viernes, 31 de enero de 2025

Almuerzo convocado por MAYTE SPÍNOLA, en honor de ADRIANA ZAPISEK, en la Isla de Valdecañas

 Mayte Spínola, anfitriona
Adriana y Mayte


Julia Sáez-Angulo

Fotos:  Sanmamed,  Reviriego y  Sarro

31/1/25.- Valdecañas (Cáceres).- Con la gentileza que le caracteriza -noblesse oblige- la pintora y mecenas Mayte Spínola, sabedora de que íbamos camino de Trujillo para inaugurar la exposición “Núcleos y Caracolas” de Adriana Zapisek, en la Fundación de los Pizarro en Trujillo, la mecenas decidió organizar un almuerzo, en su hermosa casa de la Isla de Valdecañas (Cáceres), en honor de la pintora argentina afincada en España.

Mayte estaba guapísima y animada, tras su reciente malestar de bronquios. Nos recibió de largo -ella sostiene que en casa hay que estar siempre elegantes- entonada en verdes y con un precioso broche con flor de edelweiss en plata. Marta Sanmamed, que le acompañaba, entonaba cromáticamente con ella, al llevar falda austriaca verde, camisa blanca y cinturón de pedrería. La encontré más animada que nunca.

Fue un encuentro gozoso de artistas y críticos de arte: Marta Sanmamed, Abel Cuerda, Mercedes Ballesteros, Ana Hermida, Jeanette Sarro, Pablo Reviriego y quien esto firma. Echamos de menos a Aracely Alarcón y Manuela Picó, que excusaron su ausencia por causas de la vida misma.

Recorrimos la casa, con las explicaciones de Marta y fue un recorrer los juegos de luces y patios de la moderna arquitectura, amén de la colección de arte de Mayte con obras de Aracely Alarcón, María Jesús Casado, Romeral (una preciosa escultura maqueta de un proyecto público no realizado), Manuela Picó, Marta Sanmamed, diversos cuadros de la anfitriona y gran sorpresa agradable para Pablo Reviriego, una preciosa acuarela, firmada por él, de la serie “Castilla”.

En la sala de juegos, recordamos el mus, y a Adriana le tocaron dos ases. Era su día de suerte, el del almuerzo de honor y la inauguración de su expo. Marta dice que Mayte Spínola le gana siempre al mus (¡ojo al canto!). Es un juego de hombres, comentó no sé quién.

    Contemplar desde la casa de Mayte, el inmenso pantano de Valdecañas abrazador de numerosas islas, ya era de por sí un regalo. Ella nos ofreció un buen aperitivo de genuino queso manchego (todo de leche de oveja, sin leche de vaca alguna, que es como sabe bien) y otras delicias. Conversar y degustar delicatessen es un tanto de paraíso.

    Pasamos al gran comedor Abel Cuerda, así llamado, porque todos los cuadros que lo ornamentan están firmados por este pintor, que fue catedrático de la Escuela de Bellas Artes en Madrid. El enorme tríptico del fondo era magistral.

    En la mesa hablamos de todo, después de bendecirla. A Mayte no le gustan las fotos de los invitados comiendo, pues no son de buen gusto. Tiene razón, pero le desobedecimos un poco, porque la mesa estaba muy bien alhajada. Saboreamos una buena comida de especialidad extremeña, hasta llegar a los postres de polvorones, bombones y brownies, que llevó Ana.

De las rosas de Alma Tadema y el olor de santidad

    Hablamos de los rallies internacionales en los que se conocen entre sí los jóvenes de la nobleza y aristocracia europea. Mayte nos enseñó unas fotos hermosas que le enviaron de una fiesta en Mónaco, en la que rebosaban las flores desde el techo hasta el suelo. Me recordaron al cuadro de Alma Tadema “Las rosas de Heliogábalo” y, pedante de mí, me apresuré a contar la historia del cuadro a quien quiso escucharme. 

Marta nos adelantó que prepara un libro sobre la seducción y todos nos arrancamos a opinar y a poner ejemplos vivos de hombres y mujeres seductores, así como experiencias propias. Fue divertido. Supongo que contó el proyecto off the record, pero como no lo advirtió, me apresuro a contárselo a ustedes mis lectores. El secreto profesional es para abogados y médicos. Los periodistas: ¡a contar! Marta también nos habló del manto de reciclaje que le hizo a la Virgen del Pilar y que le encantó al señor Obispo.

    La cuestión no quedó ahí, en lo que a rosas se refiere. Marta Sanmamed me aseguró que todo el rato estaba oliendo a rosas y este aroma procedía de mi persona. Me quedé perpleja, porque este es un síntoma de “olor de santidad” y yo me encuentro, de momento, a leguas de la misma (¿estaré muerta sin saberlo?, me pregunté). Insistió en que oliera con atención y efectivamente era así. Yo creo que eran las rosas de Heliogábalo de las que yo había hablado. Yo no llevaba perfume alguno. Y aún hay más: 

    Abel Cuerda (Albacete, 1943) me invitó a bailar en el salón con él, porque decía que nunca se había visto bailar a un pintor y a una crítica de arte juntos. En mi perplejidad, acepté con gusto y bailamos sin música delante de sus cuadros, mientras Jeanette lo grababa todo en un video. Perdón que hable hoy tanto de mí, pero las cosas así sucedieron en casa de Mayte.

    Hay proyectos de exposiciones para el mes de marzo en el Club Social de la Isla, dirigido por Jeanette. Diez pintoras del Grupo pro Arte y Cultura recordarán que es el mes especial de las mujeres. Esto es y será noticia, de la que nos enteramos en este delicioso almuerzo homenaje a Adriana, almuerzo de los que solo Mayte saber organizar de la mejor manera. Adriana se emocionó un poco, ante tanto afecto y generosidad, recordando aún más a su querido Mario Saslovsky. 

Más información: 

https://open.spotify.com/episode/4Qw8rg2HrwQfIZ4gEUGRfe?si=kLHwpdg1TCay4DG2ezWE7A&nd=1&dlsi=738be816e0984c5e

Pablo, Mercedes, Mayte y Julia. pantano y montes de Gredos, al fondo


Mesa puesta
Abel y Marta Sanmamed
Jugando al mus
 Mayte y Julia

"Las rosas de Heliogábalo", cuadro de Alma Tadema

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