sábado, 20 de junio de 2020

ISABELLE HIRSCHI, La fotografía como pincel Inmediato de la realidad. EXPOSICIÓN VIRTUAL




Isabelle Hirschi, fotógrafa

L.M.A.

            22/6/2020 .- Madrid .- Isabelle Hirschi (Madagascar), francesa, hija de diplomáticos suizos, residente en Lyon desde hace más de veinte años, presenta primera su trabajo fotográfico, al que se ha dedicado principalmente en su última etapa. Gran viajera, Hirschi, globe-trotter, trabaja  sus fotos por series viajeras, sobre todo en Extremo Oriente: Hong Kong, Beijing, Shangai…, pero también en América: Chile, Argentina, República Dominicana, Panamá, New York, África…  Visitante habitual de Madrid, guarda numerosas series sobre la capital de España -donde cuenta con numerosos amigos como el pintor Alfonso Sebastián y su esposa Guía Boix-, como la serie Balcones y ventanas. Actualmente prepara una exposición sobre Catedrales e iglesias.
         “La fotografía se me ha revelado como lenguaje artístico muy satisfactorio, porque permite la inmediatez de enfoque de formas y elección de color, que más adelante se puede perfeccionar en el resultado final”, declara Isabelle Hirschi. “Puedo cortar la foto por donde estimo oportuno y ofrecer una imagen más misteriosa que la misma realidad”, añade.
         La fotógrafa muestra con orgullo una de sus fotografías llevada a cabo en un espacio abierto de Nueva York, en la que el juego de líneas, formas y color da lugar a una bella composición abstracta. O la realizada en lo alto de una doble escultura, donde la visión de cielo y nubes produce cierta perplejidad de altura en el espectador.
“La fotografía sorprende con frecuencia y se requiere para ello una mirada atenta. El ojo es el pincel de la fotografía”, explica. “La fotografía es, para mí que soy inquieta, una forma de expresión más inmediata que el dibujo o la pintura. Resulta más operativo viajar con una cámara, que con lápices o tubos de pigmento. Lo que sí me exige la fotografía es cambiar sucesivamente de cámara de fotos, pues busco mayor precisión y nitidez, a medida que investigo en los resultados de la fotografía y eso me exige mejores equipos”, explica la autora.
            Isabelle Hirschi, que estudió en la Escuela Camondo de las Artes en París,  ha expuesto en diversos foros artísticos franceses, también en España: en el Torreón de Atocha de Madrid y en el Palacio de Pedro I en Torrijos, Toledo. Isabelle Hirschi está casada con el Dr. Jean-Paul L´arbre y reside en Lyon.

Más información



"Rascacielos", foto I. Hirschi



 
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 Farola madrileña, por Isabelle Hirschi

 "Julia", escultura de Jaume Plensa en la Plaza de Colón. Madrid


 Isabelle Hirschi (2018)

 Isabelle Hirschi en Madrid (2019)


 Isabelle Hirschi y su esposo el Dr. Jean-Paul Larbre

Alfonso Sebastián, Isabelle Hirschi, Julia Sáez-Angulo y Guía Boix (2019)

"Reflejos", por Isabelle Hirschi


Dr. Larbre, Guía Boix y Alfonso Sebastián



Isabelle Hirschi, autorretrato (2019)

Vicente Heca. Pintura, Dibujo, Instalación, Docencia y Director de la Galeria Eka & Moore


pintura de Vicente Heca





L.M.A.


21/6/20 .- Madrid .- Vicente Herrero (Heca)

□   Date of birth / fecha de nacimiento: 28-03-1945
□   Education / Educación
       Instituto Ciencias  de  la  Educación, completed  C.A.P. (pedagogical aptitude course), 2005
       Universidad Politécnica de Valencia, B.A. in Fine Arts, 1996
       Brooklyn Museum Art School, New York Alpha Holographics, and New York Holographic Laboratories
       Escuela   Superior   de   Bellas   Artes   of   San   Carlos,   Valencia, Spain, licensed as Professor of Drawing / Profesor de Dibujo, 1976,
     Teacher of   drawing and painting / Profesor de Dibujo y Pintura, Europe, USA, and the Dominican Republic
□   Resident   artist  / Artista   en   residencia,   Altos   de   Chavón, Dominican Republic, sponsored by Gulf & Western Co.
-       Director  AEDAL Espacio de Arte , Valencia , Spain
-       Curator   /   Comisario   : Valencia   Jardín   de   Arte,   Feria Internacional de Arte / Garden of Art, Valencia Art Fair
-       Director Eka & Moor Art Gallery, Madrid , Spain




