Julia Sáez-Angulo.
FOTOS: J.S.A.
25/7/25.- Bayona.- Mucho juego en verano da esta Bayona la Real. Hay vida festiva, musical, cultural en suma, al mismo tiempo. La profesora Domínguez Sío y yo fuimos a una conferencia en la sede de Capitanía General, en puro paseo marítimo, que sostiene un ciclo sobre cultura gallega. El título era interrogatorio: "¿La lengua gallega, un cisne o un patito feo?”. El ponente, el profesor Carlos Garrido de la Universidad de Vigo, y el presentador, el profesor Antonio Piñeiro. El alcalde de Bayona estaba presente y eso le honra.
Carlos Garrido nos dio una prolongada conferencia en la que no dejó en buen lugar a la Real Academia Galega, por -según él- desafortunados desaciertos en la elección del vocablo adecuado para el diccionario gallego, en medio de las numerosas variantes de una palabra, dada la atomización o variantes habladas y en grafía, que se dan en Galicia. Puso el ejemplo de la palabra “cobra”, del latín “colubra”. Para Garrido la palabra supradialectal ha de estar siempre cerca de la lengua luso-brasileña, que es la más extendida y alcanza a 200 millones de hablantes, en beneficio de la cohesión y la de más alcance geográfico. Hay que buscar una ortografía común para todos ellos. No son muchas palabras gallegas que discrepan del portugués, más lo brasileiro es más amplio, se dijo. “Hay que coordinar el uso luso-brasileiro para una gran lengua y proyección de una cultura internacional”.
“Nunca se impone una lengua sobre otra por la fuerza, sino que se atiene a su utilidad”, dijo en otro momento Carlos Garrido, que encuentra la lengua gallega en un estado de postración, subordinada al castellano. Citó por supuesto, al poder político, La conferencia me resultó interesante, pero algo sesgada y apocalíptica. En el coloquio se dijo que el gallego debe acercarse al galaico-portugués de su origen, y no al luso-brasileiro, señalado. En fin, discrepar y convivir, he ahí la cuestión. Miedo dan las lenguas como armas arrojadizas. Europa es un crisol de tribus no siempre bien avenidas, señaló en su día un secretario norteamericano de la OTAN.
El profesor Garrido también señaló que el rey Alfonso IX de Galicia que da nombre a un buen trecho del paseo marítimo y cuenta con una singular estatua del monarca descabalgado del caballo y señalando claramente con el índice el solar de Bayona, no es tal noveno, sino Alfonso VIII, porque se le ha querido hace coincidir con otro monarca de León en número romano, si no entendí mal.
Lo cierto es que el tal Alfonso IX otorgó la Carta Puebla en 1201, por la que concedió a la antigua Erizana el nombre de Baiona, villa de realengo, otorgando a sus habitantes privilegios para el comercio marítimo y su desvinculación con el Monasterio de Santa María de Oia.
“Al propio tiempo, releva a los habitantes de la nueva población del pago de portazgo en todo el reino y manda que “si alguno hiciese daño a otro que de nuevo viniere a poblar en la villa, satisfaga veinte maravedís, y al rey peche quinientos sueldos; esto es siendo hidalgo el nuevo poblador»; «y si fuese manifiestamente de condición servil o criado de otro no sea admitido por vecino de esta nueva población». En la citada fecha manda Alfonso IX que toda embarcación de nacionalidad francesa que haga escala en Bayona pagará a la corona seis sueldos. Finalmente, establece una feria en la villa, el día 5 de cada mes.
Gastronomía gallega de pescado y mariscos
En el tema de la gastronomía estamos todos más de acuerdo. La cocina gallega es excelente y sabrosa sin discusión. El pescado y el marisco son bocatto di cardinale y se ofrece en todos los restaurantes y furanchos, estos últimos encantaron a la Doña Leonor, princesa de Asturias, que estuvo recientemente en Galicia y así lo declaró para regocijo de todos.
Furancho, también llamado Loureiro, es un local situado en una casa particular, normalmente en la planta baja o en una bodega, donde se vende el vino excedente de la cosecha propia, acompañado de comida casera. Es una tradición gallega que permite disfrutar de vino casero y comida tradicional en un ambiente familiar y acogedor. El término "furancho" deriva de "furo ancho", que se refiere al agujero que se hacía en la barrica para probar el vino. También se le llama "loureiro" porque tradicionalmente se anunciaba la apertura del furancho colocando una rama de laurel en la puerta.
Pero no solo de pescados y mariscos vive la sabrosa gastronomía gallega, el lacón y los grelos son de un sabor y aroma inconfundibles. Cuando en países hispanos quieren emularlos, resulta casi imposible. Y de vinos, aparte de los célebres Ribeiro, Albariño y Mencía, esta última cultivada sobre todo en la Ribera Sacra, que ganan aceptación cada año.
Recordemos los platos típicos de la gastronomía gallega que nadie debe perderse: pulpo a feira, empanada con sus variedades de atún con pimientos, bacalao con pasas, lamprea o mariscos como zamburiñas o berberechos; pimientos de Padrón; churrasco; tortilla de Cacheiras o la de Betanzos, para los que amen el huevo casi crudo -ciertamente no para mí-; caldo gallego; caldeirada de pescado…
La mejor tabla de quesos gallegos se compone de: tetilla, el Arzúa-Ulloa, el San Simon da Costa o el Cebreiro, muy ligado al Camino de Santiago, y podrá degustarse con panes gallegos de centeno o maíz, verdadera delicia. El queso -dicen los franceses no es un postre, sino el penúltimo plato. Las filloas y tarta de Santiago son para los postres.
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