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sábado, 18 de agosto de 2012




Ostras y mejillones, gastronomía exquisita en Bretaña y Normandía




Julia Sáez-Angulo

         La gastronomía en Bretaña y Normandía es uno de sus mayores activos. La oferta de “Moules frites”, caldereta de mejillones cocidos a las finas hierbas y un bol de patatas fritas son la oferta popular y general de la zona, pero junto a ella están las ostras, limpias y sabrosas que constituyen un bocado excelente para los gourmands. El marisco de Bretaña y Normandía no sabe como el de otras regiones, esto lo saben los franceses y todo buen degustador.

         De todas las localidades de la costa ricas en marisco destacan Cancale, Oleron y Beauvais, donde se cultivan bateas de mejillones a pleno oleaje pero bajo el control del hombre.. Después llega la oferta de los distintos tamaños de ostras o mejillones –en Francia no se aparecían los excesivamente grandes-- que el cliente elige siempre ad libitum.

         La ciudad de Cancale y la isla d´Oleron tienen fama por sus ricos criaderos de marisco, que producen la especialidad de la región, entendiendo por tal la alta Bretaña y la baja Normandía. Las ostras son de dos clases, planas y alargadas, todas ellas se venden numeradas de uno a cuatro y las primeras, las grandes son las más caras.

         El océano Atlántico tiene aguas sanas y bien batidas para ofrecer un marisco inmejorable. Las pescaderías, con frecuencia especializadas, ofrecen unos escaparates bien presentados que parece joyerías; ciertamente presentan joyas del mar, bien sea de roca, bajura o alta mar. El sabor a mar de sus productos está asegurado. Uno parece deleitarse con el sabor refrescante del pescado y el marisco que, bien lo saben los que hacen dieta, no engorda.

         El Museo de Artes y Tradiciones Populares de Cancale, que ha cumplido en 2012 los 30 años de su fundación, ofrece al visitante un amplio recorrido etnográfico y antropológico sobre los hombres de mar y sus oficios con un despliegue de barcos, fotos, muebles, indumentaria o útiles de trabajo.

         La vida marítima de Cancale en toda su amplitud: pesca, regatas, construcción naval, la ostricultura se manifiesta en este museo no muy grande pero delicioso, con una animación audiovisual que documenta distintos aspectos de la historia y el presente de esta ciudad costera de Bretaña.

Más información
www.museede cancale.fr




Saint Malo, ciudad codiciada por los corsarios y los alemanes de la II guerra mundial






Julia Sáez-Angulo

         18.08.12 .- Saint Malo .- Es una ciudad bretona fortificada en el casco de la ciudad antigua. Las murallas de Saint Malo se levantaron contra la codicia de los corsarios que invadían el territorio en el siglo XVIII penetrando en la amplia bahía y atacando las casas. Después fueron los alemanes de la II Guerra Mundial (1939 – 45) los que se apropiaron de su lugar estratégico para controlar la posible entrada por mar de los aliados y construyeron una madriguera de bunkers para divisar y defenderse de a sus enemigos.

         El Memorial 1939 -1945 que sostiene la municipalidad de Saint Malo en el fuerte de la Cité D´Alet rememora toda la resistencia alemana y la liberación final de la ciudad por los americanos. A más de un centenar de bunkers se tuvo que enfrentar el ejército aliado, ante una resistencia de ocho días en primer lugar, y dieciséis días más en la cercana isla de Cezembre, donde los alemanes había situado el cañón de mayor potencia que disparaba a una distancia de dieciocho kilómetros.

         El Memorial se ve coronado por una batería antiaérea genuina, al igual que la mayoría de los objetos que se conservan en el interior como banderas, pistolas, uniformes, mapas, documentos, etc. Las sabias explicaciones de Peyle Eric en nuestra visita privada ilustran con plasticidad el modo de vida dentro de los recintos subterráneos.

         Los alemanes supieron siempre que no  serían invadidos por Saint Malo, porque los aliados estaban informados de que los alemanes se encontraban bien fortificados. El ejército americano atacó la vieja ciudad por el interior, a base de obuses incendiarios que destruyeron el 80 por ciento de las casas, no así las murallas porque eran de piedra.

