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jueves, 23 de diciembre de 2010

Manuel Ruibal, poeta además de pintor y escultor




Julia Sáez-Angulo


       23.12.10 .- “Ut pictura poesis” –la pintura, como la poesía- escribió el escritor clásico Horacio, para indicar que la pintura equivalía a la poesía y viceversa. Las artes, las siete artes, proceden de un tronco común y son muchos los artistas que cultivan varias sin solución de continuidad. Este es el caso del gallego Manuel Ruibal, que cultiva la pintura, la escultura y la poesía.

Recientemente Manuel Ruibal (Barro, Pontevedra, 1942) hizo una exposición retrospectiva en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, organizada por el Ayuntamiento de la capital con la colaboración de la Xunta de Galicia, que abarcaba los años 1963-2009. Su título “Pura Pintura”- Francisco J.Moldes Fontán escribió en el catálogo un elocuente texto.

Su obra plástica, que ha ido pasando de una figuración inicial en la que abarcaba la pintura de género, entre costumbrista, testimonial y “miserabilista” (al decir de Picasso) de su tierra, a un progresivo despojamiento formal de la naturaleza, que le lleva a la pintura/pintura de color y las formas puras de la geometría, sin caer en el borde duro.

Incluso en la representación de los modelos realistas adquiere una visión y elegancia supremas como en las “Rojas chimeneas de Queens” (1993), imagen que situó en la portada del amplio catálogo que se publicó con motivo de su exposición retrospectiva en la capital de España.

Viajes a Nueva York


Sus viajes por América, especialmente por Nueva York motivaron en extremo a Manuel Rubial, incluso en la poesía. En 1992 en la ciudad de los rascacielos escribió un poema en el que reflexiona sobre su calidad de artista: “Deposito toda mi esperanza/ en verticales formas, / y toda la libertad corre / fluye y se convierte en colores”.

“Las torres gemelas de Manhatan” (1994), antes de su destrucción por yihadistas islámicos, quedaron inmortalizadas en su repertorio pictórico. Piezas de gran formato, en técnica mixta sobre lienzo, de gran seducción.

Las grafías en volumen” son piezas interesantes de Rubial, así como los “árboles al amanecer”, que al igual que con las alturas de Nueva York, merecen un poema de Manuel Rubial: “¿Veis ese árbol que permanece ahí / año tras años sin hacer nada?. Es mi hermano mayor, / pues cuando yo nací / ya él irradiaba en este desigual bosque”.

Asombroso su denominado “Grupo silueteal”, una serie en la que con pocos trazos, el autor de Barro, logra auténticos poemas gráficos de gran belleza y elegancia sobre fondos de diferentes colores con frecuencia matizados por la bruma. Ciertamente la obra plástica de Rubial es conceptual, a lo que sin duda contribuye su dominio de otros lenguajes artísticos.

Manuel Ruibal es un pintor y poeta audidacta, de talento prodigioso, que ha ido haciendo y cultivando sus artes de modo ascendente y progresivo. Un artista que últimamente se ha consagrado a la escultura monumental a base de actuar o intervenir cromáticamente grandes piedras en su Galicia natal.

El mar, siempre presente en Galicia, donde Rubial ha instalado su estudio, ha sido igualmente motivo de su pintura y su poesía: “Fue primero el mar / el que dio acceso a viajar de norte a sur / como así conoce otras lenguas / esparcidas por todo el universo”.

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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ciria expone sus “Cabezas y Cuadrículas" en el Círculo de Bellas Artes

“Ciria, Heads/Grids” Comisario: Donald Kuspit Círculo de Bellas Artes. Sala Goya c/ Alcalá, 42. Madrid Del 11 de noviembre de 2010 al 30 de enero de 2011 
"Cabeza", pintura de J.M. Ciria



