sábado, 25 de julio de 2020

DOMINGO DE FAMARA. Arquitecto, discípulo de Cesar Manrique, dibujo, collage y escultura. EXPOSICIÓN VIRTUAL

Collage de Domingo de Famara

Domingo de Famara, arquitecto y escultor



L.M.A.
26/07/2020 .- Madrid.- Domingo de Famara nace en la isla de Lanzarote en 1964. Desde niño despertó su entusiasmo por la protección del entorno, la naturaleza, y el paisaje, así como por la arquitectura popular.  Por lo que realizó estudios de arquitectura, diseño y botánica. Discípulo del artista lanzaroteño César Manrique vivió durante veinte años colaborando con el artista, y desarrollando trabajos en su estudio y casa de Taro de Tahiche, entre los que destacan la supervisión con César Manrique de los Centros del Cabildo de Lanzarote, el Centro Comercial de la Vaguada en 1983, y la realización de la Casa de Haría, donde César Manrique pasó los últimos años. En la actualidad está preparando un libro sobre esta convivencia única, humana y artística, que tuvo con su progenitor de arte total.  

Participa en la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires, acompañando al   arquitecto vinculado a Lanzarote y Canarias Fernando Higueras en 1991. Así como colabora en las grandes obras de arte público de la artista María Carretero. Participa con arquitectos, que desarrollaron trabajos en las Islas Canarias, Península Ibérica, Europa, Estados Unidos y Japón.
Su estudio y formación en éste área del espacio público, le ha llevado a interesarse por otras disciplinas, como humanismo, ingeniería y   urbanismo. Sin embargo, todo ello contrasta con su manifestación y apoyo a la no construcción, para recuperar entornos. “La arquitectura sin arquitectos¨ cómo otra filosofía del paisaje. Está trabajando en un ensayo sobre el tema de la arquitectura del oxígeno.

Ha realizado exposiciones, así como diversos talleres y seminarios en Universidades nacionales e internacionales, como la UIMP, Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander.
Sus pinturas, bocetos, dibujos y esculturas, tienen un carácter primigenio, inspirados en pictogramas canarios, africanos, y la fantasía de pinturas rupestres. A través de objetos de uso cotidiano encontrados, que recicla, mantiene un lenguaje artístico innovador y espontáneo. Aparece su obra plástica de una manera delicada, como una señal de constructor en el cosmos, que crea su propio universo.
Domingo de Famara está casado con la escultora María Carretero.
            A continuación: diferentes bocetos, esculturas, collage, y obras que recicla, a través de objetos cotidianos encontrados. Espacios creados desde la construcción del vacío, con materiales naturales como el bambú, madera y piedra natural. Arquitectura del Oxígeno en espacios interiores y exteriores.








 Domingo de Famara y su esposa María Carretero, escultora



RAFAEL SOLER. Poeta, narrador y profesor universitario, “redescubriendo el alba”

Rafael Soler, escritor


      L.M.A.

26/07/2020 .- Madrid .- Rafael Soler (Valencia, 1947) Poeta, narrador y profesor universitario. Ha publicado cinco libros de poesía: “Los sitios interiores” (1980, accésit del Premio Juan Ramón Jiménez), “Maneras de volver” (2009), “Las cartas que debía” (2011), “Ácido almíbar” (2014, Premio de la Crítica Literaria Valenciana) y “No eres nadie hasta que te disparan” (2016), así como la antología “Leer después de quemar” (2018). Ha  publicado obra en Paraguay, Ecuador y Bolivia. Algunos de sus libros han sido traducidos y publicados en Italia, Estados Unidos, Japón, Hungría y Rumanía.
1.     ¿Qué reflexión sobre la poesía le ha interesado más?
Destacaría, quizá, la del peruano Xavier Abril en su “Descubrimiento del alba” (1937): “La poesía es una dificultad que se vence a fuerza de perforarse el hueso íntimo, de quemarse diariamente la sangre, incluso perderse uno mismo más allá de toda intención y todo límite”.

2.     ¿Cuándo escribió su primer poema y de qué tema?
No lo recuerdo. Desde joven estuve atareado zurciendo versos con ecos ajenos, hasta que un día perpetré un poema aceptable, podríamos decir que ese fue el primero que merece tal nombre. Llevaba por título “Réquiem”, con unos versos que llegaron sin pedirlo y algo escondían: “Fallecida a las siete y sus etcéteras / así perdida / no existe matemática que pueda rescatarte”. Fue en 1978, ayer.

3.     ¿Qué lecturas poéticas le han influido fundamentalmente?
Vallejo, Lorca, Claudio Rodríguez.

