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miércoles, 23 de julio de 2025

CRÓNICAS DE BAYONA IV.- Juan Ramón Jiménez y el krausismo en la investigación de M. Jesús Domínguez Sió

María Jesús Domínguez Sió, filóloga, profesora, escritora, en el paque de La Palma, ante la fortaleza. Bayona.

Julia Sáez-Angulo

Fotos: J.S.A.

23/7/25.- Bayona.- Varios días con la filóloga y escritora María Jesús Domínguez Sió (Porriño. Pontevedra, 1946) en Bayona dan para conocer sus campos de estudio e investigación, el más importante la figura y la obra del poeta de Moguer, Juan Ramón Jiménez (1881-1958), Premio Nobel de Literatura, en 1956. Su tesis doctoral lleva por título “La Institución Libre de Enseñanza y Juan Ramón Jiménez” (1991), que en realidad se ciñe, sobre todo, al krausismo y Juan Ramón.

Todo comenzó cuando la filóloga estudiaba Filosofía y Letras en la Universidad de Santiago y el poeta Dámaso Alonso dio una conferencia sobre el poeta de Moguer, en la que no quedaba muy bien parado. Algo que sorprendió en el auditorio y que al parecer se debió a que Juan Ramón no incluyó a Dámaso en su libro “Españoles de tres mundos” (1942) como poeta, sino como profesor, al que no fue bien recibido por el aludido.

Más adelante, la misma filóloga escuchó otra conferencia del estudioso literario Ricardo Gullón sobre Juan Ramón en la que los elogios no se escatimaron de principio a fin, por lo que decidió investigar en la obra del Nobel para comprobarlo por ella misma. Y la poesía y pros de Juan Ramón Jiménez la deslumbró. De ahí su empeño en la tesis doctoral, que le dirigió Fanny Rubio, en los libros y el casi centenar de artículos que escribió más tarde sobre el autor de Moguer.

Su libro “Platero y yo” es la condensación de la filosofía krausista, que busca la belleza, la verdad y la bondad. Es un libro sobresaliente, que, durante muchos años, que se estudia en muchas escuelas de Hispanoamérica y se vendió en número inmediatamente después de El Quijote.

Entre los libros de M. Jesús Domínguez sobre Juan Ramón Jiménez destacan: La pasión heroica (Don Francisco Giner de los Ríos y Juan Ramón, dos vidas cumplidas (1994); Un andaluz de fuego (Francisco Giner de los Ríos) (1998); Viajes y sueños en Obra poética (2005) y la edición crítica del libro de Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí Monumento de amor. Epistolario y Lira (2017).

“El encuentro de Juan Ramón con Giner de los Ríos fue decisivo”, explica la escritora. “Giner le hizo cambiar al poeta, que dejó de ser un “señorito andaluz” para convertirse en un hombre generoso y divulgador de la cultura española. Juan Ramón apoyó a la Generación del 27 y les publicaba los libros gratuitamente. Algunos de ellos, al descubrir las vanguardias, se pasaron al surrealismo transgresor o provocador y se portaron mal con Juan Ramón (le llamaban por teléfono y se burlaban del burrito Platero, ridiculizándolo. Son los que fueron a miccionar ante los muros de la Real Academia Española)” 

    El poeta de Moguer tenía una idea de la poesía mucho más seria de la poesía, al igual que los hermanos Machado o Unamuno. José Ortega y Gasset, sin embargo, apoyó a los transgresores y les publicó en la “Revista de Occidente”, algo que le llevó a Juan Ramón a escribirle una carta que hablaba de la “Revista de Desoriente”.

    A la profesora le gusta recordar la llegada de Juan Ramón y Zenobia a la Argentina en 1948, donde una multitud de jóvenes estudiantes universitarios, conducidos por Rafael Alberti, gritaban a coro: ¡Juan Ramón, Juan Ramón, Juan Ramón!, antes de bajar del barco. "América fue siempre muy juanramoniana".

    María Jesús Domínguez Sió sostuvo una buena amistad con Francisco Hernández-Pinzón Jiménez, sobrino del poeta, y la sostiene con Carmen Hernández-Pinzón Jiménez, sobrina nieta. 

    También lo tuvo Ernestina de Champourcín, esposa de Juan José Domenchina -ambos poetas de la Generación del 27- amigos de Juan Ramón. 

    Pregunto a la filóloga por una buena biografía de Juan Ramón y me cita la reciente de Antonio Campoamor González: "Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí. Años españoles (1881-1936)" y "Años americanos (1936-1958)" (Universidad de Huelva, 2023). Obra, dividida en dos volúmenes, considerada referencia clave para estudiosos de la vida y obra del poeta, tanto en poesía como en prosa. También hace hincapié en la intensa relación del escritor con su esposa Zenobia Camprubí. Edición publicada por la Diputación de Huelva y la Junta de Andalucía.

    Juan Ramón Jiménez (1881-1958) fue Premio Nobel en 1956, figura central de la poesía contemporánea, su vasta producción en verso y prosa -desde Ninfeas y Piedra y cielo a La estación total, Espacio o Dios deseado y deseante, desde Platero y yo a Españoles de tres mundos- es una cima de la expresión literaria en castellano.

    La filóloga termina con una buena anécdota de Juan Ramón, que admiraba a Valle Inclán, y un malmete le dijo: "Ud. habla bien de Valle Inclán, pero él no lo hace bien de Ud.", a lo que el poeta de Moguer respondió: "Él puede decir y hacer de mí lo que quiera porque no me debe nada. Yo a él, le debo mucho".


sábado, 1 de febrero de 2025

“PLATERO y YO”, libro de Juan Ramón Jiménez. Edición bilingüe español-guaraní, editado por ACI y la Diputación de Huelva



Julia Sáez-Angulo

1/2/25.- Madrid.- El libro “Platero y yo” (1914) del escritor Juan Ramón Jiménez, premio Nobel, en edición bilingüe español-guaraní, ha sido editado por la Asociación Cultural Iberoamericana, ACI, y la Diputación de Huelva. El título en guaraní es “Platero ha che” y ha sido traducido por Juan Ramón Fariña y Gudelio Ignacio Báez Benítez.

