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sábado, 5 de marzo de 2016

“Zenobia Camprubí. Escritora y Mujer”, conferencia de Francisco de la Torre en la Casa Castilla-La Mancha





 Retrato de Zenobia Camprubí por J.Sorolla



Julia Sáez-Angulo


         Zenobia Camprubí. Mujer y Escritora fue el título de la conferencia del escritor Francisco de la Torre en el salón de actos de la Casa Castilla-La Mancha en Madrid, como introducción a la Semana de la Mujer Trabajadora, que tiene su día internacional el 8 de marzo.

         La escritora Carmen Gracia hizo la presentación del conferenciante, licenciado en Derecho y autor de dieciocho libros jurídicos, volcado en la literatura como poeta, narrador, ensayista, articulista y buen experto en el poeta Garcilaso de la Vega, nacido en su mismo pueblo natal. “Yo me siento visceralmente poeta”, dijo Francisco de la Torre y Díaz-Palacios (Madrid, Cuerva. Toledo, 1944).

         El conferenciante recorrió, desde la infancia,la biografía de Zenobia Camprubí Aymar (Malgrat de Mar, 1887 – San Juan de Puerto Rico, 1956), escritora, traductora y esposa del poeta Juan Ramón Jiménez, quien recibió el premio Nobel el mismo año de la muerte de su mujer. Un premio que debió haber sido compartido, según palabras del mismo poeta.

         Francisco de la Torre recordó la importancia de la traducción de la poesía de Rabindranath Tagore por Zenobia, si bien Juan Ramón le daba la versión poética. Resaltó la amistad de la escritora con diversas mujeres intelectuales de la época en Madrid, relacionadas con la Residencia de Estudiantes –donde conoció ella a Juan Ramón- como María Goyri, Cristina de Arteaga o María Martos.
          Fue feminista moderada, como su amiga Mercedes Fórmica, cuyo busto ha sido retirado por el alcalde de Cádiz, Kichi, del partido Podemos, algo que ha merecido el reproche y censura del conferenciante, ante el día de la Mujer Trabajadora, por cuanto Fórmica fue una mujer que reclamó derecho y funciones públicas para la mujer española. Solo la ignorancia puede hacer algo así.

         Zenobia Camprubí hizo una gran labor en pro de la artesanía española en todos los campos, hasta el punto de abrir, junto a otras mujeres, un establecimiento para su promoción y venta en Madrid.

         Fue Zenobia una excelente y prolífica articulista,  tarea con la que se ganaba la vida, al igual que con las traducciones y la clases, hasta el punto de sostener la casa en los momentos en que Juan Ramón percibía menos ingresos.

         Ella mantuvo siempre un cariño de esposa y una diligencia de secretaria para el poeta de Moguer. Amó a Juan Ramón tanto como él necesitó; lo amó conociendo sus defectos de hombre neurótico, depresivo  y egoísta. También elogió sus virtudes de hombre desprendido, austero y generoso. Ella supo entregarle voluntariamente su energía, cediendo su propia creatividad literaria, que hubiera podido alcanzar cotas mayores.

         La guerra civil española llevó al matrimonio de Juan Ramón y Zenobia a América, donde ella padeció un cáncer de útero, que la llevaría a la muerte sin conocer el premio Nobel que recibiría su marido.

         Zenobia fe una gran lectora y poeta, amiga de poetas, a través de Juan Ramón. Una mujer que, al decir de Inmaculada de la Fuente, en su biógrafa: Zenobia, al casarse no elaboró un destino literario personal, sino que consciente y libremente renunció a él por el amor al poeta Juan Ramón.


miércoles, 6 de octubre de 2010

Juan Ramón Jiménez , nueva publicación de su poesía en prosa “Platero y yo”



“Platero y yo”
Juan Ramón Jiménez
Editorial Juventud
Barcelona, 2º10 (168 pags.)




Julia Sáez-Angulo

Se trata de la elegía andaluza más hermosa que jamás se ha escrito, la historia de un burrito “pequeño, peludo, suave: tan blando por fuera que se diría todo de algodón, que no lleva huesos”, según lo cuenta el comienzo del libro “Platero y yo” del premio Nobel Juan Ramón Jiménez, que ha sido publicado recientemente por la editorial Juventud.

Es un libro para niños y para adultos que se dejan arrebatar por la magia poética de esa poesía en prosa, como “El Principito” de Saint Exupery; un libro que necesita de la complicidad del lector con el autor para dejarse arrastrar por una escritura limpia, hermosa y sentida.

