jueves, 20 de diciembre de 2018

“La España de Laurent (1856-1886). Un paseo fotográfico por la historia”


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Organizada por el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE)



·      Más de 200 imágenes que ofrecen un detallado panorama del patrimonio cultural español en la segunda mitad del S. XIX, desde el desarrollo industrial y urbanístico, a las artes escénicas, el patrimonio inmaterial o la vida doméstica

·      La muestra, la más importante dedicada al fotógrafo hasta la fecha, podrá visitarse en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando desde el 20 de diciembre hasta el 3 de marzo


 Puente sobre el Segura. Murcia


L.M.A.

21-diciembre-2018.- Ayer, jueves 20 de diciembre, el director general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deporte, Román Fernández-Baca Casares, ha inaugurado junto al director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Fernando Terán, la exposición temporal “La España de Laurent (1856-1886). Un paseo fotográfico por la Historia”, la más importante dedicada al fotógrafo en nuestro país.

Promovida por el Instituto del Patrimonio Cultural de España, la muestra se enmarca dentro de los actos del Año Europeo del Patrimonio Cultural y ha contado con la colaboración de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, sede que albergará la exposición hasta el 3 de marzo de 2019.

“La España de Laurent (1856-1886). Un paseo fotográfico por la Historia” se compone de más de 200 imágenes procedentes en su mayoría de los fondos de la Fototeca del Patrimonio Histórico, gestionada por el IPCE, así como de las colecciones de la Biblioteca Nacional de España, Patrimonio Nacional y el Museo del Prado. También hay obras pertenecientes a colecciones particulares de toda España, muchas de ellas inéditas.

La exposición nos acerca la mayor colección conservada de uno de los pioneros de la fotografía en España, el francés Jean Laurent, que puso bajo la lente a un país que se debatía entre el impulso de la modernidad y el anclaje a la tradición, un país de trenes y toros. Como complemento a la exposición, el Ministerio de Cultura y Deporte ofrece un amplio programa de actividades gratuitas: visitas guiadas, actividades para escolares y familias, conferencias y una experiencia de realidad inmersiva en las imágenes de Laurent.

Jean Laurent, pionero de la fotografía en Europa
Jean Laurent, conocido en España como Juan Laurent, fue una de las figuras fundamentales en la historia de la fotografía de nuestro país y un referente internacional, pionero de la fotografía en Europa. Originario de la Borgoña francesa, Laurent aprendió en París las técnicas de la incipiente y revolucionaria fotografía y se estableció en Madrid en 1844. En 1856, ya como fotógrafo de profesión, abrió su famoso negocio en el número 39 de la Carrera de San Jerónimo, aprovechando el estudio de otra gran figura de la historia temprana de la fotografía, Charles Clifford.

La historia de la Casa Laurent se desarrolló en una España agitada en lo político, en lo social, en lo militar y en lo cultural. El fin de la guerra Carlista, diversos alzamientos, la Revolución Gloriosa, la Primera República, y una expansión sin precedentes de la economía y la industrialización, hicieron del país un magma convulso entre modernidad y tradición que derivó en una continua sucesión de ciclos de contracción y expansión que incrementaron aún más las diferencias de clase.

La actividad como retratista de Laurent dio lugar a un archivo extraordinario de la sociedad de su tiempo, al tiempo que los formatos y temas de su fotografía se multiplicaban: reproducciones de obras de arte, series de los fondos del Museo del Prado, la Real Armería, el Museo de Bellas Artes de Sevilla o la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; reportajes de grandes obras de ingeniería; series taurinas y circenses, panorámicas de ciudades y monumentos, tipos populares de las provincias de España… En su conjunto, el fondo de Casa Laurent y Cía. (cuyos negativos originales fueron adquiridos por el Ministerio de Cultura en 1975 y se conservan en la Fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España) muestra un detallado panorama del patrimonio cultural español en la segunda mitad del siglo XIX, desde una perspectiva contemporánea que abarca lo monumental y artístico, el paisaje cultural y el desarrollo industrial y urbanístico, las artes escénicas, el patrimonio inmaterial y la economía doméstica.

