latour no hizo retratos ampulosos de la gente notable de su tiempo, salvo el célebre de los poetas que preside la exposición, en el que aparecen Rimbaud y Verlaine (1872) que se encuentra en el Museo d´Orsay de París.

El personaje central del citado cuadro de los poetas iba a ser Baudelaire, pero una disputa en el mundo literario parisino le hizo cambiar el concepto y derivó en homenaje a la “nouvelle vague”. Fue, en definitiva, un homenaje a la literatura. En el cuadro un florero lateral que parece reemplazar al deseado poeta ausente.

Los apartados de la exposición son: Autorretratos; En el Louvre; La mesa aderezada; La lectura; Retratos; Rosas tardías y Alegorías musicales y poéticas. La muestra se ha hecho en colaboración con la Fundación Calouste Gulbenkian, que la ha exhibido durante el verano.

Emile Zola, escritor de su tiempo dijo de los cuadros de Fantin-Latour: “no provocan una atracción inmediata; es necesario observarlos detenidamente, introducirse en ellos para que su conciencia y la sencillez de su verdad no atraigan completamente y nos atrapen”. Ciertamente Fantin-Latour no despierta grandes pasiones, pero su pintura está bien hecha y emana el perfume de su época.


Elsa di Santo, poeta en "La fuente del parque"



LA FUENTE DEL PARQUE
Elsa Leonor di Santo
Prólogo de Olga Fernández Latour de Botas
Editorial Dunken (70 pags)
Buenos Aires, 2009


Julia Sáez-Angulo


17.10.09 .- Buenos Aires. Argentina .- Doctora en Letras y graduada en la Universidad Complutense, la poetisa argentina Elsa Leonor di Santo ofrece un emotivo poemario titulado “La fuente del parque”, editado por Dunken en Buenos Aires. Los poemas recrean la memoria de la infancia para pasar al capítulo de Sinfonía de plantas, árboles y flores, seguido de Interludio, para finalizar con Variaciones en torno a la Divina Comedia. Olga Fernández Latour de Botas, de la Academia Argentina de Letras, prologa la edición.

Mujer culta y erudita, di Santo sabe que la infancia es una patria de refugio y que cuando uno la exalta es porque ya no se reposa en ella. “Recordar es el volver, el ser ya otro” dice el escritor español Rafael Morales y esta cita abre el libro en una suerte de reconocimiento. La elegía de la infancia no resulta desgarradora en la poeta argentina, sino más bien evocadora, incluso con el clásico “Ubi sunt” en el poema que da título al libro, cuando pregunta: ¿A dónde te llevaron/ vieja fuente del parque, cuando la alegría/ colmaba tus márgenes? Y continua con el mismo lamento en otros interrogantes.

En “Sinfonía de plantas, árboles y flores”, la poeta recrea los ejemplares de la flora que le llaman la atención por su visualidad, su valor de sugerencia y su referencia metafórica. La orgullosa paternidad de Virgilio y su amor a la naturaleza laten en este poemario. Poemas al áloe vera, al que “ahora asedian/ cosmética y ciencia”, al “lapacho en flor” del cielo salteño; al aguaribay; a los cipresales que recuerdan: “cuan vana es esta vida/ sin la luminosidad revelada”; a los grandes castaños en flor “Primavera del Retiro. / Nubes silentes y rayos / para alzar el alma toda/ en un contrapunto de albas”. Hermoso el “Preludio Otoñal” que habla de las hojas como “dagas amarillas”.

En el “Interludio” recuerda los Tres cerrillos de Salta, donde “la oración se plasma/ en rosarios, racimos que/ brillan suspensos/ entre las ramas de un Árbol de la vida”. El “pájaro profeta” reaparece en los versos de Elsa di Santo, con gran oportunidad en el bosque misterioso del poema titulado Schumann.