 pintura hiperrealista de Vicenre Heca





 Obras de Vicente Heca




Ángela Reyes: “Cántico del alba”, libro con veintiuna historias femeninas




Ángela Reyes, escritora



Julia Sáez-Angulo
            19.6.2020.- Madrid .- La escritora Ángela Reyes es la autora del libro Cantico del alba. Veintiuna historias femeninas (2019), publicado por la editorial Deslinde. José Luis Morales, profesor, poeta, narrador y crítico literario escribe a modo de introducción bajo el título “Ángela Reyes y la verosimilitud emocional de sus mujeres”, un fragmento de texto leído por el autor en la presentación de la novela Los trenes de marzo de Ángela Reyes.
            “La mujer está omnipresente en la obra de Ángela Reyes, tanto da que se encarne en moldes mitológicos como en Fátimas, Martas, Rosas, Adelas. Hay muchas, muchísimas mujeres en la literatura de esta escritora, aunque tal vez solo haya una, una única y verdadera mujer, tan selvática, oceánica y lunar, tan lógica, realista y sabia, tan fuerte, serena y emprendedora y tan frágil, tan sensual, tan soñadora que sus encarnaciones son inagotables y su conocimiento total, una quimera”, escribe Morales.

            Ángela Reyes (Jimena de la Frontera. Cádiz, 1946), residente en Madrid desde los doce años, es cofundadora de la Asociación Prometeo de Poesía, de la que ha sido secretaria general desde 1980. Es viuda del Juan Ruiz de Torres, cofundador de Prometeo. Es escritora de narrativa y poesía. Entre sus colecciones de cuentos figuran: Crónica de un lirista naufragado (1991); Cuentos en la Arganzuela (1991) y Las mujeres del farolillo rojo (Premio Calicanto. Manzanares, 2009).

