lunes, 21 de julio de 2025

CRÓNICAS DE BAYONA I.- Llegada a Vigo y su ría. Espera de la escritora María Jesús Domínguez. Emigrantes gallegos que retornan

Emigrantes gallegos a América, regreso de descendientes de Venezuela

Vigo, motor económico de Galicia
Casa que fue del célebre gallego en el cine,

Cesáreo González. Hoy la estropea el "capuchón"

de Bankinter sobre el tejado.


Julia Sáez-Angulo

21/7/25 .- Bayona.- El objetivo es Bayona, de Pontevedra, pero el AVE solo acerca hasta Vigo-Urzaiz. Tres horas de recorrido férreo, que moldea al pasajero como un cuatro. “No te quejes”, me dice la escritora María Jesús Domínguez (1946), que me ha ido a esperar a la magnífica estación de Vigo. Cuando yo era estudiante tardaba ocho horas a Madrid y mi padre contaba que tardaba tres días en viajar al norte de África. 

Afortunadamente voy leyendo la novela, ensayo apasionante, de Antonio Muñoz Molina “El verano de Cervantes” (dicen que, en verano, se venden mejor en verano los libros que llevan en su título la palabra verano) y se me ha hecho más llevadero el viaje. Detrás de mí viajaban dos argentinas, que supuse descendientes de gallegos.

Dejamos el equipaje en casa de una hermana de la escritora, que trabajó como dentista antes de jubilarse y me encuentro a la entrada con un textil bordado a punto de cruz con una cita de “El Quijote” (I.XVIII): “Porque te hago saber, Sancho, que la boca sin muelas es como molino sin piedra y mucho más se ha de estimar un diente que un diamante”. Hoy va de Cervantes, pensé.

“Bayona es preciosa, te va a gustar”, me decían parientes y amigos, que ya la han visitado. Todos parecían conocer esta localidad histórica y veraniega menos yo. “Tiene un parador, de los más bonitos de España”, me decían otros. Yo sabía por el libro de M. Jesús Domínguez, “Pinzón, el marino que adelantó a Colón” (Alfaguara, 2021), que Bayona fue el lugar en que Martín Alonso Pinzón arribó a sus costas, tras el viaje a América y convirtió a esta villa en la primera de Europa que supo la noticia del descubrimiento del Nuevo Mundo. Por ello el primer fin de semana de marzo se celebra en el casco histórico de Bayona una fiesta medieval llamada La Arribada, cuando los lugareños se visten como en el XV y degustan comida d ese tiempo.

María Jesús me dice que su libro sobre la emigración de gallegos a América ya está terminado y es una novela histórica con datos fidedignos. “Mi deseo es siempre que el lector aprenda algo al leer mis libros”, dice la autora del libro sobre Pinzón, al tiempo que me muestra el monumento en bronce al emigrante en Vigo, donde un hombre con una maleta deja a una mujer llorando, con hijos pequeños tras de sí. “Esa escena de llanto, la he vivido yo de cerca, cuando mi padre nos traía de Porriño a Vigo para pasar el día. Resultaba desgarrador”.

“La emigración gallega ha sido fundamentalmente a Cuba, el siglo XIX, y a Argentina y Venezuela, a principios del XX. La familia de Fraga Iribarne se hizo rica en Cuba con ingenios de azúcar, al igual que la de los hermanos Goytisolo, escritores catalanes”, me va explicando la escritora.

“Ahora han regresado muchos descendientes de emigrantes venezolanos, dada la mala situación actual en aquel país. En Porriño, una mujer viuda se encontró al abrir la puerta de su casa a un muchacho igual a su marido cuando era joven. Se trataba de un hijo que el esposo había tenido en Venezuela y venía a conocer a sus hermanos para pedirles ayuda y salir adelante. La mujer no dudó en acogerlo”.

    Muchos emigrantes creaban doble familia.

De emigrantes hay cientos de historias, de pequeñas historias, que componen un tapiz narrativo muy elocuente sobre el mundo de la emigración, de sus éxitos o sus fracasos. “Bayona tiene una bella casa de indianos, aunque está un tanto abandonada. La veremos”, me anuncia M. Jesús.

