lunes, 21 de diciembre de 2009

El belén, tradición navideña secular


Dolores Gallardo López


Una de las tradiciones navideñas más enraizadas de estos días es la exposición en iglesias, instituciones y casas particulares del belén. Aunque ha decaído en los últimos años por la invasión de los árboles de Navidad y Papa Noel como elementos decorativos de los hogares, aún sigue siendo una importante seña de identidad de la Navidad española.

Pero ¿cómo surgió el belén? ¿desde cuándo se usa en España? A esas preguntas intentaremos dar respuesta en la líneas que siguen.
En primer lugar hay que decir que el belén es una invención italiana.
Se suele considerar que S. Francisco de Asís montó el primer belén. Dice la historia que San Francisco, tras peregrinar a los Santos Lugares, celebró la Eucaristía en la nochebuena de 1223 en una cueva del pueblo italiano de Greccio, próximo al convento del Santo. Que allí preparó una representación viviente del Nacimiento, donde ya estaban incluídos una mula y un buey. Otra leyenda piadosa añade que, debido al frío, se colocó un muñeco para representar al niño Jesús y que en la hora en que la tradición fija el nacimiento de Jesús el muñeco empezó a llorar.
En todo caso la representación animada del santo de Asis es considerada como el origen del belenismo.

La referencia más antigua que tenemos de belén construido con tallas es el que realizó Arnolfo di Cambio (Florencia 1289), arquitecto de la Catedral de Florencia. Arnolfo di Cambio talló unas figuras en mármol blanco, parte de las cuales han llegado hasta nuestros días y se conservan aún en Santa María la Mayor de Roma.

En el año 1330 en la iglesia de Santa Clara de Nápoles se instaló por primera vez un verdadero belén. Fueron también las monjas clarisas las que propagaron la costumbre de poner al niño Jesús en un pesebre/cuna adornado con ricas vestiduras.
Durante los siglos XIV y XV las iglesias italianas se llenaron de hermosos belenes fijos (los primeros belenes quedaban instalados, no se ponían y quitaban), como los de Andrea della Robia en el Duomo de Valterra.

A partir del Concilio de Trento (1545-1563) el tema de la Navidad tomó un nuevo impulso instalándose paulatinamente en la época navideña belenes en las iglesias, algunos representaban únicamente a la Sagrada Familia, otros añadían a los Magos y pastores y otros gran número de personajes.
El primer belén familiar del que tenemos noticia fue el de la duquesa de Amalfi, en 1567. Constaba de 107 figuras.
El auge de la escultura, la incorporación del espacio escénico y de los detalles introdujeron el belén en las casas señoriales. De estas pasó a las casas de los burgueses y de aquí al pueblo, produciéndose un gran desarrollo en los siglos XVII Y XVIII. Con el barroco se impulsó de forma definitiva la realización de belenes.


NÁPOLES
En el siglo XVIII fue máximo florecimiento del belén. Nápoles se puso en cabeza de todas las ciudades europeas y creó una escuela incomparable en cuanto a belleza, detalle y meticulosidad de las figuras. Comenzaron a construir figuras articuladas, confeccionando figuras tipo maniquíes: se realizan a base de enrollar estopa y tiras de lienzo en un armazón de alambre y la cabeza, manos y pies eran piezas de terracota; el maniquí así construido se vestía después con ricos trajes de la época, confeccionados en seda, terciopelo o raso.
El rey Carlos VII de Nápoles y Sicilia se interesó mucho por el arte y lo impulsó decididamente, la aristocracia secundó la idea y ello hizo que proliferaran extraordinariamente los belenes y que surgieran importantes imagineros belenistas, como Gori, Celebrano, Vaccaro, etc.

Carlos VII de Nápoles y Sicilia era el tercer hijo del rey de España Felipe V y el primero que tuvo su segunda esposa, la culta princesa italiana Isabel Farnesio. Isabel Farnesio consciente de que sus hijos no heredarían el trono de España (había otros dos hijos del rey antes) hizo todo lo posible por recuperar la influencia española en Italia y colocar a sus hijos.
El mayor de sus hijos, Carlos, heredó inicialmente de su madre los ducados de Parma, Piacenza y Toscana (1731); pero más tarde, al conquistar Felipe V el Reino de Nápoles y Sicilia en el curso de la Guerra de Sucesión de Polonia (1733–1735), Carlos pasó a ser rey de aquellos territorios con el nombre de Carlos VII. Contrajo matrimonio en 1737 con María Amalia de Sajonia hija de Federico Augusto II duque de Sajonia, rey de Polonia.
Cuando murió en España su hermano, el rey Fernando VI, segundo hijo de Felipe V (el mayor murió muy pronto, en vida del rey Felipe), Carlos fue nombrado rey de España. Era el año 1759. Dejó Nápoles y se convirtió en nuestro conocido rey Carlos III, al cual la ciudad de Madrid tanto debe.

