lunes, 29 de abril de 2013

EL MUSEO NACIONAL DE LA MUJER EN LAS ARTES EN WASHINGTON (National Museum of Women in the Arts). UNA EXPERIENCIA SINGULAR


Edificio del museo en Washington



L.M.A. 


29.04.13 .- MADRID .- La crítica de arte Julia Sáez-Angulo intervino con la siguiente comunicación en el Congreso sobre "La Mujer en el Arte", que ha tenido lugar en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía : 
           SINOPSIS: El Museo Internacional de la Mujer en las Artes –National Museum of Women in The Arts, NMWA- creado en Washington por Wilhelmina Holladay y su esposo Wallace en 1981, es pionero en la reivindicación del trabajo de la mujer artista, sepultado, tanto en museos como en libros y manuales de arte. Los fondos del museo parten de la  colección de arte firmado por mujeres, adquirido por el matrimonio durante cuatro décadas. Actualmente ronda las tres mil obras de arte y su archivo de nombres femeninos documentados se acerca a los veinte mil. El NMWA Cuenta con asociaciones de amigos en diversos países de Europa. Si bien no parece recomendable hacer museos de mujeres artistas, el NMWA, sin embargo, cumplió la función de llamada a que las cosas cambien en museos y publicaciones en lo que a la presencia de la mujer artista se refiere.

El matrimonio Wilhelmina Cole Holladay (Nueva York, 1922) y Wallace F. Holladay (Nueva York, 1920 – 2012), historiadores de arte norteamericanos, comprendieron muy pronto, a principios de la segunda década del siglo XX, que la ausencia de los nombres de mujer en los museos, fundaciones, colecciones y grandes exposiciones era una realidad y una marginación, del mismo nivel que la ausencia del trabajo plástico de algunos grupos étnicos y raciales como por ejemplo los indios o los negros presentes en los Estados Unidos de América. Esto les llevó a querer coleccionar arte firmado por mujeres y lo hicieron fundamentalmente durante dos décadas, de los 60 a los 80 del siglo pasado. Era un modo de investigar un campo, el del arte realizado por mujeres, todavía por explorar, además de una búsqueda de equilibrio respecto al trabajo artístico llevado a cabo por la otra mitad de la humanidad.
Poco importaba la fábula de Plinio el Viejo (fallecido en el 79 d. C.) que hace recaer la invención de la pintura en una mujer, la muchacha de Corinto, hija del alfarero  Butades de Sición, quien, con la ayuda de la luz de una vela y el juego de la sombra, dibujó en la pared el perfil del rostro del amado para tenerlo presente en su ausencia. La realidad resultaba más terca que la vieja leyenda y ocultaba a la mujer como autora de la obra de arte.
            Con una situación económica holgada y acomodada, el matrimonio Holladay viajaba por Europa y visitaba las galerías de arte sobre todo de Londres, París, Viena o Montecarlo, donde adquirían obras firmadas en su mayoría por mujeres. En Austria el matrimonio Holladay descubrió y se admiró ante la pintura flamenca de bodegones de Clara Peeters (1594 -1657), artista de la que nunca habían oído hablar. En una galería de París vieron el cuadro de Lavinia Fontana (1552-1614), primera obra del museo, que fue adquirido en la filial que la galería tenía en Nueva York, después de realizar un estudio sobre la autora. Lavinia Fontana era una pintora clave en el 1500, invitada a trabajar, entre otros lugares, en el Vaticano, invitada por el Papa.
Retrato de una mujer noble (ca.1580; óleo sobre lienzo; 114,9 x 89,5 cm.) es el cuadro más antiguo del NMWA. Fue la primera pieza comprada por Wilhelmina, una de las imágenes del museo que más se reproduce en postales, folletos, carteles, portadas y libros de la institución. Una pieza emblemática, cabeza de tiro, que identifica de inmediato la colección del Museo, la más contemplada por los visitantes, ya que se la presenta y señala como la más antigua del museo y la primera que se adquirió.
Al cuadro de Lavinia Fontana siguieron, entre otros, los de la pintora francesa Elisabeth-Louise Vigée Le Brun (1755-1842), la italiana Artemisia Gentileschi (1593-1653) o la suizo-austriaca Angelica Kauffmann (1741-1807).
El matrimonio Holladay descubrió asimismo en el Museo del Prado algunos nombres de mujeres pintoras de las que nunca habían oído hablar ni visto mencionadas en sus manuales de estudio, por lo que pensaron que habría que reconsiderar la Historia del Arte en los libros para evitar estas curiosas e injustas lagunas u omisiones sobre el arte realizado por mujeres.
(Recordemos que el Museo del Prado cuenta con 35 mujeres artistas en sus colecciones, mientras que el número de hombres artistas supera los tres mil. El Museo Thyssen-Bornemisza cuenta con 14 mujeres artistas y el resto firmas masculinas. El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía cuenta con 517 mujeres artistas y más de tres mil cuatrocientos hombres. La cifra se hace particularmente escandalosa en este último museo, puesto que se trata de un museo de arte contemporáneo y el número de licenciaturas en Bellas Artes obtenidas por mujeres en España llegó al 50% a partir de los años 60 y al 70% a partir de los años 90. Los datos fueron facilitados por los respectivos Gabinetes de prensa de los museos).


