martes, 19 de diciembre de 2023

CRÓNICAS VALENCIANAS III. Francesc Llop, campanero mayor del Miguelete, torre de la catedral. "En Toledo, las campanas solo hacen ruido"


Charo Marín, artista visual y Francesc Llop, campanero, antropólogo y clavero

Campana del Miguelete. Catedral de Valencia


Julia Sáez-Angulo

        Fotos: Charo Marín

19/12/23 .- Valencia.-  Antropólogo universitario, académico, lo sabe todo de las campanas, desde su conservación a sus toques y restauración, y ha interpretado con ellas numerosos conciertos en España, sobre todo en Valencia, y en otros países europeos, sobre todo en Francia. Francesc Llop i Bayo (Valencia, 1951). Ha llevado a cabo el inventario de campanas de 94 catedrales, en total 1176 campanas, en una operación auspiciada por el Ministerio de Cultura en varios años. 

    Fue Jefe de Sección de Museos y Colecciones Museísticas hasta su jubilación en 2014 y actualmente es clavario de la catedral valenciana y presidente de la Cofradía de Santa Lucía, que viene del siglo XIV, cargo del que también se siente muy orgulloso. 

    Su tesis de fin de licenciatura en la Universidad Complutense de Madrid fue sobre “La afición a las Campanas. Toques de campanas en la ciudad de Valencia”, investigación que mereció el premio “Marqués de Lozoya”. Tras su doctorado en la Complutense, nueva tesis sobre “Los toques de campanas en Aragón”, ¿cómo no va saberlo todo sobre las campanas?

    Las campanas de las catedrales de Valencia, Santiago de Compostela, Sevilla, Jaca, Calahorra o Murcia han pasado por sus ojos y manos para inspección y/o restauración. “Hay que saber tocar las campanas con elegancia, como si no costara esfuerzo, sin desmelenarse. Imparte cursos sobre campanas en México, “donde hay gran interés en seguir sus enseñanzas”. Llop explica que “hay veinte sistemas diferentes de tocar las campanas” y no solo repicar a gloria o doblar a muerto, hay un tocar a fiesta, volteo medio, arrebato a fuego, domenica verde, dorada o blanca cuando llega el obispo... “Hay diversos códigos y resonancias locales que se están perdiendo. Con el Concilio Vaticano II, en los 60, se abandonaron muchos lenguajes identitarios”. 

    “Toledo ha dejado de tocar las campanas desde hace 50 años y solo hacen ruido”, dice Llop ante mi asombro. “Lo digo y lo repetiría ante los mismos toledanos”, añade. Tenía un estilo propio, con sus oscilaciones y dejaban las campanas boca arriba, algo parecido a lo que se hacía en el pueblo de Yepes, que también ha dejado de hacerlo. Era un estilo parecido al del toque de campanas de Ávila, un estilo castellano que va desapareciendo”.

    “Cuando se habla de tocar campanas estamos hablando de contacto con ellas, de “tocar”, dice Llop, no de dejarlas al albur electrónico. “Nosotros tocamos las campanas desde hoy, para hoy. Todo un arte reconocido por la UNESCO, aunque esto solo trae prestigio y alguna divulgación".            

    “En Valencia, 14 campanas, tocamos siempre a laudes y vísperas. Ya no tocamos a nonas y maitines, porque ya no se rezan en la catedral, salvo el día 24 de diciembre, la Nochebuena, poco antes del “Canto de la Sibila” a las doce de la noche, que aquí lo canta un niño, porque es una voz fina, casi femenina. De igualmente se hace en todos los territorios de la Corona de Aragón. Los navarros eran muy creativos en el toque de campanas. Hay paisajes sonoros de campanas…”.

    Afortunadamente, en la Comunidad Valenciana, y en el Ayuntamiento, todos, tirios y troyanos, es decir derechas e izquierdas, reconocen el valor cultural del sonido de las campanas, de sus conciertos, algo que no ocurre en otras partes. "Esto nos protege de posible queja del sonido de campanas por elevados decibelios…Hay campanas que tienen tanta sonoridad como una banda de música… todo depende del grosor del metal, de su fabricación… Las mejores se hacen hoy en Holanda”, continúa Llop.