Evocando a Macedonio Fernández



Macedonio Fernández


Roberto Alifano

           21.06.2020 .- Buenos Aires .- Si me preguntaran a qué personajes de la literatura me hubiera gustado conocer no dudaría en mencionar a Miguel de Cervantes y a Quevedo y, más cercano a nuestra época a Miguel de Unamuno, Leopoldo Lugones y Macedonio Fernández; la lista, por supuesto es más extensa, pero dejémosla ahí. A los dos últimos mencionados los conocí por interpósita persona. Conversé mucho con Borges sobre Lugones y Macedonio. Del primero Borges no había sido amigo debido a que Lugones era un hombre complejo y casi intratable. La relación no pasó de un apretón de mano y una breve conversación. Macedonio, todo lo contrario, era un hombre de amigos, ameno, de fácil trato y diálogo amable.  
Decía Borges que esa amistad y ese culto de Macedonio Fernández eran una preciosa herencia recibida de su padre, el doctor Jorge Guillermo Borges, que tenía más o menos la misma edad de Macedonio. Ambos, abogados e idealista, habían fundado, hacia principio del siglo XX, una colonia anarquista en una perdida isla del río Paraná, muy cerca de la provincia de Misiones. Allí, junto a otros adeptos, residieron un par de meses, alejados de la gran aldea y del capitalismo incipiente de Buenos Aires. En esos intentos de Macedonio y Borges padre estaba el ideal de compartir el pan y de que nadie fuera explotado. Fracasaron. No por una cuestión ideológica ni política, sino por la inutilidad de dos hombres de ciudad frente al trabajo manual y a la áspera naturaleza de la región.
Todo artista, al tiempo que es un artífice suele ser un personaje. Sucede que en algunos casos el personaje prevalece sobre el artista y lo eclipse. Este, quizá, haya sido el caso de Macedonio Fernández, cuya presencia, riquísima en sabias anécdotas y dichos memorables, sigue prevaleciendo sobre su obra escrita. Lo cual no ha impedido que sus textos, de naturaleza inclasificable, hayan ejercido una gran influencia sobre la literatura argentina posterior. Era un hombre de genio.
Para Borges, sin embargo, Macedonio era menos un escritor que un pensador y bohemio. “Escribir no era su tarea -me dijo en una de las tantas conversaciones que mantuve con él-. Vivía para perderse en los laberintos de la metafísica, y como el nadador en un gran río le encantaba abandonarse a esas sorpresas y vicisitudes. Yo diría que no le daba ningún valor a su palabra escrita, o que poco la tenía en cuenta; al mudarse de alojamiento, solía olvidar sus papeles de índole literaria que se habían acumulado sobre la mesa y llenaban los cajones y armarios de la habitación que ocupaba”. Es probable que aunque escribir no le costara el menor esfuerzo muchos de esos borradores de Macedonio se perdieran irreparablemente.
Yo recuerdo haberle reprochado esa distracción a Macedonio -prosiguió Borges-; y él me dijo que suponer que podemos perder algo es una soberbia, ya que la mente humana es tan pobre que está condenada a encontrar, perder o redescubrir siempre las mismas cosas. Con los años he llegado a aceptar esa verdad”.
Durante buena parte de la década de 1930, Macedonio Fernández presidió una entusiasta tertulia en el café “La Perla” del barrio de Once, a la que acudió algunas veces Ramón Gómez de la Serna, que fue uno de sus grandes amigos y biógrafo, y con el que mantuvo una correspondencia que duró hasta la muerte de Macedonio. “Para los concurrentes habituales no era otra cosa que la víspera de la noche del sábado -evocaba Borges con nostalgia-. Norah, mi hermana, nos llamaba ‘los macedonios’. El encuentro empezaba a las nueve y se dilataba hasta el alba. Macedonio hablaba como al margen del diálogo, y, sin embargo, el diálogo era su centro. Trataba siempre de ocultar, no de exhibir, su inteligencia extraordinaria. Prefería el tono interrogativo, el sabio tono interrogativo de modesta consulta, a la afirmación categórica o magistral. Jamás pontificaba; su elocuencia era de pocas palabras y hasta de frases truncas. Usaba un tono habitual de cautelosa perplejidad y solía atribuir sus ideas a la persona que tenía a su lado. Creo poder remedar, pero no definir, esa voz llana, enronquecida por el tabaco, que girando la cabeza decía a quien estaba a su lado: ‘seguramente vos habrás pensado…’, y luego una reflexión original que el otro ni imaginaba. De su persona, yo recuerdo la vasta frente, la melena gris y el bigote gris, los ojos de un color indefinido, su apariencia breve y casi vulgar. El cuerpo era para Macedonio casi un pretexto para el espíritu. Una vez me dijo que un hombre podría vivir eternamente si respondía a los dictámenes del alma. Su simpatía por lo francés era imperfecta y divertida; de Víctor Hugo llegó a enfatizar con estas palabras cuando alguien se lo mentó: “Salí de ahí con ese gallego insoportable. El lector se ha ido y él sigue hablando”. A los españoles prefería juzgarlos por Cervantes, que era uno de sus dioses, y no por Gracián o por Góngora, que le parecían unas calamidades.”
Tuve también la felicidad de conocer y tratar durante un largo tiempo al entrañable Adolfo de Obieta, uno de los cuatro hijos de Macedonio y el principal exégeta de su obra. Adolfo era un hombre más bien tímido y prudente, con un particular sentido de la observación. Estando de visita en Buenos Aires Nicanor Parra, comimos con él y ambos se entendieron de maravillas. Nicanor era un devoto de Macedonio y no paró de hacerle preguntas sobre su vida y obra. Los recuerdos que Adolfo tenía de su padre mezclaban a veces lo entrañable con lo distante. Siendo él y sus hermanos muy chicos, falleció Elena de Obieta, la madre y Macedonio los dejó a cargo de las tías. “Él nos venía a ver todas las semanas, pero no fue el padre que yo y mis hermanos deseábamos. Crecimos sintiéndolo una figura distante”. Ya grandes sus hijos, Macedonio mantuvo una actitud cercana, pero no filial. Su manera de vida era la soledad de una habitación de hotel.
El más cercano de los hijos de Macedonio fue siempre Adolfo. En uno de sus escritos, su padre señala en un párrafo algo que acaso es profético: “Querido hijo Adolfo, de mis cuatro hijos santos y encantadores, debiste ser vos el que me acompañara más con un afecto tan dulce y paciente y con una colaboración tan grande y tan modesta durante largos años, con tanto aporte de tus penetrantes hallazgos en arte, en sociología, en psicología, y en mi asunto predilecto, el metafísico; te dejo, por si no consigo adelantar más este último tópico, mis indicaciones de bases o métodos (hasta que) nos reunamos o comuniquemos en el nuevo modo de conciencia futura”.
Quienes tuvimos el privilegio de tratar a Adolfo de Obieta apreciamos siempre su discreción casi extrema. Intentaba pasar inadvertido, como para hacerse disculpar por su innegable talento de ensayista y poeta. Era un hombre hecho de buen sentido, tacto, comprensión y generosidad. Si algo no le gustaba, prefería callar, pues valoraba el hondo sentido de la palabra, que solía aplicar en sus escritos con agudeza, ironía sutil, sensibilidad exquisita y una sabiduría envidiable. Sus ensayos tenían siempre la doble virtud de deleitar y enseñar, lo que le confiere un sentido ejemplar a su escritura. Adolfo de Obieta gozó merecidamente del reconocimiento de sus pares y llegó a ser miembro de la Academia Argentina de Letras.
Volviendo a Macedonio agreguemos que su actividad mental era incesante y siempre original, aunque poco le interesaba, como ya señalamos, divulgarla. Seguía, por lo general, la línea de su pensamiento de modo imperturbable y poco o nada le interesaban las confirmaciones ni las refutaciones ajenas. Quizá cometía el error de atribuir su inteligencia a todos los hombres; en especial a los argentinos, que constituían para él sus más frecuentes interlocutores. Fue amigo de Leopoldo Lugones, a quien más consideraba literariamente; pero, según Borges alguna vez le comentó: “No entiendo por qué Leopoldito, a pesar de sus muchas lecturas y de su indiscutible talento, no se decide aún a escribir un buen libro”. Es sabido que Lugones, que carecía del sentido del humor, indudablemente se habría irritado de haber oído aquella broma inofensiva. El mecanismo de las bromas de Macedonio, según algunos interlocutores se asemejaba al de Mark Twain.
Fue ese humor el que llevó a Macedonio (como a Vicente Huidobro en Chile), a candidatearse para presidente de la Argentina; sin la mínima posibilidad de conseguirlo, por supuesto. Esa campaña, casi secreta, era otra suerte de broma a la que adhirieron sus amigos y discípulos, que quizá no pasaban de una docena. Para desarrollar el plan de gobierno, Macedonio citaba a sus prosélitos en una confitería del centro, mientras insistía, con toda razón, en la falta de proyectos que se observaban en el país: “Hay 300.000 sufragios sin compromiso ni orientación que esperan una idea”, le confesó a Borges. “Esos serán mis adherentes… Mirá, che, muchas personas se proponen abrir una cigarrería y casi nadie ser presidente”. De ese rasgo estadístico deducía Macedonio que es más fácil llegar a ser presidente que dueño de una cigarrería.
Por desgracia su cálculo falló. Una tragedia personal interrumpió la insólita actividad política de Macedonio. En mayo de 1920 murió imprevistamente su esposa, Elena de Obieta, a la que dedicaría Elena Bellamuerte y otras elegías que se cuenta entre los más sentidos volúmenes de poemas amatorios de la literatura argentina.
Y te dormiste en Inocente victoria. / ¿Te dormiste? Palabras no lo dicen. / Fue sólo un dulce querer dormir, / fue sólo un dulce querer partir / pero un ardiente querer atarse / pero un ardiente querer atarme. / ¿Dónde te busco alma afanosa / alma ganosa, buscadora alma? / Por donde vaya mi seguimiento / alma sin cansancio seguidora / mi palabra te alcance…
Macedonio Fernández nació en la ciudad de Buenos Aires el 1 de junio de 1874 y murió en la misma ciudad el 10 de febrero de 1952. En su entierro el único orador fue Jorge Luis Borges. Cuando se retiraban del cementerio, Manuel Mujica Lainez se le acercó para decirle: “Georgie, quizá sin que te lo propusieras, nos hiciste llorar y reír a todos. ¡Qué feliz se habrá sentido Macedonio!”.

