Julia
Sáez-Angulo
El
escritor argentino José Luis Borges se entusiasmaba con ellas. Sagas cortas islandesas, en edición y
traducción del islandés antiguo por Luis Lerate de Castro, han sido publicadas
por Alianza Editorial. Todo un acontecimiento literario.
Textos
singulares en el Medioevo, son lo más brillante que se ha escrito en los países
escandinavos, hasta el punto de que se habla de “las épocas de las sagas”, que
se inicia tras la colonización de Islandia entre 874 y 930 y llega hasta
la segunda mitad del siglo XI.
Medio
centenar de sagas cortas, que se leen con la facilidad de una leyenda breve,
con el encanto de personajes singulares, con la gracia del eco medieval. El
libro ofrece una serie de mapas que facilitan la localización visual de las
sagas.
“Las
sagas que acostumbramos a llamar nórdicas o de la antigua Escandinavia son, más
precisamente, islandesas”, aclara Luis Lerate en la nota preliminar. “Todas
ellas, puede decirse, fueron compuestas por islandeses y en manuscritos
islandeses se conservan”.
Los títulos
son sugerentes: Breve de Brand el Generoso; Breve del islandés cuenta-sagas;
Breve del Cricruz; Breve de Stuf el Ciego; Breve de Hréidar el Tonto; Breve de
Óttar el Negro; Breve de Tóvald el Viajero; Sueño de Oddi Estrellas, o Saga de
la Cristianización.
“Las
sagas, escritas siempre en prosa, son narraciones historias que se cuentan, y
no puede haberlas sin un protagonista, ya sea este individual o colectivo”,
explica el traductor.
“Las
sagas pueden ser largas y llegar a ocupar en una edición impresa hasta
cuatrocientas páginas o más, aunque no es lo corriente”... “las sagas y breves
se atienen a un peculiar modo de contar del que rara vez se apartan”.
Noruegos
e islandeses abandonaron su antigua religión pagana para convertirse al
cristianismo durante los reinados de Olaf hijo de Tryggvi y Olaf el Santo. La
conversión de Islandia en concreto tuvo lugar en junio del año 1000 por
decisión unánime de la Gran Asamblea del País. Odín, Tor, Frey fueron arrumbado
ante el victorioso Cristo que predicaban los misioneros del rey Olaf.
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