sábado, 7 de septiembre de 2019

Mayte Spínola, emprendedora, empresaria, mecenas y Master de Oro de Empresas


Urbanización Sol de Mallorca
Cala Blau, residencia de Mayte Spínola 
Mayte Spínola en  su casa de Cala Blau en Sol de Mallorca



Julia Sáez-Angulo

            7/9/19 .- Sol de Mallorca .- Como emprendedora y empresaria Mayte Spínola (Madrid, 1943) mereció el Master de Oro del Real Forum de Alta Dirección 2017, presidida por S.A.R. Don Pedro de Calabria. Para hablar de su trayectoria en este campo le hemos entrevistado. 

            “Creo que el empresario nace y luego se va haciendo por el camino de la vida. Los estudios son importantísimos, pero no imprescindibles, En mi caso no tengo estudios superiores, yo aprendí de los grandes empresarios que me rodeaban: mi marido y mis cuñados, así como y empresarios de primera fila españoles, europeos y americanos que he conocido y que nombro en otras partes de este libro. No hace falta repetirlos. Me fijaba en ellos y aprendía; muchas veces seguí sus consejos, pues creo que un consejo vale mucho más que cualquier tesoro que se pueda encontrar.
            Desde muy pequeña, tenía yo siete años, cuando apareció mi rama comercial, Mi  ama vallisoletana Consuelo Manzanas me ayudaba cortar los girasoles que delimitaban el camino de una de las fincas de viñedo de mi padre, El quejigal en Extremadura; después desgranábamos os girasoles, los tostábamos y yo los vendía a los trabajadores y vendimiadores de mi padre. Ese trabajo me producía una gran satisfacción y me tenía entretenida Con ayuda de mi otra ama, la extremeña Francisca, Quica la llamábamos, que hoy está enterrada en el panteón familiar, repartía las ganancias a la Cofradía de San Vicente muy necesitada en aquellos momentos y así tenía la satisfacción en ganarlo y en darlo. Mis ingresos, esos mínimos fondos, también procedían de los bruños, ciruelas cogidas de igual modo, repartidas y vendidas, obteniendo el dinero del mismo modo.
            Al mismo tiempo que el empresario se hace también por genética y no se le da importancia, se debe fomentar la generosidad, que es parte importante de la vida, y que puede hacerse de mil maneras, la más importante la de nuestro tiempo, nuestro cariño y nuestro amor, después vienen nuestros conocimientos, nuestros consejos y, por último, los bienes materiales que podamos tener.  Quien sepa compartir en la vida, conoce la sabiduría. Ha sido mi lema de vida y en estos momentos no me arrepiento, sino, al revés, procuro en mi medida incrementarlo. Siempre revierte.

            Para dar es indudable que hay que tener y para tener, hay que trabajar. He sido trabajadora nata toda mi vida, primero, porque me gusta y me siento útil;  segundo, porque no concibo vivir sin hacerlo. En estos momentos me estimula a seguir viviendo; no aconsejo a nadie la jubilación total. Cuando llega esa edad de jubilarse, tan deseada para muchos, hay que buscarse otras alternativas o refugios espirituales, como puede ser cualquier faceta del arte o trabajar en una ONG... todo al ritmo que cada uno pueda, deba o quiera.

            Cuando en 1963 me casé con Graciliano Barreiros, consejero delegado de Barreiros Diesel, yo cumplía 20 años. Él tenía todo hecho y yo llegaba a su vida como una ráfaga de alegría y de juventud. Era casi una niña. Mi vida era muy fácil, tenía a mi disposición varias personas de servicio: doncellas, cocinero, chófer... todo llevado desde la oficina de mi marido y yo era la invitada de honor en mi casa. No manejaba dinero, mis facturas eran enviadas a Beatriz, la secretaria de mi marido, que pagaba todo sin ningún reparo. Aun así, siempre fui austera. Gastar por gastar nunca me ha gustado. Cuando era soltera me pasaba lo mismo, yo no tenía sueldo alguno de mi padre, él pagaba todos mis gastos. Nunca manejé dinero, solamente cuando estuve en los colegios del extranjero, en Francia e Inglaterra y, aún allí, yo me contenía, cuando se acababa el dinero que me daba, yo sentía pudor de pedir y aguantaba. Entre Marta Cotoner, mi gran amiga, y yo hacíamos una hucha común y sobrevivíamos hasta final del curso.