‘Platero y yo’ es la obra escrita en español traducida a un mayor número de idiomas después de ‘El Quijote’.

El libro cuenta con la colaboración de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) y la Fundación Caja Rural del Sur, toma como base la edición oficial del centenario de 2014. Las ilustraciones de la obra son del artista onubense Alfonso Aramburu.

Jaime de Vicente, de la Asociación Cultural Iberoamericana, ha destacado el papel de la Fundación Juan Ramón Jiménez, para que la publicación saliera adelante, y ha incidido en que la mitad de los ejemplares se llevarán a América para ser distribuidos en escuelas y universidades “para que la estela de Juan Ramón Jiménez, su figura y su obra, continúen creciendo”.


miércoles, 27 de septiembre de 2023

SOLEDAD CAVERO, autora del libro “Evolución y conciencia en la obra de Juan Ramón Jiménez”


Julia Sáez-Angulo

27/9/23 .- Madrid .- Para Juan Ramón Jiménez la poesía fue luz y camino. Soledad Cavero, que “se siente deudora con el poeta de Palos de Moguer” es la autora del libro “Evolución y conciencia en la obra de Juan Ramón Jiménez”, que ha sido publicado por la editorial Visión Libros.

Un opúsculo de 46 páginas, que es un estudio sobre la vida y obra de Juan Ramón Jiménez, Premio Nóbel en 1956, un aporte centrado en su propio interior. Mundo que le condujo hacia su propio descubrimiento teniendo como guía la palabra. Palabra que reverenció hasta el final de su vida con tal de obtener sus frutos más conseguidos e imperecederos.

Soledad Cavero Montori (1936) irrumpió en el panorama literario en 1980. Ha obtenido diversos premios nacionales e internacionales, en poesía y cuento. Tiene publicados doce libros en poesía, uno de aforismos y tres en narrativa.


Poema


Gracias vida, porque he sabido

Entrar en el secreto del espíritu.

Gracias muerte porque he podido

Sostenerme en el mar de idealismo

(Juan Ramón Jiménez

“La estación total”)


Más información

http://lamiradaactual.blogspot.com/2017/01/maria-pilar-cavero-autora-del-poemario.html



viernes, 6 de mayo de 2022

La Caja de las Letras guarda desde hoy once primeras ediciones de Tagore traducidas por Zenobia Campubrí


• Entre los libros legados, la mayoría publicados por el Nobel indio antes de 1920, tres obras incluyen poemas de Juan Ramón Jiménez


• Luis García Montero: «celebramos que, gracias a Zenobia, Tagore es también un poeta hispánico»

 

TAGORE Y JUAN RAMÓN


Zenobia y Tagore



 

 

L.M.A.   

 

Madrid, 6 de mayo de 2022.- Once primeras ediciones de obras traducidas por Zenobia Campubrí del poeta indio Rabindranath Tagore, Nobel de Literatura en 1913, entran hoy de La Caja de las Letras y componen el legado «in memoriam» conjunto de los autores que aproximaron India y España. Entre ellas, una primera edición de «El Cartero del Rey» (1917), una segunda edición de «Ciclo de la Primavera» (1918) y la tercera de «Las piedras hambrientas y otros cuentos» (1918).

El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero destacó la figura humilde y sabia de Tagore (Calcuta, 1861- 1941) «un hombre del renacimiento y de trascendencia universal», primer escritor no europeo en recibir el Premio Nobel de Literatura y cuya obra demuestra que «Oriente y Occidente son expresiones demasiado monolíticas», afirmó.

Gracias a Zenobia (Malgrat de Mar, Barcelona, 1887 - San Juan de Puerto Rico, 1956), pionera en traducir las obras del autor bengalí al español «Tagore se convierte también un poeta hispánico» celebró el director, y destacó cómo estas traducciones acercaron la obra del Nobel indio a los lectores en español, en especial a Juan Ramón Jiménez, marido de Campubrí y también premio Nobel en 1956.

El director de Casa de la India, Guillermo Rodríguez Martín; el embajador de India en España, Dinesh Patnaik; y el director general del Consejo Indio de Relaciones Culturales, Kumar Tuhin, depositaron en la caja 1430 el conjunto de poemas, cuentos y una obra de teatro, publicados entre 1917 y 1943.

La relación de los once volúmenes, alojados en la antigua cámara acorazada del Instituto Cervantes, es la siguiente: «El Cartero del Rey» (1917), «Ciclo de la Primavera» (1918), «Las piedras hambrientas» (1918), «El Rey y la Reina» (1918), «Regalo de amante» (1919), dos ediciones de «Chitra» (1919), «Tránsito» (1920), «La hermana mayor y otros cuentos» (1921), «La Fujitiva II» (1922) y «La luna nueva» (1943). Tres de las publicaciones incluyen un poema de Juan Ramón Jiménez, admirador del autor bengalí, y que en sus prólogos «con una mirada poética, podía interpretar bien el lirismo de Tagore», indicó García Montero.

El director de la Casa de la India aplaudió la celebración de este homenaje que «posibilita el encuentro entre dos mundos –los de Tagore y Zenobia— que desafortunadamente no se pudieron conocer en persona», y que está enmarcado en el año del centenario de la Universidad Visva Bharati (antigua escuela Santiniketan), fundada en 1921 por Tagore.

Por su parte, Kumar Tuhum destacó que el trabajo de la autora «no se trata una mera traducción, sino una acción muy importante a la hora de acercar a Tagore al pueblo español y mejorar la comprensión de India en este país» lo cual explica, como manifestó el embajador, la gran popularidad del escritor indio en el mundo hispanoablante.

En una intervención en línea, el embajador de España la India, José María Ridao, calificó como un acierto profundo «vincular la figura de Tagore a Zenobia, una mujer a la que la literatura española debe algunos de sus estímulos más importantes desde principios del siglo 20 y cuyas huellas se notan hasta hoy».