Más información en: www.visitaslaurent.es

 OBRA GRÁFICA COMPLETA DE MANOLO MILLARES
 Lugar: CALCOGRAFÍA NACIONAL. REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO 
Fecha: del 11 de octubre al 5 de enero 

Manolo Millares


L.M.A.

21.12,18 .- MADRID .- 
No parece extraño el interés que Manolo Millares Sall (Las Palmas de Gran Canaria, 1926 - Madrid, 1972) mantuvo a lo largo de su trayectoria por el grabado y las técnicas gráficas en general –los sistemas de multiplicación de imágenes, refiriendo una terminología contemporánea-, si recordamos su fascinación de infancia por los grabados de Francisco de Goya, Caprichos (1797-1799) y Desastres de la guerra (1810-1815) que, contemplados mediante reproducciones halladas en 1933 en libros de la casa familiar en Las Palmas, ejercerían un poderoso atractivo en el niño y futuro artista. 

Unos años después, este “hijo entrañable de Goya” realiza sus primeros monotipos, estampación única mediante la aplicación de pigmento en un plano, luego transferido a un papel ejerciendo presión. El monotipo invadirá, además, algunas zonas de sus dibujos como un recurso técnico que, inevitablemente, obliga a mencionar las pintaderas de los aborígenes canarios. 

Acto previo a su interés por la estampación calcográfica, fue su vinculación a la publicación Planas de poesía (1949-1951) realizando portadas e ilustraciones, así como colaboraciones en diversas publicaciones antes de su viaje a la España peninsular (1955). 

Artista de avanzada, como era voz de su tiempo, fue mucha su vinculación al libro y a la revista, a las ediciones en general, embargado por una cierta tipofilia, si pensamos en carteles y portadas, ilustraciones para revistas u otras publicaciones (como su frecuente presencia en las ediciones de Ruedo Ibérico) a lo largo de su trayectoria, partiendo de su encuentro con Lourdes Castro y René Bertholò e inmerso en el proyecto artístico de la revista KWY, durante los años 1959 y 1961. 

Esta revista, prácticamente artesanal, era realizada en serigrafía bajo diferentes formatos gráficos y distintas periodicidades. Los Millares encontraron al matrimonio Castro-Bèrtholo en París a finales de mayo de 1959, con ocasión de la exposición La jeune peinture espagnole. 13 Peintres espagnols actuels, celebrada en el Museo de Artes Decorativas. En esa fecha KWY se preparaba en la rue des Saints-Pères, en Saint Germain, siendo Bèrtholo un buen conocedor de la técnica serigráfica. 

Manolo Millares colaboró en dos ejemplares de esta revista, efímera y de breve edición, realizando una portada serigráfica y la reproducción de un dibujo para los números cinco (diciembre de 1959) y ocho (otoño de 1961). Éstos fueron tempranos trabajos serigráficos del artista, y a ellos alude la fecha inicial de la exposición. 

El corpus de la obra gráfica de Manolo Millares, unas cincuenta obras, quedaría en buena parte reunido en cinco carpetas, en su mayoría realizadas mediante técnicas tanto calcográficas como serigráficas: Mutilados de paz (1965), Auto de fe (1967), Antropofauna (1970), Torquemada (1970) y Descubrimientos-Millares, 1671 o Descubrimiento en Millares 1671. Diario de una excavación arqueológica imaginaria y barroca (1971). Mutilados de paz (1965) fue la primera carpeta serigráfica, estampada por Abel Martín. 

Contenía cuatro estampas, presididas por un poema escrito por Rafael Alberti en Roma, bajo el cuidado de Gerardo Rueda. A ella seguirá Auto de fe (1967), otros cuatro grabados a punta seca, concebida con Elvireta Escobio. 

Una edición casi artesanal (veinte ejemplares numerados) estampada en el taller de Dimitri Papagueorguiu reproduciendo fragmentos del libro Causas del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Canarias, desde los legajos recuperados por su bisabuelo, Agustín Millares Torres, de la torva destrucción por un carretero en la rada atlántica. Antropofauna (1970), una carpeta de cinco aguafuertes estampada por el artista en el taller barcelonés de Gustavo Gili, con la ayuda de Joan Barbarà, para la colección Las Estampas de la Cometa, recibiría el premio Ibizagrafic (1972) del Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza, concedido por un jurado en el que participó Conrad Marca-Relli. 