Primera exposición de pintura en 1971

            En el año 1971 hice mi primera exposición de pintura en la galería SEN de Madrid, a los siete años de casada y percibí por primera vez mi propio dinero ganado por mí. Fue una sensación increíble, un dinero que no era de mi padre, ni de mi marido, sino ganado por mí y podía hacer lo que quisiera con él. Comencé a ayudar a pintores que entonces empezaban a través de la propia Eugenia Suñer,  directora de la galería SEN, algunos eran artistas reconocidos como Sempere,  Yturralde, estos dos artistas fueron mis primeras compras. Después compré obra de Abel Cuerda en la galería Macarrón y así empecé en cierta manera a ayudar a los artistas.
            Al mismo tiempo, trabajé indirectamente con los Barreiros en pleno esplendor de su firma, ellos habían comprado unos terrenos por inversión en Mallorca, a los que se les denominó Sol de Mallorca. Allí nos hicimos las primeras cuatro casas los hermanos Barreiros: Valeriano, Celso, Mary, Graciliano y yo. Ya entonces ellos habían vendido la empresa  Barreiros Diesel a la americana Chrysler, y tenían que poner en marcha varias empresas, que llegaron a una totalidad de 70. La primera casa que construimos Graciliano y yo fue Cala Bela Dona, la hicimos con gran ilusión, pero mi marido no tenia tiempo para ocuparse de su seguimiento, por lo que me ocupe de la construcción con unos obreros mallorquines, un arquitecto alemán y algunos operarios de la península. Lo disfruté mucho y logré una casa realmente preciosa, con patio a la andaluza y a la mallorquina, más influenciada quizás por la andaluza que yo más había vivido.         
        La situación era privilegiada, diez mil metros de parcela en primera línea y mil metros de construcción en la vivienda. Ésta casa fue mi primer negocio. Graciliano y yo estábamos casados en régimen de gananciales, como todo el mundo se casaba en aquella época, pero mi instinto me decía que yo no tenía nada que ver con el patrimonio de los Barreiros y cuando vino un alemán llamado Man, dueño de una cadena de supermercados, la más importante de su país en aquel momento, un hombre que tenía su avión particular y su barco, se enamoró de nuestra casa, que no estaba a la venta y se empeñó en comprarla por la situación costera.
            Cuando el director comercial de la oficina que los Barreiros tenían en Sol de Mallorca me llamó, para decirme la oferta que tenía encima de la mesa por nuestra casa, me pareció que era imposible rechazarla y, aunque no lo necesitábamos, me fui a hablar con mi marido para razonarle y convencerle, por qué no lo la vendíamos y me atreví a  asegurarle que, con la mitad de ese dinero haríamos una nueva casa en Madrid, donde ya se habían comprado los terrenos en La Escorzonera y, con la otra mitad, construíamos otra casa maravillosa en Sol de Mallorca. Le convencieron mis argumentos, creyó en mí y así se hizo. Vendimos la casa de Sol de Mallorca. También le sugerí  a mi marido que era el momento de hacer separación de bienes y la casa de Madrid sería de su propiedad y la de Mallorca de la mía. La casa de Madrid pertenecía por ese acuerdo a mi marido Graciliano. Yo, en un futuro, ya heredaría de mis padres.
            Hice construir en Sol de Mallorca otra casa con Pepe Alcover como arquitecto -en aquel entonces presidente de la Diputación de Mallorca- y él me pidió permiso para publicarla a en un libro, como una de las mejores casas del Mediterráneo. Como decoradora, me ayudo Rosa Bernal, que me vuelve a ayudar en 2019 en la Hotel Boutique Casa del Agua, en Marmolejo.

