L.M.A.
14.07.2021.- La historiadora de arte Jahel Sanzsalazar Padrón, española de Canarias, residente en Amberes, como investigadora de la pintura flamenca -después de haberlo hecho en el Museo del Lourvre, para la publicación de un libro sobre la obra de Van Dyck en el citado museo- ha llevado a cabo un descubrimiento pictórico, del que ofrecemos el resumen de un estudio publicado recientemente en la revista de Historia y Arte "Philostrato" sobre "Los hermanos Estuardo y los Wautier. Retratos de una Familia Real en el exilio"
"La pintora Michaelina Wautier y su hermano Charles retrataron a los mismos príncipes de Estuardo (los tres hijos mayores de Carlos I de Inglaterra) que retrató Van Dyck siendo niños, pero ellos lo hicieron cuando eran adultos. El retrato del Duque de York por Charles Wautier era el único conocido (fig. 1). También se le atribuía un retrato del museo de Amberes que se tenía desde siempre por un “heraldo de Carlos II” (fig. 2). Hacía tiempo que yo sospechaba que no se trataba de un heraldo, sino del propio Carlos II. Y aunque veía parecido con otros retratos, el ropaje que lleva, un tabardo con brocados de cabezas de león me tenía parada, pues estas prendas habitualmente las llevaban los heraldos en las ceremonias. Por suerte terminé por dar con la prueba que confirmó mis sospechas: un manuscrito británico del siglo XV donde los monarcas ingleses están vestidos igual (fig. 3)".
"Los Estuardo posan para los Wautier en un momento clave de sus vidas y de la historia de Inglaterra. Desde que el Parlamento británico ejecutara a Carlos I en 1649, sus hijos llevan años exiliados, dando tumbos por Europa, buscando desesperadamente restaurar su monarquía. Lo logran finalmente en 1660 y mientras se fragua la vuelta al trono británico están en Bruselas, apoyados por España. Es en Bruselas donde Carlos II y el Duque de York se encuentran con su hermana Mary Henrietta, a la que habían casado con el Príncipe de Orange con tan solo 8 años. Mientras que el Duque de York y el futuro Carlos II se hacen retratar por Charles Wautier, la Princesa de Orange posa para Michaelina. En el artículo que acabo de publicar en Philostrato aporto las razones que me conducen a esta conclusión y aunque el estilo de Michaelina es muy afín al de su hermano Charles, hay sutiles diferencias entre ambos que se detectan mediante una observación muy detenida. He tenido ocasión de estudiar la pintura de cerca en una de mis últimas visitas a Madrid (fig. 4). Los retratos de Michaelina denotan una mayor perfección y equilibrio, resultan impecables en su encaje y ejecución, no cae en las pequeñas incorrecciones de su hermano (aunque él también es muy bueno)".
"Puedo fechar el retrato con precisión a principios de 1660, no sólo por la moda del peinado y del vestido, sino también porque encontré cuatro cartas que la princesa envía desde Bruselas a principios de ese año, lo que prueba que pasó varias semanas allí, con tiempo y ocasión para hacerse retratar. Pienso que es uno de los últimos retratos que se tomaron de ella del vivo, pues moriría de viruela en Londres a los pocos meses, sin alcanzar los treinta años. Michaelina tiene una gran capacidad para penetrar en el complejo interior de los individuos, y logra plasmar un retrato del alma de esta princesa que tuvo una vida corta y poco feliz. Nos confronta con su rostro y con sus ojos (que es donde está para la pintora lo más conmovedor): los ojos transmiten una melancolía característica, una íntima y emotiva humanidad, el peso de la entrega de esta princesa a la causa de su familia derrocada y un atisbo de esperanza por la restauración de la monarquía en Inglaterra, que en estos momentos era una realidad inminente".
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