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sábado, 23 de marzo de 2019

“Ivón, Princesa de Borgoña”, de Witold Gombrowicz, dirigido por Jaroslaw Bielski, la cadena trófica de la vida


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Réplika Teatro
Calle Explanada, 14.
28040 Madrid, España.
Tlf.: +34 91 535 05 70
replika@replikateatro.com




Julia Sáez-Angulo


            23/3/19 .- MADRID .- Don Witoldo llamaban en Argentina -donde residió 24 años de 1939 a 1963- 63, al escritor polaco Witold Gombrowicz (1904 – 1969), eterno candidato al premio Nobel, que lo hubiera merecido con creces. Su compatriota residente en Madrid, Jaroslaw Bielski lo ha puesto en escena en el Teatro Réplika y lo ha dirigido, en la obra Ivón, Princesa de Borgoña con once personajes. La obra fue escrita en 1958, en plena redacción del teatro, o más bien literatura del absurdo, expresionista al máximo de lo crotesco.

            Si nos atuviéramos a la terminología teatral del castellano, cabría decir que esta obra del mitificado Gombrowicz tiene una mezcla proporcional del teatro del absurdo, de ecos de Jardiel Poncela (con los señores, el chambelán y, sobre todo, del criado de continuo entra y sale) y hasta de acentos de astracanada con las damas emplumadas y otros excesos muy serios.

            Gombrowicz es un autor de culto –los que hacemos también crítica de arte lo veneramos- su acerva crítica no exenta de humor y dolor sobre la naturaleza humana y de las cosas en su relación con la sociedad, más merece una carcajada, a la vista de las construcciones extrañas que llevamos a cabo los humanos.

            La obra Ivón, princesa de Bogoña, con un personaje central del títulos, que no dice una palabra, acaba en un banquete devorador –a Bielski le gustan los finales con banquete, ya que no es la primera vez que ofrece un final así- en el que unos se devoran a otros, en esa trágica cadena trófica que es la vida para alcanzar la supervivencia.

            El desarrollo de la obra resulta hilarante, a la vista de la función, la gente no solamente ríe sino que lanza carcajadas, lo que quiere decir que conecta con la visión absurda de unos personajes grotescos, al más puro estilo del pintor alemán Grosz. Que funcione la complicidad, autor-director-público es imprescindible en el teatro. A Gombrowitz se la ha comparado con Kafka y Joyce. El autor polaco no fue muy prolífico en obras, pero sí muy apreciado. Es una suerte que Bielski nos lo ofrezca en el nuevo espacio del Teatro Réplika, donde se agradece a mayor amplitud respecto al anterior.

            El silencio es ambiguo y provoca sospecha, temor, reacciones inesperadas...  Esta idea rezuma la obra. Los actores dan cuerpo a los personajes perfilados, que van de los reyes al príncipe y la futura princesa, pasando por el chambelán, un hombre grotesco que cumple bien su papel de adulación turiferaria y que entraña verdadera comicidad.. Actores como Manuel Tiedra, Socorro Anadón o Raul Chacón cumplen sus papeles con maestría.

FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA
Ivón: Ramón Valles
El Rey Ignacio: Manuel Tiedra
La Reina Margarita: Socorro Anadón
El Príncipe Felipe, heredero del trono: Enrique Meléndez
El Chambelán: Raúl Chacón
Isa, una dama de la Corte: Beatriz Grimaldos
Cirilo, un amigo del príncipe: Manuel Teódulo
Las dos tías y Dos Damas: Gala Gancedo y Puerto Caldera
Inocencio, El Mendigo: Juan Erro
Valentín, un criado: Varo Mogrovyan
Autor: WITOLD GOMBROWICZ
Dirección, traducción, adaptación, diseño de escenografía e iluminación: JAROSLAW BIELSKI
Diseño de vestuario: ROSA GARCÍA ANDÚJAR
Composición musical: CHEMA PÉREZ
Jefe de producción: MIKOLAJ BIELSKI, SOCORRO ANADÓN
Compañía: RÉPLIKA TEATRO
Ayudante de dirección: EVA GARCÍA
Comunicación y prensa: NATALIA BENTO
Diseño: LARA LUSSHEIMER
Sastrería: ANA JORDÁN DAVÍA
Técnico de iluminación y sonido: SALVADOR LIÉTOR


sábado, 28 de enero de 2017

Witold Gombrowicz, autor de la obra “El casamiento”, representada en el Teatro Replika







Julia Sáez-Angulo

            El lenguaje crea realidad o apariencia de realidad, esto lo aprenden muy pronto los políticos y manipulan o falsean los datos reales ante los electores. También en la sociedad se da el fenómeno de la manipulación y creación de realidades impostadas a base de las palabras y expresiones creadas para sostener los intereses.

            El casamiento, la obra teatral del escritor polaco Witold Gombrowicz (1904 – 1969), que ahora se representa de nuevo en el Teatro Réplica de Madrid, habla de lo mencionado. El protagonista Enrique se empeña en imponer a los demás su opinión y visión del mundo y queda solo. Al autor le caracteriza un discurso vanguardista y satírico.