            La casa de Madrid, después de hacernos un proyecto Fernando Higueras imposible de realizar por gigantismo, pues le pedimos mil metros y al elevarla salían dos mil. Recurrimos entonces a Matilde Ucelay , la primera mujer arquitecto de España, quien nos hizo un proyecto que llegó a ser primer premio de Arquitectura y así figura en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, C.O.A.M. Esa casa marcó un momento de vanguardia total. Era de piedra blanca de Colmenar, con un atrio romano y una pequeña piscina que entraba dentro de la casa. Toda la biblioteca era de la citada piedra blanca; las puertas también iban chapadas de piedra, desde la entrada hasta el salón y se abrían de suelo a techo. Era una casa realmente espectacular. Cuando llegó la suspensión de pagos de los Barreiros, como la casa estaba a nombre de Graciliano,  me avisó el director general de  la firma, Paco Chaves, que tenía que dejarla, porque los Bancos se la llevaban. Esto y la muerte acontecida, pocos meses antes, de mi padre, Máximo, me supuso una gran depresión, el brake down que ya he contado.

Cap Nostra Dona y el emir de Kuwait

            Pasamos a la segunda casa de Mallorca llamada Cap Nostra Dona. A la inauguración invité al maestro de obras, Gabriel Servera, que había dirigido la construcción, y a todos mis amigos, por supuesto. Los Príncipes don Juan Carlos y doña Sofía se presentaron por sorpresa. Este maestro de obras Gabriel Servera, recién casado, nunca olvidaría el detalle de mi invitación;  fuimos grandes amigos toda la vida; hoy en día es uno de los hoteleros más importantes de la isla. Siento que se acaba de jubilar, ya que es más joven que yo. En las paredes de  mi segunda casa me colgaron los cuadros Pepe Piña, el mejor galerista de la isla y uno de los mejores de España y Robert Graves, el gran escritor británico residente en Mallorca y Manolo Mompó, pintor. Ellos eran mi grupo de amigos intelectuales en la isla. Los tres hombres me ayudaron a colgar y hacer una galería de arte de la casa en torno a un patio con obras de Miró, Tapies, Gabarrón, Mompó, Viola, Abel Cuerda, López Soldado y, por supuesto, mis propios cuadros informalistas y gestuales. Fue un éxito la inauguración y fuimos muy felices en esa casa. Con grupos de amigos de su edad, mis hijas disfrutaron mucho y nosotros, con amigos de las nuestras, hicimos lo mismo. Las dos casas de Madrid y Mallorca se inauguraron el mismo año, en 1976, primero la de Madrid y, en verano, la de Mallorca.

            La urbanización Sol de Mallorca iba creciendo, que era también nuestro mayor propósito, el de Graciliano y mío. En 1979, al tercer año de tener la casa Cap Nostra Dona, una hermana del emir de Kuwait, princesa Al Sabah, compró una casa detrás de la nuestra a una cantante inglesa. Ella estaba muy sola, porque no conocía a nadie y, como siempre me ha gustado conectar a las personas para que lo pasen bien, la invité a mi casa con su marido; la primera vez a un desayuno; la segunda, la paseamos en el barco de Valeriano Barreiros y de Marta, y, la tercera,  a una merienda cena más amplia en nuestra casa. Esa vez la princesa me pidió conocer Cap Nostra Dona en su distribución y con toda naturalidad se la enseñé como hacía con tantos amigos. Terminó el verano, fin de agosto, y, a primeros de septiembre, me llama otra vez el director comercial de Sol de Mallorca diciéndome, sin darme nombre de comprador alguno, que pusiera precio a mi casa, porque alguien estaba muy interesado en comprarla. No tenía ningún interés en venderla, ni necesidad de hacerlo, pero mi instinto comercial funcionó de nuevo, pedí una cantidad desorbitada sin consultarlo a mi marido ni a nadie -siempre he sido muy independiente en el campo de los negocios- y, ante mi sorpresa, al día siguiente me dicen que se acepta la oferta y que viajara a Mallorca para firmar la operación de inmediato. Seguían sin decirme quién compraba la casa. Otra vez voy personalmente a comunicárselo a mi marido Graciliano y a consultar a mi abogado Bernardo Cremades,  ninguno de los dos creía que fuera aquello posible. Graciliano quiso acompañarme a Mallorca y así lo hizo. Ante el notario expuse la documentación que me había preparado Bernardo, y mi sorpresa fue que la casa me la compraba el emir de Kuwait y sus cuatro hermanas, una de ellas mi amiga y vecina, la princesa Al Sabah, invitada tres veces.
                        En esta casa tuve la idea llevada a cabo de hacer un almuerzo homenaje a Joan Miró, tras haber propuesto poner el nombre del pintor a una calle en Sol de Mallorca. Era la primera calle que llevó su nombre en España. Invite a las autoridades locales y vinieron también su familia y el señor Maeght, dueño de la galería que lleva el nombre del artista. Fue la única calle con su nombre que Joan Miró vio en vida.