Tagore, Zenobia y Juan Ramón

Tras el legado, la mesa redonda «La relación entre Rabindranath Tagore, Zenobia Campubrí y Juan Ramón Jiménez» abordó la amistad de las tres figuras y la relación entre India y España; un encuentro previo al Congreso Internacional «La Escuela del Poeta Rabindranath Tagore: Arte, Ciencia, Naturaleza e Innovación Educativa» que se celebrará los días 6 y 7 de mayo en Valladolid, con motivo de los cien años de la Universidad Visva Bharati.

El coloquio, celebrado en el salón de actos del Cervantes, contó con la participación de Bashabi Fraser, profesora emérita de Inglés y Escritura creativa, directora del Scottish Centre of Tagore Studies de la Universidad de Napier (Edimburgo); Amrit Sen, profesor de la Universidad Visva Bharati (Bengala Occidental, India); y Javier Blasco, catedrático en la Universidad de Valladolid.

Cerró el homenaje la actuación musical de Somjit Dasgupta, intérprete de sarod, instrumento tradicional de cuerda característico de la música clásica indostaní.

Próxima extensión del Cervantes en Bangalore

Este acto celebra el encuentro entre dos culturas y fortalece las relaciones con la India, un país con una elevada demanda de clases de español como demuestran las cifras del centro de Nueva Delhi, inaugurado en 2009, superó el pasado año las 6.000 matrículas, muy por delante de otros centros Cervantes en todo el mundo.  

Por ello, el Instituto Cervantes abrirá en Bangalore, considerada el Silicon Valley de su país y cuarta urbe en población, una extensión del Cervantes que impartirá cursos de español a partir de enero de 2023.

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Dos libros de Juan Ramón Jiménez de 1923 y once revistas literarias de la época forman el legado “in memoriam” del premio Nobel

 • La Caja de las Letras recibió hoy estos fondos de la Fundación del poeta

• Luis García Montero destaca su “compromiso ético” y su “ejemplo de vocación poética”


 https://youtu.be/aezly2BEihY 




L.M.A.

        Madrid, 15 de diciembre de 2021.- La Caja de las Letras del Instituto Cervantes recibió este miércoles un legado in memoriam de Juan Ramón Jiménez formado por sus libros en verso “Belleza” y “Poesía”, en primeras ediciones de 1923, y once ejemplares de revistas literarias de aquella década en las que el premio Nobel de Literatura 1956 actuó como editor y “protector” de poetas que formarían después la Generación del 27 como García Lorca, Alberti o Guillén, entre otros. 

Un legado que resume la obra poética de este andaluz universal (Moguer, Huelva, 1881 – San Juan, Puerto Rico, 1958) y su enorme influencia en las letras y en la lengua españolas. Todo ello permanecerá guardado en la caja de seguridad número 1677 de la antigua cámara acorazada de la sede del Cervantes durante dos años, hasta que se abra el 15 de diciembre de 2023.

Las 11 revistas pertenecen a cinco publicaciones periódicas de la época: la revista “Sí” (un número del año 1925), “Unidad” (números 1, 2, 7 y 8), “Índice” (números 1, 2 y 3), “Presente” (números 12 y 15 de la considerada como la mejor revista en cuanto a tipografía) y “Política poética” (un ejemplar de 1936, el más tardío, publicado poco antes de su marcha al exilio americano).

A este legado se suma la donación sine die de los 47 tomos de las Obras Completas de JRJ editadas por Visor, y diferentes trabajos de libros inéditos que van saliendo del archivo del Nobel, donados por José Antonio Expósito Hernández y la editorial Linteo Poesía. Estos libros engrosarán los fondos de la Biblioteca Patrimonial del Instituto Cervantes.

El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, destacó de Juan Ramón Jiménez no solo su incuestionable aportación a nuestra poesía y nuestra lengua, sino también su “ejemplo de vocación poética” y de “trabajo gustoso”. El autor onubense supo “convertir la vida y el trabajo en un compromiso ético”, en línea con los postulados de los regeneracionistas de aquellos años. En resumen, afirmó el también poeta García Montero, “hizo inseparable vocación y ética” en su compromiso vital por ser un buen poeta. 

Un poeta “deslenguado”

El acto fue un ejemplo de colaboración entre la familia, representada por Carmen Hernández Pinzón, sobrina-nieta del poeta; la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, coorganizadora del homenaje al Nobel, e instituciones como la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), la Diputación de Huelva y el Ayuntamiento de Moguer, también presentes en este homenaje al autor de “Platero y yo”.

Hernández Pinzón trazó un paralelismo entre la labor del Instituto Cervantes en la promoción de la lengua española y el propio Juan Ramón, quien “luchó y sufrió” por su idioma, que en su exilio en Estados Unidos se sintió “deslenguado” (en el sentido de estar fallando a su lengua materna) y “lloraba por su español perdido”, hasta que finalmente su esposa Zenobia organizó el traslado a Puerto Rico, donde fallecería en 1958.

Para el director de la Fundación, Antonio Ramírez, Juan Ramón “retorna hoy a Madrid, a la colina de los Chopos”, donde estaba la Residencia de Estudiantes, y al Madrid del centro, donde se editaban las revistas cedidas hoy. También intervinieron el alcalde de Moguer y vicepresidente de la Fundación, Gustavo Cuéllar, y el rector de la UNIA, José Ignacio García Pérez.

Juan Ramón Jiménez, quien da nombre a la biblioteca del Cervantes de Nueva Delhi (India), es el segundo premio Nobel de Literatura en lengua española cuya huella in memoriam se ha guardado en la Caja de las Letras, tras el legado del colombiano Gabriel García Márquez (el 24 de febrero de 2015). Y es también el tercer Nobel español que entra, tras los legados de los investigadores Santiago Ramón y Cajal (depositado el 25 de mayo de 2020) y Severo Ochoa (el pasado 11 de febrero).

domingo, 18 de octubre de 2020

Juan Ramón Jiménez, gozoso poeta de “Piedra y cielo” en edición de Jorge Urrutia


Julia Sáez-Angulo

18/10/20.- Madrid.- Siempre es gozoso leer y escribir sobre el poeta Juan Ramón Jiménez, JRJ, nuestro premio Nobel de Poesía 1977. Es cabeza de fila de muchos poetas españoles que le reconocen su magisterio directo o indirecto por la lectura de sus obras, que fueron una renovación en el arte de la lírica española. “Piedra y cielo” es un libro del poeta de Moguer, que acaba de publicar la editorial Cátedra, en edición de Jorge Urrutia. El la portada una imagen del cuadro “Orpheo” (1865) del pintor francés Gustave Moreau.