Julia Sáez-Angulo 

     17.11.2010.- Madrid.- Pocas veces como en esta exposición se ve de modo rotundo y diáfano la tensión del artista José Manuel Ciria (Manchester,1960) entre pintura abstracta y pintura figurativa, una tensión que refleja la que lleva a cabo la propia pintura desde mediados del siglo XX a nuestros días. “Ciria, Heads/Grids” es el título de la muestra en el CBA, lo que equivale a “CiriaCabezas/Cuadrículas”, que el artista madrileño, residente en Nueva York, presenta ahora, después de dos grandes exposiciones en la Fundación Amberes y en la Fundación FiART, también en la capital de España. 
 Pintor vital, intensivo, trabajador, prolífico, avasallador... la pintura de Ciria es como una furia sin fin en un mapa sin término. El gusto y el ánimo fogoso por la pintura se adivina en el modo de aplicar el color, en el gesto contenido sabiamente de vez en cuando por la geometría que ordena y articula la mano imparable del artista. 
 Cabezas rotundas en su delineación que se diluyen en las manchas cromáticas y en los gestos con que se aplican. El rojo, el blanco y el gris en su infinita capacidad de armonías vendrían a ser los colores base y definitorios de Ciria, pero no siempre los deja solos y es capaz de administrarles golpes de naranja y verdes en una secuencia feliz de impactos de brocha, pincel y retículas. 
Un montaje cuidado y pensado 
        El montaje de la exposición en el CBA está ordenado y, al entrar, uno ve las manchas alternadas en cuadrículas del gran cuadro fondo, en diálogo armónico con los cuadros laterales. El célebre test de Rorschach late en esta visión y composición. El espectador ha de hacer su propio juego de interpretación ante las manchas de color que se mueven en distintas direcciones, sin perder en momento alguno la armonía del conjunto, tarea no siempre fácil más que para un maestro de la pintura como Ciria. 
 A la salida del fondo, uno se encuentra con un espectacular “políptico” de cabezas, ordenadas y diferentes con arreglo a las presencias cromáticas de distinto color e intensidad. Una geografía humana sobre el soporte de gran tamaño, que contrasta con las grandes manchas blanqui-grises de la otra pared, donde se encuentra el mismo Ciria pintor, con sus señas de identidad pero con distintos planteamientos.      Donald Kuspit ha hecho una buena selección para mostrar de modo inteligente a Ciria. Sabe que lo mejor enseña más que lo mucho, y lo concentrado, más que la abundancia. Una exposición modelo que debe ser tenida en cuenta.

lunes, 28 de junio de 2010

Inés Medina, el Arte como herramienta de conocimiento




Julia Sáez-Angulo

A caballo entre Nueva York y el País Vasco, Inés Medina (Cáceres, 1950) lleva a cabo una obra de investigación plástica rigurosa porque entiende “el arte como herramienta de conocimiento”, según reza el título de una de sus exposiciones itinerantes por diversas ciudades del norte.

Confiesa que la ciudad de los rascacielos le llena de energía y le carga las pilas para encerrarse después en su amplio estudio de Bilbao, ciudad que igualmente le motiva en sus reflexiones sobre el arte y la realización de todas sus obras. Le gusta plasmar su pensamiento teórico en sus escritos y conferencias que lleva a cabo periódicamente a través de cursos o talleres.

Su gran exposición retrospectiva la ha llevado a cabo en la Fundación BBK –Fundación Bilbao Bizkaia- que rotuló: “El concepto de la división plástica, reconstructor de la absorción de la carencia”. Método analítico experimental, perceptor de la Unificación del Ser. Dieciocho series de método analítico experimental utilizado para la toma de conciencia –percepción, de la Unificación o unidad del Ser.

Geometría y visión orgánica se han ido sucediendo en un “continuum” coherente con el pensamiento de la autora. “Alguna galería me pide geometría de borde duro, pero yo estoy ahora en otras coordenadas, en lo orgánico, que para mí es lo mismo dentro de la dinámica de mi proyecto.

Dibujos sutiles de "gestación de conciencia"


Como dibujante sutil y exquisita, Inés medina ha presentado la exposición y publicación de sus dibujos bajo el título “Gestación y parto de conciencia”. Sus piezas a base de lápices y pastel vienen a ser las ideas germinales de algo que derivará a formatos más amplios y madurados, que vienen a ser obras diferentes y en proceso continuo respecto a las siguientes.

