domingo, 4 de agosto de 2024

RETORNO A EL ESCORIAL XIV. De libros, autores, bibliotecas, expurgos y los e-books

Biblioteca municipal de San Lorenzo de El Escorial

Amélie Nothomb, escritora belga nacida en Japón

Julia Sáez-Angulo

1/8/24.- El Escorial .-  Todos los veranos hago varias visitas a la Biblioteca de El Escorial, para sacar algunos libros -ando buscando el libro "Los nombres epicenos" de Amélie Nothomb, excelente novelista belga nacida en Japón- , saludar a Rosa Osuna, la bibliotecaria, y ver el panorama libresco en sus distintos aspectos. Un cartel advierte que ya no se admiten más donaciones de libros hasta después del verano. Es asombroso cómo la gente se desprende de los libros, una vez leídos, supongo, por falta de espacio, para dar entrada a los nuevos o, porque, no nos engañemos, también hay libros de leer y retirar, sin necesidad de quemarlos.

    “Durante los meses de verano, nos llegan muchos libros donados y hemos tenido que parar”, me cuenta la bibliotecaria. Me acerco después a los libros de expurgo, donde siempre, en El Escorial y en otras partes donde viajo, encuentro libros interesantes que me asombra su desecho o despedida de la biblioteca. Tiendo a pensar que es más, por repetición del título, que por desprecio del libro. “Que no se solicite un libro en mucho tiempo, lo pone en peligro de expurgo”, me explicó una bibliotecaria en cierta ocasión y me alarmé.

        Unos veinte mil libros tiene la biblioteca municipal de El Escorial. Las biografías están en el sótano y por ello se ofrece un gran listado de las mismas a los usuarios, antes de ir a buscar el ejemplar. La falta de espacio es general en estos sitios de culto al libro. "Los libros, las mentes y los paraguas, sólo sirven si se abren", dice un cartel de la biblioteca.

    En uno de los expurgos en Castro Urdiales, pude disponer del libro de Francisco Umbral “La belleza convulsa” (1985) y disfruté de veras a su autor, maestro del lenguaje, aunque no buen novelista. En esta ocasión escurialense, he topado nada menos que con la obra de Honoré de Balzac, “La obra maestra desconocida” (1831), que yo recomiendo a numerosos artistas visuales, enredados en la creatividad hasta la obsesión. También había libros de autores actuales que, por consideración, no escribo sus nombres.

    Leo mucho en posición reclinada o tumbada, como descanso, y, por eso, no me gustan los libros pesados. La cubierta dura, que tanto protege a los libros, añade peso al mismo, y le resta la ventaja de la ligereza. Los ingleses presumen de conservar muy bien sus libros en las librerías de segunda mano, precisamente porque en su país se ha editado mucho con pasta dura.

    Óscar Fernández, librero culto y entendido en su oficio -algo que se agradece cuando uno va a una librería- dice que los libros de lance más solicitados son los de la novela del XIX y primeros del XX. La de los grandes novelistas, sin más. Trabaja en Re-Read cerca de la madrileña plaza de Atocha, frente a la estación, y ahora anda desesperado con las obras en la calle y los andamios por doquier. Le han dicho que las obras tardarán cinco años en acabarse, así que los comerciantes de la zona se temen lo peor.

        Re-Read es una cadena de casi medio centenar de librerías de lance en España, de las que hay cinco en Madrid.

        Dos librerías de lance en el Real Sitio

En el Real Sitio de El Escorial hay dos buenas librerías de lance o segunda mano, sin que prescindan, igualmente, de algunas novedades: Miren Zaitegui con su nombre, tiene la librería en El Escorial propiamente dicho, y Carlos Mostera, en la librería Antonio Azorín de San Lorenzo de El Escorial. Ambos dueños y gerentes se llevan bien. Los fondos son ricos en los dos establecimientos; las ventas, más por Internet, que presencialmente, pero como haya un interés rotundo, el lector acude a la librería. Zaitegui presume de que los libros que ella vende se encuentran en un estado perfecto. “Cuando no están impecables, lo aviso con claridad al comprador”.

    El e-book o booklet ha sido el gran descubrimiento de biblioteca ambulante. Tener decenas de libros en una tablet y poder elegir, es fascinante, además de cómodo, porque no pesa mucho. Recuerdo a Doña Pilar de Borbón, duquesa de Badajoz, gran lectora, que era una entusiasta de la lectura en e-book, desde que lo descubriera, tras un regalo de su hija. Yo no tengo el mito acendradode los libros en papel.

    Los que amamos los libros solemos ser acumulativos de los mismos y acaban por enterrarnos. Además, como sucede en mi biblioteca de El Escorial, hay ediciones antiguas, en letra tamaño pulga, que no leeré en mi vida, por ejemplo, los libros de Rabindranath Tagore. Yo doy salida a numerosos libros ya leídos, en ediciones que no volveré a leer o que me envían las editoriales sin pedirlos, como a periodista cultural, para hacer reseñas o críticas. Hago donación de esos libros sobrantes a la Universidad de Navarra, UNAV, después de haber hecho otros intentos en Universidades más queridas o cercanas, como la de la Rioja, pero que no me facilitaban las cosas; me pedían que les pasara el listado de títulos, que cubicara y pesara  las cajas... ¡Una trabajera a la que no estaba dispuesta! La UNAV solo me pide que concentre un cierto número de cajas y me envía un propio a recogerlas. Así de fácil. Después, ellos me envian un recibo para un pequeño descuento en la Declaración de la Renta.

    Conviene saber que las bibliotecas tienen un servicio de intercambio de títulos repetidos entre sí, y, algunas, como la de Navarra, envían los duplicados y triplicados a Universidades y centros educativos de Iberoamérica. Es la vida de los libros, de la que saben mucho, algunos autores como Irene Vallejo con su célebre título “El infinito en un junco”, o Ignacio Ruiz Zafón, con su libro “El cementerio de los libros olvidados”. Ambos best-sellers internacionales, bien merecidos. 

    Y hablando de bibliotecas, no olvido, por supuesto, la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial (esta hay que escribirla con mayúscula), empeño de Felipe II, con sus cantos dorados hacia afuera, para su belleza y protección. Pero esto es otro nivel.

Irene Vallejo y su célebre libro sobre la historia del libro

Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial
Cantos dorados hacia el exterior. Real Monasterio

6 comentarios:

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...

CHARO GALVÁN: me gustó especialmente, lo de hoy.
Gracias y felíz lunes.

Marta de Arespacochaga Llopiz dijo...

Me está
gustando mucho Julia, este tema tan inspirador, que has titulado Retorno a El Escorial. El de hoy referente a los libros y su lectura. Espero poder asistir a alguna Conferencia interesante a partir del 15 de Agosto. Un 🤗

Paloma Vizcarro dijo...

Sí, en verano, el tema lectura es importante y atractivo.

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...

maria jesus casado . Te leo cada día, eres mi veraneo, pues veraneo “en mi casa “…. Aquí tengo mi estudio de pintura y mi piano….. qué más puedo pedir! Bueno, eso si, un marido a quien no le gusta más que leer!!!! Se me olvidaba: Preciosisima “La obra maestra. desconocida”!!!! Balzac es ÚNICO.

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...

Este la Elmquist : Increible mundo de las bibliotecas y sus libros.

Olga Luján dijo...

Coincido contigo en ese gusto literario. Un artículo muy interesante el de hoy, aunque he de decir que la serie de Él Escorial en general, me está gustando bastante