En Piedra y cielo Juan Ramón Jiménez (1881-1958) construye un libro unitario en el que se profundiza, desde el propio poema, en el ser, la escritura y la razón de la poesía. El poeta onubense renovó la poesía simbolista con la tradición española de los grandes como san Juan de la Cruz, Bécquer o Antonio Machado. “Piedra y cielo” es uno de los libros mayores del autor y de ahí el oportuno estudio de Urrutia en el que habla de piedracielismo.:

“Suele afirmarse que hay un misterio, al menos un secreto, en la poesía. Pero la poesía carece de otro misterio que no sea ella misma. Tampoco tiene secreto alguno, porque no es un juego de magia, ni un acertijo, ni una trampa. Como decía un mago al que vi de niño en el circo: “Este número no tiene más trampa nio cartón que los necesarios…”

Eres igual a ti,

y desigual, lo mismo

que los azules del cielo


Curiosamente “Piedra y cielo” no ha tenido excesiva bibliografía en el estudio ola crítica.

“Los ciento diecinueve poemas de Piedra y cielo, constituyen un conjunto integrado muy singular en la poesía española del siglo XX, y no solo en la poesía española”, dice Urrutia en el epílogo del estudio. Nada tiene de extraño que fuera recibido en su momento con comentarios superficiales debido a la incomprensión y el desconcierto que produjo. Tampoco con posterioridad ha sido muy estudiado, sino que suele unirse a los libros del periodo comprendido entre 1917 y 1920.

    Así dice JRJ al final del libro


Quisiera que mi libro, fuese

Como el cielo por la noche, 

Todo verdad presente, sin historia.


Que, como él, se diera en cada instante

Todo, con todas sus estrellas,

Sin que niñez, juventud, vejez quitaran

Ni pusieran encanto a su hermosura inmensa.


¡Temblor, relumbre, música

presentes y totales!

¡Temblor, relumbre, música en la frente

-cielo del corazón- del libro puro.



lunes, 15 de junio de 2020

Federico Utrera, nacido junto al mito poético de Juan Ramón Jiménez

 Juan Ramón JIménez, por Sorolla
Federico Utrera, escritor


Julia Sáez-Angulo

14/6/2020 .- Majadahonda. Madrid .- Autobiografia juanrramoniana de Federico Utrera. Mi abuela Virginia Muley, le puso a su hijo de nombre "Juan Ramón". Eso lo dice todo. De pequeño leí "Platero" como todo el mundo y ahí concluyó mi infancia juanrramoniana en Almería. Ya en Madrid me crucé con Carmen Hernández Pinzón, sobrina-nieta del poeta. Cuando me dijo que poseía material inédito del Premio Nobel me propuse editarlo dentro de una colección donde iban a estar otros Nobel españoles como Echegaray o extranjeros como Wole Soyinka. Luego el destino jugó sus cartas y me absorbió leyendo todo lo que pude de Juan Ramón, incluida su Prosa Completa. Y comprendí que, si se sabe ver, la poesía mueve el mundo. Carmen eligió los textos, yo organicé la producción del libro y encargué la edición de los inéditos "Libros de Madrid" al poeta José Luis López Bretones, que me sacó de mi primera ignorancia que diría Cervantes. El prólogo era de José Ángel Valente, que murió durante el intento y del que guardo un imborrable recuerdo con su coqueta casa-museo de Almería. Le suplió el poeta y profesor canario Andrés Sánchez Robayna, que nos ayudó mucho. Y entre todos sacamos "Libros de Madrid" adelante. Lo presentamos en el Archivo Histórico Nacional de Madrid con una exposición comisariada por Carmen y en el Ateneu de Barcelona con el poeta José María Micó y el Centre d´Estudis i Documentació Zenòbia Camprubí de Malgrat. También entregamos el libro en mano a Umbral en su dacha de Majadahonda y nos dedicó un artículo muy emocionante.

-¿De donde le viene su “afición” a Juan Ramón Jiménez?
-De la aventura que supuso editar sus "Libros de Madrid" inéditos, que cumplen 20 años en 2021. De ella me queda un plúteo de mi biblioteca con 40 libros de o sobre Juan Ramón y una peripecia biográfica y literaria que me ha ocupado ya toda una vida. Lo menos que puedo decir es que el poeta fue mi Sócrates en ese banquete poético que fue aquel libro y que gracias a ti, Julia, puedo rememorarlo.

¿Ve en su trayectoria dos JRJ, el modernista y el esencial?
               - Sí, al modernista, recién llegado a Madrid en 1.900 al llamado de Villaespesa, lo conocí mejor por Carmen de Burgos, que fue coetánea y amiga suya, cuando publiqué su epistolario en mis "Memorias de Colombine". Juan Ramón se desesperaba con ella por la edición que Carmen hizo de sus traducciones de Leopardi: "¡qué de erratas!", se lamentaba al sentirlas como puñaladas. Cansinos-Asséns refleja su relación con mucha gracia, pero las feministas de carné que ella tanto detestaba no se lo perdonan. El Juan Ramón esencial es otra cosa, quizás el poeta más universal y extemporáneo junto a Juan de Yepes, Ibn Arabi o Lezama Lima.

¿Qué tiene este poeta que no tengan otros?
–El diría "orijinalidad", Valente lo llamaba "exigencia"... Rasca hondo y vuela alto, algo más incluso que Whitman, Borges, Rubén o Gustavo Adolfo.