“Platero y yo” va dedicado por el autor de Moguer “a la memoria de Aguedilla, la pobre loca de la calle del Sol que me mandaba moras y claveles”. Un hermoso gesto que perpetua el recuerdo de un personaje querido de carne y hueso.

Una obra muy fecunda

Juan Ramón Jiménez (Moguer. Huelva, 1981 – Puerto Rico, 1958), empeñado es escribir todo con jotas y ni una sola “ge”, pone una “Advertencia a los hombres que lean este libro para niños: “Ese breve libro, en donde la alegría y la pena son gemelas, cual las orejas de Platero, estaba escrito para... ¡qué se yo para Quien!”...

“Arias tristes” (1902), “Baladas de primavera” (1907), “La soledad sonora” (1908), “a frente pensativa” (1912)... son algunos de los títulos de este poeta que ha sido cabeza de fila de muchos poetas en lengua castellana.

La ciudad de Moguer tiene hoy un hermoso museo que perpetúa la memoria del poeta hijo predilecto que sufrió el exilio tras la guerra civil y en Estados Unidos no puso soportar la ausencia de vivir en su lengua española, por lo que se trasladó a Puerto Rico con Zenobia Camprubí, su esposa, alma de la vida del escritor.

En 1956 recibió el premio Nobel de la Academia sueca, al que no pudo ver Zenobia porque había muerto poco antes. El poeta murió dos años más tarde de recibir el galardón, apenado por la falta de su mujer.

“Diario e un poeta recién casado” es uno de sus títulos más célebres, al igual que “Platero y yo”, libro de lectura para muchos escolares de habla española. Un burrito universal lleno de dulzura y encanto; libro al que se puede volver una y otra vez como se hace con las grandes obras maestras.



lunes, 1 de febrero de 2010

El Versace de Penélope Cruz y otras historias femeninas

El Versace de Penélopez Cruz y otras anécdotas
de la historia protagonizada por mujeres
Carmen Güell
Styria Ediciones
Barcelona, 2009 (253 pags)


Julia Sáez-Angulo


Con un título juguetón, la historiadora Carmen Güell, que tiene en su haber novelas históricas como “El mecenas y el artista” sobre su antepasado el conde de Güell y Gaudí, ha escrito un libro curioso, singular y entretenido con el anecdotario de personajes femeninos reales, que narran algunos episodios de lo que Miguel de Unamuno denominaría la intrahistoria.

El título del libro es uno de los capítulos en los que se narra la peripecia de la actriz española Penélope Cruz a la hora de lucir un traje de Dior o uno de Versace para recibir un premio relevante que no le fue concedido. Alegó no lucir el Dior, que había encargado porque le había fallado la cremallera a última hora. Lo cierto es que lució un Versace, firma que hacía tiempo no subía a una alfombra roja. ¿Cierto? ¿Interés? ¿Dinero por medio? Difícil de saber.

El libro “El Versace de Penélope Cruz y otras historias” se divide en capítulos como: Las alcobas clandestinas; Mujeres intrépidas; Reales testas coronadas... o no; Crimen y castigo; Se alza el telón; Corazones de tinta rosa; El rincón de las Artes y las Letras; Musas, mujeres que inspiraron a los grandes artistas; Grandes virtudes, grandes dones, y En el crepúsculo de la vida.

Pasiones que mueven el mundo

El amor, la pasión, el dinero, el sexo, la ambición, el poder o la entrega..., que mueven el mundo, se dan cita en este anecdotario, una sucesión de cuentos con personajes históricos y narraciones reales llenas de curioso encanto.

Jacqueline Kennedy, María Callas, Grace Kelly, Regina Mingotti, Zenobia Camprubí, Cristina de Suecia, Zsa Zsa Gabor, Friné, Luisa de Saboya, Luisa de Orleáns. Kiki de Montparnase, María Luisa de Noruega, Margarita de Austria, Christina Onassis, Julia Roberts... son algunas de las protagonistas de este libro, a las que se suman, por fuerza, numerosos nombres masculinos, que son a la postre los que dominan el índice alfabético del volumen.

De la misma editorial, otro título provocador: “Las hemorroides de Napoleón y otras 499 anécdotas que pudieron cambiar (o no) la historia”, de José Miguel Carrillo de Albornoz. El libro va por su segunda edición.