Cala Xada también en Sol de Mallorca

            En el verano de 2019, tuvo lugar la inauguración de mi nueva casa Cala Xada en Sol de Mallorca, casa que adquirí al 50 por ciento con mis hijos Rocío y Borja. A ella vino invitada la princesa Al Sabah con su hija, hermana del actual emir de Kuwait. Esta es la décima casa que abro en Sol de Mallorca y confío en que sea la última. En total han sido 60 las casas en las que he intervenido y colaborado, ayudando a mis hijas, hermanos o sobrinos. Ahora, con gran satisfacción, todos ellos han superado a la maestra.

            En Mallorca empezaron a surgir las primeras compras y ventas inmobiliarias por mi parte, y después siguieron los pisos y casas sucesivamente para mis hijas y para mí en Madrid, Miami, Extremadura, Mallorca y actualmente en Viena, donde he adquirido una casa muy querida por mí. Sin darme cuenta, cómo jugando a las casitas, me convertí en una profesional del inmobiliario. En 2003, fundamos la firma Vertical Real Estate, mi hija Rocío, con Beltrán Gómez Acebo, Jaime López Ibor y Alfonso Bustamente. Fue una etapa en que aprendí muchísimo de los jóvenes y disfruté junto a ellos. Fue un trabajo fuerte, donde vendimos los mejores edificios de Madrid, desde el edificio Millenium junto a la Puerta de Alcalá, hasta Velázquez 29, así como urbanizaciones enteras. Nunca hemos necesitado la firma de aceptación previa de un cliente, nos bastaba su palabra y el compromiso de adquirir, que es lo que a mi criterio más  vale.

            Cuando murió mi marido en 2014, di un paso atrás y le dije a mi hija Rocío y Beltrán que solo actuaría en alguna operación puntual de Vertical Real Estate, porque tenía que dedicarme a mi propio patrimonio, al Grupo pro Arte y Cultura, GpAyC , que fundé y, por supuesto, a vivir el resto de vida que Dios me conceda y disfrutarla con más libertad de movimiento. Mientras Dios me dé salud, pienso hacerlo.