¿Cree que los adolescentes y mujeres de la primera mitad del XX lo han amado tanto como a Bécquer?
–Respondo con una frase de Juan Ramón cuando apelaba a la "inutilidad de las escalas". El periodista Gustavo Adolfo fue una genialidad de su tiempo y aunque sus célebres rimas nunca fueron publicadas, su vida también merece una leyenda cinematográfica como la que hizo Bent Hamer con Matt Dillon, como Bukowski en "Factotum" o Danny Strong con Nicholas Hoult y Kevin Spacey en "Rebelde entre el centeno" sobre Salinger. De Bécquer digo lo que Cervantes de la Celestina: autor en mi opinión divino si encubriera más lo humano. Juan Ramón es otra cosa.

¿Cómo contempla el papel de Zenobia a su lado?
–Primordial. Mas allá del chismorreo y aún sabiendo que Juan Ramón era algo -o mucho- neurasténico, su compañía fue decisiva para su labor creadora y de subsistencia. De hecho, cuando ella murió, al año y medio lo hizo él, sabía que para las cuestiones mundanas era un auténtico desastre. Ella logró ver, tres días antes de morir, el Premio Nobel a su marido. Y sus traducciones conjuntas de Rabindranath Tagore son memorables. Una pareja de leyenda que está pidiendo una película que la inmortalice con la belleza y sutilidad de "Las Horas" de Virginia Woolf.

¿Es el que más ha influido en los poetas del XX y XXI?
–Del siglo XX sin duda, toda la Generación del 27 le pedía sus prólogos y juicio crítico, a pesar de que la diferencia de edad y estilos les hacía proclives a la gamberrada, que Juan Ramón soportó estoicamente y con mucha paciencia. Sabía que tenían talento y que esos discípulos rebeldes debían labrar su propio camino: Cernuda, Lorca y Alberti entre los más grandes pero también Aleixandre, Gerardo, Altolaguirre, Dámaso...

¿Qué lecciones poéticas nos ha dejado?
–Muchas. Me quedo con la "Segunda antolojía" y con aquella otra dedicatoria: "A la inmensa minoría".

¿Es el más brillante de los premios Nobel españoles?
–Yo cuento a nuestros Premios Nobel por su idioma, no por la nacionalidad y alguna vez escribí algo sobre ello. Fernando Arrabal prefiere a Echegaray, Juan Goytisolo elegía a Octavio Paz y otros a Ramón y Cajal, pero con permiso de Juan Ramón y sus inútiles escalas, me quedo con él.

¿Se citan y custodian bien los lugares de memoria de JRJ?
–Si respondiera Carmen Hernández Pinzón saldrían venablos por su boca. Echo en falta ese delicado templo juanrramoniano que debía estar en la colina de los chopos de su Residencia de Estudiantes en Madrid.

¿Qué libro de JRJ destacaría usted?
–La mayoría de los poetas coinciden en que la cima la alcanza con "Espacio" y "Diario de un poeta recién casado". Como a mí la gracia de la poesía no quiso dármela el cielo, me quedo con su prosa poética completa, entre ella "Españoles de Tres Mundos", "Tiempo" y los "Libros de Madrid", claro.

Se ha escrito mucho de JRJ. ¿Ha tenido buenos críticos? ¿Qué libros le parecen más acertados?
–Se escribe mucho más de Cervantes, del que por cierto Juan Ramón hace un luminoso juicio crítico. Solo puedo hablar de su prosa poética, género al que quiso convertir toda su poesía. Y entre los críticos vivos me quedo con Trueba, Blasco, Urrutia y Trigueros, pero me remito de nuevo a Carmen Pinzón, que sabe diferenciar muy bien el grano de la paja, yo soy un simple y modesto editor juanrramoniano y mero degustador...

¿Se le tiene algo olvidado en estos tiempos?
-Espero que estos nuevos tiempos abandonen los excesos del entretenimiento realista y los sustituyan por la mesura, humildad y prudencia del conocimiento con "toda ciencia transcendiendo", que dijo Juan de Yepes. Ahí entraría también Juan Ramón y su poesía pura. Ya intuyó Valente que ciencia y poesía se tocan. ¿O acaso hay explicación científica a la caída veraniega del coronavirus más allá de la certeza popular y estadística? ¿No fue Nikola Tesla considerado un mago antes que científico, por "descubrir" las energías eléctrica e inalámbrica? ¿Leonardo era Ciencia o Arte?

¿Con qué versos nos quedamos de JRJ?
–Yo me quedo con "Intelijencia dame, el nombre exacto de las cosas".

¿Y qué adjetivos le podríamos a este poeta?
-Para uso de reptiles varios, él se puso "andaluz universal". Yo añadiría "jenial".