A.G. Roemmers, autor de “El regreso del Joven Príncipe”, prolonga “El Principito”






Julia Sáez-Angulo

            20/6/2020 .- Madrid .- El escritor, poeta argentino, Alejandro Guillermo Roemmers leyó en su momento el libro El Principito del escritor francés Antoine de Saint Exupery (1900-1944), como los miles de lectores que se han acercado a ese libro para niños y mayores. Como poeta, Roemmers decidió rescatar a ese pequeño príncipe del asteroide al que regresó y lo prolonga de alguna manera en su libro El regreso del Joven Príncipe (2018), publicado por la editorial española Océano. Hoy ese libro se lee y se estudia en muchos colegios argentinos.
            El autor ha buscado la complicidad del lector “de corazón puro” que guarda todavía “los ojos de asombro” para adentrarse en las páginas y sentir que “sonríen otra vez las estrellas y puedas oírlas como si fuesen quinientos millones de cascabeles”. Los dibujos de Laurie Hastings acercan en su estilo a los que dibujo el propio Saint Exupery para ilustrar a su libro. Las guardas del libro nos envuelven en multitud de estrellas roji-gualdas.

            El libro, escrito en nueve días, recoge un viaje del autor con otras personas, sus encuentros, experiencias, decisiones… siempre en prosa poética, teñida de la inocencia de los poetas, esos seres que debiera gobernar el mundo al decir de Heidegger. El regreso del Joven Príncipe, un libro del que el autor confiesa que salió reforzado en su interior tras escribirlo.
         Alejandro Guillermo Roemmers (Buenos Aires, 1958) recibió este año la Medalla de Oro Mayte Spínola.