En ese año 1970 otro de sus grabados, también editado por Gili, sirvió de presentación al libro de José María Moreno Galván sobre el artista. Torquemada (1970), carpeta de seis serigrafías, fue editada por Juana Mordó, la galerista de Millares y otros tantos compañeros de generación desde su apertura en 1964, nuevamente estampada por Abel Martín. 

Emblema de la representación de la ceguera destilada por la “justicia y la ira inquisidora, la mezquindad”, utilizando el glosario del pintor. A esta carpeta la seguiría Descubrimientos-Millares, 1671 (1971). A las mencionadas creaciones gráficas hay que unir su colaboración en carpetas memorables: la dedicada a El Paso (Galleria L’Attico, Roma, 1960), estampada en el taller de Dimitri. También su presencia en la primera serie de serigrafías editada en 1964 por el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, realizada por el tándem Eusebio Sempere y Abel Martín, quienes quedarían vinculados a las carpetas serigráficas de Millares: Mutilados de paz (1965), Torquemada (1970) y Descubrimientos-Millares, 1671 (1971). El Museo devino en un centro neurálgico de irradiación del arte gráfico y la bibliofilia en el país. 

 Para la editorial Alfaguara ilustró en 1969 los Poemas de amor de Miguel Hernández, en su colección El Gallo en la Torre dirigida por Camilo José Cela, realizando dos puntas secas. En ese mismo año, aprendió de Antonio Lorenzo la técnica del grabado que éste, a su vez, había conocido del artista gráfico Bernard Childs en los inicios de los sesenta, decidiendo instalar Millares su propio taller de grabado. De esta aventura interrumpida quedaron algunos ejemplares que forman parte de la exposición. Llegaría en 1971 su último trabajo, verdadero alarde de concepto, también de planteamiento artístico, un homenaje al mundo conquense que tan fundamental resultaría en el devenir de Millares. 

Fue la carpeta Descubrimientos-Millares, 1671 o Descubrimiento en Millares 1671. Diario de una excavación arqueológica imaginaria y barroca. En sus doce serigrafías, tinta china y aguada de china gris humo, Millares despliega un universo de posibilidades, ejerciendo todo su conocimiento de los años previos, no sólo en arte gráfico, sino también su inmenso saber de dibujante. Es la victoria del negro y del gris, de los encuentros diversos, el triunfo de la escritura hecha signo: la mancha, la grafía, la tachadura, el dripping descendiendo o invertido, el pequeño signo y lo extendido, la escritura sobre textos impresos –negros, grises, espacios en blanco-, la línea y la huella. 

Algo de paroxismo creativo a lo Artaud hay en estas doce serigrafías que estampa Abel Martín y cuyo concepto cuida Ricard Giralt Miracle. Todo ello estuchado en la caja de madera que concibe otro conquense, Gerardo Rueda. Esta carpeta es también un regalo final de Millares para el Museo de Arte Abstracto Español, bajo la dirección de su fundador, Fernando Zóbel. 

Ahí están todos sus colaboradores: los hermanos Blassi, diseñadores conceptuales de la carpeta-objeto, y el carpintero del Museo, Domingo Garrote (junto a Rafael Saiz), ejecutor de la misma; el anagrama impreso del Museo, que diseña Gustavo Torner; hasta la mención bibliómana de Zóbel, que asoma en la apertura de la carpeta. Doce estampas como doce meses para el final de la vida del artista. Un conjunto de cinco pruebas hechas en su estudio, de reciente localización en sus archivos, y ocho grabados póstumos, con algunas variantes, estampados en el taller madrileño Mayor 28, con la cooperación de Fernando Bellver y Manuel Valdés, cierran la exposición. 

Contemplando las obras expuestas se percibe cómo las creaciones de Millares recorren, también, el relato de los protagonistas del arte gráfico contemporáneo en España, al modo de un oculto nervio viajando entre la historia menos narrada de estas estampas. 

El relato, en orden, sería: encuentro con Castro-Bèrtholo en París, luego el Museo de Arte Abstracto Español (la visita a Childs de Zóbel y Lorenzo, y sus ediciones, de la mano de Abel Martín, Eusebio Sempere y Antonio Lorenzo). A ellos sigue Dimitri Papagueorguiu, hasta llegar a la experiencia madrileña del Grupo 15, aventura iniciada con Dimitri donde Millares hará otros dos hermosos aguafuertes estampados con ayuda de Monir y Lorenzo. 