4.     ¿Qué poema le impactó? ¿cuáles se sabe de memoria?
Hay muchos. Pero si tengo que citar solamente uno, me inclino por “Algunas relaciones entre el dinero y el frío” de Luis Rosales, en “Diario de una resurrección”. El dinero es feo, como muy bien dijo mi tocayo Rafael Barret, y Rosales bien lo cuenta en este poema surrealista y torrencial, dictado al oído y con el pensamiento detrás de la pluma, como reconocía su autor. “El dinero solo es dinero cuando se gasta, / dicen los libros y los niños, / y este principio puede vacunarnos / ya que el dinero acumulado suele tener consecuencias muy perniciosas / …”. Pues eso
Envidio a los poetas amigos que son capaces de recitar, y muy bien, extensos poemas suyos y de sus maestros. No es mi caso.

5.     ¿Cuáles son los asuntos habituales en sus versos?
La vida en todas sus manifestaciones, el futuro incierto, el pasado y sus arrabales, el amor kebab, los acechos de La Parca, tan pesadita, tan aquí te pillo aquí te llevo sin consideración alguna, la memoria, ay, la memoria.

6.     ¿Qué forma métrica prefiere?
Para bien y para mal, siempre escribo verso libre.

7.     ¿Cómo es su biblioteca poética? ¿Hay autoras en ella?
Digamos que es un espacio acogedor, y ancho. Conviven en buena vecindad libros recientes de autores que están tomando impulso, con libros de poetas amigos, y con libros que me acompañan siempre, sin distinción de género.

8.     ¿Qué libro de poemas está leyendo?
El cuaderno de Maxi Rey publicado en abril 2011 con motivo de su paso por “Hazversidades Poéticas”, ciclo de feliz recuerdo que organizó con acierto Jaime Alejandre. Maxi, tan querido por todos y ahora tan llorado, era un poeta transparente, de los que están y no lo dicen, un poeta que nunca buscó ni pidió nada. “No sigas al hombre que viene de lejos / y te habla de la fuerza de la tierra, / desde el agua turbia de tu alma”.  Con él y sus versos sigo ahora.

9.     ¿Qué tres libros de poesía recomendaría?
La poesía completa de los antes citados Lorca ((Galaxia Gutenberg) , Vallejo (Visor) y Claudio Rodríguez (Vitruvio). Solamente algo de lo escrito con vocación de perdurar merece perdurar, y es el caso de estos maestros. Ahí, todo.

10. ¿Qué proyectos literarios se trae entre manos?
Seguir escribiendo, siempre con el anhelo de encontrar a esos figurantes con frase que merecen acompañarte en un poema. Aunque para ello tenga, como dice Abril, que perforar mi hueso íntimo. Y ojalá.


“El oficio de político”, libro de Manuel Alcántara Sáez, editado por Tecnos




Julia Sáez-Angulo

            24/7/2020.- Madrid.- Los políticos son motivo de preocupación de los ciudadanos en numerosas encuestas oficiales españolas. Su corrupción, su arte para tensar y crear discordias entre la población en aras de sus intereses electorales, es decir del poder, su falta de sintonía con los problemas reales de la gente, hace que no gocen de la simpatía de los ciudadanos, que con frecuencia desconfían de ellos cuando no los detestan y soportan como mal menor o como inevitables en la maquinaria de sus partidos, agencias de colocación y cobros de sueldo.
            Incluso la denuncia de la “casta”, por algunos populistas aparecidos a partir de la crisis económica de 2008, ha caído al suelo con la “subida a los cielos” de esos mismos populistas en el poder, ajenos al ejemplo y las promesas. Que los ciudadanos tengan como preocupación a los políticos es muy desalentador y debiera despertar una autocrítica mayor entre ellos, que parecen pasar olímpicamente y actuar en el poder con aquella frase de Rita Hayworth: “Fue lindo mientras duró”.
Algunas convicciones que circulan entre los ciudadanos es que la política concita a los ambiciosos de poder y de dinero más que de servicio, o lo que es aún peor que atrae a los psicópatas y narcisistas que no se detienen ante nada y carecen  de preparación en muchos casos -muchos no pasan por la Universidad-, pudor y de vergüenza propia y ajena, por lo que falta un filtro científico como se hace, por ejemplo en la policía.
            El oficio de político es el libro de Manuel Alcántara Sáez, publicado por la editorial Tecnos y va en su segunda edición. El libro ofrece los siguientes apartados: La relevancia del estudio de los políticos: Diferentes miradas; La carrera política;  El sesgo profesional de la política; La rendición de cuentas y la calidad de los políticos, y La carrera política en América Latina.
El libro El oficio de político se enriquece con una amplia bibliografía y comenta asuntos sobre la mirada clásica de los políticos; la crisis de la democracia; política y psicología; el político profesional; a donde van cuando dejan la carrera política... Y finalmente termina con una exposición de veinte modelos de carreras políticas en América Latina, entre ellos: Rigoberta Menchú, Violeta Barrios, Ingrid Betancourt, Cuautemoh Cárdenas, Lino Oviedo o Juan Bosch.