Los dibujos no funcionan como bocetos sino como arranque primero de la autora para “hacer mano y gesto, para comenzar el día antes de ponerme a trabajar en otros materiales o técnicas”.

El tema de la mujer le ha interesado enormemente a Inés Medina y así lo puso de manifiesto en su serie “Muñecas quemadas”, expuesta entre otros sitios en La Ciudadela de Pamplona. Pintura, espejo psicoanalítico-social de la artista, que juega con títulos como: “Transmisión de información. El conflicto”; “La locura del silencio (ocultamiento)”; “La seducción por el poder de todos y todas”; “Atravesada por el diamante de la verdad”; “La fuerza femenina desarrollada en el pozo”; “La naturaleza vomitando naturaleza”.

La obra de Inés Medina se encuentra entre otros sitios, en las Naciones Unidas, el Art Center of The Mead School de Conecticat y diversas fundaciones españolas y americanas.

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viernes, 26 de marzo de 2010

El Museo del Prado inaugura sus nuevas salas de pintura española del Románico al Renacimiento


L.M.A.



El Museo del Prado presenta hoy sus nuevas salas dedicadas a la pintura española medieval y renacentista, patrocinadas por la Fundación AXA. Las nuevas salas forman parte del programa “La Colección. La otra ampliación” (programa de reordenación y ampliación de colecciones), incluido como proyecto prioritario dentro del Plan de Actuación 2009-2012 del Museo e iniciado el pasado año con la apertura de una sala dedicada a los retratos de los primeros Borbones, también patrocinada por la Fundación AXA uno de los socios benefactores más antiguos del Museo, con el que lleva colaborando más de una década, y la posterior instalación permanente de las colecciones del siglo XIX.

Con la apertura al público de estas salas, que tendrá hoy viernes 26 de marzo, el Prado completa la presentación de las colecciones que quedarán instaladas en la planta baja del edificio Villanueva, conforme a lo previsto en el proyecto “La Colección. La otra ampliación”, ampliando de forma significativa la exhibición de sus fondos de pintura española desde el Románico hasta el Renacimiento. Reordenada y ampliada, la selección de obras expuestas en este nuevo espacio expositivo permitirá al visitante realizar un exhaustivo recorrido por las principales corrientes pictóricas desarrolladas en España entre los siglos XII y XVI, comenzando por los frescos románicos de Santa Cruz de Maderuelo y San Baudelio de Berlanga, a los que seguirán los grandes retablos de Rodríguez de Toledo y de Nicolás Francés y las pinturas de Luis Alincbrot, Fernando Gallego, Bermejo, Paolo de San Leocadio, Pedro Berruguete o Juan de Flandes. Ya en pleno Renacimiento y hasta el Manierismo, el nuevo recorrido propuesto centrará su atención en las obras de Fernando Yáñez, Machuca, Correa de Vivar y Juan de Juanes, para concluir con las tablas del manierismo espiritual de Luis de Morales, ampliamente representado en el Prado.

Las siete salas en las que se exhibe ahora esta parte de la colección del Prado, la mayoría de ellas recuperadas para el uso expositivo gracias al traslado de varias dependencias técnicas del Museo al edificio de la ampliación inaugurado en 2007, se distribuyen en torno a la Rotonda baja de Goya, sala en la que -por su especial configuración- se ha optado por incluir una importante representación de la colección de escultura clásica del Museo (ver detalle en la relación de obras facilitada en páginas finales). Para acoger estas pinturas y facilitar el acceso a los visitantes, esta zona del edificio Villanueva ha requerido una intervención arquitectónica de Rafael Moneo, autor del citado proyecto de ampliación del Museo, que se ha ocupado también de la nueva disposición de la sala 51 c en la que se exhibirán, con una arquitectura evocativa de los espacios de los que proceden, las pinturas románicas de San Baudelio de Berlanga (Soria) y de la capilla de Santa Cruz de Maderuelo (Segovia).