El servicio de inteligencia USA informó que en la ciudad había más de mil alemanes, cuando sólo había 94. Murieron 37 franceses de los setecientos que habitaban en el viejo Saint Malo. Los americanos utilizaron bombas de napalm por primera vez en Europa sobre la cornisa de Alet de Saint Malo.

         Para construir la red de blockhaus con despachos, garitas, cuartel y dormitorios, los alemanes hicieron trabajar a hombres polacos, franceses, italianos y españoles republicanos en Francia. Un edicto del gobierno francés de Petain en aquellos años obligaba a hacerlo bajo pena de muerte.

Memoriales y atractivos turísticos

         Vale la pena visitar este Memorial de Saint Malo, así como el de Caen. Son documentos vivos a base de elementos reales de aquella guerra civil entre europeos que fue la II Guerra Mundial, principalmente entre Alemania y Francia, este último país quedó convertida en un campo de batalla. A los alemanes detenidos hubo que llevarlos a Inglaterra, estados Unidos o Canadá para juzgarlos porque según la Convención de Ginebra no podía hacerse en el lugar de los hechos bélicos.

         Se tardó tres años en remover todos los escombros de Saint Maló destruido en un 80 por ciento y hasta 1964, la vieja ciudad  histórica no recobró su reconstrucción total. El plan Marshall de los americanos ayudó en el empeño.

         Saint Malo es también un atractivo lugar turístico, no sólo bélico pues además de poder pasear las soberbias murallas por el adarve, se puede visitar el castillo que alberga el gran torreón del siglo XV, la catedral de san Vicente que arranca desde 1146; la Casa de los poetas y escritores con paredes de madera que viene del siglo XVII o la hermosa Residencia de la Duquesa Ana de finales de la Edad Media. Los piratas y corsarios se recuerdan como divertimento para los más pequeños en el Laberinto del Corsario y en un parque de 800 metros cuadrados.

         Alrededor de Saint Malo se construyeron las “malounières”, grandes residencias construidas entre 1650 y 1730, ubicadas en el campo. 

            No hay que olvidar que a finales del Medioevo los habitantes de la ciudad decían como divisa: "Ni francés ni bretón, yo soy de Saint-Malo".


Más información

www.sain-malo.fr


        

miércoles, 15 de agosto de 2012


 Bretaña, la región verde, florida y monumental  de Francia

        

Julia Sáez-Angulo



         Francia tiene la riqueza del “petróleo verde”, un suelo fértil y bien regado por la lluvia fiel y frecuente, que permite una agricultura rica y feraz, así como una ganadería, principalmente vacuna, que goza de buenos pastos. Bretaña es una región atlántica, celta, y verde, llena de historia, castillos y de fortalezas levantadas contra los ingleses, cuya presencia ha dejado huella y nombres en su territorio.

Al igual que en Normandía, las aldeas, pueblos y ciudades de Bretaña participan en el programa de “Florecimiento de Francia” y, con algunas ayudas puntuales llenan sus fachadas, parques y jardines macetas y arreglos florales que imprimen un gran colorido a los espacios. Los geranios y pelargonios dominan, pero no faltan las begonias, dalias, gladiolos, malvas reales, miosotis y minutisas. Una explosión cromática floral que adoran los franceses y los visitantes de la región.

         Rennes es la gran capital de Bretaña, bien comunicada con París por un tren de alta velocidad, algo con lo que no cuenta Normandía. Junto a Rennes hay ciudades de gran belleza como Dinan o Dol de Bretagne.

         Dinan es la patria chica de Duguesclín (1364 – 1380) –nació cerca de la ciudad-- el Condestable de Francia del siglo XIV que luchó contra los ingleses y ayudo en España de modo decisivo al rey Enrique II de Trastamara contra Pedro I en su lucha por Castilla. El corazón de Duguesclín se encuentra guardado en una urna funeraria en la bella iglesia de San Salvador de Dinan.