            Manuel Alcántara Sáez (Madrid, 1952) es catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Salamanca y profesor invitado de la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín, Colombia). Autor de Sistemas políticos de América Latina, libro que ha conseguido varias ediciones; Gobernabilidad, crisis y cambio (1994); Instituciones o máquinas ideológicas; Origen, programa y organización de los partidos políticos latinoamericanos (2004).


viernes, 24 de julio de 2020

MANOLO ORTEGA. Autobiografía (y VI). AMIGOS, PINTORES, COLECCIONISTAS, CRÍTICOS Y MI DECÁLOGO ARTÍSTICO

Catálogo de exposición de Manolo Ortega

Manolo Ortega (2013), un año antes de su muerte


por Julia Sáez-Angulo

25/o7/2020.- Madrid.- De los retratos tendría mil historias que contar porque cada uno de ellos supone un encuentro con la persona que vas a pintar, de la que hay que extraer la expresión que más le define. A algunos modelos les pido que utilicen colores lisos en sus trajes para contrastarlos con un cartel de vidrieras que tengo en el estudio. La doctora Gloria Elola apareció con un jersey de rayas horizontes y me quedé perplejo, pero pensé que era un reto y lo resolví bastante acertadamente.
            Una tarde en la localidad asturiana de Llanes, un visitante a mi exposición con cuadros geométricos me retó, poco menos, al decirme que el verdadero mérito estaba en reproducir fielmente la realidad. Se lo rebatí en parte al hablarle de la creatividad particular de cada artista. No parecía muy convencido y pensé que quizás se estaba refiriendo a mí mismo con sus comentarios. Saqué una libreta y me puse a hacerle un retrato a tinta, con un bolígrafo rotring, y le saqué el parecido fotográfico. Se quedó asombrado. Esperaba que se le regalase, el retrato pero no lo hice como acostumbro en casos de apuntes. Por dudar y porfiar.
            También recuerdo el retrato de Bebel Salamanca, casada con el vasco Antón Echebarren, director de Bancaya, sucursal del Banco Bilbao Vizcaya en Madrid, un hombre que me compró varios cuadros para las salas del Banco, entre ellas las del Consejo de Administración, que tenía su sede en el Paseo de la Castellana. Como llegó de pronto el calor del verano y yo no había terminado el retrato, nos invitaron a Carmina y a mí a su residencia en Marbella, una casa enorme donde había al menos cinco empleados: mayordomo, dos criadas, el chófer… más que los cuatro habitantes de la casa. Las prendas que te quitabas por la noche, al día siguiente las encontrabas lavadas, planchadas y colgadas. ¡Un lujo! Bebel tenía una hermana casada con el duque del Infantado, que nos invitó a comer un día en su casa. Eran los años 70. Antón Echevarren me compró los paisajes que hice aquellos días en Marbella.
            En Paris hice dos retratos a los Viró, la familia francesa a la que conocí a través de Carmina cuando éramos novios. Carmina había estudiado en el Liceo Francés y hacía intercambio con estudiantes parisinas para practicar el idioma. A los Viro, vecinos de una de las estudiantes de intercambio, los trató mucho y vinieron a verla a Madrid, cuando yo exponía en Biosca. Les gustó mucho mi pintura y Madame Viró me encargó un retrato, pero tendría que viajar a París para hacérselo. Tardé en cumplir el encargo, pero fue una maravilla vivir en la capital francesa y alojarme en su casa. Tenían un solo hijo y pretendían que yo ocupara su habitación, mientras que el muchacho dormiría en la buhardilla o en el cuarto de estar. Me opuse rotundamente y quise yo subir a la buhardilla para estar más libre e independiente y contemplar los bonitos tejados de París desde arriba. Me quedé en París varios meses y pinté bastantes cuadros. París es muy pictórico. Uno de los cuadros sobre los puentes del Sena figura en el Ministerio de Cultura. Con el tiempo, el hijo Viró se casó y adoptó una niña, Françoise, que es mi ahijada. También a ella le hice un bonito retrato. Françoise Viró me escribía todas las Navidades para felicitarme el Año Nuevo, pero yo –que soy muy dejado- dejé de contestarle y ella de escribirme. Supongo que ha pensado que, por los años, yo me he muerto.