Como paso previo a esta intervención y en paralelo a ella, se ha procedido a la restauración de algunas pinturas, así como a la recuperación de la espectacular tracería gótica del Santo Domingo de Silos de Bartolomé Bermejo y a dotar de nuevos marcos a otras. Sin duda, la intervención más ambiciosa ha sido la restauración de los frescos de la capilla románica de Maderuelo, realizada en colaboración con el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) y dirigida por Juan Ruiz. A ésta se suma la restauración realizada por el taller del Museo del Prado de las obras de Borrassa, Guerau Gener, y Gonçal Peris, Pere Lembrí, Juan Sánchez, Juan de Nalda y los Maestros de los Luna y de Robredo.

También se ha procedido a restaurar marcos como el del Santo Domingo de Silos de Bermejo, de tracería gótica, cuya parte superior se conservaba en el Museo Nacional del Prado, pero no así los largueros, propiedad del Museo Arqueológico Nacional, depositados ahora en el Prado para que esta obra maestra de Bermejo recupere su apariencia original.

Itinerario nuevas salas

En la selección de obras para estas nuevas salas ha primado el criterio de calidad, de exhibir lo mejor de esta parte de la colección, y que estén representados en ellas los pintores más relevantes de los que el Prado posee obras. También ha sido otra de las prioridades la presentación pública –en gran parte por primera vez- de las obras adquiridas en los últimos años, la mayoría de ellas tras pasar por el taller de restauración.

Para las salas 51 a y b, dedicadas al estilo internacional y al hispanoflamenco, y de las salas 52 a, b y c, dedicadas al Renacimiento, se ha optado por disponer las piezas capitales de la colección –o las más famosas o conocidas de su autor, como en el caso de Pedro Berruguete-, en posición destacada. La sala 51 b está presidida por el Cristo bendiciendo de Fernando Gallego. La sala 51 a tiene al fondo el Santo Domingo de Silos de Bermejo, con su marco de tracería original restaurado. La sala 52 a está presidida por la Crucifixión de Juan de Flandes y en las paredes laterales se han situado la Virgen del caballero de Montesa de Paolo de San Leocadio y el Auto de fe de Pedro Berruguete. La sala 52 b tiene en el eje de la puerta la Santa Catalina de Fernando Yánez y en ella destaca también especialmente la presencia de la Virgen del Sufragio o de las ánimas del Purgatorio de Pedro Machuca, una de las grandes pinturas del Renacimiento español aunque realizada en Italia y que ha sido restaurada, siendo esta la primera vez que se muestra al público tras su notable intervención. En la sala 52 c destacan en sus paredes laterales la Anunciación de Correa de Vivar y la Última Cena de Juan de Juanes.

Las dos salas restantes, 50 y 51 c presentan un carácter singular. La primera acoge los dos grandes retablos de Rodríguez de Toledo y de Nicolás Francés. La segunda, dedicada exclusivamente a la pintura románica, es, sin duda, la que evidencia un cambio radical respecto a su presentación pública anterior. La capilla de Santa Cruz de Maderuelo (Segovia), se presenta con sus pinturas restauradas y con una modificación sustancial de su apariencia interior y exterior, proyectada por Rafael Moneo. Las seis pinturas de San Baudelio de Berlanga (Soria), depósito temporal indefinido del Metropolitan Museum de Nueva York, se han colocado con un montaje nuevo, asimismo diseñado por Moneo, que reconstruye la disposición original de las pinturas en el interior de la ermita mozárabe de San Baudelio de Berlanga: cuatro de ellas: Elefante, Oso, Soldado y Cortina, en el frente de la galería del coro sobre arcos de herradura, y las dos restantes, Cacería de Liebres Cacería del ciervo, en el registro inferior del cuerpo de la ermita en el muro norte.

Jornadas de Arte: 3 y 4 de mayo

El Museo del Prado organiza unas Jornadas de Arte para analizar en profundidad este nuevo recorrido por las principales corrientes pictóricas desarrolladas entre los siglos XII y XVI, la intervención sobre determinadas obras –restauración y montaje- y, simultáneamente, ofrecer una amplia visión del conjunto en el contexto del programa de reordenación y ampliación de colecciones.

Bajo el título, La otra ampliación del Prado. La pintura española del Románico al Renacimiento, las jornadas tendrán lugar los días 3 y 4 de mayo. Información e inscripción en www.museodelprado.es