            Respecto a los Bancos, aunque mi marido y  cuñados también tuvieron un Banco en su momento, he procurado prescindir de ellos. Siempre me he autofinanciado. Nunca he querido dar un paso mayor del que estaba segura que podía dar. En cada operación inmobiliaria de venta o compra, nunca he vendido nada si antes no tenía otro bien inmueble para comprar. Las operaciones siempre han sido simultáneas en la venta y en la compra; ha sido otro lema económico financiero que he llevado a cabo toda mi vida, para así cubrir un riesgo patrimonial que podría acontecer No aconsejo meterse más allá de lo que uno puede digerir. Me asesoré siempre por mis abogados Bernardo Cremades, Javier Orts, Javier Rodríguez Santos y José María Mohedano, cada uno en su especialidad.
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Otras empresas
            Otras empresas en las que también participé fueron: una con mi hija Grachya y Ana Fernández Dávila, Limpiezas El Convento. Contábamos con un buen equipo y buenos clientes de hoteles, empresas y oficinas. La llevaba Carmen Renedo, gran trabajadora, a la que terminamos vendiendo nuestra participación del 50 por ciento, después de varios años y por el volumen tan grande en que había entrado la empresa. También di la idea a mi hija Rocío de que se asociara con JF Denizot -confiando en su buen gusto e inteligencia- a Orca Events, intuyendo que iba a ser la mejor empresa, la mejor hoy en día en eventos y escenografías. Entre otros acontecimientos organizó la ambientación de la boda de los entonces Príncipes de Asturias Felipe y Letizia.  Mi hija Rocío es la tercera socia con DF Denizot y Perico Corchado.
            También participé en la empresa de importación de muebles para apartamentos y hoteles con Carmen Zunzunegui y un grupo muy trabajador. Terminamos vendiendo nuestra parte a Carmen, verdadera especialista en la materia.
            Ahora colaboro con jóvenes de treinta y tantos años en una empresa de alimentación para hoteles, dando una participación de los beneficios al Banco de Alimentos Balear. Me gusta emplear mi energía y al mismo tiempo entregar parte de las ganancias o compartir beneficios, como siempre he aconsejado hacerlo a mis socios. De las operaciones realizadas, reparto un diezmo entre las personas que lo necesitan de mi entorno, lo hago desde muy joven. He dado entradas para pisos a las personas que me rodeaban como a las guardesas o a sus hijos.
            Es importante el dar y más todavía enseñar a pescar y a dar. Lo que más vale de todo son las ideas, luego los consejos y, por último, lo material, por ese orden. Eso lo repito a mis colegas y amigos artistas continuamente, por eso los miembros del GpAyC somos espléndidos y generosos con nuestras donaciones. Dar siempre nos revierte de una u otra manera, por medio de compras de obras, encargos de retratos o de otra forma. Mis hijas han seguido nuestro ejemplo, el de su padre y el mío, han aprendido a trabajar con gran generosidad.
       Al pintor gitano José Luis Mesas le ha cambiado su vida en un año, tras donar el gran mural del Cristo  de los gitanos y los cuatro elementos al Museo de Marmolejo que lleva mi nombre, le han invitado por ello del Vaticano para una audiencia con el papa Francisco, al que acompañaré el próximo día 2 de octubre, como presidenta de honor de su Fundación. Le han salido varios murales en hoteles de Mallorca y en palacios de reyes árabes. Es uno de los ejemplos más claros de genialidad generosa. Y como él, otros muchos del Grupo.
            Tengo claro, ya he dicho, que para dar hay que tener; para tener hay que trabajar; y del trabajar, hay que ganar, para poder dar. Lo que heredamos es obligación moral transmitirlo a nuestros herederos. He dado de lo que he ganado yo misma con ayuda de la Providencia.
Puerto de Sol de Mallorca, diseñado por Graciliano Barreiros

 Vista de Cala Bella Donna, primera casa de Mayte y Graciliano
 Sol de Mallorca Cap Falcó, segunda casa


Cala Xada, la actual casa donde tiene lugar la entrevista

viernes, 6 de septiembre de 2019

SPIRAL XIII INAUGURA SU ANDADURA EN EL CENTRO SAN CLEMENTE DE TOLEDO

 Julio Porres de Mateo se dirige al público

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Pablo Reviriego, comisario de la exposición


Rogelio S. Molero

            7/9/19 .- Toledo .- El viernes 6 de septiembre, en el Centro Cultural San Clemente de Toledo, se ha inaugurado la exposición colectiva del grupo Spiral XIII. Un total de 128 obras, pinturas y esculturas, que  permanecerán expuestas hasta el 30 de octubre de 2019.
            El Grupo Spiral XIII se constituyó a principios de este año 2019 y fue presentado en el Taller del Prado, está compuesto por los artistas visuales: Mercedes Ballesteros, Isabel de O, Juan Fernández, Soledad Fernández, Luis Javier Gayá, Ana Muñoz, Jorge Pedraza, Francisco Recuero, Miguel Recuero, Pablo Reviriego, Adriana Zapisek, José Zorita, y el escultor, José Luis Fernández.

            Presentó el acto Julio Porres de Mateo, Adjunto a dirección del área de Cultura de la Diputación Provincial de Toledo, propietaria del centro cultural, anejo al magnífico convento de San Clemente, del que toma su nombre.
            Julio Porres, tras dar la bienvenida a los asistentes, agradeció a los artistas su esfuerzo y dedicación; la fortaleza individual de cada uno de ellos en su decisión de dedicarse a aquello que aman. Sus propuestas artísticas son un permanente diálogo con el arte, diálogo que, cuando exponen, ofrecen a todos cuantos nos acercamos a la contemplación de sus obras.

