Lourdes Ventura en la lectura de su reciente tesis doctoral en Pau. Francia
Lourdes Ventura, escritora
Julia Sáez-Angulo
15.5.20 .- Madrid .- Lourdes Ventura es novelista, ensayista y crítica literaria. Es Doctora en Literatura y Licenciada en Ciencias de la Información. Ha vivido en Londres, París y Los Ángeles. Es autora de las novelas Fuera de temporada (Planeta, 1994), Dónde nadie nos encuentre (Planeta, 1997), Casa de amantes ( Plaza & Janés, 2000), El poeta sin párpados (Destino, 2002), La cantante de Hotel (La Esfera de los Libros, 2003). De los ensayos, La tiranía de la belleza (Plaza&Janés, 2000) y La mujer placer. Hacia un nuevo hedonismo femenino (Belacqua, 2004). Es coautora de libros colectivos de relatos, entre ellos, Fobias, Diez escritores cuentan sus miedos (La Esfera Literaria, 2002), Frankenstein (451 Editores, 2008), 5X2=9. Diez miradas contra la violencia de género (Peninsula, 2009).
Ha participado en numerosos congresos y libros universitarios de ensayo y ha escrito los prólogos a varias novelas. Fue coganadora del Premio Nacional de Urbanismo, por la redacción del Plan de Ordenación Urbana de Madrid, y coganadora del Premio Nacional de Fomento a la Lectura, por el programa radiofónico, Autor, Autor, donde realizaba la crítica literaria. Sus obras han sido traducidas al francés y al inglés. Fue finalista del Premio Jeann Monet de Literatura Europea por Le poète sans paupières (Buchet Chastel, 2005), y ha sido escritora europea invitada en la Villa Yourcenar. Jurado de premios literarios en España y Francia, en la actualidad es crítica de “El cultural” del diario El Mundo, y de “Nueva Revista”.
1.- ¿Qué le ha supuesto el periodismo en la vida?
En realidad, desde muy joven me decanté por el periodismo cultural, pensando en dedicarme más tarde a la creación literaria. Eso me permitió, mientas estudiaba la carrera, trabajar en un periódico ya a los 20 años y estar cerca de escritoras, filósofos, pintores, creadores en general. He sido una privilegiada al entrevistar y conocer a Jorge Luis Borges, a Cela, a Rosa Chacel, a Carmen Martín Gaite, que fue una buena amiga, o a Alberti, por ejemplo. Aprendí cerca de grandes artistas y periodistas a explorar y degustar la literatura, la pintura, la música, el buen cine. Siempre quise ser escritora, pero la base cultural la adquirí en el periodismo, junto a amigos de mi primer trabajo en la Sección de Cultura de Diario 16; personas queridas, que ya no están, que fueron fundamentales en mi aprendizaje cultural: Juby Bustamante, Ángel Fernández-Santos, Carmen Martín Gaite, Miguel Logroño. Me dieron alas, para más tarde atreverme yo misma a ser novelista.
2.Ud. ha hecho mucha crítica literaria. ¿Cuál es el secreto de una buena crítica?
Hay muchos estilos de crítica, y ninguno es mejor que otro. Si tuviera ese secreto, se lo diría y lo aplicaría. Pero no lo tengo. Lo que humildemente trato de hacer es dejar que brille en la reseña lo que creo que quiso hacer la autora o autor del libro, al menos lo mejor de ese intento, de ese modo no se engaña al público lector. Me interesa que las futuras lectoras o lectores sepan con qué tipo de novela o ensayo se van a encontrar. Para eso hay que contagiarse un poco del espíritu del autor de la obra. Y en esa medida, como crítica trato de quedar escondida, para que se adivine más a quién ha escrito el libro que a la persona que lo juzga.
3.¿De donde le vino ese interés por la literatura femenina?
En mi familia eran grandes lectores, tanto mi madre, hija y nieta de directores de periódicos, como mi padre, y también mis hermanos varones. En casa había una excelente biblioteca para jóvenes y adultos. Desde muy niña leía los libros de aventuras de Salgari, Julio Verne, Defoe, Kipling, hasta que un día descubrí en los volúmenes pequeños de Aguilar, los llamados crisolines, tres novelas que me impactaron, escritas por tres mujeres inglesas: Jane Eyre, de Charlotte Brontë, El doctor Frankenstein, de Mary Shelley, y Cumbres borrascosas, de Emily Brontë. Encontré una escritura que me emocionaba, intensa y muy afinada en las descripciones psicológicas. Desde entonces me volví una buscadora de buena literatura escrita por mujeres.
4.Virginia Woolf sería la cristalización de lo mejor en narrativa de mujeres?
Woolf consiguió que las obras literarias de las mujeres se juzgasen al mismo nivel que las de los hombres. Y además fue pionera en teorizar sobre la literatura escrita por mujeres; fue editora, diarista y también crítica literaria. Con ella la profesión de escritora, que hasta unos años antes era juzgada como algo de diletantes y “marisabidillas”, se convirtió en una profesión respetable.
5.La narrativa inglesa femenina ¿es la mejor?