Finalmente, debe hacerse mención a la triada de bellos carteles serigráficos, desde el primero editado por Buchholz, con ocasión de su exposición en Múnich en 1968 o la reproducción de un collage de Millares, cartel del Museo conquense (1970, después habrá otro póstumo, 1973) y el afiche de su última exposición en el Musée d’Art Moderne de París (1971). 

Manolo Millares había mostrado siempre un extraordinario interés por la estampación, cuya prueba primera sería el dedo o la mano que, manchados, con frecuencia quedaron impresos sobre sus arpilleras y dibujos, en ocasiones sobre fragmentos encolados de papel de periódico. Evocadores de las huellas de los sellos o pintaderas, los signos grabados en las cuevas, muros, agujeros que acariciaron las balas, líneas que cruzan la superficie, huellas de zapatos, marcas diversas, santa faz. 

Rudimentarios grabados en las arpilleras, señales o cruces, signos, escrituras de “un mundo deliciosamente extraño”, en sus palabras. Fue el interés por el arte gráfico de ese hombre fascinado desde niño por Goya. Extraordinario grabador sí, pero poeta y místico de voz muy espiritual, como señalara André Pieyre de Mandiargues: “un artista íntegro, y basta”. 

Alfonso de la Torre 
Comisario

miércoles, 19 de diciembre de 2018

José Guirao: “El Gobierno no va a suprimir los toros”


En el Congreso de los Diputados

·       “La tauromaquia es una tradición y las tradiciones no se prohíben por decreto, pero del mismo modo tampoco se imponen por decreto”, ha dicho el ministro

·      Para José Guirao, “la opinión que tienen muchos españoles a favor de la tauromaquia es una opinión tan respetable como la que tienen los antitaurinos en defensa de los animales”


L.M.A.

19-diciembre-2018.- El ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, titular gubernamental de las competencias en tauromaquia, ha señalado hoy en la sesión del control al Gobierno en el Congreso de los Diputados que “la tauromaquia es una tradición y las tradiciones no se prohíben por decreto, pero del mismo modo tampoco se imponen por decreto”.

José Guirao ha afirmado que el Gobierno no va a “suprimir los toros”. “La supresión de algo regulado se hace a través de la propuesta de los grupos parlamentarios o a iniciativa del Gobierno en las Cortes Generales y en ningún caso está en nuestras previsiones traer eso aquí”, ha dicho el ministro.

El responsable de la cartera de Cultura y Deporte, ha defendido que “la opinión que tienen muchos españoles a favor de la tauromaquia es una opinión tan respetable como la que tienen los antitaurinos en defensa de los animales. Todos son españoles y todas las opiniones son respetables”.

“¿Por qué en el ADN de la derecha está imponer algo que tiene que asumir como tradición todo el mundo? ¿Por qué no dejan ustedes que cada uno tenga la opinión que quiera tener? De lo que se trata es de respetarlas”, ha insistido José Guirao.

Respecto a la pregunta concreta realizada por el diputado Popular, Íñigo Méndez de Vigo (¿Están Uds. de acuerdo con las declaraciones de la Ministra para la Transición Ecológica sobre la supresión de los toros?), José Guirao ha respondido que la ministra “hizo esas declaraciones a título personal”, que ella “dejó muy claro que su Ministerio no tiene competencias sobre tauromaquia y que en ningún caso estaba hablando en nombre del Gobierno”.

Guirao ha concluido su contestación preguntando al diputado Méndez de Vigo: “¿Nos hemos vuelto tan intolerantes como para no poder discernir entre las opiniones personales y los proyectos y acciones del Gobierno?”.

El Ministerio de Cultura y Deporte es quien tiene las competencias gubernamentales sobre la Tauromaquia. La Ley 18/2013 encarga a los poderes públicos, en concreto a este Ministerio, "garantizar la conservación y promoción de la Tauromaquia como patrimonio cultural de todos los españoles, así como tutelar el derecho de todos a su conocimiento, acceso y libre ejercicio en sus diferentes manifestaciones".