domingo, 7 de junio de 2020

Mi amiga Margarita de Pedroso y Sturdza, escritora y mecenas




Margarita y Juan Ramón Jiménez



Julia Sáez-Angulo

           07.06.2020.- Madrid.- Entrevisté a Margarita de Pedroso y Sturdza, condesa de san Esteban de Cañongo y condesa de Madan, en su recoleto apartamento de la calle Serrano en Madrid, que tenía un gran ventanal de esquina a la calle Juan Bravo para recibir la luz. Fue a finales de los años 70 y la entrevista se publicó en Los domingos de ABC. Me había hablado de ella la escritora Ernestina de Champourcín, diciéndome que había sido una de las niñas que alegraban la vida y la poesía de Juan Ramón Jiménez. Cuando llegaban a casa del poeta, Zenobia Camprubí decía: Juan Ramón, han llegado tus niñas. Ella sabía que su esposo necesita ninfas, que no nínfulas para nutrir su poesía.
            Entre esas niñas de Juan Ramón se encontraban las hermanas Margarita y Lolita Pedroso, más conocidas por las Cañongo, porque eran hijas del conde de san Estaban de Cañongo y la princesa rumana María de Sturdza. Eran unas adolescentes esbeltas y bellas, consideradas la crema casadera en el Madrid de los años 30. Aquellas damitas junto a otras como la escritora Ernestina de Champourcín o Consuelo y Marga Gil Roësset, escultora, eran cultas, modernas y tenían pretensiones artísticas. Lo hacían bien.
 Margarita Pedroso (Paris, 1911 – Madrid, 1989), además de estudiar pintura con Vázquez Díaz, escribió artículos, ensayos, poesía y cuentos muy aceptables. Me regaló un ejemplar de Rosas (Historias de infancia y amor) (1939) y un libro dedicado de sus relatos Cabeza a pájaros y la Infanta y otros cuentos (1945). Más de uno decía que Juan Ramón estaba enamorado platónicamente de Margarita y así fue como yo titulé la entrevista: “Margarita de Pedroso y Sturdza, el amor platónico de Juan Ramón”, entrevista sobre la que hizo un buen relato -citándome como debe ser- Juan Manuel de la Prada en su libro Desgarrados y excéntricos (2007), publicado en Seix Barral. Mi entrevista iba ilustrada con fotos recientes y antiguas en las que brillaba la belleza gentil de Margarita.
Margarita, culta, erudita y educada en ambientes aristocráticos de París -no residió en Madrid hasta la década del 1920-, hablaba en un tono quedo y ligeramente asustadizo de niña bien. Detrás de aquella voz se adivinaba una educación de institutriz y de buen colegio, donde la disciplina de lenguaje y de formas era férrea. No se imaginaba en ella una palabra, frase o ademán fuera del bon gout de su educación esmerada. Y no es que Margarita fuera fría o distante, de hecho, me brindó su amistad y, a partir de la entrevista, nos vimos periódicamente en mi casa, la de Ernestina o en Embassy. Ellas dos quedaban con más frecuencia. Creo que me estoy enamorando de nuevo de Juan Ramón, nos confesó un día a Ernestina y a mí, que nos miramos con complicidad por lo escuchado.

Claro que la musa, más que amor platónico, de Juan Ramón le costó un buen disgusto al poeta, por una supuesta cuestión de honor calderoniano. El vate de Moguer le había dedicado algunos poemas alados a Margarita, que fueron tomados a la tremenda por su padre el conde de San Esteban de Cañongo. Precisamente su progenitor fue quien recomendó mostrar el artículo “Hacia Galilea” de su hija, a Juan Ramón, antes de entregarlo a la Revista de Occidente en 1932. Ortega y Gasset -el muy malvado- dijo después que Margarita había tenido ayuda en ese texto.
Pero una cosa eran los consejos literarios y otra los vuelos poéticos encendidos del aedo, como en el poema “Ensimismamiento primaveral” de altos vuelos y la dedicatoria de un libro a Margarita en la que decía: “Amistad preciosa, por inteligencia, espíritu y belleza de una idealista que quisiera merecerla siempre”. La amistad de Margarita y Juan Ramón también tenía sus enfados, hasta el punto de que ella rompió el manuscrito de “Ensimismamiento primaveral”, poema que JRJ no incluyó en el libro Españoles de tres mundos (1914 -1940), aunque sí lo hizo Ricardo Gullón en la versión de 1969.
            Barruntando que la relación de su hija Margarita y Juan Ramón se encendía por días, el conde de san Estaban de Cañongo, que no quería saber nada de musas, ninfas o amores platónicos, le pidió a JRJ que se apartara de su hija lo más posible y le amenazó con una querella si no lo hacía.
            JRJ entró al trapo y le contestó por escrito: No me preocupa que me lleve usted a los tribunales porque no he cometido delito alguno. Pero antes quiero decirle lo siguiente: (…) Estoy dispuesto a explicar con testigos todos mis actos, si usted lo desea. Si prefiere llevarme a los tribunales, le digo de antemano que aceptaré íntegramente el testimonio de su hija, porque sé que dirá la verdad, y la verdad no puede ser contra mí, ni contra nadie, y si se me condena, cumpliré gustoso lo que sea, porque ello querrá decir que he obrado mal en algo, y yo no quiero remordimiento.
            La sangre no llegó al río, pero hay que recordar que otra de las ninfas de JRJ, la poeta y escultora Marga Gil Roësset (1908 – 1932), una mujer prodigio de inteligencia -no emocional precisamente- se suicidó, ante el amor imposible de JRJ, porque era un hombre casado. Un tiro en la sien a los 24 años. Ella dejó testimonio de su infelicidad y decisión, en poemas y cartas. Aquel suceso fue un impacto tremendo en los círculos juanramonianos. JRJ le dedicó tres poemas que figuran en su libro Españoles de tres mundos.
              Margarita pasó la guerra civil y años posteriores en Chile, de ahí sus cuentos americanos El volcán y el potro de Coipué, mientras que JRJ lo hizo en Puerto Rico. Llegaron a verse en Nueva York, cuando el poeta estaba muy mayor.

            Volviendo a Margarita, mujer apasionada por la vida, que había dejado Italia en 1971, tras la muerte del hombre que amaba (siempre guardó ese secreto), para regresar a España, emprendió un negocio de decoración de interiores con la Duquesa de Mandas, lo que hizo que fuera a Brihuega para atender los deseos de una millonaria americana que había adquirido una finca y una casa en la histórica ciudad.
     Margarita se deslumbró ante la ciudad histórica de Brihuega, pese a estar un tanto abandonada y decrépita. Margarita compró y restauró los muros de la antigua Escuela de Gramáticos del siglo XVI, casa a la que llamó El Domine, que contaba con un pequeño jardín. Nos invitaba a sus amigos y familiares a visitarla. Allí coincidí con Leandro Silva, el primer arquitecto paisajista en España de origen uruguayo, que había estudiado en la Escuela de Versalles, y con su esposa Julia, presidenta de la Asociación de Amigos del Museo de Arte Contemporáneo. Un matrimonio simpático de dos personas inteligentes y cultas. Con ellos visitamos la Real Fábrica de Paños de Carlos III, que estaba hecha una ruina. Margarita miraba implorante a Leandro pidiéndole que se hiciera cargo de su restauración.
En El Dómine, la casa de Brihuega, con muchas alfombras y pequeñas escaleras desconcertantes, ante las que había que estar atenta por el imprevisto cambio de nivel, conocí a la hermana de Margarita,  Mercedes Pedroso, casada con el vizconde y diplomático Richard de Dampierre y a su sobrina Isabel de Aldasoro y su madre, Isabel de Pedroso, casada con un diplomático. 
Lolita Pedroso, la hermana mayor de Margarita, otra mujer singular, se había entregado a un viaje y misión informativa a Etiopía; al morir, el título de marquesa de san Esteban de Cañongo pasó también a Margarita que contaba así con dos títulos. Un precioso retrato de María Dolores Pedroso y Sturdza en la playa de Biarritz de Paul Emile Chabas -nunca expuesto- figura en los fondos del Museo del Prado, por donación de sus hermanas.

