Julia Sáez-Angulo
30/4/23 .- Ha preparado más de cien obras entre esculturas, pinturas, dibujos y grabados, para una magna exposición organizada por la Fundación Antonio Pérez de Cuenca, que tendrá lugar en los tres pisos de la Casa Palacio Zavala, cerca de la Plaza Mayor, sede del Museo Carlos Saura. Un palacio del siglo XVIII, conocido como Casa Zavala. El evento tendrá lugar el próximo mes de junio y Pilar Carpio ha tenido la gentileza de mostrarme las piezas, antes de embalarlas, con el deseo de que las vea de nuevo instaladas en la ciudad de las Casas Colgadas. Desde la Casa Zavala, las vistas al río Huécar son impresionantes.
La escultora dice que no va a ser una exposición retrospectiva en sentido estricto, pero sí va a mostrar dibujos geométricos que ella hacía en el año 69 y que conserva celosamente, pues son un punto de partida importante en su trabajo artístico, expuesto en el tiempo por diferentes museos y otras instituciones.
Un catálogo de cien páginas, con textos de Miquel Navarro, María Montes, Rafa Marí, Jaime Siles y Julia Sáez-Angulo, dará cuenta del lenguaje que ha ido depurando Pilar Carpio a lo largo de su temprana trayectoria en el arte, desde los 70, jalonada de premios internacionales.
Pilar Espinosa Carpio (Alfara del Patriara. Valencia, 1950), residente en Madrid, tiene su estudio en la Casa de los Cien Balcones de Madrid, sita en el Paseo del Rey. Allí trabaja protegida por sus dioses lares: su madre y sus tías que la miran desde sus fotografías de los años 40 y 50, pues la familia materna tenía una firma fotográfica y publicitaria, para la que Pilar Carpio niña posaba de fallera, de primera comunión o de lo que hiciera falta, según lo requiriese la escenografía correspondiente para la publicidad, de ahí su reserva actual ante la cámara, porque dice que ha posado demasiado desde la infancia. También tenían la primea productora cinematográfica de Valencia, Hermanos Blas y Cuesta. “Por casa de mi abuela iba el director de cine Luis Buñuel, a quien yo conocí con siete años. Mi familia donó uno de sus documentales sobre Las Hurdes a la Filmoteca Nacional Valenciana”.
El padre de Pilar Carpio tenía serrería, ebanistería, fábrica de muebles, e importación de madera de pino sueco para vender a las carpinterías. “Por eso yo conozco bien la calidad de las maderas”, arguye la escultora, al tiempo que recuerda que su padre sabía reciclarlo todo, desde las virutas (la brumvalla), y cortezas, hasta las maderas sobrantes. Sabía lo que era un “mundo sostenible” antes de que se acuñara la expresión. En la exposición hay una obra que es un homenaje a los carpinteros.
La madera de sabina de Cuenca es el material que más utiliza Pilar Carpio para sus esculturas, por su nobleza y propiedades de resistencia y aroma. A veces, también madera de aliso o castaño. Pero siempre, maderas recuperadas, secas, viejas, antiguas, recicladas, jamás de árboles recién talados. “Utilizo maderas de vigas, jambas, puertas…”. La escultora combina con frecuencia la madera con cerámica o porcelana. La conjunción de materiales es una de sus características.
El dibujo es la base de toda la obra de Pilar Carpio. Dibujante precoz, recuerda uno de sus premios conseguidos en la infancia, en un concurso radiofónico, en el que obtuvo el Primer Premio, que le entregó el célebre locutor Matías Prats. La visión más frecuente de la escultora, la estampa que casi siempre tenemos los demás de ella, es la de una mujer dibujando en un cuaderno, mientras descansa o espera a alguien. El dibujo es una prolongación automática de la mente y la mano.
Pilar Carpio obtuvo una pronta beca de Salvador Dalí, junto a otros artistas, en Figueras, donde entonces vivía el maestro de Figueras en una casa de pescadores, junto a Gala, “una mujer muy dura y antipática con los artistas y los operarios, lo contrario que Dalí”, afirma la escultora.
“En la formación académica de Bellas Artes, se aprende que hay que saber dibujar para poder abstraer y componer sin destruir la forma, ni las proporciones adecuadas. “El que no sabe dibujar, no sabe desdibujar para proporcionar las formas”, me decía Josep Renau, con que el que sostuve una buena amistad, cuando regresó del exilio a España. Él me contó muchas cosas sobre la génesis del cuadro “Guernica” de Picasso, su ansiado cobro; que en principio el cuadro debía titularse “España”, de ahí la presencia del toro y otros elementos… luego las cosas se fueron modificando y mitificando”.
Pilar Carpio hizo su tesina académica sobre “El bajorrelieve de Antonio Pissano, el Pissanello”.
“Yo parto de la geometría para hacer mi escultura: el punto como intersección de dos rectas; la recta como prolongación de puntos y el plano como llegada de uno y otras. En la escultura me interesa el cuerpo humano, una geometría que desemboca en la figura. De sus líneas y formas, surge el volumen”, explica la artista visual valenciana.
Además de las esculturas de cuerpos humanos, Pilar Carpio muestra un sinfín de dibujos, muchos de ellos intervenidos con fragmentos de cerámica, en una suerte de animados collages. Y una serie de manos gestuales, según las distintas posturas necesarias para cada acción: fumar, rezar, saludar… En suma, una recreación de formas y volúmenes.
Pilar Carpio, escultora (Foto J. Sáez)Esculturas de Pilar Carpio
No hay comentarios:
Publicar un comentario