Manolo Oyonarte, pintor, hijo de Manolo Ortega


"Árboles", cuadro de Carlos Ortega


Sobre el arte y los amigos
El arte es para mí un misterio, pese a llevar sesenta años practicándolo. La pintura es una indagación, un problema que hay que resolver ante el cuadro y en las que unas veces se acierta y otras no. Cuando se acierta, el primer sorprendido es el artista, como si sólo hubiera sido un médium para hacer aquello que tiene vida. Picasso lo explicaba muy bien cuando decía: Yo no busco, encuentro. No se trata tanto de la perfección por la perfección, sino de algo mucho más sutil. Lo perfecto a la vista puede ser tan solo mera artesanía. El profesional del arte ha de tener oficio y maestría, pero para ser artista hay que ser mucho más, tener un plus de sensibilidad y talento para poder plasmar la perfección y la belleza en una obra de arte viva. La obra de arte en pintura, además de forma y color, ha de tener calor y vida. Pintores hay muchos; artistas muchos menos. Ahí radica la clave de la obra maestra. La inquietud es lo que te lleva a avanzar, a dar un paso más respecto a lo anterior, para no anquilosarte en lo mismo. De esto habla la novlea La obra maestra, de Emile Zola,  un libro que debieran leer todos los artistas.
Diego Velázquez es el pintor más grande de la Historia del Arte. Es asombroso; sabía dar la pincelada justa en el espacio que precisaba. Entre el bastidor y la tela hay un espacio que él dominaba. Es cierto que supo pintar el aire, puede verse en Las Meninas y otros cuadros suyos.
En el arte es importante acercarse periódicamente a la Naturaleza, para evitar que uno se amanere en el estudio. La naturaleza es siempre fuente renovada de sugerencias y enriquece a todo artista que se acerca a ella. Yo visito de vez en cuando la vega del Tajuña, cerca de Madrid, para reencontrarme con el paisaje al aire libre. La frecuente salida a la naturaleza debieran practicarla todos los pintores para pintar mejor y no caer en la cárcel del estilo, en el amaneramiento.
            Ante la Naturaleza el buen pintor va abstrayendo las formas sin proponérselo, despertando los sentidos. Se establece una comunión entre el artista y el modelo que la naturaleza le ofrece. A partir de ahí va construyendo por colores. Últimamente sólo utilizo tres colores: azul, blanco y amarillo; apenas el rojo. Nunca el verde. Con esta paleta puedo pintarlo todo.
            He pintado paisajes de toda España. Con mi hijo Carlos he viajado para pintar al aire libre, entre otros sitios al Roncal, a Asturias, al País Vasco, a la veja del Tajuña... Junto al pintor José Luís Olea, otro buen amigo, he ido a pintar Ávila. Tengo representada la muralla por todos los ángulos. Recuerdo que hice una buena representación de la iglesia de Santo Domingo extramuros. Son cuadros que he ido vendiendo y que ahora me resultaría muy difícil localizar, porque no he llevado el inventario o registro de mis ventas o salidas, como debiera haber hecho, como debiera hacer todo artistas.
            He pasado vacaciones de verano en Cué (Asturias) con mi esposa Carmina. Allí en conocido a Ruth  Mijares, una alemana emprendedora que nos ha dejado una de sus casas para alojarnos. A ella le gusta la pintura y cuenta con una apreciable colección de obra mía, así como una respetable pinacoteca con cuadros de Manolo Oyonarte, Carlos Ortega, Luz de Alvear, adquiridos en su mayoría en la galería Barón de San Carlos en Llanes. También tiene cuadros míos su sobrino Antonio Mijares, farmacéutico; su esposa, Marián, abrió esa galería de arte, donde expuse en 1989 y expusieron artistas notables. Fue una lástima que tuviera que cerrar por una cuestión de obras estructurales en el edificio. Allí expusieron también Francisco Abuja, Luís García Ochoa, Carmela Saro o la ceramista Pepa Jordana. Con Paco Abuja y su esposa Nelina Pistolessi, que veraneaban en Llanes, quedábamos con frecuencia para ir a cenar en alguna sidrería.
            Los amigos han sido siempre estimulantes en nuestra vida, la de Carmina y la mía. Iñigo de Aranzadi y su mujer Marisa Pérez de Arenaza han sido también buenos amigos en Madrid, después de regresar de Guinea. Iñigo fue muy valiente en África, fue de los últimos en abandonar Guinea como provincia o colonia española , aunque en los últimos días su vida corría peligro. Nos contó que tenía que dormir cada día en una casa como medida clave de seguridad. Trajo de Guinea una colección espléndida de arte etnográfico que fue adquiriendo paulatinamente desde que llegó al continente. Su colección de máscaras es soberbia. Aranzadi era un hombre de curiosidad universal, dominaba la heráldica como nadie y conversaba mucho sobre este tema con mi hijo Carlos, que también es conocedor del asunto.
            Con Luz de Alvear también hemos pasado buenos ratos en mi estudio o en el suyo situado en una planta principal de la calle Alfonso XII frente al parque del Retiro. Era una gran pintora y se llevaba muy bien con mi mujer. A su muerte, en la capilla de la Casa de Cantabria tuvo lugar un funeral al que asistimos todos sus amigos: Maruja Moutas, Begoña Izquierdo, María Antonia Román Prado, Julia Sáez-Angulo, Carmen Lastra…
           