            A continuación, el comisario de la exposición, el acuarelista Pablo Reviriego, agradeció a la Diputación de Toledo la cesión de este centro cultural para albergar tan extensa exposición. Con ella, dijo Reviriego, el grupo Spiral XIII inicia su camino. Una andadura que quieren trazar por toda España. Para ello sugirió el comisario que una suerte de pacto se hace preciso: que los artistas muestren sus trabajos de forma desinteresada y que las instituciones públicas cedan gratuitamente sus espacios expositivos.
             El montaje de la exposición es excelente y permite una lectura clara de las obras y sus autores.



Adiana Zapisek ante su obra con una visitante

 Esculttor José Luis Sánchez

Miguel Recuero y Franisco Recuero
Alfonso Sebastián, Adriana Zapisek y Jorge Pedraza

jueves, 5 de septiembre de 2019

Casa-Museo El Romeral, 150 obras de arte contemporáneo del Grupo pro Arte y Cultura, en El Plantío. Madrid

Escultura de Adolfo Barnatán

"Menina" de Pedro Sandoval


Mayte Spínola ante su obra land art


Julia Sáez-Angulo

            6/9/19 .- Madrid .- La Casa-Museo El Romeral, mágico jardín de los artistas, sita en El Plantío de Madrid, cuenta con 150 obras de arte contemporáneo, de las que 50 son esculturas situadas en su mayoría en el jardín, conformando una suerte de museo artístico tridimensional al aire libre. En esta Casa Museo se llevan a cabo encuentros artísticos del Grupo pro Arte y Cultura, GpAyC, fundado por la pintora y mecenas Mayte Spínola en la década de los 90. Ella es la anfitriona del la citada  Casa Museo, donde se realizan las entregas de Diplomas de Excelencia a los artistas visuales o apersonas relacionadas con el arte y, de modo extraordinario, las Medallas de Oro Mayte Spínola, que tiene lugar cada año, para reconocer la trayectoria y méritos de personas en el campo del Arte y la Cultura, la Ciencia y el Deporte. El año 2020 registrará la V edición.

            La colección de arte de la Casa Museo El Romeral, nombrada así en 2017, puede visitarse por grupos oportunamente concertados, acreditados y dirigidos en su recorrido por alguno de los artistas del GpAyC.

            Las piezas de esta colección abarcan pintura, escultura, dibujos, fotografía y grabados, y en ella se encuentran nombres, en su mayoría del GpAyC, como – no es posible citar a todos: los pintores Joan Miró, Claudio Bravo, Torrens Lladó, Pedro Sandoval, director del citado Grupo, María Jesús de Frutos, Cecilia Lassaletta, Abel Cuerda, Mirai Kobayasi, Aracely Alarcón, Linda de Sousa, Álvaro Torroba,  Mario Villarroel, Paloma Porrero de Chávarri, José Luis Mesas, Adriana Zapisek, Marta Arespacochaga, Hilario Ranera, Noel Vanososte, Paloma Hinojosa, José Fayos, Patricia Gadea, Manuel Moreno, Ana Vivas, Pablo Reviriego, Alicia Pardo, Jorge Rando, Chus Gabilondo, Charo Marín, Florencio Aguilera, Cuchi de Osma, Purificación Gazol, Inma Merino, Maica Nöis, Juan Jiménez, Mercedes Ballesteros... además de los cuadros informalistas, gestuales o collages de la propia Mayte Spínola.

            Entre los escultores al aire libre: Héctor Delgado, Liane Katsuky, Rosa Gallego, Raúl Apausa, Rosa Serra, Antonio Soler, Mario Villarroel, Maite Carranza, Carlos Terroba, Adolfo Barnatán, Diego Canogar, Constanza Dozo...


 Cecilia Lassaletta ante su cuadro
Mayte y el escultor Carlos Terroba, 2017
Instalación de Rosa Gallego en la piscina

Mayte en el interior de la Casa Museo El Romeral