    “El sonido de campanas es un distintivo cristiano y la pólvora también. No la trajeron los moros, sino el rey Jaime I en sus campañas…Se tiraba pólvora en el interior de las iglesias...” vamos derivando por la Historia: de la presencia napoleónica a primeros del XIX, a las tres guerras entre carlistas y liberales, cuando se fundían las campanas para hacer cañones… Había mensajes de campanas para avisar del fusilamiento del enemigo… Del daño que hicieron las tres Desamortizaciones contra los bienes eclesiásticos… "No se fundieron campanas en la guerra civil de 1936, porque el metal de las campanas ya no servía ya para los nuevos cañones”... de Oxford, como ciudad de campanas.

    Con el campanero Llop se habla de todo muy rápido y ameno. Estamos tres en la tertulia: la pintora Charo Marín, él y yo. Pasamos de los carlistas, a las Españas. “A Doña Isabel II, se la llamaba también, reina de las Españas…”, recuerda el campanero. 

    ¡Lástima que el antropólogo, clavario y campanero se tenga que ir a abrir y tocar las campanas a la catedral o  la ermita de Santa Lucía!

    Hoy por hoy, el oficio de campanero “no suele estar remunerado y son voluntarios quienes lo llevan a cabo. Hay más chicos que chicas, porque éstas no suelen ser constantes en este campo”.

Charo Marín y Francesc Llop

La campana Gorda de Toledo

Francesc Llop y Julia Sáez-Angulo


3 comentarios:

Juana Mari Herce dijo...

Crecí en un pueblo,escuchando el sonido de las campanas de la torre de la iglesia.Es tan hermoso ese clamor o toque triste que anunciaban muerte.El toque del Ángelus,los tres toques llamando a misa.El toque de tormenta o fuego.Maitines y vísperas.
Este reportaje me trae viejos recuerdos de infancia.
Me encanta leer La Mirada Actual,mi primer placer de la mañana.
Feliz estancia en Valencia,Yuli.

Rogelio Sánchez Molero dijo...

Querida Julia.
Felicidades por esa entrevista a uno de los penúltimos campaneros que deben quedar. Yo soy toledano y algo sé de música. Sinceramente, no noto yo que las campanas de Toledo hagan ruido. Los numerosos conventos (menos de los que hubo, sin duda) siguen repicando sus campanas al ritmo de las horas canónicas (aunque me consta que han suprimido los toques más tempraneros). no son toques "sinfónicos", sin duda, pero tampoco destrozan los tímpanos.
En cuanto a la famosa "campana gorda" de la catedral su fama reside en su tamaño. no en su sonido, pues solo llegó a tocar un día de Santa Leocadia, 9 de diciembre, y se agrietó. Es parte de la leyenda que a su toque malparieron las mujeres encinta y se rompieron los cristales de la ciudad (y la propia campana). Valga para ilustrar lo que ocupan las 1543 arrobas de acero (17.500 kg aproximadamente) el siguiente dicho:
"Para campana gorda la de Toledo, en la que caben siete sastres y un zapatero, también la campanera y el campanero." Por cierto, esta campana se llama de San Eugenio.

Raúl dijo...

Caros amigos
Un saludo muy afectuoso a Juana Mari y a Rogelio. Aplaudo sus palabras, que suenan como sonidos de campana de aquel Frère Jacques.
Si no estoy equivocado, en catalán llop significa lobo. Hay entonces lobos malos, como yo (me llamo Radulfus, que dicen que incluye la raíz de lobo), y buenos, como el campanero. Gran preparación para la próxima Navidad.
Recorría un lobo malo
calles viejas de Toledo:
un lobo noble lo hizo
con sus campanas más bueno.

Nuevos saludos,
Raúl