Con los personajes y lugares de la Divina Comedia de Dante Alighieri, la poeta argentina dialoga y ofrece una nueva textualidad: “para que la mirada/ se nutra en el espejo/ de la Palabra/ y la sabiduría de Beatriz/, incensario de virtud angélica, unido a la serena razón virgiliana”. Las pinturas del Giotto y la evocación de Italia, país visitado en repetidas ocasiones por la autora, dan juego poético a la evocación de la verdad y la belleza

Elsa L. di Santo, con otros varios libros en su haber, tiene una reflexión ascética y una visión mística en muchos de sus poemas. Una confesión cristiana que no oculta y una admiración grande y virgiliana por la naturaleza y el universo. Versos cortos y de una aparente sencillez llenos de cargas de profundidad, de presencia de fe y esperanza, de diálogo de amor con los hombres y los niños. Hay metáforas hermosas como: “Juntaré las estalactitas/ del tiempo: pasos de danza”. En suma, un poemario bello, estimulante y fresco.


CANDELA CORT, SOMBREROS PARA EL ARTE



Julia Sáez-Angulo



Estudió Bellas Artes y se especializó en Fotografía, pero el éxito y la vida le llevaron por los derroteros del diseño y nada menos que de sombreros espectaculares, asombrosos, bellos, exagerados, hermosos, despampanantes... Los desfiles en la hípica de la localidad británica de Ascot le envidian tanta imaginación como creatividad artística para un objeto en la cabeza, máxime cuando se decía en Inglaterra que las damas españolas no llevaban sombrero. Candela Cort ha dado una vuelta de tuerca a este arte y ha desplegado con él una exposición soberbia en la sala Amos Salvador de Logroño, en la que muestra los sombreros que ella colocaría en la cabeza de los grandes retratos de la Historia del Arte.

De pronto “Las Meninas” de Velázquez o “El caballero de la mano en el pecho” se transforman óptimamente, porque Cardela Cort coloca sobre sus cabezas tocados y sombreros que los modernizan y rejuvenecen a su antojo. Se trata de un juego apropiacionista y travieso, que pone de manifiesto la prodigiosa capacidad plástica de la artista. Su arte de reciclar materiales es muy particular. Todo empezó con un gran collar que se le enredó en el pelo y comprobó que aquel tocado improvisado quedaba estupendo. Después pasaron por sus manos, textiles de espuma de medias, pan mojado, papel cuché, cintas, rafia, alambres... Carmela mira una cabeza y le construye de inmediato un espléndido sombrero.

De esta manipulación artística nació un diseño que hoy buscan las damas para destacar en bodas, bautizos y banquetes. Un sombrero de Carmela Cort puede costar setecientos euros y se pagan con gusto porque la artista y su firma lo valen. El Museo del Traje de Madrid le dio acogida en otra muestra que tuvo un gran eco. La argentina Dora Ravinski es la comisaria de esta exposición reciente, titulada “El arte de volar”, patrocinada por Cultural Rioja.

Entre las obras de arte que Candela Cort ha manipulado con sus sombreros se encuentran” La infanta Catalina de Aragón” (1496) de Juan de Flandes; el “Retrato de hombre” (1424-25) de Masaccio; el “Retrato de María Baroncelli” de Hans Menling (1470); el “Retrato de joven dama” de Petrus Christus” (1460-70); el retrato de Giovanna Tuornabuoni (1488); el de la marquesa de Manzanedo, por Raimundo de Madrazo (1875) o una estampa de Mujer, del artista Utamaro (1793-94)-

Todavía no se ha atrevido con la Gioconda, porque su mirada le perturba, según confiesa la diseñadora artística, pese a que le venda la mirada. El Renacimiento parece ser el tiempo preferido de Candela Cort para la manipulación del pasado, mientras que el siglo XXI se presta a la mujer de carne y hueso. Se considera más intuitiva que reflexiva, pero lo cierto es que su memoria y sus retinas conservan un largo bagaje de imágenes para la cabeza. El juego del objeto-sombrero sobre la planitud del cuadro o del grabado le gusta, le divierte y despierta admiración en los espectadores.

Color, textura, flexibilidad, azar, dominio de materiales para estas esculturas-objeto que harían las delicias del rompedor vanguardista Marcel Duchamp. Amor, humor y arte en un abrazo indisoluble.

