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miércoles, 13 de noviembre de 2019

"Islam e islamismo", presentación del libro de Cristina de la Puente





L.M.A.
            13/11/19 .- MADRID .- El próximo martes 19 de noviembre, la investigadora del CSIC Cristina de la Puente presenta su libro Islam e islamismo en la sede de Casa Árabe en Madrid en un acto organizado junto con el CSIC y los Libros de La Catarata.

            Junto a de la Puente, doctora en Filología Semítica e investigadora del CSIC, participará en el evento Pilar Tigeras, vicepresidenta adjunta de Cultura Científica del CSIC y directora de la colección "Qué sabemos de”. Presenta el acto Pedro Martínez-Avial, director general de Casa Árabe.
            En las últimas décadas, la religión musulmana ha suscitado un gran interés y curiosidad. Esto se ha debido a motivos fundamentalmente políticos, en ocasiones relacionados con conflictos violentos, como guerras o terrorismo. Frente a tal interés, la información, en cambio, se ha recibido de forma desordenada e incompleta, llegando a producirse una enorme confusión conceptual y terminológica en los medios de comunicación. Este libro pretende explicar la diferencia esencial entre islam (la religión) e islamismo (el fundamentalismo islámico), haciendo mención a sus rasgos más relevantes, especialmente en aquellas cuestiones que son objeto de disputa en la actualidad o que causan más problemas de interpretación.


Datos biográficos

            Cristina de la Puente es doctora en Filología Semítica (Estudios Árabes) e investigadora en el Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo del CSIC. Trabaja sobre el mundo islámico occidental entre los siglos IX y XIV a través de dos líneas de investigación principales: por un lado, la transmisión de conocimiento religioso a través de los textos árabes (diccionarios biográficos y fuentes sobre tradiciones proféticas); y, por otro, la historia social a través de las obras de derecho islámico de ese período. Entre 2012 y 2017 ha sido en el CSIC coordinadora del Área de Humanidades y Ciencias Sociales, vicepresidenta adjunta de Internacionalización, vicepresidenta adjunta de Áreas Científicas y, finalmente, vicepresidenta de Investigación Científica y Técnica.


jueves, 31 de agosto de 2017

ALMIREZ Proyecto islamista. Llamar a las cosas por su nombre








por Julia Sáez-Angulo

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3I/08/17.- El Congreso de los Estados Unidos tiene dos lobbies registrados: el judío y el árabe. Dos fuertes grupos de presión, de los que conviene saber su opinión e intereses y para ello fueron acercados estos lobbies junto al Legislativo norteamericano.

            El Sionismo surgido a finales del XIX tuvo como objetivo crear el Estado independiente de Israel en territorio palestino y lo logró. De los Protocolos de los Sabios de Sión, publicados en 1902 en Rusia, se dijo que tenían una conjura con un plan de dominio mundial y otros afirman que fue un libelo antisemita para justificar los progroms del zar.

            El Islamismo –llevar la Sharia al Estado-, también movimiento internacional solapado tiene como objetivo conquistar Europa, velis nolis, con todos los medios a su alcance, utilizando, por un lado las leyes que generosa e ingenuamente Europa ofrece a los musulmanes llegados de fuera emigrantes o refugiados da igual-, apoyados de vez en cuando por la fuerza del terror yihadista, que sí “mete miedo”, pese a que se diga no tinc por. Así, unos agitan las ramas y otros recogen las nueces; siempre ha sido así con los terroristas.

         (Del Club Bildelberg, los planes capitalistas y el comunismo internacional hablaremos otro día)

            Houari Boumedienne, el que fuera presidente de Argelia, dijo en la ONU en 1974: “Un día millones de hombres abandonarán el Hemisferio Sur para irrumpir en el Hemisferio Norte. Y no lo harán precisamente como amigos, porque comparecerán para conquistarlo. Y lo conquistarán poblándolo con sus hijos. Será el vientre de nuestras mujeres el que nos dé la victoria”. Gadafi, el que fuera presidente de Libia, también repitió esas palabras del proyecto Boumedienne en diversas ocasiones.

            A Europa llegan oleadas de musulmanes, comunidad que se resiste a integrarse y pretende con frecuencia imponer sus costumbres y cultura en los lugares donde se instala. La predicción de Boumedienne y Gadafi está cumpliendo esta predicción a rajatabla, conocida y comentada soto voce entre los dirigentes islámicos. Oleadas de emigrantes y refugiados, tanto da, que conocen bien el aserto de Boumedienne y de Gadafi, vienen a Europa porque aquí se vive mejor, pero llegan con punta de lanza para destruir a la larga su cultura de derechos humanos y libertades, sobre todo de las féminas.