Las diversas revoluciones europeas afectaron al belenismo: en 1787 en la ciudad Maguncia se prohibió montar los “Pesebres”, en Francia sucedió lo mismo cuando se clausuraron las iglesias.
En el siglo XIX tímidamente las parroquias comenzaron a montar otra vez sus belenes. A partir de entonces figuras creadas en materiales más baratos tales como barro cocido o papel cartón hicieron que el helenismo se popularizara en las clases populares.
Cada país y cada región ofrece sus particularidades y crea sus propios belenes, con figuritas frecuentemente ataviadas con trajes de la zona, en ellos que también encontramos, además de las figuras tradicionales, personajes típicos de la región.

EL BELÉN EN ESPAÑA
En España, el belén fue introducido por la orden franciscana en el siglo XV. Del siglo XVI todavía se conserva un belén en el monasterio de las Descalzas Reales de Madrid: todas las figuras están talladas en coral, plata y bronce; se desconoce su autor o autores.

Fue el rey Carlos III, -que, como ha quedado dicho, siendo rey de Nápoles había hecho del belén una institución nacional- quien introdujo el arte del belenismo en España.
Decidió encargar más de 200 figuras a los artistas valencianos José Estévez Bonet y José Ginés Marín y al imaginero murciano Salzillo, destinadas a su hijo Carlos (futuro Carlos IV): es el famoso "Belén del Príncipe".

Este belén se caracteriza por tener figuras de diferentes tamaños para que, al colocarlas adecuadamente, el belén ofrezca una adecuada perspectiva. Aún se conservan muchas figuras en el Palacio Real, donde este belén se expone actualmente para ser visitado por el público.
Como había ocurrido en Nápoles, el belenismo arraigó en las costumbres españolas.

ARTISTAS ESPAÑOLES DESTACADOS
Autores como Martínez Montañés en el siglo XVI, Alonso Cano y Luisa Roldán, conocida "La Roldana", en el siglo XVII, son los grandes escultores de esta época. Como anécdota del uso del belén este siglo XVII mencionamos que en el inventario de bienes de Lope de Vega, constan las figuras de un belén que ponía en su casa.

En 1707 nació el murciano Francisco Salcillo, uno de los más grandes imagineros hispanos, Francisco Salcillo, hijo de Nicolás Salcillo, escultor italiano procedente de Capua que se había afincado en Murcia. Heredó de su padre la tradición del belén napolitano.
En 1576 su amigo el Marqués de Riquelme le encargó un belén para decorar su casa. Consta de 556 figuras de 25/30 centímetros, de barro cocido, madera y cartón. Se conserva casi completo en el Museo Salcillo de Murcia.

En España se pueden mencionar la escuela murciana, la escuela de Olot, la escuela granadina y la jerezana.

En época moderna también tenemos muy buenos imagineros, como el maestro toledano José Luís Mayo Lebrija (Toledo 1941), Martín Castells y Martí, los murcianos José Nicolás Almansa, los hermanos Griñán, Serrano, Amo, Guillén, Galán y otros; en Granada tenemos a José Miranda y Jesús Jiménez continuador de la escuela barroca granadina de su abuelo Rada, y Jerez con Pedro Ramírez Pazos.
En Madrid el maestro belenista José Luis Mayo Lebrija ha creado un belén creado en el que las figuras aparecen ataviadas con los trajes de chulapas y manolas, apareciendo los personajes típicos del Madrid "castizo" como son la castañera, el sereno, el barquillero, ... enmarcados en una corrala o en el Madrid de los Austrias. Como curiosidad hemos de decir que en estos momentos existe una página web –además de la página web del propio autor- en la que un particular vende figuras originales de 30 y 35 ctm. salidas de la mano de Mayo Lebrija.

La afición por los belenes ha dado lugar a la creación de Asociaciones, con un deseo de perfeccionamiento en la construcción de los nacimientos.
La primera Asociación en el mundo nació en 1855.

En España la primera se fundó en Barcelona en 1863, aunque desapareció poco después, para resurgir en 1912.
Posteriormente se han ido fundando en prácticamente todas las capitales de provincia. La de Madrid se fundó en 1942.

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