Nunca diría eso. Es una costumbre muy masculina establecer categorías en el “canon” literario y hacer listados de quién es el mejor, o quién va por delante de quién. Hay épocas doradas en un determinado país; en el caso de las mujeres, las victorianas dejaron una herencia colosal; pero las mujeres de la generación del 27 en España, Teresa León, Rosa Chacel, María Zambrano y muchas otras, alcanzaron niveles que sólo en estos años se empiezan a vislumbrar y a valorar. O el tiempo, muy creativo, del nouveau roman francés con Sarraute, Marguerite Duras. Y así podríamos seguir por épocas y por países.
6. ¿Cuál destacaría de la literatura femenina española?
La obra Nada, de Carmen Laforet, fue la mejor novela española, entre hombres y mujeres, de su generación. Carmen Martín Gaite ha sido un caso de “escritora total”, novelista, gran ensayista, crítica, memorialista. Por otra parte, las mujeres del 27 ya citadas, y todavía por conocer sus obras por el gran público. Destacaría a la generación de catalanas de finales de los 70. Esther Tusquets cambió el paradigma de la escritura de mujeres en España, y en ese grupo estarían Montserrat Roig, Ana María Moix, y otras menos conocidas. Abrieron caminos a estupendas escritoras de los 80 como Soledad Puértolas o Cristina Fernández Cubas.
7.Su tesis doctoral en la Universidad de Pau ha sido sobre las escritoras de la Generación del 27. ¿Qué resaltaría de ella?
Mi tesis doctoral se centró en la Generación del 27 y en demostrar la pertenencia a ese grupo literario de un puñado de mujeres escritoras, entre las que había filósofas, novelistas, poetas y memorialistas. Lo que resaltaría es lo mucho que me queda por trabajar en ese campo, pese a haberme doctorado con felicitaciones del Tribunal.
8.La pintura ha estado muy cerca de Ud. por su marido el pintor Fernando Verdugo. ¿Qué destacaría del lenguaje pictórico respecto al literario?
Aquí hablo por experiencia personal, porque, lógicamente, cada creador tiene su dosis de placer y sufrimiento. Creo que los pintores o escultores, al ser el suyo un trabajo corporal, en el que se movilizan las manos y todo el cuerpo, y la obra suele ser más física, disfrutan más; es un acto más espontáneo, o al menos se olvidan más de ellos mismos mientras trabajan y se manchan las manos de pintura o mueven los lienzos de un lugar a otro. Los escritores somos más autoconscientes, porque cada palabra resuena en nosotros y puede ser más torturante la corrección o la sensación de que no conseguimos lo que querríamos expresar con palabras. Mi marido sale iluminado de su estudio, y yo acabo de una jornada de trabajo como si hubiera estado con un arado labrando la tierra.
9.Cada autor tiene y ha tenido una pléyade amigos en su trayectoria. ¿Cuáles han sido y son los suyos?
Aunque estoy muy cerca de muchos amigos y compañeras novelistas y ensayistas, voy a citar sólo a tres mujeres, para seguir en esta línea de escritoras. He hablado de Carmiña Martín Gaite porque fue mi primera amiga escritora, y una suerte de faro en mi trayectoria. Tengo dos cómplices literarias a quiénes quiero y admiro por su impresionante escritura y por su estatura como personas y artistas, Irene Gracia, las dos iniciamos nuestra andadura juntas en la misma colección, y la escritora franco-española, Mercedes Deambrosis. Tuve la gran suerte de que fuera mi editora en Francia y más tarde mi amiga.
10.¿Qué libro está leyendo actualmente?
Tengo en mis manos las galeradas, está a punto de salir a la venta, de Niña, mujer, otras, de Alianza, una novela de la británica Bernardine Evaristo, que ganó el Booker Prize en 2019.
11.¿Qué tres libros de autoras recomendaría?
Los errantes ( Anagrama, 2019) , de la Premio Nobel polaca, Olga Tokarczuk; Cuentos completos (Seix Barral, 2011), de Lydia Davis; y Un debut en la vida (Libros del Asteroide, 2018), de Anita Brookner.
13.¿Que proyectos literarios se trae entre manos?
Mi ritmo de trabajo se ha visto afectado por la pandemia. El confinamiento, pese a vivir cerca de la naturaleza, lo estoy pasando con preocupación por amigos y familia, y con la incertidumbre ante el futuro. Me esfuerzo también por conservar la esperanza porque no podemos bajar la guardia. Con tranquilidad intento
darle otra vuelta de tuerca a una nueva novela. Los proyectos a más largo plazo, dos libros de ensayo futuros, me invitan a ir leyendo sin prisas y a tomar notas. Pero hay que buscar momentos de silencio y concentración y, también, dejar otros espacios para compartir con las personas queridas, para saber cómo están, aunque sea virtualmente, mientras todavía no podemos reencontrarnos. En esta época de confinamiento la comunicación por whatsapp, que es directa y rápida, se ha convertido en algo que nos ayuda a mantenernos con ánimos.
Lourdes Ventura y Carmen Martín Gayte
3 comentarios:
Una escritora muy interesante.
Genial Lourdes Ventura
Dos de sus libros, un ensayo, La Tiranía de la Belleza, y una novela,
El poeta sin párpados, me parecieron muy originales y con talentoñ.
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