Fernando Piñana: Colección de tres mil bandas dibujadas en los años 40, publicadas en Barcelona




    Julia Sáez-Angulo
  
    17.10.19.- Un tesoro de tres mil bandas dibujadas con más de doce mil viñetas es la colección que conserva Gema Piñana, hija del pintor, como un tesoro artístico y documental de una época. El autor, Fernando Piñana de la Fuente (Barcelona, 1911 – Fuengirola, 1975), pintor, dibujante, ilustrador, director y cartelista de cine, dejó un testimonio singular de historietas en el periódico barcelonés La Prensa, en las que él era dibujante y guionista al mismo tiempo. Sólo hay una historieta con guión de Manuel Tarín Iglesias, periodista maestro de la entrevista, con el que trabajaba en el periódico citado y al que le unía una gran amistad.

Las historietas narradas por Piñana de la Fuente, que se publicaban de lunes a viernes en el diario, abarcan un registro amplio de temas: desde las aventuras caballerescas o policíacas a las bélicas sobre guerras en Extremo Oriente; de espionaje de los soviéticos, caracterizados siempre como enemigos, al igual que los indios de las historias de caw-boys, así como en las películas eran siempre los adversarios de los colonos o del Séptimo de Caballería.

Las bandas dibujadas con tinta china negra sobre cartulina o papel vegetal guardan cierto paralelismo estético con los rótulos de los carteles de cine y los créditos de las películas de los años 40, época dorada de Hollywood. El vestuario de los personajes, los edificios, calles, alamedas, coches, el mobiliario, los teléfonos y todo objeto alusivo guarda la atmósfera del momento. Los paisajes representados son otro aspecto singular y llamativo de estas bandas dibujadas. La maestría del trazo del autor se pone de manifiesto en cada una de las viñetas dibujadas, unas veces, con trazo grueso y, otras con trazo fino.




“Mi padre, que dibujaba con la mano izquierda porque era zurdo, tenía una facilidad asombrosa para hacer estas viñetas. Yo le he visto hacerlo en casa, donde tenía un despacho con una gran mesa inclinada e iluminada para trabajar. Los carteles de cine los hacía sobre caballete. Las obras de gran formato como las grandes fachadas para los cines las pintaba en su estudio en el barrio de Gracia.

Autorretrato y retratos de Lenin y Stalin

Se trata de una colección que la heredera desea conservar unida porque es un testimonio muy completo y de valor incalculable, además del estético, sobre el imaginario narrativo de las bandas dibujadas en los años 40, tan pegados al final de la guerra civil española de 1936 – 39. A través de su contemplación y lectura se aprecia la sensibilidad de una sociedad que leía con verdadera afición estas historias con el “continuará” del día siguiente.

“Cuando a mi padre le operaron y se mantuvo varios meses de reposo en el pos-operatorio, La Prensa recibió numerosas cartas –muchas de niños y jóvenes, que preguntaban por qué se habían dejado de publicar las viñetas”, recuerda su hija.

Los títulos de las historias son variopintos: “El retrato habló”; “La emisora de la muerte”; “Periodistas contra gánsters”; La fiebre del oro”; “Tom el Afortunado”; “La capitana de los gánsters”; “Foto X.L -23”; 2El drama en el circo”; “Aventura en Hollywood”; Llamada secreta al FBI”; El asesino habla”; “La ley está alerta”; “Los ojos del muerto (Misterio en Brooklyn)” ; “El camino prohibido”; “Plaza circular a las 11, 45” o “Crimen o imprudencia” con guión de Tarín Iglesias.

Entre las viñetas bélicas: “Misterio en el Pacífico”; “Alas sobre el Polo” o “Radar en el espacio”. Y entre las de caw-boys: “La venganza de Ralings”; “Prisioneros del gran Cañón; “El final del duelo” o “La reina de los pieles rojas”.

“Resulta curioso observar como introduce el autorretrato, con su fisonomía particular despejado de frente y con bigote, en alguno de los personajes de las bandas. También representa en ellas las efigies, a modo de cuadros decorativos, de Lenin y Stalin. En algunas de las bandas aparece por detrás el sello en tinta característico de la censura de la época”.

En suma una colección única que bien merece figurar en alguna colección, biblioteca o museo especializado en cómic, viñetas o bandas dibujadas.