Un cáncer, tumor cerebral, fue royendo poco a poco la consciencia y la vida de Margarita Pedroso, que estuvo ingresada varios meses en una buena cínica privada del norte de Madrid, a donde yo iba a visitarla con frecuencia y allí intimé un poco con su hermana Mercedes, quien encargó a mi marido poner en orden los datos para un libro sobre Trajano y la columna trajana, que conmemora la victoria del emperador romano contra los dacios, pueblo sito en la actual Rumanía, país amado por las Cañongo, por ser el de su madre la princesa María Sturdza, fallecida en 1931.
Todavía recuerdo el día que a media mañana llegué a la clínica para ver a Margarita -se la podía visitar a cualquier hora- y me encontré con una habitación completamente levantada y pensé en las dos probabilidades: un cambio de cuarto o su fallecimiento. Había sucedido lo segundo. Los Cañongo contaban con un hermoso panteón adquirido en la cripta de la catedral de la Almudena, no lejos del mío, ya que ella me animó a adquirir una tumba en aquel lugar sacro, para lograr, con los fondos, terminar la catedral antes de la visita inaugural del papa Juan Pablo II. Allí descansaré, si Dios quiere, no lejos de Margarita.
Mercedes de Pedroso me preguntó si quería algún recuerdo de Margarita y le pedí un libro suyo con su ex libris que había visto (yo hacía entonces colección de ex libris, que en su día doné a la Biblioteca Nacional). 

     Brihuega le debe mucho a Margarita de Pedroso, porque contribuyó a rehabilitar la ciudad histórica con su empeño y la creación de una Asociación de Amigos de Brihuega, con la Infanta Doña Pilar como presidenta de honor. Por ello, el municipio le dedicó una calle. Su casa pasó a dominio del escritor y periodista Manuel Leguineche, que falleció en 2014 . Hoy no sé en manos de quien está.
     Margarita de Pedroso y Sturdsa fue un ser muy particular, que dejó estela en la histórica Brihuega y huella en aquellos que la tratamos.
Más información
https://www.abc.es/cultura/cultural/abci-muchas-rosas-y-margarita-201607221216_noticia.html


 Lolita Pedroso en la playa de Biarritz, pintora de Paul Emile Chabas
 Magarita de Pedroso. Foto en la entrevista de ABC, por J. Sáez-Angulo
 "Rosas", el poemario amoroso de Margarita a Juan Ramón
 Cuentos Americanos de Margarita de Pedroso
Lolita de Pedroso, primera a la izada, como corresponsal en Etiopía

sábado, 5 de marzo de 2016

“Zenobia Camprubí. Escritora y Mujer”, conferencia de Francisco de la Torre en la Casa Castilla-La Mancha





 Retrato de Zenobia Camprubí por J.Sorolla



Julia Sáez-Angulo


         Zenobia Camprubí. Mujer y Escritora fue el título de la conferencia del escritor Francisco de la Torre en el salón de actos de la Casa Castilla-La Mancha en Madrid, como introducción a la Semana de la Mujer Trabajadora, que tiene su día internacional el 8 de marzo.

         La escritora Carmen Gracia hizo la presentación del conferenciante, licenciado en Derecho y autor de dieciocho libros jurídicos, volcado en la literatura como poeta, narrador, ensayista, articulista y buen experto en el poeta Garcilaso de la Vega, nacido en su mismo pueblo natal. “Yo me siento visceralmente poeta”, dijo Francisco de la Torre y Díaz-Palacios (Madrid, Cuerva. Toledo, 1944).

         El conferenciante recorrió, desde la infancia,la biografía de Zenobia Camprubí Aymar (Malgrat de Mar, 1887 – San Juan de Puerto Rico, 1956), escritora, traductora y esposa del poeta Juan Ramón Jiménez, quien recibió el premio Nobel el mismo año de la muerte de su mujer. Un premio que debió haber sido compartido, según palabras del mismo poeta.

         Francisco de la Torre recordó la importancia de la traducción de la poesía de Rabindranath Tagore por Zenobia, si bien Juan Ramón le daba la versión poética. Resaltó la amistad de la escritora con diversas mujeres intelectuales de la época en Madrid, relacionadas con la Residencia de Estudiantes –donde conoció ella a Juan Ramón- como María Goyri, Cristina de Arteaga o María Martos.
          Fue feminista moderada, como su amiga Mercedes Fórmica, cuyo busto ha sido retirado por el alcalde de Cádiz, Kichi, del partido Podemos, algo que ha merecido el reproche y censura del conferenciante, ante el día de la Mujer Trabajadora, por cuanto Fórmica fue una mujer que reclamó derecho y funciones públicas para la mujer española. Solo la ignorancia puede hacer algo así.

         Zenobia Camprubí hizo una gran labor en pro de la artesanía española en todos los campos, hasta el punto de abrir, junto a otras mujeres, un establecimiento para su promoción y venta en Madrid.

         Fue Zenobia una excelente y prolífica articulista,  tarea con la que se ganaba la vida, al igual que con las traducciones y la clases, hasta el punto de sostener la casa en los momentos en que Juan Ramón percibía menos ingresos.

         Ella mantuvo siempre un cariño de esposa y una diligencia de secretaria para el poeta de Moguer. Amó a Juan Ramón tanto como él necesitó; lo amó conociendo sus defectos de hombre neurótico, depresivo  y egoísta. También elogió sus virtudes de hombre desprendido, austero y generoso. Ella supo entregarle voluntariamente su energía, cediendo su propia creatividad literaria, que hubiera podido alcanzar cotas mayores.