Wilhelmina, hoy una venerable anciana, recuerda como un amigo del matrimonio Holladay, cuando estaba con ellos en su propio hogar les dijo un día: ¿Por qué tanto cuadro en una casa particular? ¿Por qué no crear un museo y hacer partícipes del arte a los ciudadanos? Y en la mejor tradición de los mecenas y patrocinadores norteamericanos, el matrimonio decidió fundar un museo con las piezas de su propiedad que tuvieran autoría femenina, para definirlo en sus contenidos y singularizarlo respecto a otros museos.
            Fue en 1981 cuando Wilhelmina C. Holladay fundó en Washington el museo que acogió solamente la obra artística realizada por mujeres bajo el nombre de National Museum of Women in the Arts. NMWA; en principio, la institución se encontraba en su propia casa y el núcleo de la colección fue precisamente su colección de artistas mujeres reunida durante unas dos décadas.

Interior del museo
La sede definitiva del museo se logró en 1987, cuando se adquirió el espléndido edificio de un antiguo templo masónico, habilitado para gran pinacoteca y gliptoteca, dotado con todos los servicios necesarios para un museo como son archivo, biblioteca, auditorio, tiendas, galerías, salas de recepción, áreas de descanso y otros. Un gran museo, un museo ejemplar. Especializado, que no es poco, en medio de tantos museos homogéneos de arte contemporáneo, casi clónicos, que se han creado en los últimos años en distintas ciudades del mundo.
Wilhelmina C. Holladay ha recibido numerosos y merecidos galardones por su idea y apoyo a las mujeres artistas, entre ellos el National Women´s Hall of Fame 1996; el Visionary Woman Award 2005 o la National Medal of Arts 2006 y la legión de Honor el mismo año (Francia, país siempre atento, ejemplar y generoso a estos reconocimientos).
            La trayectoria del NMWA ha sido brillante en muy poco tiempo. Su tarea, notoria a la hora de adquirir casi tres mil obras para los fondos de su colección; también por sus cumplidos objetivos de documentación, archivos, investigación y exposiciones de gran alcance, que han puesto de relieve la presencia de la mujer creadora, en el presente y a lo largo de la historia. Sus programas para profesores, adultos y niños cuentan con un valioso material educativo que pretende señalar la importancia de las mujeres artistas y la equiparación de su trabajo plástico con el de la creatividad masculina, pese a la inercia, silencio o marginación del denominado “segundo sexo”, al decir de Simone de Beauvoir.
            La vocación del Museo Internacional de la Mujer en las Artes es abierta. La biblioteca y Centro de Investigación del NMWA se acerca a la mención y estudio de unas veinte mil mujeres artistas de todos los períodos y nacionalidades, lo que lleva a poner de relieve la gran presencia de la mujer en el campo creativo. Más de cien mil personas visitan el museo cada año y son muchos los jóvenes profesionales que acuden a él para formarse en el campo del arte.
            Entre las artistas de la colección del NMWA se encuentran nombres como Judith Leyster, María Sibyla Merian, María Cassatt, Camille Claudel, Georgia O´Keeffe, Frida Khalo, Käte Kollwitz, Louise Dahal-Wolfe, Lotte Laserstein, Elisabeth-Louise Vegée-Lebrun, Dorothy Dehner, Joan Cinder, Elizabeth Catlett, Lee Krasner, Helena Frankenthaler o Louise Bourgeois. Una breve comunicación como esta no es lugar para una mención exhaustiva de nombres todos ellos femeninos.
            La exposiciones de altura que el NMWA ha llevado a cabo se encuentran, entre otras, las monográficas de la escultora Camille Claudel, discípula de Rodin, Margaret Bourk-White, Carrie Mae Weems, Judith Leyster, Sophonisba Aguisola o Dame Elisabeth Frink. Y de las muestras colectivas destacan las denominadas “Mujeres artistas en el Museo del Louvre” o “Mujeres artistas en el Museo de L´ Hermitage”, en colaboración con los citados museos de París y San Petersburgo. El NMWA entró en contacto con el Museo del Prado para llevar a cabo la exposición análoga “Mujeres artistas en el Museo del Prado”, pero todavía no se ha llevado a cabo el proyecto, pese al interés mostrado en su día por Wilhelmina Holladay y la dirección de la primera pinacoteca madrileña.
En los espacios del NMWA también se han expuesto colecciones especiales como la de orfebres inglesas e irlandesas, las miniaturas de Eulabbe Dix o las litografías de Grace Albee.
La internacionalidad con que nació el Museo Nacional de la Mujer en las Artes, NMWA, se puso de manifiesto en la creación de Asociaciones de Amigos del NMWA en diversos países como Francia o Italia, desde las que se estimulan concursos, premios y becas a favor de las mujeres de cada país.
En España se creó la correspondiente Asociación de Amigos del NMWA, presidida por la escritora y pintora Elisa Marino Manzini. Durante su presidencia se llevó a cabo un buen trabajo de envío de documentación sobre artistas españolas al Centro de Documentación del museo en Washington. Igualmente se convocó un concurso de fotografía de artistas jóvenes, que ganó la pintora colombiano/española Paulina Parra Villalba en 2008. Tras la renuncia de la señora Marino Manzini como presidenta, no acabaron de cuajar algunas propuestas de nombres y la asociación se encuentra actualmente en una situación durmiente o de stand by jurídico.
El Comité directivo de la Asociación de Amigos del Museo Nacional de la Mujer en Washington estaba formado por Maica Bas, Nati Cañada, Solange Costa, Pilar de Aristegui, Dolores Enrile, Maria Fraguas, Irene Iribarren, Amelia Iturregi, Consuelo Mas, Margarita Nuñez, Marta Reversz, Maria Robles, Ana Queral, Pilar Sahún, Maite Spinola, Patsy Vidal Juarez Patricia Villalba y Betsy Westendorp.