           

CONTRA LA MELANCOLÍA




por EDUARDO CALVO

          21.06.2020 .- Madrid .- El estudioso inglés Robert Burton escribió  Anatomía de la Melancolía  en el primer tercio del siglo XVII. Es libro extenso y erudito, voluntariosamente inspirado en el físico Demócrito, coetáneo de Platón, Aristóteles y Sócrates; vivió cerca de cien años y la locura visitó sus días finales. Presumiblemente más preocupado de su propio abatimiento que del de su maestro, Burton rastrea las guaridas de esa bilis negra que envenena a quienes tuercen el rumbo. No excluye ningún motivo. Los astros, los ángeles , las brujas, la dieta el placer, la soledad, el exceso de ejercicio, el temor, la envidia, la malicia. Establece un recorrido exhaustivo del que ni el mismo Dios se salva. Un dios pagano, Baco, robó la razón al tracio Licurgo por haber podado las viñas de un campo prohibido. Leemos en el Antiguo Testamento cómo “ un espíritu malo que venía de Yahve perturbaba a Saúl “ . Y también que el rey Nabucodonosor comía hierba como un buey, “ y su corazón se hizo semejante al de las  bestias “. Entre las causas y los efectos a menudo figuran lazos providenciales. Llegué a Robert Burton gracias al poeta argentino Jorge Luis Borges, cuya excelencia aparece interpolada en ocasiones por una mácula de romanticismo; no así sus lecturas proclamadas, que son irreprochables. Del peruano Mario Vargas Llosa recabo al menos dos novelas sobresalientes en una narrativa dilatada y próspera:  La ciudad y los perros y  La guerra del fin del mundo. De su obra más conocida,  Conversación en la catedral, guardo un recuerdo impreciso y el desagrado profundo de una frase que me solivianta. “ ¿En qué momento se jodiÓ el Peru, Zavalita ?” . Es obvio que Zavalita es un trasunto de Vargas Llosa. Era obvio que la pregunta traería cola. Cambien Perú por España y ya tienen el núcleo de la murga hipócrita y tristona. En qué momento se jodió este país; suelen sustituir España por “ este país”. Comunicadores, políticos , intelectuales. Abrumados por un pesar impostado. Lejos de los españoles de a pie, razonablemente abrumados por llegar a fin de mes, esos a quienes cualquier memo frondoso se permite llamar “ españolitos “. Tras un rato de congoja no encuentran respuesta, y como este país no tiene arreglo, pasan ellos a arreglar sus vidas, que ahí son unos maestros. Se libró España de la lacra del romanticismo. Salvo los ripios del Tenorio, “ La canción del pirata” de Espronceda o las pertinaces y oscuras golondrinas de Bécquer apenas  sufrimos daños que merezcan mención detallada.
Tardíamente, la quejumbrosa generación del 98 derramó extravagancia y mala leche con mano tonta, pródiga y bastante menos ingenua que la de los románticos. Si exceptuamos a Ortega, un conservador cabal con muy buena prosa, y una Sonata de Valle Inclán- la Sonata de invierno-, el resto componen una tropilla hosca y pintoresca. Azorín es irrelevante.  Baroja y Unamuno, engreídos y reaccionarios. Personajes disfrazados de ellos mismos. Nos paramos en sus anécdotas; leerlos no es tan fácil. Consignemos que vivieron como pensaron y escribieron; enojados y enojosos. Los cenizos de ahora son desfachatados y versátiles. Ceñudos y sesudos de puertas afuera; de puertas adentro vida muelle. El contraste se alivia cuando mandan; entonces lucen contentadizos. Hasta qué punto se ponen iracundos, si te atreves a discutir sus opiniones, es cosa digna de verse. No interesa cuándo se jodió España, no ha ocurrido. No hay que remontarse al apagamiento de Roma, a la expulsión de los judíos, a las algaradas carlistas, los tópicos al uso. Ni siquiera la guerra civil que hicieron mis padres y me contaron mis abuelos. Importan el aquí y el ahora. El aquí es eso que muchos preferimos llamar España. El ahora es la jornada irrepetible. La viviremos con los ancianos que tienen que estar en lo más alto. Con los muchachos, a quienes debemos la insignia futura de su ancianidad. Con cada mujer y cada hombre, tan bravos en la mitad del camino. Sepamos si somos capaces de salir adelante. No salimos más fuertes; es otro obsceno embuste.