            Tengo 87 años y me siento todavía con mucha energía para trabajar. Creo que se lo debo todo a mi ducha de agua fría diaria, que me quita treinta años de golpe; a mi tabla de gimnasia sueca para conseguir el estiramiento de los músculos y a mi confianza en Dios. Él me llamará cuando tenga que hacerlo. Tengo la sensación de que la vida es caótica y con frecuencia me digo que la vida es dura y no hay nada más que hacer ni qué decir ante ella. Ella va mandando.
            Sobre otros artistas tengo opiniones personales que no todos a mi alrededor comparten. Respeto a Pablo Picasso, pero lo considero más un pintor dibujante, un pintor de línea que después coloca el color donde le parece procedente.
            Joaquín Sorolla es un gran pintor, con una gran factura en su trabajo, pero quizás un poco superficial. La manera de resolver la pintura en los cuadros de sus niños tirados en la playa es única; no la había hecho nadie antes. Nada que ver con los impresionistas franceses. Sorolla es luminista, ha sabido pintar el sol y la sombra en estado puro, cuando no se produce matiz alguno como en la luz del norte.
            Francis Bacon me parece buen pintor,  pero hombre degenerado, pues no sabe pintar más que el mal o lo feo de la condición humana; algo similar le sucede a Lucian Freud en algunos de sus cuadros.
            Entre los artistas españoles Benjamín Palencia y Ortega Muñoz me parecen dos artistas respetables en el género del paisaje. Ortega Muñoz ha representado muy bien el paisaje de viñas Extremadura y Palencia en la meseta castellana.
            Entre los retratistas pienso que Félix Revello de Toro es un pintor correcto para retratos de sociedad, mucho mejor que Ricardo Macarrón que acabó por aplicar la misma fórmula en todos los retratos y fabricaba muertos cada vez más perfectos. Era un autor con oficio, pero no con arte. Con ese sistema de no arriesgar en pintura, no se equivocaba nunca, pero jamás logró una obra sobresaliente.
          De mis hijos pintores ¿qué voy a a decir,  Manolo Oyonarte es el más moderno y potente de los pintores de su generación y Carlos Ortega es el van Gogh de nuestros días, tiene mucha fuerza en la pincelada.

            He visto recientemente la exposición de Henri Matisse en la Fundación Thyssen-Bornemisza en Madrid. Me ha decepcionado. Yo lo conocía de haberlo visto en los museos de París hace años y, volverlo a ver, ha sido una decepción. Hay quien dice que no se han traído los mejores cuadros del pintor; puede ser, pero lo que hay me ha parecido flojo, poco profundo. Pienso que Matisse hubiera sido un modisto fantástico, porque dibuja lo suficiente para hacer figuras y tiene buen gusto para combinar los colores, para entonarlos. Sus cuadros son bonitos, pero les falta grandeza y trascendencia en la pintura; son como modelos bien vestidos; cuadros armónicos. Conviene revisar de vez en cuando la obra de los llamados maestros, sin miedo a un juicio sincero. Matisse, en esta exposición me ha parecido inferior a su fama.
            Mis juicios sobre los artistas no son cuestión de filias o fobias, sino de atractivo o convencimiento sobre lo que hacen. Yo también me abro al gusto público cada vez que expongo. El arte es estética, gusto y mercado.