Durante su experiencia cercana al NMWA, Elisa Marino Manzini dice que observó lo siguiente y así lo ha declarado en diversas entrevistas: “en las mujeres existe una excitación constante que hace que sus manos no descansen nunca en la eterna búsqueda artística.
Las relaciones de las asociaciones nacionales con el NMWA de Washington no siempre son fáciles, ante la continua demanda de ingresos, fondos en la sociedad en que se encuentran para atender los programas previstos o por la supervisión excesiva del museo de Washington sobre los pasos que han de seguir las Asociaciones de Amigos en los diferentes países. Cada decisión, cada proyecto, ha de ser consultado, supervisado y seguido por el NMWA, lo que mediatiza y ralentiza con frecuencias las iniciativas periféricas a la capital USA.
Wilhelmina Cole Holladay, fundadora del NMWA, viajó a Madrid en 2007, cuando la señora Marino Manzini presidía la Asociación de Amigos en España, con sede en la calle Juan Bravo, 3, de Madrid. La Asociación llegó a contar con una nómina de mujeres relevantes en el mundo de las artes. Consuelo Mas era la secretaria. La firma de joyería Chopard patrocinó una gran recepción oficial en honor dela fundadora del Museo de la Mujer en las Artes en Washington, en el Casino de Madrid. Wilhelmina Cole Holladay se entrevistó con numerosos miembros de la Asociación de Amigos del NMWA en España y cambió impresiones con diferentes mujeres españolas del campo de la cultura para enriquecer la colaboración con el NMWA. La historiadora norteamericana, señora Holladay quedó encantada. Ya se sabía entonces del deseo de Elisa Marino de dar paso a otra sucesora en la presidencia de la Asociación. Sucesora, que no cuajó, pese a un par de nombres que parecieron interesarse.
 