         La guerra civil española llevó al matrimonio de Juan Ramón y Zenobia a América, donde ella padeció un cáncer de útero, que la llevaría a la muerte sin conocer el premio Nobel que recibiría su marido.

         Zenobia fe una gran lectora y poeta, amiga de poetas, a través de Juan Ramón. Una mujer que, al decir de Inmaculada de la Fuente, en su biógrafa: Zenobia, al casarse no elaboró un destino literario personal, sino que consciente y libremente renunció a él por el amor al poeta Juan Ramón.


miércoles, 10 de diciembre de 2014

HOMENAJE MUSICAL A JUAN RAMÓN JIMÉNEZ EN LA FUNDACIÓN JUAN MARCH


Lorenzo Palomo con sus alumnos


L.M.A.

En dos conciertos matutinos, en “Música en domingo”, el domingo 14 de diciembre, y en “Conciertos de Mediodía”, el lunes 15 de diciembre, ambos a las 12 horas, los Alumnos de la Escuela Superior de Canto de Madrid ofrecen un recital con música del compositor español Lorenzo Palomo y textos cantados de Juan Ramón Jiménez, además de algún otro escritor.

Los jóvenes intérpretes están acompañados del clarinetista Francisco José Espinosa y del pianista Héctor Guerrero




Boletín electrónico de música: www.march.es/musica/boletin 

Suscripción a los boletines electrónicos: 
Vídeos de conciertos: 
Los audios de todos estos conciertos 
estarán disponibles durante los 30 días 
posteriores a su celebración en 
Temporada de conciertos 2014-2015 




martes, 11 de noviembre de 2014

Exposición “Platero y los artistas” en la Casa del Reloj en Madrid



Con la participación de la AEPE

Pintura de Aguilar Soria

L.M.A.

La Sala de Exposiciones La Lonja del Centro Cultural Casa del Reloj del madrileño distrito de Arganzuela acoge desde esta tarde la exposición titulada “Platero y los artistas”, una muestra en la que participa de forma muy activa la Asociación Española de Pintores y Escultores, representada a través de la participación extraordinaria de José Gabriel Astudillo López, Alejandro Aguilar Soria y Juan de la Cruz Pallarés, artistas que han sido expresamente invitados a participar en ella por la Comisaria de la exposición.

Se trata de ilustrar cada uno de los capítulos de la obra “Platero y yo”, del inmortal Juan Ramón Jiménez, con motivo de la conmemoración del centenario de la publicación de la obra, siendo éste el único acto de los que se presentarán en Madrid para celebrar este acontecimiento y siendo esta la primera vez que se han ilustrado todos y cada uno de los capítulos del libro que celebra su primer centenario.

Cada capítulo de la obra cumbre de Juan Ramón Jiménez va acompañado de una obra de arte, en este caso una pintura o grabado realizados con distintas técnicas. La idea original ha partido de Mariquina Ramos, Comisaria de la muestra que se originó en Roquetas de Mar, localidad que acogió a lo largo del verano la muestra que ha ido recorriendo distintas localidades antes de llegar a Madrid.

Obra de J.G. Astudillo

Los artistas que participan en este proyecto son Alejandro Aguilar Soria, Xati Alfaro Cuevas, José Gabriel Astudillo, Ana Cano, Pepa Cobo, Juan de la Cruz Pallarés, Maritina Delgado, Antonio Egea Martínez, Javier Egea Segura, Belén Elorrieta, Carmen García García, Andrés García Ibáñez, Ana García Zaragoza, Guillermo González Hernández, Marisol González Miras, Juan Ibáñez, María Iracheta, Almeriane Le Roy García, Carmen López López, Ana del Mar López Núñez, Marga Marín Serrano, Rosa Maroto, Lorena Matey, Luís Mayo, José Naranjo Ferrari, Carmen Pinteño, Pepita Rubio, Javier Termenón, Sol Ubeda, Enrique Valverde, María Varela García, José Manuel Vela y Julio Visconti.

La Asociación Española de Pintores y Escultores ha sido la responsable de traer a Madrid esta exposición, pues no ha querido dejar pasar por alto una conmemoración tan significativa y en la que el resultado final de la exposición ha sido muy elogiado por crítica y público en general, y teniendo en cuenta el maravillosos trabajo que han realizado todos los artistas que participan en una muestra temática tan singular y que sin lugar a duda, la convierte en única.

Cada artista ha ilustrado dos capítulos del libro, por lo que la exposición se compone de 66 dibujos ilustrados de técnica y formas diferentes con múltiples interpretaciones y excelentes resultados.

La exposición ha recorrido ya varias localidades, como Roquetas de Mar, Victoria de Vera, Adra, Madrid y próximamente llegará a Sevilla y Almería, para finalizar su recorrido en Moguer, pueblo natal de Juan Ramón Jiménez y en el que se inspiró el autor para esta obra.

Título: “Platero y los artistas”
Fechas: del 11 al 30 de noviembre de 2014
Lugar: Sala de Exposiciones “La Lonja” del Centro Cultural “Casa del Reloj”
Paseo de la Chopera, 10. 28045 Madrid
(junto al Matadero). Metro Legazpi

Artistas participantes:
Alejandro Aguilar Soria, Xati Alfaro Cuevas, José Gabriel Astudillo, Ana Cano, Pepa Cobo, Juan de la Cruz Pallarés, Maritina Delgado, Antonio Egea Martínez, Javier Egea Segura, Belén Elorrieta, Carmen García García, Andrés García Ibáñez, Ana García Zaragoza, Guillermo González Hernández, Marisol González Miras, Juan Ibáñez, María Iracheta, Almeriane Le Roy García, Carmen López López, Ana del Mar López Núñez, Marga Marín Serrano, Rosa Maroto, Lorena Matey, Luís Mayo, José Naranjo Ferrari, Carmen Pinteño, Pepita Rubio, Javier Termenón, Sol Ubeda, Enrique Valverde, María Varela García, José Manuel Vela y Julio Visconti.