Comentarios sobre los críticos
            No siempre me han convencido los comentarios de los críticos de arte en los periódicos y revistas. A veces pienso que no saben mucho de pintura, sino de literatura y de Historia del Arte, de movimientos artísticos o de estética. Los que de verdad saben de arte son los artistas; los que de verdad saben de pintura son los pintores.
            Entre las críticas de arte que me han hecho y que más me han convencido han sido las de Ramón Faraldo en el Ya; León Tello y Antonio María Campoy en ABC o la de Juan Ramírez de Lucas en la revista Arquitectura. También la de Francisco Pérez Navarro (John Hadaway), profesor en la Universidad de Tubbinga (Inglaterra) y crítico internacional de Arte, que viaja todos los años a España y tiene la deferencia de venir un día a almorzar conmigo para conversar juntos. Este profesor dio un curso entre sus alumnos de español sobre mi trabajo artístico, sobre todas mis obras que las mostraba, primero en diapositivas y después en la realidad pues viajaba con sus alumnos a Madrid para recorrer los murales que he hecho. Éste crítico explica y razona muy bien la pintura ante los alumnos.
            Al escribir sobre mi exposición en los 80 cuando expuse en la sala Macarrón de Madrid, León Tello dijo en ABC sobre mi pintura: “No solo el número aritmético: explicita también la geometría. Convierte la pintura en un juego de volúmenes que estructura el cuadro y se concreta en figuras. Pero su visión cósmica no es estática: conjuga espacio y tiempo; el movimiento constituye elemento fundamental de su temática; adopta una morfología dinámica; no es sorprendente la incidencia en el motivo de juegos y deportes porque le permiten la verificación de sus ideales conformativos: pone en tensión la geometría. Trasciende la preocupación por la representación de las fuerzas físicas. Desarrolla un cubismo expresionista; inserta en su intención estética la traducción del pathos de la figura; en sus versiones deportistas se exterioriza la voluntad de esfuerzo y de victoria; en su tauromaquia refleja la pasión ambiental, el ímpetu vigoroso de la fiera, el valor y el arte del hombre que la domina y el ritmo y la cadencia de la lidia; en sus cuadros religiosos ilumina el orden racional con la luz de la mística.
            En exposiciones anteriores advertíamos que sus paisajes no estaban delimitados con la estricta organización euclidiana que caracterizaba a sus restantes obras; en esta última muestra se observa la tendencia a extender a este género los principios estructurales que definen su estética: se acentúa así la unidad estilística, pero la delineación matemática no impide la expresión de los sentimientos que le inspira la tierra. Emplea un colorido sobrio y vigoroso aplicado con criterio semiológico y atenta consideración a sus calidades fenoménicas. Su racionalismo es expansivo: las formas geométricas determinan el espacio, pero quedan abiertas. Realiza cuadros grandiosos que explican su espléndida dedicación de muralista”.
            Juan Ramírez de Lucas escribió en su texto para mi exposición en la galería Macarrón: “Hace ya bastante tiempo que el gran maestro Cézanne dijo que todo en la naturaleza, incluido el ser humano, podía reducirse a las formas puras de los cuerpos geométricos elementales: cubo, cilindro, pirámide… Sin llegar del todo a esa síntesis, lo que hace Manolo Ortega es extraer de todas las formas sus planos substanciales, “planificando” en una visión que, sin dejar de hacer alusiones al realismo, en cierta manera lo geometriza…) Después de más de cuarenta años de pintor activo, activísimo en muchos campos de la creación artística, Manuel Ortega nos muestra una vez más, su pintura personal inconfundible, con lo que esta especie de apóstol de escarchadas barbas nos está proclamando la perenne juventud de su espíritu y lo incansable de su trabajo en permanente búsqueda.”
            Por su parte Francisco Pérez Navarro (“John Hadaway”) escribe en otro texto de presentación de una exposición para la galería Macarrón: “Ortega “analiza” con la mirada la realidad visual del juego físico –color, luz, línea, espacio, movimiento- y la reduce a elementos básicos que luego recompone para recrear, purificada, simplificada y embellecida, la misma realidad de la que ha partido. Pero esta recomposición de la realidad visual “analizada”, no es en absoluto la de un cubismo sintético que busque lo bidimensional o lo decorativo; lo que Ortega hace es recrear la realidad tridimensional dinámica –es decir, tetradimensional- en volúmenes y equilibrios básicos.
Aunque a veces Ortega llega a lo abstracto-geométrico no figurativo –por ejemplo, cuando, más que pintura, hace decoración arquitectónica –por lo general guarda siempre una deferencia directa a la figuración. Porque, a su mirada de pintor puro, se une un profundo humanismo que nunca prescinde del factor humano y social de lo que pinta, ni de cierta expresividad.”
            El crítico del ABC Antonio María Campoy también supo destacar la novedad de mi pintura geometrizada, cuando subrayó su asombro ante la exposición que hice en Macarrón, después de mis veinte años de paréntesis con la cita pública de una exposición. El paréntesis que tuvo lugar de los años 60 a años 80.
            Una religiosidad a la altura de los ojos es el título de un pequeño ensayo que hizo sobre mi pintura Julián Sauquillo, profesor de la Universidad Complutense. Aunque no estoy de acuerdo con todo lo expuesto –pese a que respeto su mirada y su reflexión- destacaría lo siguiente: “Las alegorías religiosas de Manolo Ortega son parte de esa religiosidad fraterna. Son imágenes de una creencia racional en la comunidad de todos los hombres cuando no están distraídos por pasiones negativas que les alejen de un credo sencillo y común (…) A través de colores estacionales crea el volumen e interpreta el carácter de ese ser palpitante que delante del pintor no es sino un trozo de Naturaleza. Así se explica que los colores del retrato y del paisaje tengan unos tonos comunes. Somos parte de un paisaje natural y debemos una vida a la naturaleza.”
*****
Manuel Ortega: Decálogo artístico


1.     Todo artista debe dar al arte el máximo de sus posibilidades. Vaciarse y dejar al mundo lo mejor de sí mismo.
2.     Hay que tener oficio y maestría, pero hay que huir del oficio para no amanerarse. Tener sensibilidad de artista.
3.     Si se siguen fórmulas a la hora de trabajar, sólo se fabrican muertos, cada vez más perfectos, pero muertos. Obras repetidas, como en la artesanía.
4.     Cada nuevo cuadro es un problema diferente a la hora de pintar a lo que hay que enfrentarse. Unas veces se acierta y otras no. Lo importante es seguir investigando.
5.     Cuando se acierta, el primer sorprendido es uno mismo y revela a ese creador desconocido que lleva dentro. Picasso lo explicó muy bien cuando dijo aquello de “yo no busco, encuentro”.
6.     La pintura es construir por colores y planos; nada de colorear o iluminar el dibujo. Eso se queda para los ilustradores. La ilustración no es pintura.
7.     Hay que volver periódicamente a la Naturaleza para no amanerarse, para encontrar formas y colores nuevos. Para renovarse. Hay que descubrir las infinitas armonías de la Naturaleza con los sentidos que despiertan sensaciones y emociones. Y cada pintor elige una de esas infinitas armonías que ofrece.
8.     En el arte uno es sólo el mediador entre lo real y lo trascendente. La pintura ha de fluir como la propia grafología. Nadie pinta igual que otro.
9.     La piedra de toque de la pintura es el retrato. No se entendería la pintura española, ni el Museo del Prado sin el retrato.
10. Los críticos de arte saben poco de pintura; saben mucho de Historia del arte, de movimientos y de estética. ¡Literaturas! Los que de verdad saben de pintura son los pintores.