            Una obra misteriosa, a veces hermética, que frisa el teatro del absurdo, que pone de manifiesto la rareza y extrañeza del vivir. Con un montaje sobrio, marcado por una línea de entrada a un supuesto templo o más allá, los protagonistas se debaten en sus diálogos y delirios para perfilar lo que se ve, se mira y se quiere ver y mirar. Una interpretación magnífica de los actores en la que sobresalen los padres de Enrique. Socorro Anadón, Manuel Tiedra, Raúl Chacón Eeva Karollinay Juan Erro componen el reparto bajo la dirección de Jaroslaw Bielski.



            “Creo que hay pocas obras dramáticas cuya forma y tema reflejen con tanta claridad la desazón que produce en el hombre de hoy la pérdida de los valores tradicionales. El protagonista de El casamiento, en el camino de recuperar el pasado, su identidad y su “vida de antes”, se centra en la reconstrucción de los valores de antaño, a través de la destrucción el presente”, dice el director de la obra, Jaroslav Bielski.

            Gombrowicz  pertenecía a la nobleza polaca y residió desde 1939 a 1963 en la Argentina, donde se le conocía por Don Witoldo. La invasión de Polinia durante la II guerra mundial, le hizo permanecer en el país del cono sur, al que había viajado por tan solo dos semanas. Al autor le caracteriza un discurso vanguardista y satírico. Sus criticas al arte contemporáneo son divertidas y demoledoras al mismo tiempo. En sus diarios rezuma su filosofía de vida.

 El casamiento (reestreno)
de Witold Gombrowicz
Puesta en escena: Jaroslaw Bielski
Aspectos estéticos: Elizabeth Wittlin Lipton
Espacio sonoro: Chema Pérez
Reparto: Socorro Anadón, Manuel Tiedra, Raúl Chacón, Juan Erro, Eeva Karoliina
Teatro Replika. c/ Justo dorado, 8
280  Madrid

Más información
http://replikateatro.com/teatro/



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sábado, 20 de febrero de 2016

Estreno de “El casamiento” de Witold Gombrowicz en el Teatro Réplica de Madrid

de Witold Gombrowicz
Puesta en escena: Jaroslaw Bielski
Aspectos estéticos: Elizabeth Wittlin Lipton
Espacio sonoro: Chema Pérez
Reparto: Socorro Anadón, Manuel Tiedra, Raúl Chacón, Juan Erro, Eeva Karoliina






Julia Sáez-Angulo

         El Teatro Réplika de Madrid ha estrenado la obra El casamiento del autor polaco Witold Gombrowicz, dirigida por Jaroslaw Bielski. Teatro del pensamiento y del absurdo, que conecta con La vida es sueño de Calderón de la Barca y con la mejor tradición del teatro del absurdo de Ionesco o Becket. Una realidad delicuescente, casi inasible, en la línea de Esperando a Godot.

         Un montaje sencillo, simplificado, como corresponde a un teatro alternativo y una obra de pensamiento.  El casamiento luce en el escenario con toda la fuerza del devaneo de sus personajes, de la palabra, en suma.


W. Gombrowicz


         Witold Gombrowicz (Polonia, 1904 – Francia, 1969) es uno de los autores polacos de culto del siglo XX. Los Diarios, argentinos o no –él vivió varios años en Argentina (1939 -1963), donde lo llamaban Don Witoldo- son de gran interés por sus dotes de observación y reflexiones, no exentas de sátira y espíritu corrosivo. Su nombre –prohibido en la Polonia comunista- fue propuesto para premio Nobel en diversas ocasiones.

         La obra que nos ocupa, traducida como El casamiento, otros lo hacen como La boda es una visión de la vida como algo extraño, sorpresivo, inconsistente en su inicio, que va solidificándose a medida que uno la llena de palabras, gestos y hechos para conformarla. Una realidad que luego se impone a los otros.
         El casamiento nos recuerda que somos construcciones artificiosas o impostadas de nosotros mismos. La mujer será una reina, porque así lo dispone el protagonista. Tratamos de acogernos al pasado y se desdibuja o destruye el presente. Gombrowicz luchó contra la identidad excesiva y obsesiva de la mentalidad nacionalista, tan acendrada en Polonia. Curiosamente esta obra se representó en parte en Cataluña.