Existen robustas excusas para la melancolía; hoy claro que sí. Permanecen los flecos ominosos de la enfermedad y asoman rasgos torvos de penuria al cabo del retroceso económico. Me viene a la cabeza una canción en las voces de Bing Crosby y Al Jolson. “ Brother can you separe a dime”. Aquí la tradujeron “ ¿Hermano me das diez centavos?”.Ilustraba la desalmada coyuntura en los Estados Unidos de los años treinta. “Medio millón de botas arrastrándose por el infierno y yo era el chico del tambor”. Es probable que pronto escuchemos la vergüenza de millones de zapatos de suelas incesantes midiendo los senderos de la humillación y la necesidad. Y nadie querrá ser el chico del tambor. A los pocos que no se les encoja el bolsillo se les encogerá también el corazón. No es sencillo ser feliz cuando alrededor crece la desdicha. El gobierno actual está formado por inútiles y por ambiciosos, bien atornillados al sillón y a su disfrute. No tienen ni el coraje de dar nombre a los muertos. Ignoran que a la política se viene a prestar servicio y ganar honra. Su propaganda sugiere que no hay otros políticos. Haberlos haylos. Cito dos ejemplos: Cayetana Álvarez de Toledo y Eduardo Madina. Tienen en común inteligencia y hombría de bien. Cayetana Álvarez de Toledo es la portavoz del partido popular en el Congreso. Aglutina la plataforma “ Libres e iguales”, encomiable aunque fuese solo por su definición. Con frecuencia me gusta lo que dice la señora Álvarez de Toledo; casi siempre me gusta cómo lo dice. Fomenta una dignidad adusta que personalmente agradezco. Eduardo Madina compitió con Pedro Sánchez en las primarias del PSOE. De haber sido afiliado le hubiese votado. No porque me estorbasen las ideas de su contrincante, el ahora presidente, que tampoco entonces tenía alguna.  Hubiese votado al señor Madina tanto por sus ideas como por su trayectoria. La socialdemocracia ha sido fundamental en Europa a la hora de construir el Estado de Bienestar. La reorientacion del ideario socialista cuadraba con el liderazgo de Eduardo Madina. Su derrota en primarias no pasa de ser un incidente. Cada día tiene su afán. La Segunda Guerra Mundial no empieza con el desembarco en Normandía. Los antiguos persas educaron a sus jóvenes en tres habilidades: el manejo del arco, montar a caballo y decir la verdad. Suficiente. No conozco a estos dos políticos; los reconozco. No tienen que renunciar ni a sus prejuicios ni a sus principios. Alguien sin prejuicios no es de fiar; sin principios es fuente de ignominia. Principios y prejuicios no están para traicionarlos; para trascenderlos, desde luego. La ideología no puede ser un pretexto para eludir el recto gobierno. La coincidencia entre políticos distintos y de buena índole va más allá de la mansedumbre de querer estar de acuerdo por estarlo, más allá de la comodidad de resignarse. Obedece a lo esencial: encarar estos tiempos de tribulación, tarea que Heidegger encomendaba equivocadamente a los poetas. “ A few good men”. Unos pocos hombres buenos. Así reza el lema oficioso de los marines americanos. Necesitamos unos pocos políticos buenos. Hasta hace breves meses habría añadido a Ines Arrimadas al listado de esperanzas. La señora Arrimadas enseñó un valor descomedido en Cataluña frente al independentismo. Se ha hecho cargo de un proyecto gravemente dañado tras los últimos comicios. La angustia por la supervivencia parece haber atropellado a la dirección de Ciudadanos. El pasado valeroso y claro tiende a desvirtuarse en un presente confuso y dócil. Puede que sean el salvavidas postrero del peor gobierno de nuestra democracia; de ser así no serán nada. Con los liberales moderadamente centrados en la inopia, sólo cabe una fusión fría entre conservadores y socialdemócratas capaz de armar una alternativa limpia, eficiente y purificadora. Una alternativa que borre incertidumbre y angustia. Convenientemente alejada de los viejos hábitos. Un impulso que nos haga levantar la mirada del suelo y fijarla en el horizonte. España no se detendrá. Acudo al final del Quijote. Alonso Quijano toca la muerte con dedos inmortales, destinado por fin a ser quien es. Razona Sancho Panza, que empezó avispado y se transformó gloriosamente. Sus palabras son para el amigo: “ La mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie te mate ni otras manos te acaben que las de la melancolía “. Así dijo Sancho y así sea.
Eduardo Calvo
Profesor en la Universidad Complutense, ex Diputado a Cortes por Ciudadanos. De la histórica familia de actores apellidados Calvo, Tiene importante trayectoria literaria.

viernes, 19 de junio de 2020

CLARISA CASSIAU, GANADORA DEL II CERTAMEN INTERNACIONAL DE PINTURA ABSTRACTA MARIO SASLOVSKY Y MAYTE SPÍNOLA PREMIO DE HONOR


Alfonso de la Torre, Julia Sáez-Angulo, Adriana Zapisek, Luis Magán ante un cuadro de Adriana Zapisek

Obra ganadora de Clarisa Cassiau

L.M.A.