 



jueves, 23 de julio de 2020

Arturo Barea: “La forja de un rebelde”, novela en edición de Francisco Caudet, editada por Cátedra




Julia Sáez-Angulo

            21/7/2020 .- Madrid.- La célebre trilogía narrativa del escritor Arturo Barea La forja de un rebelde se ha publicado en un solo libro de 1335 páginas, en una edición de Francisco Caudet, publicado por la editorial Cátedra. El libro es un testimonio elocuente de la vida en España durante propia vida del escritor, lo que equivale al Madrid de su residencia, a la guerra de África en Marruecos, a la guerra civil…
            La trilogía abarca los respectivos títulos de La forja, La Ruta y La Llama. La trilogía fue llevada a una serie televisiva de merecido reconocimiento. El original sufrió una serie de peripecias hasta el punto de perderse la versión española original y hubo que traducirla del inglés, algo que el editor ha tenido en cuenta en esta ocasión para detectar los errores que se cometieron. Una novela por tanto de diversos avatares en su trayectoria.
El libro se acompaña de una amplia bibliografía.

            Arturo Barea Ogazón (Badajoz, 1897-Farindon-1957) vivió pronto en Madrid, ciudad a la que se dirigió su madre viuda con él y con tres hermanos. Una vida que siempre, de una u otra manera transcurrió en la pobreza. La novela La forja de un rebelde está llena de referencias históricas y personales con nombres reales en Madrid como el puente de los Franceses, el de Rey, de Segovia, de San Isidro, de Toledo… el Campo del Moro o el Jarama donde desemboca el madrileño río Manzanares.
            Barea, como autor de La forja de un rebelde explica que quiso indagar en las raíces que llevaron a la contienda civil de 1936-39, algo así como si quisiera explicársela, primero, a sí mismo, y de paso a los demás, los lectores.
            La forja de un rebelde es uno de los libros clave para entender la Guerra Civil española, como lo son Madrid de Corte a Checa de Agustín de Foxá o el libro de Wenceslao Fernández Flórez Una isla en el mar rojo. Visiones de uno y otro lado en los bandos contendientes, pero iluminadores del camino de los políticos, los odios, la situación social y la incontinencia de los osados e imprudentes. Probablemente las tres mejores novelas sobre la génesis de la Guerra Civil.
            Por otro lado La forja de un rebelde narra también con acierto el tema de la presencia española en África, con toda crudeza sobre situaciones corruptas y la crueldad de los ejércitos enfrentados.
            En suma La forja de un rebelde es un libro digno de figurar en una biblioteca que se precie de querer conocer la Historia de España, a través de la narrativa que es la que verdaderamente muestra la historia cotidiana o intrahistoria.
           

HANOOS. Pintor, grabador y profesor. EXPOSICIÓN VIRTUAL


pintura de Hanoos
Hanoos, artista visual


L.M.A.