J. Bielski



Palabras de Jaroslaw Bielski

         El director ha dicho de esta obra: “Creo que hay pocas obras dramáticas cuya forma y tema reflejen con tanta claridad la desazón que produce en el hombre de hoy la pérdida de los valores tradicionales. El protagonista de El casamiento, en el camino de recuperar el pasado, su identidad y su “vida de antes”, se centra en la reconstrucción de los valores de antaño, a través de la destrucción el presente”.
         “Una especie de paradoja, en la que Enrique –el protagonista- impone su punto de vista por encima de la opinión de los demás, estableciendo así su propia “realidad”, personalizada, ideada, producto de deseo y de su manipulación ideológica. A través de las palabras pronunciadas se crean unas nuevas realidades, individualizadas y asumidas por el resto de  los participantes del “juego” de Enrique”.
         “Por esto último, percibo en la obra un claro aspecto postmodernista. Vivimos en la época de la globalización de la sociedad y del resurgimiento de los movimientos del pensamiento personalizado. El destino trágico del hombre postmoderno, guiado por el hedonismo y la individualización, donde la realidad es sólo un producto de nuestra imaginación”

         Réplika Teatro participó en las jornadas dedicadas a Gombrowicz y Barcelona: fidelidad a Europa  en la Universidad de Barcelona en 2013, con un fragmento de la obra “El casamiento”. La jornadas estuvieron organizadas por la Universidad de Barcelona, el Museo de Witold Gombrowicz en Wsola y el Instituto Polaco de Cultura de Madrid.

         La compañía representó un fragmento de la obra El casamiento de Witold Gombrowicz, con Socorro Anadón, Manuel Tiedra, Raúl Chacón, Raúl Peñalba y Beatriz Grimaldos en el reparto y dirección de Jaroslaw Bielski.



sábado, 16 de mayo de 2015

“El jardín de los cerezos”, versión actualizada en el Teatro Réplika de Madrid



 Anton Chéjov
Dirección: Jaroslaw Bielski
Versión: Jaroslaw Bielski y Mikolaj Bielski
Figurines: Rosa García Andújar
Reparto: Socorro Anadón, Manuel Tiedra, Raúl Chacón, Antonio Duque, Rebeca Vecino, Javier Abad, Antonella Chiarini




L.M.A.

         16/05/2015.- No hay mayor gozo que ver de nuevo representado a un clásico y el ruso Anton Chéjov lo es. Su obra El jardín de los cerezos se ha estrenado en el Teatro Réplika , bajo la dirección de Jaroslaw Bielski, en versión actualizada del propio Bielski y Mikolaj Bielski. En esta versión puesta al día se habla de autopistas y de construir apartamentos de lujo en el jardín de los cerezos. El concepto, el resto, queda inmutable.

         En el reparto: Socorro Anadón, Manuel Tiedra, Raúl Chacón, Antonio Duque, Rebeca Vecino, Javier Abad, Antonella Chiarini.

         Anton Chéjov (Rusia, 1890 – 1904) es un médico humanista, gran conocedor del alma humana –como Shakespeare- y afortunadamente dedicado a la literatura. Sus relatos y obras dramáticas alcanza la cumbre de la excelencia poética, como sucede en El jardín de los cerezos.

         El argumento es casi un arquetipo de la vida: los últimos descendientes de una familia rica, emparentada con la nobleza, que consume y gasta lo que hereda, sin percatarse de que el tiempo pasa y hay que adoptar nuevas actitudes vitales. La obra dirigida por Bielski aporta diversos símbolos a este tema recreado por Chéjov: el paso del tiempo, montaje y gestos que se engarzan con los diálogos de la obra teatral.

Reparto de "El jardín de los cerezos"


         La melancolía del alma rusa parece rezumar en los personajes de El jardín de los cerezos. Socorro Anadón hace una interpretación justa y tierna de la mujer que dejó a casa de la finca hace cinco años para irse a vivir a la Costa Azul francesa, como hicieron muchos nobles rusos del tiempo del escritor, a dilapidar sus caudales en la dulce Francia.

         Interesante el contrapunto del criado, fiel y protector de sus señores hasta el final o el personaje del Pedro, el eterno estudiante, que perora, pero no estudia ni acaba su carrera, lo que no es óbice para dar lecciones de pureza e íntegridad. El administrador de la finca es el hombre pragmático, no simpático al espectador, pero realista ante los tiempos que se avecinan.

         El jardín de los cerezos es una obra clásica, y clásica quiere decir eterna. Siempre estará en vigor, a poco que se conozca la condición humana. El cambio de la sociedad y el paso del tiempo que congela a unos hombres y dinamiza a otros. El final de la obra es más sutil que el de La gaviota, otra célebre obra de Chéjov, donde la muerte viene a ser un corte final de hachazo.

         Bielski ha sabido mover a sus personajes para hacerlos creíbles, para aportar un trasunto continuo en la convivencia humana, pero en este caso perfumado con el aroma ruso de Chéjov, un grande entre los grandes. Nadie como los países del Este saben poner en pie a Chéjov; Bielski, de origen polaco, está en la línea.

         Hemos visto diversas puestas en escena de las grandes obras de Chèjov, algunas situadas en el Caribe, en un deseo de adaptar su poética universal a otras latitudes; la representación de El jardín de los cerezos en el Teatro Réplika sostiene la atmósfera del autor ruso, al tiempo que la adapta a nuestros días.

El estreno fue muy aplaudido por un público entusiasta; los actores tuvieron que saludar muchas veces.