20/6/2020.- Madrid.- La pintora argentina Clarisa Cassiau ha sido la ganadora del II Certamen Internacional de Pintura Abstracta Mario Saslovsky, por su obra “Fluir y transitar VII” (2020), acrílico sobre tela y relieve en madera (100 x 100 cm.). Igualmente se concedieron dos accésits a favor de los pintores Luis Alberto Romero, venezolano residente en España, y Carolina Cerverizzo de Argentina.
            Quedaron como finalistas, seleccionados, por orden alfabético: Fabiana Zapata; Hilario Ranera; Jaume Estartús; Luis Javier Gayá; Marta Maldonado; Pablo Reviriego y Sara de las Heras.
            El premio, adquisición para el patrocinador del mismo, está dotado con tres mil euros y un diploma para la ganadora, así como los respectivos diplomas para los accésits y finalistas, que serán entregados a los galardonados por el patrocinador del citado Premio,  el empresario Mario Saslovsky, en el transcurso del año 2020.
            El jurado estuvo compuesto por Alfonso de la Torre, historiador y crítico de arte; Luis Magán y Moreno, periodista y comunicador, y Julia Sáez-Angulo, periodista y crítica de arte. Actuó como presidenta, con voz, pero sin voto, la pintora Adriana Zapisek.
            Al premio concurrieron 270 artistas visuales de España, Venezuela, Argentina, Colombia, Brasil, Cuba, México, Portugal, Gran Bretaña y Alemania.
            Por otro lado, se acordó otorgar el Premio de Honor Saslovsky a Mayte Spínola, por su trayectoria como pintora abstracta y por su labor de mecenazgo a lo largo de 30 años, desde que fundara el Grupo pro Arte y Cultura en 1990.

Mario Saslovsky (Buenos Aires. Argentina, 1949), creador de una empresa de Electrónica en su país, hombre viajero por Extremo Oriente, Beijing, Hong Kong, Taipei... y especialmente entre las ciudades de Madrid y Buenos Aires, decidió crear un certamen internacional de pintura abstracta, para estimular y premiar a los artistas que cultiven el campo de la abstracción en sentido amplio. Mario Saslovsky es coleccionista de arte y un gran aficionado a la Fotografía.

 Miembros del jurado con el patrocinador Mario Saslovsky, ante un cuadro de Adriana Zapisek
 Jurado con mascarilla

selfie ante un cuadro de Zapisek


Mercedes Deambrosis, España como tema literario y a punto de su primera novela autobiográfica en una editorial francesa



Mercedes Deambrosis, escritora



Cuestionario por Julia Sáez-Angulo

19/6/20.- París.- Mercedes Deambrosis (Madrid, 1955), nacida de madre española y padre franco-uruguayo. Realiza estudios de periodismo y literatura en París. Está casada con el escultor catalán Esteban Royo. Ha trabajado en comunicación institucional y desde hace veinticincinco años se dedica a la literatura. Su lengua de escritura es el francés. Ha publicado, entre otras novelas y libros de relatos, Milagrosa (Dire Éditions), Un après midi chez Rock Hudson (Buchet-Chastel), Suite et fin au Grand Condé (Buchet Chastel), La promenade des délices(Buchet-Chastel) , Rien de bien grave (Le chemin de fer),Juste pour le plaisir(Buchet- Chastel).  Ha sido asesora literaria de la Editorial Buchet-Chastel. Algunas de sus obras han sido traducidas al español y al inglès: Milagrosa (Littera Books), Una tarde con Rock Hudson (Littera Books), El paseo de las Delicias (Alianza Editorial).
Su última novela, aparecida en Francia, L'étrange apparition de Tecla Osorio, ha sido recompensada con el Prix du printemps du Roman. Imparte talleres de escritura, y es miembro de los jurados «Le Prix du Jeune Ecrivain » y « le Prix Boccace ».

¿Qué reflexión sobre la literatura le ha interesado más?
La de la poeta Marina Tsvetaïeva : " la nostalgia es cuando algo no ha sido llevado hasta el final", que corresponde a lo que siento y me anima.

¿Cuándo empezó a escribir y que fué lo que hizo?
Empecé a escribir de niña, creo que siempre escribí. Cuando el final de un cuento no me gustaba, leía mucho, lo cambiaba. Después, y poco a poco, seguí con diarios íntimos, poesía exagerada y sin duda alguna, mala, con escritura automática - influenciada por los surrealistas -, hasta llegar a mi primera novela de ficción, que terminé a los 22 años. "Monsieur R", novela perdida en algún cajón, y nunca publicada.

¿Qué obra literaria le impactó?
Anaïs Nin, en su totalidad. Simone de Beauvoir, los diarios de Julien Green, Herman Hesse, Nina Berberova, Flaubert. Y de manera eterna, la poesía de Lorca.

¿Qué asuntos y temas son habituales en su obra?
            España. De manera evidente y subterránea, España alimenta mi escritura, que casi siempre ronda alrededor del destino de la gente "corriente", del vecino de enfrente, del transeunte, de los sin destino, de los que no pasarán a la Historia. Y la Historia, la guerra, la guerra como "decorado" trágico del desencadenamiento de los sentimientos. De lo peor a lo mejor.