Vigo es hoy el motor económico de Galicia, con más de trescientos mil habitantes y eso se percibe en sus tiendas, restaurantes, casas y demás signos externos. Nos encaminamos a dar un paseo en barco para acercarnos a Cangas, “el pueblo de las antiguas plañideras de los entierros de primera, con música fúnebre de fondo, como me explicaba mi padre. Yo ya no las he conocido”, cuenta M. Jesús.

Voy mirando las preciosas casas y fachadas, construidas a primeros del XX, con bellos miradores blancos o balcones de rejería bien labrada. Las hay modernistas, de Antonio Palacios, el “constructor de Madrid”, del que se acaba de celebrar el centenario del antiguo Hospital de Jornaleros Maudes, en la capital. El gran edificio de la antigua cárcel de Vigo se ha transformado en el Museo de Arte Contemporáneo, MARCO, donde actualmente expone la interesante escultora argentina residente en España, Laura Lío. En frente, se me aparecen, en amarillo, las siluetas inconfundibles de Don Quijote sobre Rocinante y Sancho sobre el borrico. Cervantes me persigue. Son el reclamo de una academia de idiomas.

    En Vigo, todo son cuestas, hasta el punto de que en algunos lugares del centro han puesto escaleras mecánicas. Son cuestas que descienden hacia la ría donde nos encaminamos para el paseo en barco hacia Cangas. Hace un día soleado, estupendo, de 25 grados, lejos de la chicharrera infernal de Madrid. “Esta mañana teníamos niebla en Bayona”, comenta la escritora.

PORRIÑO Y EL IDIOMA GALLEGO

    La escritora habla con cariño de su pueblo natal, Porriño, a 14 km. de Vigo, cuenta con la riqueza del mármol rosa del lugar, donde hay numerosas empresas en el polígono industrial. El municipio forma parte de la comarca de Vigo. “Para veranear no es el más adecuado, porque está algo encajonado”, me explica.

    El idioma gallego sale a la conversación y la escritora, que lo habla muy bien, me dice que es el más cercano al latín, porque ha evolucionado menos que otras lenguas romance. Creí que era el italiano, según me dijo el amigo latinista Alfonso Álvarez de Mon. Investigaré. “Nosotros no utilizamos el pretérito perfecto como el castellano -nos resulta algo pretencioso-, sino el pasado simple. No decimos: “he llegado de Madrid, sino llegué de Madrid”.

    Siempre creí que los madrileños de origen o residencia no teníamos acento. Craso error, del que me sacaron en Santander, cuando estuve en la Universidad de Verano de la Magdalena. “No hay más que oíros cuando habláis con suficiencia, pidiendo algo en el mercado o en las tiendas”, me replicó, ante mi asombro, una santanderina.

    El ”crucero” en barco por la ría de Vigo es una delicia de deslizamiento suave bajo el vuelo y graznido de algunas gaviotas. Las montañas que festonean las riberas son bajas y erosionadas. Gratas. El verde de las coníferas o los eucaliptos de todas ellas le añaden un tono acogedor. El agua ondulada se deshace en espuma blanca cuando llega a las rocas. Pronto haremos una excursión a las islas Cíes, o las dos Estelas, que se instalaron hace milenios en la ría. Están frente a mi habitación en Bayona.

Más información  

https://lamiradaactual.blogspot.com/2025/05/maria-jesus-dominguez-sio-termina-su.html

https://lamiradaactual.blogspot.com/2016/05/la-comunidad-de-madrid-rinde-homenaje.html




Vigo, ciudad gallega
Don Quijote y Sancho en lo alto de la fachada

3 comentarios:

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...

ADRIANA: Que lindos recuerdos de Vigo me traes a la mente mientras leo tu linda crónica !!! bss

Anónimo dijo...

Querida Julia cuánto podría contarte sobre Vigo y Galicia mi infancia. En Vigo nació mi primer hijo por lo que soy una "nai" gallega. Nöis

Anónimo dijo...

Viva Galicia y Bieito Rubido y
El CAMINO DE Sántiago Y el marisco y los AATIENZA.