Fernando Piñana fue un artista singular, versátil y polifacético. Durante los años de la guerra civil estuvo en la cárcel Modelo de la Ciudad Condal, al declararse carlista en un interrogatorio, y allí le encargaron hacer el retrato del anarquista Buenaventura Durruti, pintura que se perdió o no ha sido localizada. El único deseo de mi padre en la cárcel era seguir dibujando y pintando. “Hubiera hecho igualmente el retrato de José Antonio Primo de Rivera si me lo hubieran encargado como hicieron con el de Durruti”, decía mi padre.



Las fachadas de los cines y los carteles de las películas de Piñana durante los años 40 y 50 fueron muy celebrados. Muchos de ellos figuran en la colección de Francisco García Baena en Barcelona, así como en la Filmoteca Nacional en Madrid.




Juan Bautista Maíno en el Museo del Prado


Juan Bautista Maíno (1581 – 1649)
Un maestro por descubrir
20 e octubre de 2009 – 17 de enero de 2010
Museo Nacional del Prado. Edificio Jerónimos
Comisaria: Leticia Ruiz
Patrocina: Fundación de Amigos Del Museo del Prado





Julia Sáez-Angulo

Es la primera exposición monográfica que el Museo del Prado dedica a este insigne artista, pese a que sus grandes cuadros figuran en la primera pinacoteca española en un espléndido conjunto. Juan Bautista Maino (Pastrana, 1581 – Madrid, 1649) es un pintor “sofisticado, elegante y moderno”, asegura Miguel Zugaza, director del Museo del Prado; un artista con escasez de obra, sólo pintó 40 cuados de los que 35 se exhibe en la muestra, junto a otros tantos de pintores afines como Caravaggio o los hermanos Carracci.

Maino tiene un “estilo afilado y equidistante, con poderosas dotes como retratista” afirma Gabrielle Finaldi, conservador del Prado, mientras que la comisaria Leticia Ruiz, asegura que es el artista que más elogios ha recibido por estar entre el naturalismo de Caravaggio y la revisión del clasicismo italiano de Annibale Carracci y la escuela boloñesa. Era español de nacimiento, pero italiano de formación pictórica tras su viaje a Roma. Su padre era italiano y su madre una noble lisboeta, al servicio de la princesa de Éboli en Pstrana. Maino tuvo un hijo y, al final de sus días, se hizo monje dominico (1613), lo que seguramente limitó su producción artítica.

El pintor de Pastrana trabajó en distintos soportes y dimensiones. Sus retratos son de gran calidad y llevó a cabo hermosos paisajes cuando este género se iba desligando de la figura humana. Su dibujo es vigoroso y descriptivo; la monumentalidad de sus figuras cuenta con una iluminación contrastada e intensa; su colorido es vivo y saturado. Se cree que uno de los retratos expuestos es un autorretrato por la intensidad y recogimiento con que está pintado el rostro, mientras el resto está deshecho.

Varias Magdalenas penitentes conforman el repertorio de Maíno, así como adoraciones de los Reyes Magos y los pastores. Su obra maestra y compleja se encuentra en el retablo de la iglesia de San Pedro Mártir en Toledo, conocido como el retablo de las Cuatro Pascuas, en las que Cristo se revela en el Nacimiento, Adoraciones y la Resurrección. “San Pedro en lágrimas” y “San Juan Bautista” son otras de sus obras maestras. Organizada por ámbitos temáticos, “La recuperación de la Bahía del Brasil”, es una de sus piezas más espectaculares, situada al comienzo del recorrido.

En 1620, el rey Felipe III llamó a Maíno a la Corte y allí fue maestro de dibujo del futuro Felipe IV, que sería con el tiempo un gran coleccionista de arte. Allí trabó amistad con Velázquez a quien protegió y eligió en concurso público de pintura para el tema de “La expulsión de los moriscos”, cuadro que destruyó en el célebre incendio del alcázar madrileño.

Al patrocinio de la exposición por la Asociación de Amigos del Museo del Prado, que cuenta con más de quince mil asociados en este momento, se suma la de la Sociedad Quijote de Castilla-La Mancha, tierra en la que nación el pintor Maíno.