¿Qué género literario prefiere?
Cualquier género que sea bueno.

¿Qué hay en su biblioteca? ¿Qué nombres femeninos contiene?
Mi biblioteca es como un ser vivo. Cambia, se amontona, se olvida, nace a cada vez que acoge un nuevo libro, envejece, y termina desapareciendo en el caos. Libros leídos y por leer, todo se mezcla y sigue su ruta.
¿Mujeres? Muchas, claro, pero sobre todo mi biblioteca íntima, la que sostiene mi existencia. Los magníficos, Daniel Arsand, maravilloso escritor lleno de pasión y furor; Luis Eduardo Rivera, poeta guatemalteco, el mejor poeta actual sin duda alguna; Michèle Gazier, mi hermana en literatura, la encarnación misma del "escribir”; Eduardo Gallarza, extravagante y erudito y Lourdes Ventura, cuyo esplendor literario y personal ilumina a todo aquel que se le acerca.

¿Qué tres libros recomendaría?
Le dernier des Justes de Swart-Bart, le Quator d'Alexandrie de Lawrence Durrel

¿Cómo llevó el confinamiento?
            Según los días... no poder ir a los cafés - siempre he escrito en los cafés - me pesaba. Oscilaba entre la estupefacción, y momentos inolvidables como el descubrimiento, tan tardío, de la obra de Edith Wharton, une deliciosa y cruel pintura de la alta sociedad americana a principios del siglo pasado.

Proyectos literarios
Escribir una nueva novela y la salida postergada a octubre por causa de la pandemia, de mi primera novela autobiográfica "Rendez-vous au Paradis", en la editorial del Chemin de Fer.

 Mercedes Deambrosis, escritora



Exposición colectiva en la Sala Robayera

NUEVOS CIELOS ROTHKIANOS Alberto Reguera, 2004. 130 x 130 cm. Colección Robayera.


L.M.A.

19.06.2020 .- Cantabria .- 

La aventura de esta sala, comenzó en 1988, y si ves la lista de los que han pasado, es impresionante http://fueradeescena.eu/salarobayera_exposiciones.html

El próximo 20 de junio de 2020 abre sus puertas esta exposición colectiva articulada con una selección de obras de la Colección Robayera en la sala situada en las antiguas escuelas de Cudón (Miengo). 

La presente colectiva, que podrá visitarse del 20 de junio al 12 de julio, dibuja uno de los muchos paisajes que ofrece la Colección Robayera, con una selección quince piezas de distintas disciplinas artísticas, realizadas entre mediados de los noventa y la actualidad por trece artistas que han expuesto en el veterano espacio a lo largo de los últimos treinta años. Entre las obras que podrán contemplarse hay pinturas Antonio Mesones (artista oriundo del municipio de Miengo que actualmente reside en Berlín), Eduardo Sanz, Darío Basso, José Aja, Ignacio Tovar o Alberto Reguera; dibujos de Martín Chirino, Chelo Matesanz, Susana Solano y Adolfo Schlösser o piezas de técnica mixta como la de Juan M. Moro; así como esculturas de Carmen Calvo, Xavier Mascaró y de nuevo Adolfo Schlösser.

El proyecto surge a partir de una iniciativa de la Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Miengo, Tatiana Infiesta Mielgo, que propuso realizar una selección de los fondos para acercar el patrimonio municipal a diversos centros escolares entre los meses de marzo y mayo. El estado de alarma originado por el COVID-19 impidió que el proyecto pudiera abrirse al público, así que se ha previsto hacerlo ahora a modo de “prólogo” del programa de este año. Al término de la temporada expositiva de este año, que estará vertebrada como siempre por tres muestras individuales, se planteará el correspondiente “epílogo” con una nueva exposición colectiva de los fondos de la Colección Robayera que se ofrecerá a los distintos centros escolares de la zona acompañada de visitas didácticas que permitan dar a conocer el patrimonio municipal entre un sector más amplio de la población.
Las obras expuestas se encuentran acompañadas de un vídeo realizado por Carlos Atienza con una entrevista a Juan Manuel Puente, que ha dirigido la sala durante 28 años y es el auténtico impulsor de la Colección Robayera, que en la actualidad cuenta con cerca de ciento cincuenta obras realizadas por algunos de los exponentes más significativos de la escena artística nacional –así como alguna aportación internacional– del último medio siglo. La actual exposición en Sala Robayera de Cudón abrirá sus puertas sin acto de inauguración para evitar la concentración masiva de personas. El espacio ofrecerá todas las condiciones de higiene y seguridad. Además, se cuidará en todo momento mantener un aforo que respete la distancia recomendada para que el recorrido proporcione todas las garantías de seguridad y los visitantes puedan disfrutar de la experiencia estética y cultural sin miedo al contagio.