 24.07.2020.-Madrid.- Abu Zaidun Hanoos (Kufa - Irak 1958).- Pintor, grabador y profesor. Licenciado y Doctor en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid. En 1974 comienza sus estudios en el Instituto de Bellas Artes de Bagdad. Tras viajar a Italia y por Europa, ingresa en 1984 en la Facultad de Bellas Artes de Madrid. Realizó también estudios de Historia del Arte y de Estética. De nacionalidad española, reside en Madrid desde 1981 ejerciendo su actividad como pintor y profesor.
Hanoos es uno de los escasos artistas árabes enraizados en el mundo occidental. Su pintura es un ejemplo de la fusión armónica entre oriente y occidente en el plano cultural, contribuyendo a la construcción de un mundo auténticamente sin fronteras a través de la expresión artística. Ha realizado treinta y ocho exposiciones individuales, más de un centenar de exposiciones colectivas, ha obtenido varias becas entre las que destacan la del Ministerio de Asuntos Exteriores y la del Instituto Hispano Árabe, y posee treinta y siete premios de pintura. Su obra se encuentra expuesta en distintas instituciones públicas y privadas.
MI PENSAMIENTO ESTÉTICO.  En mis pinturas y desde los inicios de mi carrera a finales de la década de los setenta del pasado siglo, he evitado siempre el uso del sombreado , la anatomía y la perspectiva. En realidad es, para no crear ninguna ilusión parecida al mundo real, mi propósito no consiste en representar el mundo tal como es, lo que pretendo, es crear imágenes de un universo personal e ideal de belleza y verdad, con un orden perfecto y equilibrado , utilizando colores vivos, planos y quebrados, con unas líneas negras, que funcionan como árbitro entre las formas representadas.
  Las series ''Hilos de Luz'' y ''El Tercer Sueño'' (POESIA PINTADA) son mis  trabajos de los últimos cinco años., ambas están inspiradas en mi propia experiencia vital, y en la memoria de mis ojos, como observador del mundo que me rodea, igual que un pájaro posando en la rama de un árbol, contemplando el entorno. La poesía  de occidente, como de oriente, ha sido una de las fuentes más importantes de inspiración en mi trabajo, recogiendo las enormes posibilidades que me brinda su influencia anímica para la invención narrativa de mi obra, sumergiéndome y penetrando en el sentido poético del texto, para poner al descubierto algunos significados aludidos del poema, creando una atmósfera que enriquezca las posibilidades de interpretación.
  Las dos series como mis trabajos anteriores son de distintos formatos, y con similares procesos empleados en su ejecución, sobre una base relativamente común, sin embargo, la apariencia de cada uno de ellos es distinta. Mi pintura se caracteriza por el trabajo en dos dimensiones, cánones de actitudes, ya sea en reposo o en movimiento, ritmo y composición plana, empleando los reguladores de  la geometría del arte islámico, y la de  Fibonacci , pero con un resultado basado fundamentalmente en la forma y con un dibujo que funciona como árbitro  y armonizador en el desarrollo del esquematismo caligráfico.
  La realización pictórica, está conformada por una combinación de procesos azarosos y deliberados, que acusan los diversos pasos de su ejecución, con unas capas que invalidan a otras, como si  se tratarse de un espacio geológico, o como en los muros de las ciudades cuando se deposita en ellos tanta publicidad o las huellas del propio hombre.
 El resultado final de la obra se plasma dependiendo de los propios materiales o los pigmentos utilizados, de su estado líquido o untuoso y también de las texturas  previamente obtenidas en el soporte, que ayudan a quebrar intencionadamente el frágil dibujo, que circula a lo largo o  ancho de la obra, que a mi modo de ver, la superficie será más jugosa y rica en matices, la consecuencia ultima, depende también de los utensilios usados; el cartón, la espátula, los trapos, o los clásicos pinceles entre otros instrumentos, así como las veladuras y las salpicaduras, con procesos aditivos y acciones sustractivas, con el propósito de que estas pinturas, nos sirvan para reflexionar, pensar, y si es posible  generar ideas.

Más información
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 pintura de Hanoos

El V Día de las Escritoras destaca el trabajo y el esfuerzo de la mujer

El próximo 19 de octubre en la Biblioteca Nacional de España

Lourdes Ventura, escritora




L.M.A.


-23  de julio de 2020-. “La voz de las mujeres suele exhalar un aliento esforzado, una conciencia constante de que la vida siempre ha de exigirles más que a los hombres”, declara Elvira Lindo, comisaria de la V edición del Día de las Escritoras que se celebra en la Biblioteca Nacional de España el próximo lunes 19 de octubre.

“Bien se podría decir que la literatura escrita por mujeres está a menudo espoleada por una conciencia esencial del esfuerzo. En clave autobiográfica o como representación de una colectividad destinada a un trabajo poco o nada reconocido las mujeres expresan cuánto trabajo precisa el acto de amar, de tener hijos o de desear la soledad, cuán férrea voluntad hay que reunir para defender una vocación al tiempo que se cumple con las tareas que ha acarreado tradicionalmente la condición femenina”, señala la periodista y escritora.
La Biblioteca Nacional de España, la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) y la Asociación Clásicas y Modernas (CyM) organizan, por quinto año consecutivo, el Día de las Escritoras con la idea de difundir el legado cultural de las escritoras hispanas e hispanoamericanas, recordar las dificultades a las que se enfrentaron y destacar el valor de sus obras.
La iniciativa, a la que se suman numerosas instituciones nacionales, públicas y privadas, nació en 2016 y se celebra el lunes más próximo a la festividad de Teresa de Jesús. El acto consiste en la lectura (en el Salón de Actos de la BNE) de veinte breves fragmentos de textos escritos por autoras a cargo de personalidades de reconocido prestigio social y cultural y con una especial representación de creadoras en activo.
En esta edición, la comisaria Elvira Lindo ha querido incidir en el cansancio, el esfuerzo y el tesón “de Teresa de Jesús a Idea Vilariño, de Luisa Carnés a Alfonsina Storni, pasando por Elena Fortún, Luz Pozo, Concha Méndez, Mercé  Rodoreda, Circe Maia, Gabriela Mistral y tantas otras en cuya escritura se refleja el esfuerzo de vivir, la vida trabajada, el cansancio y la voluntad de cumplir, a pesar de las trampas del camino, con una vocación tozuda e intensa”.

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