El NMWA ha cumplido una loable función desde que se creó como museo pionero especializado mujer artista  y por tanto en el arte de la mujer; interés que sigue cumpliendo: reconocer y subrayar que la mujer es sujeto activo de la creación artística, que en el pasado y, desde hace siglos, ha sido capaz de producir pintura, escultura, dibujo, arquitectura, grabado, video, instalaciones, performance… que ha estado presenta y real en las antiguamente denominadas artes mayores y menores, por eso las adquisiciones y exposiciones del Museo se han remontado a tiempo atrás para rescatar los nombres de mujeres artistas que, aunque dispersas, hicieron un trabajo notable en las artes como la escultora imaginera española Luisa Roldán, La Roldana (1652-1706); Claudine Bpuzonnet-Stella (1636-1697); Mary Beale (1633-1669); Maria Van Oosterwyck (1630- 1693); Josefa de Óbidos (1630-1684); Orsola Maddalena Caccia (1596-1676); Louise Moillon (1610-1697; Judit Leyser (1609-1660); Giovanna Garzoni 1600-1670);Arte misia Gentileschi (1593-1656); Lucrina Fetti (ca. 1590-1650); Clara Peeters; Fede Galizia( 1578-1630); Marietta Robusti (1560-1590); Barbara Longhi (1552-1638); Lavinia Fontana (1552-1614); Sofonisba Anguissola (1532-1625); Caterina van Hemessen (1528-1587); Plautilla Nelli (1524-1588); Levina Teerlinc (1510-1576) o Lavinia Fontana (1552-1614), por citar a las allegadas al Renacimiento, primer periodo histórico contemplado por el NMWA.
(Lástima que el NMWA no cuente con obras de arte de mujeres del Medioevo, como las de Ende o Eude, la monja castellana, reconocida por muchos como la primera pintora que firmó su obra pictórica en la historia de Europa. Ende es autora de miniaturas que ilustran el Apocalipsis del Beato de Gerona (975), códice que se conserva en la catedral gerundense. Su firma es: Ende pintrix et Dei a (d)intrix (Ende pintora y sierva de Dios) y la datación de su obra anterior a la de otras monjas alemanas medievales: Guda y Claricia. Ende trabajó como ilustradora del final del mundo junto a otros dos autores, seguramente monjes: Emeterio y Magior).

Rico patrimonio
El National Museum of the Women in the Arts, NMWA, cuenta actualmente con un notable y rico patrimonio de arte realizado por mujeres. La institución no siempre ha podido adquirir obras de cada una de las artistas renacentistas citadas, pero sí de unas cuantas y ha subrayado el nombre de todas ellas, haciendo una nueva revisión de la Historia del Arte que los había preterido por su resonancia de mujer, sobre todo en la bibliografía más reciente, sin importar que algunas de las pintoras renacentistas hubieran gozado de prestigio y de fama en las cortes europeas de su tiempo, donde desarrollaron su trabajo. Inercia, silencio, pereza, marginalidad e injusticia que había y hay que reparar.
CONCLUSIONES
 Es cierto y en buena medida comprensible que buena parte de las obras contemporáneas que alberga el NMWA son de artistas norteamericanas, pero la gran labor del museo es y ha sido:
1.- Llamada de atención a otros museos sobre la ausencia de obras o exposiciones de mujeres artistas (el Metropolitan Museum de Nueva York, sólo había hecho cinco exposiciones de mujeres en 138 años cuando se abrió el NMWA en 1981).
2.- Llamada de atención a los libros, enciclopedias y manuales de Historia del Arte para que incorporen nombres femeninos a sus páginas y no las marginen en aras de una repetida alusión a los nombres masculinos.
(Recordemos que en España el observatorio de la MAV –Mujeres en las Artes Visuales- denunció el ensayo de los profesores Juan Pablo Fusi y Francisco Calvo Serraller, El espejo del tiempo. La Historia y el Arte en España (Taurus, 2009), un libro que lleva 50 ilustraciones, ninguna de ellas de una artista mujer. La publicidad del libro habla de la “interpretación de una iconografía cuidadosamente seleccionada”).
3.- Invitación, a todo aquel que visita los museos o lee un libro de Historia del Arte, a cuestionar el número de mujeres autoras que se exhiben en su interior, algo que no dejamos de hacer numerosas mujeres, críticas de arte, sensibilizadas con este tema, a las que nos gustaría contagiar la inquietud a nuestros colegas masculinos, así como a la opinión pública en general. En suma, llevar a cabo una gino-crítica de presencias y ausencias en los soportes de difusión del arte realizado por mujeres.
Visitar el NMWA de Washington vale la pena. El agradecimiento para el matrimonio Holladay y muy en especial para Wilhelmina Cole, alma de todo el proyecto, quien ha lamentado con frecuencia que las reivindicaciones feministas por distintos derroteros, no han recalado apenas en el campo artístico, que al decir de Lord Kenneth Clark (1903-1983) es decisivo, puesto que el “libro del arte” refleja con más intensidad el espíritu de un pueblo, que el “libro de los hechos”.
No es que sea recomendable la creación de museos de arte específicamente de mujeres (otra cosa sería la creación de museos monográficos de una mujer artista, como los hay en gran número de hombres artistas), sería una segregación contraproducente. Pero el caso del Museo Internacional de la Mujer en las Artes de Washington, NMWA, dado que el año y momento en que surgió, fue todo un aldabonazo para poner sobre la mesa el estado de la cuestión sobre las mujeres artistas de todos los tiempos. Una primicia y aportación que nadie podrá quitarle.

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