         El castillo fortificado de Dinan es motivo de orgullo por su factura y emplazamiento estratégico amurallado con el río Rance como foso natural y hoy puerto de pequeñas embarcaciones de paseo. La fortaleza de entrada y la torre del homenaje del castillo de Dinan acogen hoy un museo con restos arqueológicos de la zona como altares y columnas, así como estatuaria medieval y renacentista, principalmente religiosa. Los hachazos de los revolucionarios de 1789 en las cabezas sacras del arte están presentes en algunas piezas. En las salas altas del castillo-museo se exponen los dibujos acuarelados de Louis Giblat durante los meses de verano y hasta finales de septiembre. Un total de 153 escalones permiten subir hasta el adarve las murallas que se pueden recorrer para ver una vista panorámica excepcional de Dinan.

         El museo Yvonne Jean-Haffen (1895 – 1993), conocido como “la casa de la artista de La Grand Vigne”, al borde del pequeño puerto de Dinan es otro atractivo de la ciudad, que muestra el estudio de la pintora y fuente de inspiración. La artista fue amiga de Maturin Méheut (1882 – 1958).

          Dol-de-Bretagne es otra atractiva ciudad de la región, a la que se denomina la ciudad-catedral, con una larga calle denominada Rue des Stwarts, que hablan del origen dolense de la familia real británica. Al lo largo de esta vía, espina dorsal de la ciudad se pueden ver antiguas casas restauradas con las vigas a la vista que datan del siglo XI al XVI. Los bajos de estas hermosas casas son hoy tiendas y terrazas de esparcimiento.

          La formidable catedral de San Samson habla de la historia episcopal de Dol-de-Bretagne, así como de la consagración del primer rey bretón Nominoë en 848. Sitios y pillajes se sucedieron durante las campañas de Guillermo el Conquistador en 1064, epopeya que relatan los tapices de Bayeux, digno de una visita.

          En el exterior de la ciudad puede verse el Menhir del Champ Dolent, un megalito situado a tres km. Del centro de Dol-de-Bretagne. El menhir, uno de los más grandes de Bretaña, tiene 9,30 metros de altura desde la base.

          François-René de Chateaubriand es un escritor conmemorado en la ciudad porque estudio en ella. Un monumento que lo representa como joven estudiante se erigió en 1998 para conmemorar el 150 aniversario de su muerte.



        

      

jueves, 9 de agosto de 2012

Los pueblos de Bretaña y Normandía a toque de Ángelus con las campanas





Julia Sáez-Angulo


         “El toque del Ángelus”, título del cuadro de Millet tiene todavía hoy su reflejo en el toque de campanas que muchos pueblos y aldeas de Bretaña y Normandía siguen haciendo a las siete de la mañana, a las doce del mediodía y a las siete de la tarde. Si se oyen tocar las campanas fuera de esas horas es que alguien del pueblo ha fallecido o hay una fiesta con santa misa.

         “La oración de la tarde” (El Ángelus) es un célebre cuadro del pintor Jean François Millet (Francia, 1814 . 1875), que muestra a una pareja de campesinos que deja de trabajar para ponerse a rezar después del toque llamada de la campana que llega de la torre del pueblo que se encuentra al fondo. Una escena de gran soledad y ascetismo. Una escena que conmovió al pintor español Salvador Dalí (1904 . 1989), quien pintó también el Ángelus en homenaje al cuadro de Millet, fundador de la escuela de de pintura de Barbizon.

         El toque de campanas de las torres de las iglesias sigue escuchándose en la mayoría de los pueblos que no quiere perder su tradición sonora y ascética para quien desee elevar el espíritu. Desde la ciudad de Avranches hasta la aldea de Huisnes sur mer frente al Mont Saint Michel, se escuchan las campanas tres veces al día y su repique ofrece un concierto singular y hermoso.
         Bretaña y Normandía cuentan con iglesias y monasterios singulares. Además de la abadía en el célebre Mont Saint Michel, el monumento más visitado de Francia por si situación estratégica en lo alto de una gran roca y su enorme visibilidad a leguas a la redonda, hay catedrales singulares como la de Dol de Bretagne o iglesias tamaño catedralicio como la de Saint Gervais en Avranches. Lástima que la Revolución Francesa asolara con el fuego numerosos lugares sagrados, como la iglesia de Avranches en la que tuvo lugar el juramento de Ricardo Corazón de León.