            Los europeos no podemos ser ingenuos ante esas internacionales con proyectos de dominio y exclusión. Somos griegos en el exilio –al decir de Borges- y tenemos que haber aprendido de Homero al relatarnos la historia del caballo de Troya o de la parábola de la buena y la mala semilla. No podemos chuparnos el dedo, no podemos ir con un lirio en la mano o poniendo velas y flores en las tumbas, sin todavía poner bolardos en las Ramblas, porque algunos irresponsables aún se creen intocables.

            Hay que verlas venir, mostrar firmeza y exigencia, cuando en una manifestación de recuerdo a las víctimas salen pancartas diciendo “No a la Islamofobia” en de rechazo a los terroristas. Los dedos no deben hacerse huéspedes, pero sí estar alerta y tomar medidas buscando políticos más sagaces, más valientes, menos políticamente correctos, más estadistas y menos cortoplacistas. Políticos que sepan de prospectiva de futuro y no solo de estrategias para lograr el palacio de la Moncloa.


           


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domingo, 4 de septiembre de 2016

Del burkini y la reciprocidad en los hombres y los países árabes




burkinis




Julia Sáez-Angulo

            Mal nombre el de burkini para nombrar el traje de baño de las mujeres árabes que desean bañarse completamente cubiertas de textil. Burkini viene de burka y el Diccionario de la RAE lo define como: "vestidura femenina propia deAfganistán  y otros países islámicosque oculta el cuerpo y la cabeza por completodejando una pequeña abertura de malla a la altura de los ojos”

        Hasta ahora parece que el burkini no cubre los ojos con rejilla, aunque no sea más que por seguridad de la mujer, aunque quien sabe si llegará, al ritmo que se impone con los años.

            La presencia del burkini ha sido polémica en varias playas de Francia, país donde finalmente se ha optado en los tribunales por su tolerancia, a menos que genere problemas de orden público. Nada que objetar contra el burkini, siempre que no se cubra el rostro de la interesada o interesado (nunca se sabe qué hay detrás del mismo. Una figura embozada en el rostro genera sospecha, recelo, miedo o pánico, según los casos, desde que el yihadismo ha establecido la guerra a Occidente en discotecas, bares, supermercados y redacciones de periódicos. Hay vecinos que no suben en un ascensor junto a gente velada, tocada o enmascarada, por temor a ser agredido o atracado. El miedo es libre.

            Pero la reflexión sobre el burkini va más hacia la falta de reciprocidad de los hombres y países árabes: mientras ellas cada día se cubren más el pelo y la piel (“donde hay pelo hay alegría” dice el refrán español), lo hombres árabes caminan a su lado en pantalón corto y los países árabes que reclaman tolerancia para las musulmanas veladas y burkinizadas, no toleran a las mujeres occidentales sin velo, incluso para asistir a ruedas de prensa con mandatarios de Arabia Saudí, por ejemplo (sin solidaridad alguna por parte de los colegas periodistas hombres). Y ni el burkini, ni el velo están exigidos por el Corán.

            Pero no hay que irse a los países árabes de Oriente Medio para comprobar que no admiten la reciprocidad con las mujeres occidentales, basta ir a un campo de refugiados italiano, griego o turco, donde los islámicos obligan a la mujeres cristianas a velarse e incluso a rezar con ellos cinco veces al día. Su cristianofobia es evidente.

            Angela Merkel y otros mandatarios europeos están ciegos al no exigir la reciprocidad de legislación para mujeres en Europa y países islámicos. Ni siquiera le ha hecho reaccionar el abuso sexual de inmigrantes árabes en Colonia contra mujeres alemanas. Occidente parece ciego y no contempla como agravante el desprecio de los árabes hacia la mujer occidental, quizás porque los gobernantes europeos sueñan un futuro de harén y dominio sobre la mujer.

            Con la numerosa invasión de refugiados islámicos en Europa, el futuro de las libertades de la mujer europea peligra. Hay que reaccionar a tiempo. Si algunos países nórdicos han prohibido construir mezquita en su suelo a la Arabia Saudí, por falta de reciprocidad en dejar construir iglesias en su suelo, con más razón habrá que proteger a las mujeres occidentales frente a una constatación de diferencias, que ni siquiera están en el Corán, para coartar libertad de indumentaria en las mujeres en uno y otro lado de Oriente y Occidente.